Para el periódico Unidad y Lucha del PCPE
En 1898, el acorazado Maine explotó en el puerto de La Habana. El hundimiento sirvió como detonante de la Guerra de Cuba, en la que España perdió los restos de su Imperio en el Caribe y el Pacífico.
En los años 60 del siglo XX, un incidente naval en el Golfo de Tonkin sirvió como excusa para comenzar de forma oficial la brutal campaña de bombardeos aéreos contra el Vietnam socialista.
Estos dos ejemplos son los más reseñables de la larga lista de barcos hundidos en situaciones sospechosas. En ambos casos, había varias circunstancias comunes: Estados Unidos pasó de ser la “víctima” de un ataque contra sus barcos de guerra, a ser el agresor imperialista en largas guerras de extensión de su influencia colonial; siempre hubo una agresión mediática estadounidense, tratando de convencer de la necesidad de “responder” al ataque contra su flota; y, finalmente, en todos los casos, el responsable del hundimiento fue la propia potencia imperialista y no la nación sometida.
Por eso, la simple mención de que un barco surcoreano se ha hundido en la frontera con Corea del Norte, es tremendamente sospechosa. Pero en política, es tan poco recomendable la inocencia como sacar conclusiones a partir de sospechas. El hundimiento del “Cheonan” es un asunto complejo en el que es muy difícil conocer toda la verdad, pero a partir del cual podemos esbozar una hipótesis.
Para ello, hay que preguntarse qué podemos saber acerca del hundimiento, la opinión de la Corea socialista, en qué contexto político se enmarca este conflicto y, sobre todo, a quién beneficia esta crisis militar.
¿Qué sucedió el 26 de mayo?
El 26 de mayo se hundió la corbata surcoreana “Cheonan”, una de la más modernas y dotada de equipo de guerra anti-submarina de última generación. Sobre el hundimiento, Corea del Sur dio hasta tres versiones diferentes:
En un primer momento, todos los dedos se dirigieron de forma acusadora contra la Corea socialista. Esta primera versión no parecía del todo descabellada: la frontera marítima entre Norte y Sur fue impuesta de forma unilateral por Estados Unidos en 1953. Su trazado definitivo dependía de los términos del acuerdo de paz, que Corea del Sur y Estados Unidos siempre se han negado a firmar.
De esta forma, la frontera marítima es un limbo jurídico que ocasiona conflictos constantes. En situaciones normales, los barcos de ninguna de las partes entran en las aguas en disputa, para evitar conflictos innecesarios. Pero cuando afloran las tensiones, ambas partes reiteran su derecho a utilizarlas y los choques militares son constantes, como en el año 2002.
Parecía que las primeras informaciones recogidas por la prensa surcoreana iban en este sentido. De hecho, las entrevistas con los habitantes de la isla cercana Baengnyeong aseguraban que durante 10 minutos se pudieron escuchar disparos y después una gran explosión que hundió el buque surcoreano.
Sin embargo, estas declaraciones o fueron inventadas o no fueron útiles para posteriores versiones de los acontecimientos, ya que no se volvieron a mencionar. Pronto, la versión oficial surcoreana pasó a ser de negación de cualquier choque armado con barcos de Corea del Norte. Los disparos se achacaron a la necesidad de espantar gaviotas (curiosa práctica la de la marina surcoreana) y la explosión se debía a causas desconocidas, aunque probablemente relacionadas con una fallo interno o un choque.
Finalmente, la última versión surcoreana llegó tras los resultados de una “imparcial” comisión internacional de investigación, compuesta por “expertos” (en manipulación) australianos, surcoreanos, norteamericanos y británicos. Se vetó la participación de chinos, norcoreanos, rusos y japoneses (veremos al final final del artículo la importancia de este dato). Esta comisión determinó que el hundimiento se produjó por el impacto de un torpedo norcoreano, disparado desde un submarino.
Varias voces en Corea del Sur han puesto en duda esta aseveración, aunque han sido rápidamente acalladas en la prensa, bajo acusaciones de ser pro-norcoreanos. También expertos militares rusos y chinos han puesto en duda la autoría norcoreana, algo más sorprendente de lo que pueda parecer, ya que ambas potencias -lejos de ser aliados de Pyongyang- han impuesto sanciones económicas durante el último año a Corea del Norte.
¿Qué posición mantiene el gobierno encabezado por Kim Jong Il?
La posición norcoreana
Corea del Norte negó categóricamente desde un principio tener ninguna implicación en el hundimiento del Cheonan. De hecho, la capacidad de reacción política fue sorprendente. Kim Jong Il hizo una visita no oficial a China, en la que se habló de este asunto y consiguiendo el compromiso implícito de Pekín de no apoyar sanciones ni medidas, hasta que no se permitiera a un equipo chino ver por sí mismo las “pruebas”.
Por otro lado, se convocó una inusual rueda de prensa en Pyongyang abierta a la medios extranjeros y en la que comparecieron altos jefes militares. Las manifestaciones de repulsa se han sucedido en las principales capitales provinciales del norte de Corea y en Pyongyang.
La posición de Corea del Norte es clara: todo se trata de una fabricación surcoreana, en la que juegan dos factores fundamentales: la proximidad de elecciones locales en Corea del Sur (la confrontación anticomunista moviliza al electorado más derechista, un auténtico balón de oxígeno para el desgastado Lee Myong Bak) y justificar toda la política de confrontación que desde 2007 mantiene el gobierno del Gran Partido Nacional.
Pyongyang ha ofrecido en numerosas ocasiones enviar a sus expertos militares para evaluar las “pruebas” de Seúl. Dichas pruebas, de por sí, son enormamente sospechosas. Los restos del torpedo no coinciden con la fotografías del supuesto modelo usado por el Ejército Propular, además de estar en avanzado estado de oxidación, para haber estado apenas dos semanas en el océano. No sólo eso, la “investigación de las huellas metálicas y químicas del torpedo sospechoso muestra que es de producción alemana” según afirma Wayne Madsen Report. “Berlín no vende torpedos a Corea del Norte. Sin embargo, Alemania mantiene un programa de estrecha cooperación de desarrollo conjunto de submarinos y armas submarinas con Israel.” “Existen sospechas de que los SEALS de la armada de EEUU mantienen una muestra de torpedos europeos con fines de denegabilidad plausible para ataques de bandera falsa.”
Por último, Seúl ha presentado un torpedo que contiene códigos militares coreanos, pero escrito con caracteres chinos. Corea del Sur utiliza una mezcla del alfabeto Hangul (coreano) y caracteres chinos, pero en el norte se usa exclusivamente el Hangul. El único carácter puramente coreano estaba escrito en azul y a rotulador, en claro contraste con el resto de del torpedo, muy oxidado. Las pruebas no son únicamente falsas, sino que además son una chapuza.
El contexto político
Hasta ahora, hemos repasado sobre todo los hechos. Toca ahora hacer el análisis más político. Por un lado, hay que analizar las relaciones entre las dos Coreas.
La llegada al poder de Lee Myong Bak ha supuesto un retroceso histórico en las relaciones entre las dos Coreas, que habían mejorado a partir del 15 de junio de 2000, con la firma de una declaración conjunta. El gobierno surcoreano estaba encabezado por un antiguo preso político socialdemócrata, el primero en la historia de Seúl.
Lee Myong Bak es la antítesis: es el hombre de Washinton en la zona, uno de los máximos jefes del monopolio Hyundai y encabeza el Gran Partido Nacional, partido que aglutina el espectro que va desde la derecha hasta la extrema derecha fascista. La política de Lee Myong Bak ha estado en todo momento centrada en la confrontación contra la RPD de Corea. Recuperó gran parte de la práxis política de la época fascista de Corea del Sur, como las acusaciones a los sectores progresistas de estar organizados por “fuerzas en las sombras” (es decir, por Corea del Norte), la persecución de los comunistas y sus aliados y la definición del Norte como el principal enemigo de Seúl.
Ha reforzado la sumisión de Corea del Sur hacia Estados Unidos. Lee Myong Bak fue el primer presidente tras los acuerdos del 15 de junio en no celebrar la perspectiva de la reunificación en el aniversario, optando por viajar a Estados Unidos en esa fecha.
Ha roto acuerdos logrados por el gobierno socialdemócrata como el que permitía a Corea del Sur recuperar el control sobre su ejército en tiempos de paz, control que ahora recae sobre el Estado Mayor yanki.
También levantó la prohibición de importar carne de vaca norteamericana, prohibición que se había realizado ante las sospechas de que podía contener la enfermedad de las vacas locas. Todo esto provocó manifestaciones masivas que fueron duramente reprimidas.
El actual problema en torno al Cheonan deben entenderse en la dinámica de confrontación del gobierno del Gran Partido Nacional. Es una fabricación dirigida a legitimar toda la política agresiva anterior y justificar la nueva. De hecho, los desencuentros han sido constantes desde que Lee Myong Bak asumió el poder, mucho antes del hundimiento del Cheonan. Pero la actual crisis ha servido para terminar con todo tipo de comercio entre las dos Coreas (por ejemplo, se rompió unilateralmente las importaciones de arena desde Corea del Norte), las inversiones en zonas conjuntas (aunque aún hay 120 empresas en la zona mixta de Kaesong), se han congelado los fondos norcoreanos en el Sur, Corea del Sur está presionando para que cese todo tipo de acuerdo que incluya ayudas hacia Pyongyang, al tiempo que pide a China que prohíba el turismo chino en una de las zonas más bellas de Corea del Norte: el monte Kumgang, y -finalmente- se van a intentar forzar nuevas sanciones desde Naciones Unidas.
Sin embargo, si bien este es el contexto político, también hay voces que apuntan la posibilidad de que Estados Unidos haya maniobrado a espaldas de Corea del Sur para enfrentar a las dos Coreas, haciendo creer a cada una de ellas que la otra parte era responsable de esta crisis. Fidel Castro está entre quienes han señalado esta hipótesis. Estados Unidos se aprovecha del polvorín creado en la Península coreana y coloca un detonante, para conseguir unos resultados políticos.
De hecho, el gran beneficiado de esta crisis no es otro que el Imperio Norteamericano. Otro gol sumado por el Premio Nobel de la Paz, Barack Obama.
¿Quién sale ganando en esta crisis?
Vamos a ampliar esta hipótesis. Reproducimos nuevamente parte del informe del Wayne Madsen Report.
“El Cheonan fue hundido cerca de la isla Baengnyeong, un lugar del extremo occidental alejado de la costa surcoreana, pero frente a la costa norcoreana. La isla está altamente militarizada y dentro del alcance de fuego de artillería de las defensas costeras norcoreanas, que está al otro lado de un estrecho canal.
El Cheonan, una corbeta de guerra antisubmarina, tenía sonar de tecnología de punta, y además operaba en aguas con amplios sistemas de sonar hidrófono y de sensores acústicos submarinos. No existen evidencias de sonar o de audio de un torpedo, submarino o mini-submarino en el área. Ya que no hay casi navegación en el canal, el mar estaba silencioso en el momento del hundimiento.
Sin embargo, la isla Baengnyeong alberga una base de inteligencia militar estadounidense-surcoreana, y fuerzas especiales SEALS de la armada de EEUU operan desde la base. Además, había cuatro barcos de la Armada de EEUU en el sector, parte del ejercicio Foal Eagle que realizan EEUU y Corea del Sur, durante el hundimiento del Cheonan.”
“La presencia del USNS Salvor, uno de los participantes en Foal Eagle, muy cerca de la isla Baengnyeong durante el hundimiento de la corbeta surcoreana, también suscita preguntas. El Salvor, un barco civil de salvamento de la armada, que participó en actividades de colocación de minas por los marines tailandeses en el Golfo de Tailandia en 2006, estuvo presente cerca del momento de la explosión, con un complemento de 12 buzos de aguas profundas.”
Las conclusiones son las siguientes:
1.El Salvor participaba en una operación de instalación de minas en el lecho marino; en otras palabras, colocaba minas antisubmarinas disparadas horizontalmente en el fondo del mar.
2.El Salvor estaba realizando inspección rutinaria y mantenimiento de minas en el lecho marino, y colocándolas en modo electrónico activo (disparo por gatillo sensible) como parte del programa de inspección.
3.Un buzo de los SEALS colocó una mina magnética en el Cheonan, como parte de un programa clandestino con la intención de influenciar la opinión pública en Corea del Sur, Japón y China.
4.Las tensiones en la península coreana han eclipsado convenientemente todos los demás puntos de la agenda en las visitas de la secretaria de Estado Hillary Clinton a Pekín y Seúl.
De esta forma, se refuerza la “necesidad” de la presencia norteamericana en Corea del Sur, se intenta forzar a Pekín a aislar a Corea del Norte y, sobre todo, se presiona al gobierno japonés a no expulsar la base yanki de Okinawa.
De hecho, este es probablemente el objetivo de todo conflicto. La gigantesca base estadounidense en Okinawa es clave en el control del Lejano Oriente y el Pacífico. Sin embargo, durante los últimos años, Okinawa ha vivido grandes manifestaciones contra la base y el gobierno socialdemócrata liberal de Japón prometió cerrarla.
Así lo señala también el equipo de Wayne Madsen Report: “Uno de los propósitos principales para el aumento de las tensiones en la península coreana era aplicar presión sobre el primer ministro japonés Yukio Hatoyama para que cambiara de política sobre el retiro de Okinawa de la base del Cuerpo de Marines de EEUU. Hatoyama ha admitido que las tensiones por el hundimiento del Cheonan tuvieron una importante influencia en su decisión de permitir que los marines de EEUU. permanecieran en Okinawa. La decisión de Hatoyama ha llevado a una división en el gobierno de la coalición de centroizquierda (un hecho saludado en Washington) por la amenaza del líder del Partido Socialdemócrata, Mizuho Fukushima, de abandonar la coalición por el cambio de actitud sobre Okinawa.”
Puede que dentro de unos años, el Cheonan ocupe un lugar junto al Maine entre las más burdas maniobras del imperialismo para asegurar sus intereses. Está claro que los imperialistas tienen pocos escrúpulos a la hora de defender sus intereses de clase. Frente a ello, los revolucionarios levantamos la bandera de la solidaridad internacionalista y enviamos nuestro más sincero apoyo a la Revolución Coreana.
En 1898, el acorazado Maine explotó en el puerto de La Habana. El hundimiento sirvió como detonante de la Guerra de Cuba, en la que España perdió los restos de su Imperio en el Caribe y el Pacífico.
En los años 60 del siglo XX, un incidente naval en el Golfo de Tonkin sirvió como excusa para comenzar de forma oficial la brutal campaña de bombardeos aéreos contra el Vietnam socialista.
Estos dos ejemplos son los más reseñables de la larga lista de barcos hundidos en situaciones sospechosas. En ambos casos, había varias circunstancias comunes: Estados Unidos pasó de ser la “víctima” de un ataque contra sus barcos de guerra, a ser el agresor imperialista en largas guerras de extensión de su influencia colonial; siempre hubo una agresión mediática estadounidense, tratando de convencer de la necesidad de “responder” al ataque contra su flota; y, finalmente, en todos los casos, el responsable del hundimiento fue la propia potencia imperialista y no la nación sometida.
Por eso, la simple mención de que un barco surcoreano se ha hundido en la frontera con Corea del Norte, es tremendamente sospechosa. Pero en política, es tan poco recomendable la inocencia como sacar conclusiones a partir de sospechas. El hundimiento del “Cheonan” es un asunto complejo en el que es muy difícil conocer toda la verdad, pero a partir del cual podemos esbozar una hipótesis.
Para ello, hay que preguntarse qué podemos saber acerca del hundimiento, la opinión de la Corea socialista, en qué contexto político se enmarca este conflicto y, sobre todo, a quién beneficia esta crisis militar.
¿Qué sucedió el 26 de mayo?
El 26 de mayo se hundió la corbata surcoreana “Cheonan”, una de la más modernas y dotada de equipo de guerra anti-submarina de última generación. Sobre el hundimiento, Corea del Sur dio hasta tres versiones diferentes:
En un primer momento, todos los dedos se dirigieron de forma acusadora contra la Corea socialista. Esta primera versión no parecía del todo descabellada: la frontera marítima entre Norte y Sur fue impuesta de forma unilateral por Estados Unidos en 1953. Su trazado definitivo dependía de los términos del acuerdo de paz, que Corea del Sur y Estados Unidos siempre se han negado a firmar.
De esta forma, la frontera marítima es un limbo jurídico que ocasiona conflictos constantes. En situaciones normales, los barcos de ninguna de las partes entran en las aguas en disputa, para evitar conflictos innecesarios. Pero cuando afloran las tensiones, ambas partes reiteran su derecho a utilizarlas y los choques militares son constantes, como en el año 2002.
Parecía que las primeras informaciones recogidas por la prensa surcoreana iban en este sentido. De hecho, las entrevistas con los habitantes de la isla cercana Baengnyeong aseguraban que durante 10 minutos se pudieron escuchar disparos y después una gran explosión que hundió el buque surcoreano.
Sin embargo, estas declaraciones o fueron inventadas o no fueron útiles para posteriores versiones de los acontecimientos, ya que no se volvieron a mencionar. Pronto, la versión oficial surcoreana pasó a ser de negación de cualquier choque armado con barcos de Corea del Norte. Los disparos se achacaron a la necesidad de espantar gaviotas (curiosa práctica la de la marina surcoreana) y la explosión se debía a causas desconocidas, aunque probablemente relacionadas con una fallo interno o un choque.
Finalmente, la última versión surcoreana llegó tras los resultados de una “imparcial” comisión internacional de investigación, compuesta por “expertos” (en manipulación) australianos, surcoreanos, norteamericanos y británicos. Se vetó la participación de chinos, norcoreanos, rusos y japoneses (veremos al final final del artículo la importancia de este dato). Esta comisión determinó que el hundimiento se produjó por el impacto de un torpedo norcoreano, disparado desde un submarino.
Varias voces en Corea del Sur han puesto en duda esta aseveración, aunque han sido rápidamente acalladas en la prensa, bajo acusaciones de ser pro-norcoreanos. También expertos militares rusos y chinos han puesto en duda la autoría norcoreana, algo más sorprendente de lo que pueda parecer, ya que ambas potencias -lejos de ser aliados de Pyongyang- han impuesto sanciones económicas durante el último año a Corea del Norte.
¿Qué posición mantiene el gobierno encabezado por Kim Jong Il?
La posición norcoreana
Corea del Norte negó categóricamente desde un principio tener ninguna implicación en el hundimiento del Cheonan. De hecho, la capacidad de reacción política fue sorprendente. Kim Jong Il hizo una visita no oficial a China, en la que se habló de este asunto y consiguiendo el compromiso implícito de Pekín de no apoyar sanciones ni medidas, hasta que no se permitiera a un equipo chino ver por sí mismo las “pruebas”.
Por otro lado, se convocó una inusual rueda de prensa en Pyongyang abierta a la medios extranjeros y en la que comparecieron altos jefes militares. Las manifestaciones de repulsa se han sucedido en las principales capitales provinciales del norte de Corea y en Pyongyang.
La posición de Corea del Norte es clara: todo se trata de una fabricación surcoreana, en la que juegan dos factores fundamentales: la proximidad de elecciones locales en Corea del Sur (la confrontación anticomunista moviliza al electorado más derechista, un auténtico balón de oxígeno para el desgastado Lee Myong Bak) y justificar toda la política de confrontación que desde 2007 mantiene el gobierno del Gran Partido Nacional.
Pyongyang ha ofrecido en numerosas ocasiones enviar a sus expertos militares para evaluar las “pruebas” de Seúl. Dichas pruebas, de por sí, son enormamente sospechosas. Los restos del torpedo no coinciden con la fotografías del supuesto modelo usado por el Ejército Propular, además de estar en avanzado estado de oxidación, para haber estado apenas dos semanas en el océano. No sólo eso, la “investigación de las huellas metálicas y químicas del torpedo sospechoso muestra que es de producción alemana” según afirma Wayne Madsen Report. “Berlín no vende torpedos a Corea del Norte. Sin embargo, Alemania mantiene un programa de estrecha cooperación de desarrollo conjunto de submarinos y armas submarinas con Israel.” “Existen sospechas de que los SEALS de la armada de EEUU mantienen una muestra de torpedos europeos con fines de denegabilidad plausible para ataques de bandera falsa.”
Por último, Seúl ha presentado un torpedo que contiene códigos militares coreanos, pero escrito con caracteres chinos. Corea del Sur utiliza una mezcla del alfabeto Hangul (coreano) y caracteres chinos, pero en el norte se usa exclusivamente el Hangul. El único carácter puramente coreano estaba escrito en azul y a rotulador, en claro contraste con el resto de del torpedo, muy oxidado. Las pruebas no son únicamente falsas, sino que además son una chapuza.
El contexto político
Hasta ahora, hemos repasado sobre todo los hechos. Toca ahora hacer el análisis más político. Por un lado, hay que analizar las relaciones entre las dos Coreas.
La llegada al poder de Lee Myong Bak ha supuesto un retroceso histórico en las relaciones entre las dos Coreas, que habían mejorado a partir del 15 de junio de 2000, con la firma de una declaración conjunta. El gobierno surcoreano estaba encabezado por un antiguo preso político socialdemócrata, el primero en la historia de Seúl.
Lee Myong Bak es la antítesis: es el hombre de Washinton en la zona, uno de los máximos jefes del monopolio Hyundai y encabeza el Gran Partido Nacional, partido que aglutina el espectro que va desde la derecha hasta la extrema derecha fascista. La política de Lee Myong Bak ha estado en todo momento centrada en la confrontación contra la RPD de Corea. Recuperó gran parte de la práxis política de la época fascista de Corea del Sur, como las acusaciones a los sectores progresistas de estar organizados por “fuerzas en las sombras” (es decir, por Corea del Norte), la persecución de los comunistas y sus aliados y la definición del Norte como el principal enemigo de Seúl.
Ha reforzado la sumisión de Corea del Sur hacia Estados Unidos. Lee Myong Bak fue el primer presidente tras los acuerdos del 15 de junio en no celebrar la perspectiva de la reunificación en el aniversario, optando por viajar a Estados Unidos en esa fecha.
Ha roto acuerdos logrados por el gobierno socialdemócrata como el que permitía a Corea del Sur recuperar el control sobre su ejército en tiempos de paz, control que ahora recae sobre el Estado Mayor yanki.
También levantó la prohibición de importar carne de vaca norteamericana, prohibición que se había realizado ante las sospechas de que podía contener la enfermedad de las vacas locas. Todo esto provocó manifestaciones masivas que fueron duramente reprimidas.
El actual problema en torno al Cheonan deben entenderse en la dinámica de confrontación del gobierno del Gran Partido Nacional. Es una fabricación dirigida a legitimar toda la política agresiva anterior y justificar la nueva. De hecho, los desencuentros han sido constantes desde que Lee Myong Bak asumió el poder, mucho antes del hundimiento del Cheonan. Pero la actual crisis ha servido para terminar con todo tipo de comercio entre las dos Coreas (por ejemplo, se rompió unilateralmente las importaciones de arena desde Corea del Norte), las inversiones en zonas conjuntas (aunque aún hay 120 empresas en la zona mixta de Kaesong), se han congelado los fondos norcoreanos en el Sur, Corea del Sur está presionando para que cese todo tipo de acuerdo que incluya ayudas hacia Pyongyang, al tiempo que pide a China que prohíba el turismo chino en una de las zonas más bellas de Corea del Norte: el monte Kumgang, y -finalmente- se van a intentar forzar nuevas sanciones desde Naciones Unidas.
Sin embargo, si bien este es el contexto político, también hay voces que apuntan la posibilidad de que Estados Unidos haya maniobrado a espaldas de Corea del Sur para enfrentar a las dos Coreas, haciendo creer a cada una de ellas que la otra parte era responsable de esta crisis. Fidel Castro está entre quienes han señalado esta hipótesis. Estados Unidos se aprovecha del polvorín creado en la Península coreana y coloca un detonante, para conseguir unos resultados políticos.
De hecho, el gran beneficiado de esta crisis no es otro que el Imperio Norteamericano. Otro gol sumado por el Premio Nobel de la Paz, Barack Obama.
¿Quién sale ganando en esta crisis?
Vamos a ampliar esta hipótesis. Reproducimos nuevamente parte del informe del Wayne Madsen Report.
“El Cheonan fue hundido cerca de la isla Baengnyeong, un lugar del extremo occidental alejado de la costa surcoreana, pero frente a la costa norcoreana. La isla está altamente militarizada y dentro del alcance de fuego de artillería de las defensas costeras norcoreanas, que está al otro lado de un estrecho canal.
El Cheonan, una corbeta de guerra antisubmarina, tenía sonar de tecnología de punta, y además operaba en aguas con amplios sistemas de sonar hidrófono y de sensores acústicos submarinos. No existen evidencias de sonar o de audio de un torpedo, submarino o mini-submarino en el área. Ya que no hay casi navegación en el canal, el mar estaba silencioso en el momento del hundimiento.
Sin embargo, la isla Baengnyeong alberga una base de inteligencia militar estadounidense-surcoreana, y fuerzas especiales SEALS de la armada de EEUU operan desde la base. Además, había cuatro barcos de la Armada de EEUU en el sector, parte del ejercicio Foal Eagle que realizan EEUU y Corea del Sur, durante el hundimiento del Cheonan.”
“La presencia del USNS Salvor, uno de los participantes en Foal Eagle, muy cerca de la isla Baengnyeong durante el hundimiento de la corbeta surcoreana, también suscita preguntas. El Salvor, un barco civil de salvamento de la armada, que participó en actividades de colocación de minas por los marines tailandeses en el Golfo de Tailandia en 2006, estuvo presente cerca del momento de la explosión, con un complemento de 12 buzos de aguas profundas.”
Las conclusiones son las siguientes:
1.El Salvor participaba en una operación de instalación de minas en el lecho marino; en otras palabras, colocaba minas antisubmarinas disparadas horizontalmente en el fondo del mar.
2.El Salvor estaba realizando inspección rutinaria y mantenimiento de minas en el lecho marino, y colocándolas en modo electrónico activo (disparo por gatillo sensible) como parte del programa de inspección.
3.Un buzo de los SEALS colocó una mina magnética en el Cheonan, como parte de un programa clandestino con la intención de influenciar la opinión pública en Corea del Sur, Japón y China.
4.Las tensiones en la península coreana han eclipsado convenientemente todos los demás puntos de la agenda en las visitas de la secretaria de Estado Hillary Clinton a Pekín y Seúl.
De esta forma, se refuerza la “necesidad” de la presencia norteamericana en Corea del Sur, se intenta forzar a Pekín a aislar a Corea del Norte y, sobre todo, se presiona al gobierno japonés a no expulsar la base yanki de Okinawa.
De hecho, este es probablemente el objetivo de todo conflicto. La gigantesca base estadounidense en Okinawa es clave en el control del Lejano Oriente y el Pacífico. Sin embargo, durante los últimos años, Okinawa ha vivido grandes manifestaciones contra la base y el gobierno socialdemócrata liberal de Japón prometió cerrarla.
Así lo señala también el equipo de Wayne Madsen Report: “Uno de los propósitos principales para el aumento de las tensiones en la península coreana era aplicar presión sobre el primer ministro japonés Yukio Hatoyama para que cambiara de política sobre el retiro de Okinawa de la base del Cuerpo de Marines de EEUU. Hatoyama ha admitido que las tensiones por el hundimiento del Cheonan tuvieron una importante influencia en su decisión de permitir que los marines de EEUU. permanecieran en Okinawa. La decisión de Hatoyama ha llevado a una división en el gobierno de la coalición de centroizquierda (un hecho saludado en Washington) por la amenaza del líder del Partido Socialdemócrata, Mizuho Fukushima, de abandonar la coalición por el cambio de actitud sobre Okinawa.”
Puede que dentro de unos años, el Cheonan ocupe un lugar junto al Maine entre las más burdas maniobras del imperialismo para asegurar sus intereses. Está claro que los imperialistas tienen pocos escrúpulos a la hora de defender sus intereses de clase. Frente a ello, los revolucionarios levantamos la bandera de la solidaridad internacionalista y enviamos nuestro más sincero apoyo a la Revolución Coreana.