Bertolt Brecht, 115 años del nacimiento del dramaturgo “imprescindible”
texto de David Santirso Ruiz
Publicado en Mundo Obrero, del Partido Comunista de España, el 10 de febrero de 2013
Conocido por propios y extraños, la figura de Bertolt Brecht ha traspasado los límites de lo literario y de lo histórico, siendo sus palabras la inspiración de numerosos escritores y pensadores hoy en día.
Nacido en Augsburgo en 1898 y fallecido en 1956 en Berlín Oriental, siempre mostró interés por lo ajeno, lo no convencional, lo extraño, buscando ver algo más allá de la perspectiva típica de familia burguesa y religiosa de principios del s. XX, es decir, buscaba algo más allá de las fronteras de su núcleo familiar, social y económico. Todo ese afán por descubrir, lo expresó desde sus inicios a través de sus escritos. Uno de ellos, que ya demostraría su incipiente conciencia a favor de causas justas, sería la tremenda crítica que realizó a cualquier tipo de conflicto bélico, tomando como punto de partida la Gran Guerra, articulando su discurso a través de la obra «Dulce et decorum est pro patria mori»_, de Horacio. En ella criticaba duramente al Estado que enviaba, bajo la falsa premisa de que morir por la patria era el mayor de los honores, a sus hombres, a primera línea de batalla, cuando realmente lo único que acababan defendiendo eran los intereses de la clase dominante y además, justificando su domino. De ahí que fuese controvertido su tratamiento de “tontos” a todos aquellos que acudían a esa llamada, víctimas de la maquinaria propagandística del Estado burgués.
A partir de ahí, sus escritos fluirían, tocando distintas ramas, desde pequeños cuentos, experiencias personales, sus primeros escritos de teatro o incluso sus primeras canciones mientras cursaba sus estudios de medicina y hacía su servicio militar, coincidente con la I Guerra Mundial, momento en el cual incrementaría su actividad literaria. Sería poco después del fin de la guerra cuando comenzaría a mantener una mayor actividad en el ámbito político, entrando a militar en el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania. A raíz de ello, su actividad literaria se encauzaría hacia ámbitos más sociales y convencionales, con obras como Tambores en la Noche, alegato antibelicista y que enlaza con la revolución alemana liderada por la Liga Espartaquista de Rosa Luxemburgo y Karl Liebnecht, Baal, En la Jungla u otras pequeños escritos sobre las revueltas en Baviera en esos mismos años. De hecho, tal sería su influencia, que muchos críticos contemporáneos como Herbert Ihering, dirían de su obra que era “una bocanada de aire fresco, de nueva melodía, que se podía sentir con la lengua, que se podía escuchar y sentir en la espina dorsal”; lo cual le valdrían varias nominaciones a premios literarios.
Un nuevo punto de inflexión en su vida sería su traslado a Munich, donde comenzaría a frecuentar nuevos círculos políticos y literario, con autores y artistas socialistas que, unido a la gran influencia que tendrían en él dos películas, La Quimera de Oro de Charles Chaplin y El Acorazado Potemkim de Eisenstein, acabarían germinando en su posterior afiliación al Partido Comunista en 1929 y su estudio detallado del El Capital. Su estancia en Munich y su posterior traslado de Berlín, serían las etapas más productivas de su trabajo literario, generando obras de manera continua y entrando en contacto con influyentes personajes del ámbito del cine y las artes alemanas, como Kurt Weill, quien pondría música a muchas de sus canciones y óperas o Max Reinhardt, figura muy importante del teatro y cine alemán, y que influiría de manera decisiva en el estilo expresionista en las representaciones cinematográficas y literarios, no solo de Brecht, sino de toda una generación de autores y directores alemanes.
Será en este momento cuando Brecht se acerque al ámbito cinematográfico e intente trasladar y adaptar sus obras a la gran pantalla, un nuevo medio de comunicación de masas que comenzaba a generalizarse y, en su opinión, una herramienta perfecta para transmitir un pensamiento alternativo al hegemónico, hablando en términos gramscianos. Al igual que en su faceta como director teatral, instruía a sus actores a través de la libertad que les otorgaba a la hora de interpretar, es decir, siempre permitía que ellos interpretasen a sus personajes tal como ellos les veían y él dedicaba sus esfuerzos en deconstruirlos y construirlos de nuevo. De hecho, un claro ejemplo de su fijación e interés por mostrar una realidad alternativa al statu quo existente, se reflejaría en su película Kuhle Wampe_, alegato anticapitalista y en donde ofrecía la visión de cómo el comunismo podría ofrecen un futuro al inexistente que parecía tener, y de hecho tendría, la República de Weimar. Además, en el film, estaría acompañado por dos hombres de renombre en el ámbito musical y cinematográfico de la época, el búlgaro Slatan Dudow, quien dirigiría la cinta, conocido por su crítica social y política y que sería expulsado de Alemania tras la llegada de los nacionalsocialistas al gobierno, y Hanns Eisler, compositor germano-austriaco, que compondría la banda sonora de la película y la dotaría de un fuerte componente realista, frente al excesivo romanticismo y expresionismo existente en todos los ámbitos artísticos.
Por otro lado, de entre sus obras literarias más destacadas de esta etapa, donde podríamos resaltar su primera colección de poemas, llamada Devocionario doméstico, una mínima porción de todo su poemario, de toque épico, musical y teatral, siendo posteriores los dedicados a su lucha contra el fascismo imperante en la Alemania de Hitler, que tendrían un gran contenido ideológico, centrándose en la didáctica y en la explicación conceptos como conciencia de clase. Por otro lado, la obra que alcanzaría un mayor renombre durante la República de Weimar, previa la llegada de los nazis al poder en 1933, sería La ópera de los tres centavos, una obra en donde contaría con la colaboración de Weill. La importancia de esta obra viene dada por su componente épico, donde, sobre la figura de un antihéroe, Brecht, de manera sarcástica y cómica, trataba difíciles cuestiones, que por cierto hoy en día están muy de actualidad, como quien es más criminal, si el que roba un banco o quien lo funda. De esta manera, Brecht instala una nueva visión dentro del arte épico, frente al drama irracional de otros géneros clásicos teatrales, llegando a ser el máximo exponente de este género, eminentemente social y crítico en lo político, cuyo fin último, decía él, era que se diera un cambio social y político, haciendo especial hincapié en la socialización de los medios de producción y la liberación de los trabajadores. De hecho, en su trabajo en estas esferas, serían las que con la llegada de Hitler al poder en 1933, darían un nuevo giro en la vida del dramaturgo comunista.
Entramos pues, en una difícil etapa en la vida de Brecht, quien se exiliaría a Dinamarca poco después de la llegada de los nazis a poder y la persecución que sus obras y representaciones sufrirían desde el primer día. Posteriormente también emigraría a Finlandia, donde seguiría escribiendo obras reconocidas en toda Europa, tales como Madre Coraje y sus hijos, obra donde volvía a abordar la temática antibelicista tratada en su primer escrito de joven, atacando en este caso a las grandes fortunas que se aprovechaban de estos conflictos para enriquecerse a costa de los trabajadores que, al fin y al cabo, eran quienes acababan lucha “sus” batallas por la hegemonía económica. Tras su estancia en Helsinki, emigraría a la URSS donde a través de Vladivostok llegaría a Estados Unidos. Durante los años que pasó allí intentó hacerse hueco en el mundo cinematográfico, tratando de buscar acomodo para sus ideas en el séptimo arte, cosa que no lograría dadas sus intervenciones en París, Moscú y Nueva York, en el Congreso de Escritores Antifascistas, así como el contenido ideológico y de crítica social de sus guiones, rechazados por todos los productores que estaban ligados a la gran industria de Hollywood. Dado que no lograría más que pequeñas representaciones, generalmente para emigrantes europeos y a que tras el final de la Segunda Guerra Mundial sufriría el acoso del Comité de Actividades Antiamericanas, decidiría volver a Europa en 1947, a Suiza. El hecho de que recalase en el país helvético era fruto de que tenía vetada la entrada a la Alemania Occidental, cuyo control estaba en manos de los estadounidenses, franceses y británicos.
Finalmente, en 1948 recalaría en la Berlín Oriental, previo paso por Praga y tras obtener la nacionalidad austriaca, donde pasaría sus últimos años de vida. Esta etapa de su vida volvería a destacarse por su continua producción literaria y las continuas invitaciones que recibía para viajar a diversos países europeos para presentar sus obras en ellas. Dada su continua actividad, en 1955 recibiría el Premio Stalin a la Paz (más conocido como Premio Lenin de la Paz), premio que destacaba labores en pos de la paz, amistad y cooperación entre los pueblos, junto con otros destacados hombres de las letras y la política, como Lázaro Cárdenas, quien brindaría apoyo y refugio a los represaliados y perseguidos españoles durante la Guerra Civil y los primeros momentos de la dictadura franquista.
Solo un año más tarde, en 1956, fallecería, pasando a la historia como uno de los literatos alemanes más influyentes del s. XX, no solo por la calidad de sus obras, sino por la crítica social al modelo político, social y productivo en el que había vivido gran parte de su vida, del cual es heredero el de hoy. Por ello, aunque sea solo por un momento vale la pena recordar y reflexionar sobre sus palabras.
Analfabeto Político – Bertolt Brecht
“El peor analfabeto es el analfabeto político.
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.”
texto de David Santirso Ruiz
Publicado en Mundo Obrero, del Partido Comunista de España, el 10 de febrero de 2013
Conocido por propios y extraños, la figura de Bertolt Brecht ha traspasado los límites de lo literario y de lo histórico, siendo sus palabras la inspiración de numerosos escritores y pensadores hoy en día.
Nacido en Augsburgo en 1898 y fallecido en 1956 en Berlín Oriental, siempre mostró interés por lo ajeno, lo no convencional, lo extraño, buscando ver algo más allá de la perspectiva típica de familia burguesa y religiosa de principios del s. XX, es decir, buscaba algo más allá de las fronteras de su núcleo familiar, social y económico. Todo ese afán por descubrir, lo expresó desde sus inicios a través de sus escritos. Uno de ellos, que ya demostraría su incipiente conciencia a favor de causas justas, sería la tremenda crítica que realizó a cualquier tipo de conflicto bélico, tomando como punto de partida la Gran Guerra, articulando su discurso a través de la obra «Dulce et decorum est pro patria mori»_, de Horacio. En ella criticaba duramente al Estado que enviaba, bajo la falsa premisa de que morir por la patria era el mayor de los honores, a sus hombres, a primera línea de batalla, cuando realmente lo único que acababan defendiendo eran los intereses de la clase dominante y además, justificando su domino. De ahí que fuese controvertido su tratamiento de “tontos” a todos aquellos que acudían a esa llamada, víctimas de la maquinaria propagandística del Estado burgués.
A partir de ahí, sus escritos fluirían, tocando distintas ramas, desde pequeños cuentos, experiencias personales, sus primeros escritos de teatro o incluso sus primeras canciones mientras cursaba sus estudios de medicina y hacía su servicio militar, coincidente con la I Guerra Mundial, momento en el cual incrementaría su actividad literaria. Sería poco después del fin de la guerra cuando comenzaría a mantener una mayor actividad en el ámbito político, entrando a militar en el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania. A raíz de ello, su actividad literaria se encauzaría hacia ámbitos más sociales y convencionales, con obras como Tambores en la Noche, alegato antibelicista y que enlaza con la revolución alemana liderada por la Liga Espartaquista de Rosa Luxemburgo y Karl Liebnecht, Baal, En la Jungla u otras pequeños escritos sobre las revueltas en Baviera en esos mismos años. De hecho, tal sería su influencia, que muchos críticos contemporáneos como Herbert Ihering, dirían de su obra que era “una bocanada de aire fresco, de nueva melodía, que se podía sentir con la lengua, que se podía escuchar y sentir en la espina dorsal”; lo cual le valdrían varias nominaciones a premios literarios.
Un nuevo punto de inflexión en su vida sería su traslado a Munich, donde comenzaría a frecuentar nuevos círculos políticos y literario, con autores y artistas socialistas que, unido a la gran influencia que tendrían en él dos películas, La Quimera de Oro de Charles Chaplin y El Acorazado Potemkim de Eisenstein, acabarían germinando en su posterior afiliación al Partido Comunista en 1929 y su estudio detallado del El Capital. Su estancia en Munich y su posterior traslado de Berlín, serían las etapas más productivas de su trabajo literario, generando obras de manera continua y entrando en contacto con influyentes personajes del ámbito del cine y las artes alemanas, como Kurt Weill, quien pondría música a muchas de sus canciones y óperas o Max Reinhardt, figura muy importante del teatro y cine alemán, y que influiría de manera decisiva en el estilo expresionista en las representaciones cinematográficas y literarios, no solo de Brecht, sino de toda una generación de autores y directores alemanes.
Será en este momento cuando Brecht se acerque al ámbito cinematográfico e intente trasladar y adaptar sus obras a la gran pantalla, un nuevo medio de comunicación de masas que comenzaba a generalizarse y, en su opinión, una herramienta perfecta para transmitir un pensamiento alternativo al hegemónico, hablando en términos gramscianos. Al igual que en su faceta como director teatral, instruía a sus actores a través de la libertad que les otorgaba a la hora de interpretar, es decir, siempre permitía que ellos interpretasen a sus personajes tal como ellos les veían y él dedicaba sus esfuerzos en deconstruirlos y construirlos de nuevo. De hecho, un claro ejemplo de su fijación e interés por mostrar una realidad alternativa al statu quo existente, se reflejaría en su película Kuhle Wampe_, alegato anticapitalista y en donde ofrecía la visión de cómo el comunismo podría ofrecen un futuro al inexistente que parecía tener, y de hecho tendría, la República de Weimar. Además, en el film, estaría acompañado por dos hombres de renombre en el ámbito musical y cinematográfico de la época, el búlgaro Slatan Dudow, quien dirigiría la cinta, conocido por su crítica social y política y que sería expulsado de Alemania tras la llegada de los nacionalsocialistas al gobierno, y Hanns Eisler, compositor germano-austriaco, que compondría la banda sonora de la película y la dotaría de un fuerte componente realista, frente al excesivo romanticismo y expresionismo existente en todos los ámbitos artísticos.
Por otro lado, de entre sus obras literarias más destacadas de esta etapa, donde podríamos resaltar su primera colección de poemas, llamada Devocionario doméstico, una mínima porción de todo su poemario, de toque épico, musical y teatral, siendo posteriores los dedicados a su lucha contra el fascismo imperante en la Alemania de Hitler, que tendrían un gran contenido ideológico, centrándose en la didáctica y en la explicación conceptos como conciencia de clase. Por otro lado, la obra que alcanzaría un mayor renombre durante la República de Weimar, previa la llegada de los nazis al poder en 1933, sería La ópera de los tres centavos, una obra en donde contaría con la colaboración de Weill. La importancia de esta obra viene dada por su componente épico, donde, sobre la figura de un antihéroe, Brecht, de manera sarcástica y cómica, trataba difíciles cuestiones, que por cierto hoy en día están muy de actualidad, como quien es más criminal, si el que roba un banco o quien lo funda. De esta manera, Brecht instala una nueva visión dentro del arte épico, frente al drama irracional de otros géneros clásicos teatrales, llegando a ser el máximo exponente de este género, eminentemente social y crítico en lo político, cuyo fin último, decía él, era que se diera un cambio social y político, haciendo especial hincapié en la socialización de los medios de producción y la liberación de los trabajadores. De hecho, en su trabajo en estas esferas, serían las que con la llegada de Hitler al poder en 1933, darían un nuevo giro en la vida del dramaturgo comunista.
Entramos pues, en una difícil etapa en la vida de Brecht, quien se exiliaría a Dinamarca poco después de la llegada de los nazis a poder y la persecución que sus obras y representaciones sufrirían desde el primer día. Posteriormente también emigraría a Finlandia, donde seguiría escribiendo obras reconocidas en toda Europa, tales como Madre Coraje y sus hijos, obra donde volvía a abordar la temática antibelicista tratada en su primer escrito de joven, atacando en este caso a las grandes fortunas que se aprovechaban de estos conflictos para enriquecerse a costa de los trabajadores que, al fin y al cabo, eran quienes acababan lucha “sus” batallas por la hegemonía económica. Tras su estancia en Helsinki, emigraría a la URSS donde a través de Vladivostok llegaría a Estados Unidos. Durante los años que pasó allí intentó hacerse hueco en el mundo cinematográfico, tratando de buscar acomodo para sus ideas en el séptimo arte, cosa que no lograría dadas sus intervenciones en París, Moscú y Nueva York, en el Congreso de Escritores Antifascistas, así como el contenido ideológico y de crítica social de sus guiones, rechazados por todos los productores que estaban ligados a la gran industria de Hollywood. Dado que no lograría más que pequeñas representaciones, generalmente para emigrantes europeos y a que tras el final de la Segunda Guerra Mundial sufriría el acoso del Comité de Actividades Antiamericanas, decidiría volver a Europa en 1947, a Suiza. El hecho de que recalase en el país helvético era fruto de que tenía vetada la entrada a la Alemania Occidental, cuyo control estaba en manos de los estadounidenses, franceses y británicos.
Finalmente, en 1948 recalaría en la Berlín Oriental, previo paso por Praga y tras obtener la nacionalidad austriaca, donde pasaría sus últimos años de vida. Esta etapa de su vida volvería a destacarse por su continua producción literaria y las continuas invitaciones que recibía para viajar a diversos países europeos para presentar sus obras en ellas. Dada su continua actividad, en 1955 recibiría el Premio Stalin a la Paz (más conocido como Premio Lenin de la Paz), premio que destacaba labores en pos de la paz, amistad y cooperación entre los pueblos, junto con otros destacados hombres de las letras y la política, como Lázaro Cárdenas, quien brindaría apoyo y refugio a los represaliados y perseguidos españoles durante la Guerra Civil y los primeros momentos de la dictadura franquista.
Solo un año más tarde, en 1956, fallecería, pasando a la historia como uno de los literatos alemanes más influyentes del s. XX, no solo por la calidad de sus obras, sino por la crítica social al modelo político, social y productivo en el que había vivido gran parte de su vida, del cual es heredero el de hoy. Por ello, aunque sea solo por un momento vale la pena recordar y reflexionar sobre sus palabras.
Analfabeto Político – Bertolt Brecht
“El peor analfabeto es el analfabeto político.
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.
No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.”
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Última edición por pedrocasca el Mar Jul 30, 2013 7:56 pm, editado 2 veces