¿Qué significa el genoma humano para los socialistas?
Alan Woods
publicado en 2011 en El Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx, editorial en lengua castellana de la trotskista Corriente Marxista Internacional
en el Foro en 4 mensajes
Introducción
Aproximadamente una vez en cada siglo se hacen grandes avances científicos que despiertan la imaginación de todos. Con la publicación de los resultados del proyecto genoma humano, estamos en el umbral de uno de estos avances. A partir de ahora, la ciencia se dispone a comprender las fuerzas motrices de la evolución, terminará con los mitos raciales, cambiará la forma de diagnosticar enfermedades e intentará prolongar la vida de las personas. Esta nueva forma de abordar la cuestión estudiar sistemas de genes y no genes individuales, transformará la visión que hasta ahora tenían los biólogos del cuerpo humano. Es el equivalente a la tabla periódica de Mendeleyev en química, o la hazaña de Watson y Crick hace 48 años, cuando por primera vez describieron la doble hélice de ADN. Como dice James Pierce, profesor de genética de la Universidad de Ciencias de Filadelfia: "antes teníamos que mirar a través del ojo de la cerradura, ahora la puerta está abierta".
Las posibilidades son inmensas. En la secuenciación han participado aproximadamente dos mil científicos de todo el mundo. La investigación ha estado a cargo de dos grupos diferentes, uno financiado por el gobierno estadounidense, y el segundo con base en Gran Bretaña a cargo de Sanger Centre. Ambos grupos han llegado a la misma e inesperada conclusión, el número de genes que conforman el genoma humano es una cuarta parte inferior al resultado esperado. Uno de los equipos, dirigido por Craig Venter de la empresa Celera Genomics, encontró la existencia de 26.383 genes codificadores de proteínas y otros 12.731 genes hipotéticos. El otro equipo dijo que existen aproximadamente 35.000 genes, aunque posiblemente la cifra podía acercarse a 40.000. El equipo de Celera publicó sus resultados en la revista Science, el consorcio internacional lo público en la revista Nature. Según Venter "es bueno que las dos partes hayan llegado a un acuerdo preliminar (...) Es evidente que el número de genes es bastante inferior a lo que imaginábamos". Los investigadores han dicho también que cada gen humano puede codificar dos proteínas o más, esto altera el concepto muy extendido de que un gen sólo codifica una proteína.
Estos descubrimientos tienen una gran importancia para la investigación médica y farmacéutica. Nos sugieren que los genes juegan un papel menor en el origen de las enfermedades y otros muchos rasgos de lo que creían los investigadores. Pero no sólo nos permitirá conocer los genes y su funcionamiento, también como interactúan. A corto plazo las implicaciones prácticas son inmensas. A partir de ahora la ciencia médica podrá avanzar en la identificación de los genes responsables de enfermedades no hereditarias y los científicos, con el tiempo, aprenderán a predecir la probabilidad de que una persona pueda desarrollar un desorden genético. La medicina podrá crear medicinas a la medida para cada paciente y en las próximas décadas aumentará gradualmente los tratamientos de las enfermedades genéticas. Dentro de cinco o siete años podremos ver sus frutos en áreas como la diabetes, enfermedades cardiacas y desórdenes mentales. Por ahora los avances más importantes se han realizado en el estudio de la esquizofrenia.
Los descubrimientos conseguidos por el Proyecto Genoma Humano (PGH) han confirmado lo que explicamos los marxistas hace seis años en Razón y Revolución. Durante décadas, muchos genetistas han defendido que todo, desde la inteligencia a la homosexualidad o la criminalidad, estaba determinado por nuestros genes. A partir de esta idea, han extraído las conclusiones más reaccionarias, por ejemplo que los negros y las mujeres están condicionados genéticamente a ser menos inteligentes que los blancos o los hombres; que la violación o el asesinato de alguna manera son algo natural, porque está determinado genéticamente; por lo tanto, no merece la pena gastar dinero en escuelas y viviendas para los pobres porque su pobreza, está arraigada en la genética y no se puede solucionar. Y lo más importante, la existencia de la desigualdad es algo natural e inevitable, y cualquier intento de abolir la sociedad clasista resulta inútil, porque es algo natural y está arraigado en nuestros genes. Estas ideas eran un buen ejemplo de cómo la ciencia no puede estar separada de la política y los intereses de clase, y cómo los científicos más eminentes pueden consciente o inconscientemente estar al servicio de la reacción. Pero dejando un lado, por un momento, las implicaciones políticas y sociales, en términos puramente científicos (¿?) estamos ante un momento decisivo de la historia.
El rompecabezas de los genes desaparecidos
A pesar de la grandeza del descubrimiento, los biólogos que anunciaron su primer análisis de la secuencia decodificada estaban perplejos por su descubrimiento. El principal rompecabezas era el pequeño e inesperado número de genes humanos. Según Venter, primero investigaron las familias de genes en las que probablemente había nuevos miembros de interés para las empresas farmacéuticas y, "casi sintieron pánico porque los genes no estaban allí". El problema es que durante mucho tiempo, en los libros de texto se calculaba que el número de genes humanos sería mucho mayor. La secuencia del código biológico presente en los humanos era tan larga aproximadamente tres mil millones de unidades, que los científicos esperaban que contuviese las instrucciones necesarias para crear cincuenta mil o ciento cincuenta mil genes.
Esta suposición se basaba en la comparación con organismos más simples, por ejemplo la mosca de la fruta. Decían que si la humilde mosca de la fruta tenía trece mil genes, entonces un ser humano una entidad más grande y compleja, debía tener muchos más. Después de descifrar los primeros dos genomas de animales, calculaban que setecientos cincuenta mil genes era un número razonable para el ser humano. En diciembre de 1998 se secuenció el genoma de la lombriz intestinal, ésta tenía 19.098 genes. En el mes de marzo del año pasado, se decodificó el genoma de la mosca de la fruta y tenía 13.601 genes. El doctor Randy Scott, director científico de Incyte Genomics, en septiembre de 1999 pronosticó la existencia de 142.634 genes humanos. Pero una vez completado el genoma humano, resulta que nuestro patrimonio genético está más cerca de estos dos minúsculos invertebrados de lo que nadie esperaba. En su lugar, han descubierto que las grandes secuencias del código crean muy pocos genes. Venter señala que "tenemos aproximadamente el doble de genes que una mosca y el mismo número que el maíz, piensen en esto la próxima vez que coman maíz". La semana pasada el doctor Scott dijo que aceptaba la existencia de aproximadamente cuarenta mil genes.
El rival de Celera, el consorcio de centros académicos financiados con dinero público, ha llegado a una conclusión similar. En el artículo que han publicado en la revista Nature, se señala que el número probable de genes humanos está en torno a treinta mil o cuarenta mil. Debido a que los métodos actuales de búsqueda de genes tienden a sobre valorar su número, cada uno prefiere la cifra más baja y la sitúan en treinta mil genes. Los dos equipos encontraron también otras contradicciones. La mayoría de las secuencias repetidas de ADN en el 75% del genoma, es esencialmente "basura" que dejó de acumularse hace millones de años, sólo unas pocas secuencias están todavía activas. Los propios cromosomas tienen una arqueología rica. En general, los bloques de genes parecen que se han copiado extensamente de un cromosoma humano a otro, un hecho que animará a los arqueólogos genéticos a intentar resolver cómo se produce la copia y de esta forma, reconstruir la historia del genoma animal.
El pequeño número de genes humanos crea un dilema para los científicos. Con un número tan modesto de genes humanos, parece evidente que los biólogos de ambos equipos tienen que pensar como explican la enorme complejidad de las personas, ya que parece sólo tienen un cincuenta por ciento más de genes que una lombriz intestinal. Si el ser humano sólo tiene trece mil genes más que el caenorhabditis elegans (lombriz intestinal) o seis mil más que el arabidpsis thaliana (un alga), ¿en comparación qué hace a las personas tan avanzadas? La lombriz intestinal es una pequeña criatura tubular formada por 959 células, de éstas 302 son neuronas cerebrales. Los humanos tienen cien billones de células en su cuerpo, incluidas cien mil millones de células cerebrales. A pesar de la tendencia actual de negar la existencia del progreso en la evolución, sería bastante razonable suponer que hay algo más en el Homo Sapiens que en una lombriz intestinal como el caenorhabditis elegans.
En la revista Christian Science Monitor se planteaba la cuestión de la siguiente forma: "¿Si un hombre es tan avanzado, por qué la suma de sus genes no es diferente a la de un alga o un gusano?". Y si, como sospechamos, el genoma del chimpancé al final es muy similar al genoma humano, entonces los científicos tendrán que explicar porque una especie ha conseguido dominar el mundo en los últimos cincuenta a ciento cincuenta mil años, mientras los otros todavía están colgados de los árboles. Pero esta pregunta no se puede responder simplemente en función de la genética. La gran ventaja de los recientes descubrimientos es que se alejan de la idea de que todo se puede explicar sencillamente en función de los genes individuales. Ahora el genoma humano se puede abordar como una totalidad compleja. Hay que comprender los genes no como una colección de entidades, sino como un proceso de interacciones muy complejas. La investigación de estas interacciones, su historia y el resultado de la "arqueología" genética, nos permitirá comprendernos verdaderamente a nosotros mismos y nuestro lugar en la naturaleza de las cosas.
Alan Woods
publicado en 2011 en El Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx, editorial en lengua castellana de la trotskista Corriente Marxista Internacional
en el Foro en 4 mensajes
Introducción
Aproximadamente una vez en cada siglo se hacen grandes avances científicos que despiertan la imaginación de todos. Con la publicación de los resultados del proyecto genoma humano, estamos en el umbral de uno de estos avances. A partir de ahora, la ciencia se dispone a comprender las fuerzas motrices de la evolución, terminará con los mitos raciales, cambiará la forma de diagnosticar enfermedades e intentará prolongar la vida de las personas. Esta nueva forma de abordar la cuestión estudiar sistemas de genes y no genes individuales, transformará la visión que hasta ahora tenían los biólogos del cuerpo humano. Es el equivalente a la tabla periódica de Mendeleyev en química, o la hazaña de Watson y Crick hace 48 años, cuando por primera vez describieron la doble hélice de ADN. Como dice James Pierce, profesor de genética de la Universidad de Ciencias de Filadelfia: "antes teníamos que mirar a través del ojo de la cerradura, ahora la puerta está abierta".
Las posibilidades son inmensas. En la secuenciación han participado aproximadamente dos mil científicos de todo el mundo. La investigación ha estado a cargo de dos grupos diferentes, uno financiado por el gobierno estadounidense, y el segundo con base en Gran Bretaña a cargo de Sanger Centre. Ambos grupos han llegado a la misma e inesperada conclusión, el número de genes que conforman el genoma humano es una cuarta parte inferior al resultado esperado. Uno de los equipos, dirigido por Craig Venter de la empresa Celera Genomics, encontró la existencia de 26.383 genes codificadores de proteínas y otros 12.731 genes hipotéticos. El otro equipo dijo que existen aproximadamente 35.000 genes, aunque posiblemente la cifra podía acercarse a 40.000. El equipo de Celera publicó sus resultados en la revista Science, el consorcio internacional lo público en la revista Nature. Según Venter "es bueno que las dos partes hayan llegado a un acuerdo preliminar (...) Es evidente que el número de genes es bastante inferior a lo que imaginábamos". Los investigadores han dicho también que cada gen humano puede codificar dos proteínas o más, esto altera el concepto muy extendido de que un gen sólo codifica una proteína.
Estos descubrimientos tienen una gran importancia para la investigación médica y farmacéutica. Nos sugieren que los genes juegan un papel menor en el origen de las enfermedades y otros muchos rasgos de lo que creían los investigadores. Pero no sólo nos permitirá conocer los genes y su funcionamiento, también como interactúan. A corto plazo las implicaciones prácticas son inmensas. A partir de ahora la ciencia médica podrá avanzar en la identificación de los genes responsables de enfermedades no hereditarias y los científicos, con el tiempo, aprenderán a predecir la probabilidad de que una persona pueda desarrollar un desorden genético. La medicina podrá crear medicinas a la medida para cada paciente y en las próximas décadas aumentará gradualmente los tratamientos de las enfermedades genéticas. Dentro de cinco o siete años podremos ver sus frutos en áreas como la diabetes, enfermedades cardiacas y desórdenes mentales. Por ahora los avances más importantes se han realizado en el estudio de la esquizofrenia.
Los descubrimientos conseguidos por el Proyecto Genoma Humano (PGH) han confirmado lo que explicamos los marxistas hace seis años en Razón y Revolución. Durante décadas, muchos genetistas han defendido que todo, desde la inteligencia a la homosexualidad o la criminalidad, estaba determinado por nuestros genes. A partir de esta idea, han extraído las conclusiones más reaccionarias, por ejemplo que los negros y las mujeres están condicionados genéticamente a ser menos inteligentes que los blancos o los hombres; que la violación o el asesinato de alguna manera son algo natural, porque está determinado genéticamente; por lo tanto, no merece la pena gastar dinero en escuelas y viviendas para los pobres porque su pobreza, está arraigada en la genética y no se puede solucionar. Y lo más importante, la existencia de la desigualdad es algo natural e inevitable, y cualquier intento de abolir la sociedad clasista resulta inútil, porque es algo natural y está arraigado en nuestros genes. Estas ideas eran un buen ejemplo de cómo la ciencia no puede estar separada de la política y los intereses de clase, y cómo los científicos más eminentes pueden consciente o inconscientemente estar al servicio de la reacción. Pero dejando un lado, por un momento, las implicaciones políticas y sociales, en términos puramente científicos (¿?) estamos ante un momento decisivo de la historia.
El rompecabezas de los genes desaparecidos
A pesar de la grandeza del descubrimiento, los biólogos que anunciaron su primer análisis de la secuencia decodificada estaban perplejos por su descubrimiento. El principal rompecabezas era el pequeño e inesperado número de genes humanos. Según Venter, primero investigaron las familias de genes en las que probablemente había nuevos miembros de interés para las empresas farmacéuticas y, "casi sintieron pánico porque los genes no estaban allí". El problema es que durante mucho tiempo, en los libros de texto se calculaba que el número de genes humanos sería mucho mayor. La secuencia del código biológico presente en los humanos era tan larga aproximadamente tres mil millones de unidades, que los científicos esperaban que contuviese las instrucciones necesarias para crear cincuenta mil o ciento cincuenta mil genes.
Esta suposición se basaba en la comparación con organismos más simples, por ejemplo la mosca de la fruta. Decían que si la humilde mosca de la fruta tenía trece mil genes, entonces un ser humano una entidad más grande y compleja, debía tener muchos más. Después de descifrar los primeros dos genomas de animales, calculaban que setecientos cincuenta mil genes era un número razonable para el ser humano. En diciembre de 1998 se secuenció el genoma de la lombriz intestinal, ésta tenía 19.098 genes. En el mes de marzo del año pasado, se decodificó el genoma de la mosca de la fruta y tenía 13.601 genes. El doctor Randy Scott, director científico de Incyte Genomics, en septiembre de 1999 pronosticó la existencia de 142.634 genes humanos. Pero una vez completado el genoma humano, resulta que nuestro patrimonio genético está más cerca de estos dos minúsculos invertebrados de lo que nadie esperaba. En su lugar, han descubierto que las grandes secuencias del código crean muy pocos genes. Venter señala que "tenemos aproximadamente el doble de genes que una mosca y el mismo número que el maíz, piensen en esto la próxima vez que coman maíz". La semana pasada el doctor Scott dijo que aceptaba la existencia de aproximadamente cuarenta mil genes.
El rival de Celera, el consorcio de centros académicos financiados con dinero público, ha llegado a una conclusión similar. En el artículo que han publicado en la revista Nature, se señala que el número probable de genes humanos está en torno a treinta mil o cuarenta mil. Debido a que los métodos actuales de búsqueda de genes tienden a sobre valorar su número, cada uno prefiere la cifra más baja y la sitúan en treinta mil genes. Los dos equipos encontraron también otras contradicciones. La mayoría de las secuencias repetidas de ADN en el 75% del genoma, es esencialmente "basura" que dejó de acumularse hace millones de años, sólo unas pocas secuencias están todavía activas. Los propios cromosomas tienen una arqueología rica. En general, los bloques de genes parecen que se han copiado extensamente de un cromosoma humano a otro, un hecho que animará a los arqueólogos genéticos a intentar resolver cómo se produce la copia y de esta forma, reconstruir la historia del genoma animal.
El pequeño número de genes humanos crea un dilema para los científicos. Con un número tan modesto de genes humanos, parece evidente que los biólogos de ambos equipos tienen que pensar como explican la enorme complejidad de las personas, ya que parece sólo tienen un cincuenta por ciento más de genes que una lombriz intestinal. Si el ser humano sólo tiene trece mil genes más que el caenorhabditis elegans (lombriz intestinal) o seis mil más que el arabidpsis thaliana (un alga), ¿en comparación qué hace a las personas tan avanzadas? La lombriz intestinal es una pequeña criatura tubular formada por 959 células, de éstas 302 son neuronas cerebrales. Los humanos tienen cien billones de células en su cuerpo, incluidas cien mil millones de células cerebrales. A pesar de la tendencia actual de negar la existencia del progreso en la evolución, sería bastante razonable suponer que hay algo más en el Homo Sapiens que en una lombriz intestinal como el caenorhabditis elegans.
En la revista Christian Science Monitor se planteaba la cuestión de la siguiente forma: "¿Si un hombre es tan avanzado, por qué la suma de sus genes no es diferente a la de un alga o un gusano?". Y si, como sospechamos, el genoma del chimpancé al final es muy similar al genoma humano, entonces los científicos tendrán que explicar porque una especie ha conseguido dominar el mundo en los últimos cincuenta a ciento cincuenta mil años, mientras los otros todavía están colgados de los árboles. Pero esta pregunta no se puede responder simplemente en función de la genética. La gran ventaja de los recientes descubrimientos es que se alejan de la idea de que todo se puede explicar sencillamente en función de los genes individuales. Ahora el genoma humano se puede abordar como una totalidad compleja. Hay que comprender los genes no como una colección de entidades, sino como un proceso de interacciones muy complejas. La investigación de estas interacciones, su historia y el resultado de la "arqueología" genética, nos permitirá comprendernos verdaderamente a nosotros mismos y nuestro lugar en la naturaleza de las cosas.
Última edición por RioLena el Dom Abr 26, 2020 10:14 pm, editado 1 vez