Yo soy Fidel. Pensamiento y legado de una inmensidad histórica
Varios autores - John Saxe-Fernández (coordinador)
editado por CLACSO - año 2018
Hay momentos en que la palabra no alcanza, no contiene, no hace falta, porque el silencio grita, aúlla, acompaña y entibia. Momentos en que los sentires se hacen música y poesía y canto, en que la austeridad ante el dolor, no es menos dolor, sino la respuesta digna ante quien te enseñó que la vida solo es viva en dignidad. Ha transcurrido casi un mes, que puede ser un día o un siglo, y aún sigue ante mis ojos la visión de un pueblo, una multitud, un océano de voces, que te nombran. "Fidel", dicen, y el eco va y viene en oleadas. Imposible describir el apretado aliento de esa multitud, la humedad salada de esas miles de voces, que nos están diciendo que te has multiplicado como los panes, que te has repartido entre los otros, lo que solo puede suceder cuando el amor es tan intenso que yéndote, regresas y de repente has dejado de ser ese hombre tan alto y tan fuerte para ser esos millones a los que te has entregado en cada acto de tu vida. “Yo soy Fidel” grita la multitud y el viento lleva las voces y las siembra y siguen naciendo Fideles por todas partes, y como nunca ahora, inalcanzable para el enemigo que acecha y cuyas garras no pudieron alcanzarte nunca, te conviertes en su pesadilla, algo que ni la más avanzada tecnología puede curar. Ya eres su sombra, pero además los has condenado a verte en cada uno de aquellos en que te has repartido, en cada mujer, hombre o niño, que salga de las oscuridades de la sumisión para alzarse como lo hacías tú ante cada injusticia en el mundo. - Del capítulo "Yo soy Fidel", de Stella Calloni
formato pdf - 338 páginas de gran calidad
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Varios autores - John Saxe-Fernández (coordinador)
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Hay momentos en que la palabra no alcanza, no contiene, no hace falta, porque el silencio grita, aúlla, acompaña y entibia. Momentos en que los sentires se hacen música y poesía y canto, en que la austeridad ante el dolor, no es menos dolor, sino la respuesta digna ante quien te enseñó que la vida solo es viva en dignidad. Ha transcurrido casi un mes, que puede ser un día o un siglo, y aún sigue ante mis ojos la visión de un pueblo, una multitud, un océano de voces, que te nombran. "Fidel", dicen, y el eco va y viene en oleadas. Imposible describir el apretado aliento de esa multitud, la humedad salada de esas miles de voces, que nos están diciendo que te has multiplicado como los panes, que te has repartido entre los otros, lo que solo puede suceder cuando el amor es tan intenso que yéndote, regresas y de repente has dejado de ser ese hombre tan alto y tan fuerte para ser esos millones a los que te has entregado en cada acto de tu vida. “Yo soy Fidel” grita la multitud y el viento lleva las voces y las siembra y siguen naciendo Fideles por todas partes, y como nunca ahora, inalcanzable para el enemigo que acecha y cuyas garras no pudieron alcanzarte nunca, te conviertes en su pesadilla, algo que ni la más avanzada tecnología puede curar. Ya eres su sombra, pero además los has condenado a verte en cada uno de aquellos en que te has repartido, en cada mujer, hombre o niño, que salga de las oscuridades de la sumisión para alzarse como lo hacías tú ante cada injusticia en el mundo. - Del capítulo "Yo soy Fidel", de Stella Calloni
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