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    Mujeres en la ciencia

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    Mensaje por atahualpa3 Lun Abr 19, 2010 3:47 pm

    Bueno, como su nombre bien lo indica, éste es un tema para hablar del papel de la mujer en el desarrollo científico y en la evolución tecnológica de la sociedad.

    Primero comenzaré por grandes mujeres astronautas, la info es gracias a spacetoday.org (pagina de astronomía):

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    Si quieren leen el articulo y se comenta aquí.
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    Mensaje por Demofilo Lun Jul 19, 2010 9:13 pm

    Una de las mujeres científicas más importantes del siglo pasado fue Barbara McClintock (1902-1992), que descubrió los transposones o segmentos del ADN capaces de moverse de un lado a otro del genoma.
    Se adelantó tanto a su tiempo que tardaron 35 años en darle el Premio Nóbel, en 1983, y aún es bastante ignorada en los medios científicos, sus artículo no se traducen y no se difunden.
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    Mensaje por mr.caster Lun Jul 19, 2010 9:46 pm

    Lisa Meitner (1878-1968), física de origen austriaco. Fue una cientifica poco reconocida pero que tuvo un importante papel en la realizacion del primer ejemplo de fisión nuclear junto a Otto Hahn y Frisch.
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    Mensaje por Demofilo Vie Jul 23, 2010 6:19 pm

    La médico Rosalind S. Yalow inventó la técnica de radioinmunoensayo (radioimmunoassay, RIA) en 1959. Dicha técnica permite analizar químicamente los tejidos y sangre humanos para diagnosticar enfermedades, como la diabetes. Esta técnica revolucionó los métodos de diagnóstico porque utiliza sólo una fracción muy pequeña de sangre o tejido, es relativamente barata y fácil de efectuar. Los bancos de sangre usan RAI para asegurarse de que la sangre que utilizan en los hospitales no porta enfermedades; también se utiliza esta técnica para detectar el uso de drogas, la presión sanguínea alta, la infertilidad, permite identificar a tiempo el hipotiroidismo en bebés y prevenir su retraso mental (con sólo un pinchazo en el talón y el posterior examen de esta sangre) y muchas otras enfermedades o condiciones.

    El artículo en el que anunció el descubrimiento fue rechazado inicialmente por las revistas "Science" y "Journal of Clinical Investigation", pero consiguió que apareciera en otra revista poco después.

    En 1977 en su discurso de aceptación del Premio Nobel, Yallow citó con nombre y apellidos al responsable de la censura y mostró públicamente la carta que recibió en su día de la revista, que había guardado cuidadosamente para una ocasión propicia.

    Lo más interesante: Yallow y el otro inventor, Solomon A. Berson, no patentaron el invento, permitiendo su uso a toda la humanidad.


    Última edición por Demofilo el Vie Jul 23, 2010 7:22 pm, editado 2 veces
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    Mensaje por Demofilo Vie Jul 23, 2010 7:20 pm

    Sofía Kovalevskaya (1850-1891), matemática y revolucionaria

    Su apellido de soltera era Korvin-Krukóvskaya y aunque era descendiente de un rey de Hungría, Matías Corvino, compartía ascendencia con una familia gitana rusa de buena formación académica. Su abuelo perdió el título hereditario de príncipe por casarse con una gitana. Más tarde, al casarse, Sonia, como le gustaba que la llamaran, adoptó el apellido del marido.

    Su padre, a quien le horrorizaban las mujeres sabias, decidió interrumpir sus clases de matemáticas. Aun así Sonia siguió estudiando por su cuenta con libros de álgebra. Leía a la noche cuando el resto de la familia dormía. Sólo varios años después se le permitió seguir clases particulares.

    A los trece años se enamoró de Dostoievski, amigo de su hermana. Los años de su adolescencia fueron de rebelión, la época de las grandes revoluciones y manifestaciones de siglo XIX en las que el socialismo feminista iba ganando terreno.

    Entonces a las mujeres se les impedía el acceso a la universidad, por lo que contraían matrimonios de conveniencia. Es lo que hizo Sonia para escapar del control paterno y salir a estudiar. A los 18 años se casó con Vladímir Kovalevski, un paleontólogo evolucionista. Esos matrimonios ficticios era muy populares entre los jovenes revolucionarios a los que pertenecía Sonia. La mujeres progresistas se casaban con un hombre con el único objetivo de liberarse del yugo familiar. Posteriormente cada uno hacía vida por su cuenta y el marido debía darle todos los permisos que ella solicitara de manera que la mujer pudiera estudiar, trabajar, viajar y vivir sin trabas.

    Ante la imposibilidad de acudir a la Univeridad se marchó a Heidelberg acompañada de su hermana. Pero en Heidelberg tampoco la dejaron acceder a la universidad más que como oyente: sólo podía asistir a las clases si el profesor lo autorizaba.

    Sin embargo, atrajo la atención de los profesores, que la recomendaron para estudiar en la universidad de Berlín con Karl Weierstrass, el mejor matemático de la época. Pero allí tampoco estaba permitido el acceso de las mujeres a las universidades. Cuando Weierstrass recibió la petición de Sofía de asistir a sus clases, le puso una serie de problemas que tenía preparados para sus alumnos más avanzados. Pensaba que era una forma diplomática de librarse de esa mujer. Al cabo de una semana le devolvió todos los problemas resueltos.

    A partir de ese momento Weierstrass fue su mayor apoyo. Accedió a trabajar con ella en privado y le dirigió la tesis con la que se doctoró en matemáticas por la Universidad de Gotinga en 1874, siendo la primera mujer en la historia que lo conseguía.

    Regresó a Rusia en 1875. Lo que en un principio había sido un matrimonio ficticio con Kovalevsky, se transformó en una relación seria y ambos tuvieron una hija llamada Sofia en 1878. Sin embargo en estos años estuvo bastante alejada de las matemáticas; no le daban trabajo en ninguna universidad y se dedicó a frecuentar los círculos culturales avanzados de San Petersburgo.

    En 1879 se deterioró la relación entre la pareja y Sonia decidió retomar su actividad científica. Reanudó su correspondencia con Karl Weierstrass, viajó por Berlín y París, donde también frecuentó los círculos políticos revolucionarios.

    En 1881 fue la primera mujer que consiguió una plaza de profesora universitaria en Europa, en Estocolmo. Era un trabajo no remunerado; el único salario que recibía se lo pagaban sus alumnos haciendo colecta. Por fin, en 1889 consiguió ser profesora de pleno derecho.

    Al año siguiente publicó su estudio sobre la refracción de la luz y pasó a formar parte del consejo editorial de la revista "Acta Mathematica", una de las de más prestigio en ese ámbito.

    En 1888 logró el prestigoso Premio Bordin de matemáticas, siendo la primera mujer que lo lograba, para lo cual tuvo que resolver las ecuaciones de Euler sobre la rotación de un sólido pesado alrededor de un punto fijo, un problema que desde hacía muchos años traía de cabeza a los mejores matemáticos. Esto le supuso el espaldarazo definitivo a su carrera, siendo reconocida como una de las mayores autoridades matemáticas del mundo.

    Por iniciativa del gran matemático ruso Chebichev, la Academia Imperial de Ciencias cambió sus estatutos para admitir a Sonia en 1889.

    Murió muy joven. Tras unas vacaciones en Génova a finales de 1890, regresó a Suecia en un viaje bastante accidentado. Durante el trayecto cogió un catarro que degeneró en neumonía y falleció en Estocolmo, a los cuarenta y un años.

    Además de su quehacer matemático, Sofia escribió artículos de divulgación científica y otros temas como el teatro, e incluso publicó un par de novelas: "Memorias de juventud" (1890) y "Mujer nihilista" (1892). Como todos los revolucionaios, consideraba que la divulgación de las ciencias era una actividad imprescindible parea las masas, una manera dotar de armas a las clases populares para acabar con la monarquía y hacer la revolución.

    No sólo era una mujer extraordinariamente inteligente sino una revolucionaria. Su sentido de la libertad, su rebeldía y sus ideas sociales avanzadas hacen de ella una persona tan apasionante como desconocida.
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    Mensaje por Demofilo Mar Ago 10, 2010 10:22 pm

    Irene Joliot-Curie (1897-1956)

    Nació en París, hija de Pierre Curie (Premio Nobel de Física en 1903) y Marie Curie (Premio Nobel de Física en 1903 y de Química en 1911). Tras estudiar física y química en la Universidad de París, empezó a trabajar como ayudante de su madre en el Instituto del Radio de París, posteriormente conocido con el nombre de Instituto Curie.

    En el instituto conoció al asistente personal de su madre, Frédéric Joliot, con quien se casó en 1926, y del cual tomó su apellido.

    Inició sus investigaciones en el campo de la física nuclear, buscando la estructura del átomo, en particular en la estructura y proyección del núcleo, lo que fue fundamental para el posterior descubrimiento del neutrón en 1934, año en el cual consiguieron producir artificialmente elementos radiactivos.

    Junto con su marido trabajó en las reacciones en cadena y en los requisitos para la construcción de un reactor nuclear que utilizara la fisión nuclear controlada para generar energía mediante el uso de uranio y agua pesada. En 1935 fue galardonada con el Premio Nobel de Química por sus trabajos en la síntesis de nuevos elementos radiactivos.

    Irene fue una mujer comprometida con su tiempo y con la causa antifascista que desde muy joven se vinculó a la intelectualidad progresista francesa. Con arraigadas convicciones revolucionarias, ingresó en el Comité de Intelectuales Antifascistas y fue miembro del Comité Nacional de la Unión de Mujeres Francesas.

    En 1935, con el gobierno del Frente Popular, fue nombrada directora de investigación de la Fundación Nacional de Ciencias. Al año siguiente obtuvo el puesto de subsecretaria de Estado Francés en investigación científica, desarrollando una importante labor propagandista contra el alzamiento franquista en España y la intervención de la Alemania nazi y la Italia fascista en la Guerra Civil española.

    Durante la guerra fría fue expulsada de EEUU en 1948 durante una gira para recaudar fondos para los exiliados republicanos españoles, llegando a permanecer encarcelada en un centro de retención de inmigrantes en la isla de Ellis. En 1951 fue apartada de la Comisión Francesa de Energía Atómica por sus simpatías con el Partido Comunista de Francia.

    Desde su fundación en 1949 perteneció al Consejo Mundial por la Paz, contra la proliferación de armas nucleares y el desarme nuclear total, así como a favor de una paz duradera y segura que superase los estrechos marcos de la guerra fría diseñados por los planificadores del imperialismo.

    Los Curie-Joilot mantuvieron la misma política que Pierre y Marie Curie, a la hora de hacer públicas sus investigaciones, compartiéndolas con la comunidad científica internacional y no patentado sus métodos para posibilitar el desarrollo científico. Esta práctica tuvo que ser interrumpida por el auge del nazi-fascismo y el peligro que podría suponer para el mundo poner en manos de las potencias del eje las potencialidades de la radiactividad y la energía atómica.

    Murió el 17 de marzo de 1956 en su residencia de París a consecuencia de una leucemia, resultante de una sobreexposición a la radiación en el curso de sus investigaciones, igual que su madre.

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