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    El anarquismo como corriente anticientífica

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    Pablo Aldao
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    El anarquismo como corriente anticientífica Empty El anarquismo como corriente anticientífica

    Mensaje por Pablo Aldao Jue Jul 02, 2020 7:17 pm

    Fuente: https://universidadobrerablog.wordpress.com/2018/09/03/lenin-anarquismo/?fbclid=IwAR0QS2hVx_Sq_essv_c_yIdAgBfY3IteRFBmzRkmcibPY503xMMntX8T9II

    El anarquismo como corriente anticientífica

    Las experiencias históricas del anarquismo, así como su participación en los episodios revolucionarios de estos últimos siglos, retratan de forma fiel sus limitaciones como corriente ideológica para avanzar la lucha obrera a terreno de una toma de poder real, sin embargo es necesario comprender en esencia porqué esto es así. Para ello debemos plantear la situación y desgranar hasta qué punto el anarquismo analiza y se basa en la realidad objetiva para llevar a cabo su programa, es decir, si sigue un método científico o no.

    La lucha social no se produce únicamente por la existencia de desigualdad social, sino por la necesidad histórica de resolver las causas que la provocan, la necesidad de resolver la contradicción social principal en el momento y las condiciones dadas. Tanto la sociedad como la naturaleza o la economía se rigen por leyes objetivas, científicas, que no pueden obviarse pues reflejan el funcionamiento de la realidad material, el funcionamiento del mundo en el que vivimos. La producción de bienes materiales, como medio para satisfacer las necesidades del hombre, y el modo en el que la sociedad se organiza para llevar a cabo dicha tarea, esto es el modo de producción, es lo que determina las condiciones materiales de vida de los hombres. Un modo de producción integra tanto a las fuerzas productivas que permiten la producción como a las relaciones sociales que determinan el lugar y la función que ocupa cada hombre en el proceso productivo.

    Ni las fuerzas productivas ni las relaciones sociales de producción son estancas, avanzan y cambian debido a la dialéctica y a sus leyes que están presentes en la naturaleza, la sociedad y en cada objeto que podamos imaginar. El movimiento y transformación constante de cada fenómeno llevan a la acumulación de pequeños cambios que llegado el punto fuerzan cambios mayores, esenciales, cualitativos. Estos cambios toman como base y motor las contradicciones internas que existen dentro cada fenómeno, contradicciones que solo se resuelven superándose y haciendo con ello que el propio objeto se transforme. Estas transformaciones no solo repercuten en un fenómeno en concreto, sino en todo el conjunto de ellos en los que este influye, aquellos entre los cuales existe una influencia recíproca.
    Tomando las condiciones materiales actuales puede comprobarse que el conjunto de sucesos, problemas y calamidades que la sociedad afronta obedece al hecho de que el capitalismo, como modo de producción vigente, está desfasado y se halla en un estado agonizante. Esto se debe principalmente al descuadre existente entre las fuerzas productivas, avanzadas por la técnica, la industrialización y el progreso tecnológico y unas relaciones sociales obsoletas basadas en la propiedad privada de los medios de producción que impiden que la producción crezca y las condiciones de vida mejoren.

    Por el contrario, las leyes económicas del capitalismo llevan implícita la concentración del capital en pocas manos, forzando el surgimiento del capital financiero y los monopolios actuales, agrupados y listos para la guerra de rapiña y el reparto del mundo. Conlleva asimismo la anarquía de la producción y el colapso de la economía, provocando crisis cíclicas y la destrucción de miles de bienes producidos en busca del beneficio en el mercado y no de acuerdo a la necesidad social. Conduce igualmente a la depauperización de la clase trabajadora, a la miseria de la clase que produce la riqueza y sufre al mismo tiempo la explotación brutal de la burguesía por la máxima ganancia, en busca de la mayor plusvalía.

    La existencia de clases y de lucha entre ellas en el modo de producción capitalista y en los anteriores modos del feudalismo y el esclavismo, desde el origen de la propiedad privada surgida del excedente provocado por la división social del trabajo en las comunidades primitivas, y que esta lucha llevase a la creación del estado como herramienta de dominación de la clase dominante sobre la dominada confirma el hecho innegable de que toda clase oprimida en la historia debe tomar y mantener el poder político para acabar con dicha opresión. En nuestros días el proletariado, como clase dominada y carente de cualquier propiedad sobre los medios de producción, tiene como tarea primordial organizarse en torno a sus intereses de clase, crear sus organizaciones y herramientas de lucha y conducir todo el combate no únicamente a la lucha económica por los derechos y condiciones, sino a la lucha política por tomar el poder e instaurar un poder obrero, una dictadura del proletariado.

    Todo ello confirma que la única forma de comprender la lucha obrera en su contexto social e histórico, la única forma de aprovechar las contradicciones del capitalismo para tumbar los pilares del poder existente, la única forma de organizar y llevar a cabo la revolución de forma efectiva, es guiarse en la lucha por una ideología científica: el marxismo – leninismo y la concepción del mundo desde el materialismo dialéctico.

    ¿Cumple el anarquismo con estas premisas sin las cuales es de toda forma imposible plantear el asalto al poder de la burguesía de forma seria? No ¿Comparte acaso la concepción materialista y dialéctica de la historia y de la lucha de clases? No ¿Propone pues al conjunto de la clase obrera una alternativa seria, organizada y sólida para garantizar sus intereses y la conservación del poder en caso de tomarlo? No ¿Es pues el anarquismo una idolología revolucionaria consecuente? Efectivamente no.

    El anarquismo, como corriente ideológica no responde sino a la concepción pequeño burguesa de la vida, a la acción en pro de la liberación del individuo sin comprender qué hace al individuo y papel que este cumple en la sociedad. No es, para desgracia de su profundo idealismo filosófico, la individualidad la que hace el mundo a su voluntad, sino el conjunto de condiciones materiales en las que se desarrolla toda la colectividad social la que da cuerpo a la conciencia social e individual, esto es a la voluntad tanto colectiva como individual. No se niega con ello el poder de la voluntad del hombre y de la sociedad, sino el izquierdismo infantil que plantea la historia como una lucha de héroes y personalidades ilustres, y no como lo que es, la historia de la lucha de clases.

    El anarquismo carece pues de contenido científico, esto es, no realiza su actividad de acuerdo a la realidad material porque no la analiza ni toma en consideración, únicamente plantea “castillos en el aire”, un socialismo utópico no por ser irrealizable el socialismo, sino por cuánto arrastra con su programa al movimiento obrero a la desorganización, al espontaneísmo y a multitud de tácticas erradas de nacimiento por no apoyarse más que en humo y proclamas vacías.

    El anarquismo puede ni más ni menos que ser la expresión visceral del odio a la opresión que la gran burguesía ejerce sobre las clases populares, manifestarse de forma tanto más agitativa en la lucha económica y aprovecharse en cuanto le permita la situación de la conciencia espontánea del movimiento obrero y de la falta de un partido comunista, pero ni puede ni estará nunca a la altura de una idolología de combate para la conquista del socialismo y de la igualdad material. España es y ha sido cuna de multitud de facciones anarquistas, reducto de los grandes burócratas de los sindicatos libertarios y laboratorio de ensayo para comunas fallidas, y de ello ha dependido gran parte del curso de nuestra historia reciente, especialmente para mal de los intereses de la clase obrera. Nuestra tarea no puede ser otra que enterrar el anarquismo como corriente ideológica reaccionaria y anticientífica, pues liquidando su programa político liquidamos su influencia pequeñoburguesa entre las masas.

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