Las 13 rosas es una película española de 2007, dirigida por Emilio Martínez-Lázaro
Inspirado en los hechos que se relatan en el libro de Trece rosas rojas de Carlos Fonseca sobre la historia de Las Trece Rosas, el guion es del escritor Ignacio Martínez de Pisón.
El 3 de agosto de 1939 fueron juzgadas a puerta cerrada, 13 jóvenes comunistas acusadas de repartir folletos poco antes de la entrada de las tropas franquistas en Madrid, en marzo de ese mismo año. En el juicio se les condenó a morir en un plazo de setenta y dos horas; antes de cumplirse el plazo, el 5 de agosto, fueron fusiladas. Tenían entre 16 y 29 años. En aquellos días, la mayoría de edad para las mujeres estaba fijada a los 23 años (21 en el caso de los varones), por lo que nueve de las trece eran menores, pero fueron juzgadas a través de la Ley de Responsabilidades Políticas, en la que se rebajaba la edad a los 14 años. Desde entonces, se las conoce como las Trece Rosas.
Habían pedido morir junto a otros camaradas que iban a ser fusilados ese día, pero sus verdugos no accedieron a concederles ese último deseo. Las jóvenes, dando prueba de una serenidad admirable, distribuyeron sus pertenencias entre las reclusas, tuvieron el valor de lavarse y peinarse, se pusieron sus más bonitos vestidos y esperaron con firmeza y sangre fría que vinieran a conducirlas a la capilla. Allí les autorizaron a escribir una carta a sus familiares, y cada cual empezó a componer aquel recuerdo que hablaría de la monstruosa injusticia cometida. Consolaron a las otras reclusas que lloraban, asegurando que se sentían felices de dar su vida por una causa justa. Cuando vinieron sus verdugos, las trece salieron gritando: «¡Viva la República!».
duración: 2 horas 4 minutos
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Inspirado en los hechos que se relatan en el libro de Trece rosas rojas de Carlos Fonseca sobre la historia de Las Trece Rosas, el guion es del escritor Ignacio Martínez de Pisón.
El 3 de agosto de 1939 fueron juzgadas a puerta cerrada, 13 jóvenes comunistas acusadas de repartir folletos poco antes de la entrada de las tropas franquistas en Madrid, en marzo de ese mismo año. En el juicio se les condenó a morir en un plazo de setenta y dos horas; antes de cumplirse el plazo, el 5 de agosto, fueron fusiladas. Tenían entre 16 y 29 años. En aquellos días, la mayoría de edad para las mujeres estaba fijada a los 23 años (21 en el caso de los varones), por lo que nueve de las trece eran menores, pero fueron juzgadas a través de la Ley de Responsabilidades Políticas, en la que se rebajaba la edad a los 14 años. Desde entonces, se las conoce como las Trece Rosas.
Habían pedido morir junto a otros camaradas que iban a ser fusilados ese día, pero sus verdugos no accedieron a concederles ese último deseo. Las jóvenes, dando prueba de una serenidad admirable, distribuyeron sus pertenencias entre las reclusas, tuvieron el valor de lavarse y peinarse, se pusieron sus más bonitos vestidos y esperaron con firmeza y sangre fría que vinieran a conducirlas a la capilla. Allí les autorizaron a escribir una carta a sus familiares, y cada cual empezó a componer aquel recuerdo que hablaría de la monstruosa injusticia cometida. Consolaron a las otras reclusas que lloraban, asegurando que se sentían felices de dar su vida por una causa justa. Cuando vinieron sus verdugos, las trece salieron gritando: «¡Viva la República!».
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