►Civilización material, Economía y Capitalismo - siglos XV - XVIII
tomo II - Los juegos del intercambio
Fernand Braudel
A primera vista, la economía abarca dos enormes zonas: la producción y el consumo. Por un lado, todo se termina y se destruye, por otro, todo comienza y vuelve a comenzar. «Una sociedad», escribe Marx, «no puede dejar de producir, no menos que de consumir». Verdad trivial. Proudhon dice casi lo mismo cuando afirma que trabajar y comer son el único fin aparente del hombre. Pero entre estos dos universos se desliza un tercero, estrecho pero impetuoso como un río, reconocible, también él, al primer vistazo: el intercambio o, si se quiere, la economía de mercado -imperfecta, discontinua, pero ya apremiante durante los siglos que estudia el presente libro y seguramente revolucionaria. En un conjunto que tiende obstinadamente hacia un equilibrio rutinario y que no sale de él sino para volver al mismo, la economía de mercado es la zona del cambio y de las innovaciones. Marx la denomina la esfera de la circulación, expresión que yo me obstino en calificar de feliz. Sin duda, la palabra circulación, llegada a la economía procedente de la filosofía, encierra demasiadas cosas a la vez. Si hemos de creer a G. Schelle, el editor de las obras completas de Turgot, este último habría soñado en componer un Tratado de la circulación donde hablaría de los bancos, del Sistema de Law, del crédito, del cambio y del comercio, del lujo en fin, es decir, de casi toda la economía tal como se entendía entonces. Pero el término economía de mercado, ¿no ha adquirido hoy en día también un sentido amplio que rebasa infinitamente la simple noción de circulación y de intercambio [...]
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