Biografía del Caribe
Germán Arciniegas - publicado en 1945
Que el siglo XVI es el siglo de oro de España, es la verdad: pero no es toda la verdad. El XVI es de oro no sólo para España sino para Inglaterra, para Francia. Es el siglo de Cervantes, de Shakespeare, de Rabelais. Las letras no tuvieron antes, en los tres reinos, esplendor parecido. Ni tampoco los reyes: Carlos V y Felipe II, Isabel de Inglaterra, Francisco I, son en sus cortes reyes de oro con que la historia se viste de nuevo. Pero al fondo hay algo más. Con el descubrimiento de América la vida toma una nueva dimensión, se pasa de la geometría plana a la geometría del espacio. De 1500 hacia atrás, los hombres se mueven en pequeños solares, están en un corral, navegan en lagos. De 1500 hacia adelante surgen continentes y mares océanos. Es como el paso del tercero al cuarto día, en el primer capítulo del Génesis. Todo este drama se vivió, tanto o más que en ningún otro sitio del planeta, en el mar Caribe. Allí ocurrió el descubrimiento, se inició la conquista, se formó la academia de los aventureros. La violencia con que fueron ensanchándose los horizontes, empujó a los hombres por el camino de la audacia temeraria. No hubo peón ni caballero, paje ni rey, poeta ni fraile, que no tuvieran algo de aventureros. Lo fueron Colón y Vespucci. Cortés y Pizarro, Drake y Hawkins, Carlos V y la reina Isabel. Cuanto hombre o mujer grande hubo en Europa, se vinculó a la aventura central del mar Caribe. Descubrimiento, conquista, pillaje, se hicieron con reyes al fondo. Colón habla a nombre de los católicos; Balboa toma posesión del Pacífico y Cortés de México, con el estandarte del emperador Carlos V; Hawkins y Drake asaltan los puertos del Caribe con escudo de la reina Isabel; el pirata Juan Florentín aparece como socio del rey Francisco de Francia. En el Caribe empieza la lucha entre Inglaterra y España. El día en que el virrey de México vuelve astillas las naves de los contrabandistas ingleses en el puerto de San Juan de Ulúa marca un cambio de rumbo en la política europea. La historia del Caribe en el XVI hay que verla como un campo de batalla donde se juegan, con los dados de los piratas, las coronas de los reyes de Europa.
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Germán Arciniegas - publicado en 1945
Que el siglo XVI es el siglo de oro de España, es la verdad: pero no es toda la verdad. El XVI es de oro no sólo para España sino para Inglaterra, para Francia. Es el siglo de Cervantes, de Shakespeare, de Rabelais. Las letras no tuvieron antes, en los tres reinos, esplendor parecido. Ni tampoco los reyes: Carlos V y Felipe II, Isabel de Inglaterra, Francisco I, son en sus cortes reyes de oro con que la historia se viste de nuevo. Pero al fondo hay algo más. Con el descubrimiento de América la vida toma una nueva dimensión, se pasa de la geometría plana a la geometría del espacio. De 1500 hacia atrás, los hombres se mueven en pequeños solares, están en un corral, navegan en lagos. De 1500 hacia adelante surgen continentes y mares océanos. Es como el paso del tercero al cuarto día, en el primer capítulo del Génesis. Todo este drama se vivió, tanto o más que en ningún otro sitio del planeta, en el mar Caribe. Allí ocurrió el descubrimiento, se inició la conquista, se formó la academia de los aventureros. La violencia con que fueron ensanchándose los horizontes, empujó a los hombres por el camino de la audacia temeraria. No hubo peón ni caballero, paje ni rey, poeta ni fraile, que no tuvieran algo de aventureros. Lo fueron Colón y Vespucci. Cortés y Pizarro, Drake y Hawkins, Carlos V y la reina Isabel. Cuanto hombre o mujer grande hubo en Europa, se vinculó a la aventura central del mar Caribe. Descubrimiento, conquista, pillaje, se hicieron con reyes al fondo. Colón habla a nombre de los católicos; Balboa toma posesión del Pacífico y Cortés de México, con el estandarte del emperador Carlos V; Hawkins y Drake asaltan los puertos del Caribe con escudo de la reina Isabel; el pirata Juan Florentín aparece como socio del rey Francisco de Francia. En el Caribe empieza la lucha entre Inglaterra y España. El día en que el virrey de México vuelve astillas las naves de los contrabandistas ingleses en el puerto de San Juan de Ulúa marca un cambio de rumbo en la política europea. La historia del Caribe en el XVI hay que verla como un campo de batalla donde se juegan, con los dados de los piratas, las coronas de los reyes de Europa.
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