Neutrino. La partícula fantasma
Frank Close - publicado en 2012
varios formatos
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En 1930, el físico teórico Wolfgang Pauli postuló la existencia de una diminuta partícula que se emitiría en ciertas transiciones radiactivas: no tendría carga ni prácticamente masa, y apenas interaccionaría con la materia. Pero ¿cómo detectar esa partícula fantasma? Fue Enrico Fermi quien la bautizó como neutrino, y hoy sabemos que billones de estas partículas extraordinarias, reliquias del Big Bang generadas constantemente por el Sol y otras estrellas, atraviesan la Tierra como si no hubiera nada. «Si nuestros ojos fueran capaces de ver los neutrinos —escribe Close—, la noche sería tan brillante como el día: los neutrinos del Sol lucen con la misma intensidad durante el día y durante la noche».
En este relato fascinante, Frank Close nos explica los primeros indicios teóricos que confirmarían la esencia de tal partícula, así como los sucesivos esfuerzos para capturarla y comprenderla. La historia de su descubrimiento no solo involucró a personajes variados, sino que también exigió litros de líquido de limpieza en los depósitos subterráneos de minas situadas a gran profundidad. Por diminutos que sean, los neutrinos traen información sobre remotas estrellas y galaxias desde las profundidades, y hoy ya existe una rama entera de la astronomía consagrada a su estudio, pues a través de ellos ha sido posible explorar los primeros momentos del Universo.
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En 1930, el físico teórico Wolfgang Pauli postuló la existencia de una diminuta partícula que se emitiría en ciertas transiciones radiactivas: no tendría carga ni prácticamente masa, y apenas interaccionaría con la materia. Pero ¿cómo detectar esa partícula fantasma? Fue Enrico Fermi quien la bautizó como neutrino, y hoy sabemos que billones de estas partículas extraordinarias, reliquias del Big Bang generadas constantemente por el Sol y otras estrellas, atraviesan la Tierra como si no hubiera nada. «Si nuestros ojos fueran capaces de ver los neutrinos —escribe Close—, la noche sería tan brillante como el día: los neutrinos del Sol lucen con la misma intensidad durante el día y durante la noche».
En este relato fascinante, Frank Close nos explica los primeros indicios teóricos que confirmarían la esencia de tal partícula, así como los sucesivos esfuerzos para capturarla y comprenderla. La historia de su descubrimiento no solo involucró a personajes variados, sino que también exigió litros de líquido de limpieza en los depósitos subterráneos de minas situadas a gran profundidad. Por diminutos que sean, los neutrinos traen información sobre remotas estrellas y galaxias desde las profundidades, y hoy ya existe una rama entera de la astronomía consagrada a su estudio, pues a través de ellos ha sido posible explorar los primeros momentos del Universo.