China: Socialismo y Corrupción son incompatibles
breve artículo de José Sotomayor Pérez «camarada Altamira»
China, es la segunda potencia económica en el mundo, y mantiene un régimen capitalista, con un sistema político dictatorial. Hay que puntualizar que de socialista no tiene nada, a pesar que el partido de gobierno se siga llamando comunista. Por eso las declaraciones de Hu Jintao, todavía presidente de China, no aguantan un mínimo análisis. Hablar de que la corrupción amenaza al partido y al Estado, y sostener su socialismo con características chinas, es contradictorio, porque en primer lugar el socialismo es incompatible con la corrupción. En el socialismo no existiendo la propiedad privada de los medios de producción, no existiendo la explotación ni la generación de plusvalía, se castra cualquier posibilidad de corrupción. En cambio en China, como en EE.UU. o Rusia, en Francia, en el Perú, y en todos los países capitalistas, brota la corrupción como la pus. El mercado, la compra y venta, el monopolio, conviven con la coima, con la compra y venta de voluntades.
En Rusia, los millonarios surgieron con Jruschov y se consolidaron con Gorbachov; en China, surgieron con Deng Siaping, y se consolidaron con el actual régimen. Y en ambos casos, los burgueses chinos y rusos surgieron de la explotación del trabajo asalariado y de la corrupción. Son hijos de la explotación del pueblo ruso y chino y son hijos de la corrupción. Por consiguiente, Hu Jintao, por un poco de decencia, debería cambiarle el nombre a su partido y rebautizarse como partido capitalista chino.
breve artículo de José Sotomayor Pérez «camarada Altamira»
China, es la segunda potencia económica en el mundo, y mantiene un régimen capitalista, con un sistema político dictatorial. Hay que puntualizar que de socialista no tiene nada, a pesar que el partido de gobierno se siga llamando comunista. Por eso las declaraciones de Hu Jintao, todavía presidente de China, no aguantan un mínimo análisis. Hablar de que la corrupción amenaza al partido y al Estado, y sostener su socialismo con características chinas, es contradictorio, porque en primer lugar el socialismo es incompatible con la corrupción. En el socialismo no existiendo la propiedad privada de los medios de producción, no existiendo la explotación ni la generación de plusvalía, se castra cualquier posibilidad de corrupción. En cambio en China, como en EE.UU. o Rusia, en Francia, en el Perú, y en todos los países capitalistas, brota la corrupción como la pus. El mercado, la compra y venta, el monopolio, conviven con la coima, con la compra y venta de voluntades.
En Rusia, los millonarios surgieron con Jruschov y se consolidaron con Gorbachov; en China, surgieron con Deng Siaping, y se consolidaron con el actual régimen. Y en ambos casos, los burgueses chinos y rusos surgieron de la explotación del trabajo asalariado y de la corrupción. Son hijos de la explotación del pueblo ruso y chino y son hijos de la corrupción. Por consiguiente, Hu Jintao, por un poco de decencia, debería cambiarle el nombre a su partido y rebautizarse como partido capitalista chino.