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    El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976

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    Mensaje por lolagallego Vie Ene 22, 2021 1:28 pm

    El espacio: producto social y valor de uso

    Henri Lefebvre


    L’espace: produit social et valeur d’usage. “La nouvelle revue socialiste”, n° especial. 1976.

    Traducción de Pedro Jiménez Pacheco

    Publicado por El Sudamericano - enero de 2021

    ▬ mensajes
     

    “Cambiar la vida”, “cambiar la sociedad”, estas frases no significan nada si no existe la producción de un espacio apropiado.

    “Producir el espacio”, estas palabras son sorprendentes: la producción del espacio, en concepto y en realidad, ha aparecido sólo recientemente, sobre todo, en la explosión de la ciudad histórica, la urbanización general de la sociedad, los problemas de la organización espacial, etc. Hoy en día, el análisis de la producción muestra que hemos pasado de la producción de cosas en el espacio a la producción del espacio mismo.

    Este paso de la producción en el espacio a la producción del espacio ocurrió debido al crecimiento de propias fuerzas productivas y por la intervención directa del conocimiento en la producción material. Este conocimiento se convierte eventualmente en conocimiento sobre el espacio, información sobre la totalidad del espacio. La producción en el espacio no está desapareciendo, pero está orientada de una forma diferente. Uno puede hablar de una economía de flujos: el flujo de la energía, el flujo de las materias primas, el flujo del trabajo, el flujo de la información, etc. Las unidades de producción industrial y agrícola ya no son independientes y aisladas.

    De esto se desprende una importante consecuencia: La planificación de la economía moderna tiende a convertirse en la planificación del espacio. El urbanismo y el manejo territorial son solo elementos de esta planificación espacial, los efectos de la misma se sienten por todas partes, aunque este ha sido particularmente el caso de Francia.

    El espacio es social: se trata de la asignación de lugares más o menos apropiados para las relaciones sociales de reproducción, es decir, las relaciones bio-fisiológicas entre los sexos, las edades, la organización específica de la familia, y para las relaciones de producción, es decir, la división del trabajo y su organización.

    El pasado ha dejado sus marcas, sus inscripciones, pero el espacio es siempre un espacio presente, una totalidad actual, con sus enlaces y conexiones para la acción. De hecho, la producción y el producto son lados inseparables de un proceso.

    El espacio social no se explica por la naturaleza (el clima y la topología), la historia, o la cultura. Además, las fuerzas productivas no constituyen un espacio o un tiempo. Mediaciones y mediadores se interponen entre ellos: con sus razones derivadas del conocimiento, de la ideología, del sistema de significados.

    Es el espacio una relación social? Sí, sin duda, pero es inherente a la relación de propiedad (el propietario de la tierra, en particular), también está vinculado a las fuerzas productivas que dan forma a esta tierra. El espacio está impregnado de relaciones sociales; no sólo es sostenido por las relaciones sociales, sino que también está produciendo y es producido por las relaciones sociales.

    El espacio tiene su propia realidad en los actuales modo de producción y sociedad con las mismas demandas y en el mismo proceso global de materias primas, dinero y capital.

    El espacio natural se ha ido irreversiblemente. Y aunque permanece, por supuesto, como el origen del proceso social, la naturaleza se reduce ahora a los materiales en los que operan las fuerzas productivas de la sociedad.

    Cada sociedad nace en el marco de un modo de producción dado, con las peculiaridades inherentes a este marco, moldeando su espacio. La práctica espacial define su espacio, lo plantea y lo presupone en una interacción dialéctica.

    El espacio social, pues, siempre ha sido un producto social, pero esto no fue reconocido. Las sociedades pensaban que recibieron y transmitieron el espacio natural. Todo el espacio social tiene una historia que comienza a partir de esta base natural: en efecto, la naturaleza está siempre y en todo lugar caracterizada por particularidades (climas, topologías, etc.).

    Pero si hay una historia del espacio, si hay una especificidad del espacio de acuerdo a los períodos, las sociedades, los modos y relaciones de producción, entonces hay un espacio del capitalismo, es decir, de la sociedad administrada y dominada por la burguesía.

    EL ESPACIO CAPITALISTA

    El capitalismo y neocapitalismo han producido un espacio abstracto, que es el reflejo del mundo de los negocios en los niveles nacional e internacional, así como, del poder del dinero y la política del Estado. Este espacio abstracto depende de vastas redes de bancos, empresas y grandes centros de producción. También existe la intervención espacial de autopistas, aeropuertos y redes de información. En este espacio, la cuna de la acumulación, el lugar de la riqueza, el sujeto de la historia, el centro del espacio histórico, –en otras palabras, la ciudad– ha estallado.

    El espacio como un todo entra en el modo modernizado de producción capitalista: se lo utiliza para producir plusvalía. El suelo, el subsuelo, el aire, e incluso la luz son parte de ambos, las fuerzas productivas y los productos. La fábrica urbana, con sus múltiples redes de comunicación e intercambio, es parte de los medios de producción. La ciudad y sus diversas instalaciones (puertos, estaciones de tren, etc.) son parte del capital.

    El espacio abstracto revela sus capacidades opresivas y represivas en relación con el tiempo. Rechaza el tiempo como una abstracción (excepto cuando se trata del trabajo, del productor de las cosas y de la plusvalía). El tiempo se reduce a las limitaciones del espacio: horarios, carreras, travesías, cargas.

    Las diferentes funciones del espacio capitalista

    Medio de producción

    El espacio es un medio de producción: la red de intercambios y los flujos de materias primas y energía que conforman el espacio también son determinados por el espacio. Los medios de producción, un producto en si mismos, no se pueden separar de las fuerzas de producción, técnicas y conocimiento, de la división internacional del trabajo, de la naturaleza, o del Estado y otras superestructuras.

    La ciudad, el espacio urbano y la realidad urbana no pueden ser concebidos simplemente como la suma de lugares de consumo de bienes (mercancías) y los lugares de producción (empresas).

    La disposición espacial de una ciudad, una región, una nación o un continente incrementa las fuerzas productivas, al igual que lo hacen los equipos y máquinas en una fábrica o en una empresa, pero en otro nivel. Uno utiliza el espacio tal y como se utiliza una máquina.

    Un objeto de consumo

    El espacio como un todo es consumido para la producción del mismo modo que lo son edificios industriales y sitios, máquinas, materias primas y la fuerza de trabajo.

    Cuando nosotros vamos a las montañas o a la playa, consumimos un espacio. Cuando los habitantes de la Europa industrializada descienden al Mediterráneo, el cual se ha convertido en su espacio de ocio, ellos pasan del espacio de producción al consumo del espacio.

    Un instrumento político

    El Estado utiliza el espacio de tal manera que garantice su control de los lugares, su jerarquía estricta, la homogeneidad total y la segregación de las partes. Es por tanto un espacio administrativamente controlado e incluso un espacio vigilado. La jerarquía de los espacios corresponde a la de las clases sociales, y si existen guetos para todas las clases, los de la clase obrera son simplemente más aislados que los de las otras clases.

    La intervención de la lucha de clases

    La lucha de clases interviene en la producción del espacio, hoy más que nunca. Sólo el conflicto de clases puede evitar que el espacio abstracto se auto-propague por todo el planeta y, por tanto, pueda borrar todas las diferencias espaciales. Sólo la acción de clase puede producir diferencias que se opongan a lo interior del crecimiento económico, a saber, la estrategia, la lógica, y el sistema.

    Debido a esto, en el actual modo de producción, el espacio social está considerado entre las fuerzas productivas y los medios de producción, entre las relaciones sociales de producción y su reproducción especialmente.

    La historia emerge a nivel mundial, y por tanto produce un espacio en este nivel: La formación de un mercado mundial, una generalización internacional del estado y sus problemas, nuevas relaciones entre sociedad y espacio. El espacio mundial es el campo en el que nuestra época es creada.

    Con este espacio mundial, y con las nuevas contradicciones se borran viejas contradicciones, nuevos agravantes aparecerán; por ejemplo, las relaciones internacionales entre los estados y sus estrategias de confrontación.

    Las contradicciones del espacio capitalista

    Este espacio producido por el capitalismo y por el Estado tiene sus propias contradicciones.

    La contradicción mayor

    La mayor contradicción del espacio surge de la pulverización del espacio por la propiedad privada, la demanda de fragmentos intercambiables, y por la capacidad científica y técnica (informacional) de tratar al espacio en aún más vastos niveles. La contradicción “centro/periferia” resulta de la contradicción “global/parcial”, puesto que todas las construcciones globales llevaron a la creación de una centralidad concentrada.

    Un espacio orientado hacia lo reproducible

    Orientada hacia la reproducción de las relaciones sociales de producción, la producción del espacio promulga una lógica de homogeneidad y una estrategia de lo repetitivo. Pero este espacio burocrático está en conflicto con sus propias condiciones y con sus propio resultados. Cuando el espacio es de esta naturaleza, ocupado, controlado, orientado hacia lo reproducible, pronto se ve a si mismo rodeado de lo no-reproducible: la naturaleza, el sitio, lo local, lo regional, lo nacional, incluso el nivel mundial.

    La actividad de la base, discontinua, múltiple, pronto se propone el retorno al espacio pre-capitalista. A veces propone un contra-espacio, que empuja hacia la explosión de todos los espacios organizados por la racionalidad estado-burocrático.

    …Y la negación de las diferencias.

    Este espacio abstracto formal y cuantificado niega todas las diferencias, las que provienen de la naturaleza y la historia, así como las que vienen desde el cuerpo, edades, sexos y etnias. La importancia de estos factores disimula y estalla el propio funcionamiento del capitalismo. El espacio dominante, de los centros de riqueza y poder, se ve obligado a moldear los espacios dominados, los de la periferia.

    En el espacio del neo-capitalismo, la economía y la política tienden a converger, sin que, sin embargo, lo político domine lo económico. Por tanto, los conflictos se manifiestan entre el estado hegemónico –que aún no es dueño de las cosas– y los dueños de estas cosas.

    La explosión generalizada del espacio

    Debido a estas contradicciones, nos encontramos ante un extraordinario, pero poco conocido fenómeno: la explosión de espacios. Ni el capitalismo, ni el Estado pueden mantener el espacio caótico y contradictorio que han producido. Podemos ser testigos, en todos los niveles, de esta explosión del espacio:

    En el nivel de lo inmediato y lo vivido, el espacio está explotando por todos lados, ya sea el espacio habitable, el espacio personal, el espacio escolar, el espacio de la prisión, el espacio del ejército, o el espacio hospitalario. En todas partes, las personas se están dando cuenta de que las relaciones espaciales son también las relaciones sociales.

    Al nivel de las ciudades, no sólo vemos la explosión de la ciudad histórica sino también la de todos los marcos administrativos en los que hubieran querido encerrar el fenómeno urbano.

    Al nivel de las regiones, las periferias están luchando por su autonomía o cierto grado de independencia. Comprometen acciones que desafían su subordinación a la centralización estatal, económica y política.

    Finalmente, en el nivel internacional, no sólo las acciones de las denominadas empresas supranacionales, sino también las de las grandes estrategias mundiales, se preparan y hacen inevitable la nueva explosión del espacio. El Mediterráneo es un excelente ejemplo, porque si se ha convertido en un espacio estratégico, es sólo después de la acumulación de muchos factores. Esta red, que contenía las relaciones comerciales más antiguas del mundo, lo cual nos dio nuestras grandes ciudades y puertos, recientemente ha sido transformada por completo en un espacio de ocio para la Europa industrial. Y más recientemente, este espacio ha sido atravesado por el flujo de energía y materias primas. Por último, ha sido un espacio casi sobre-industrializado con enormes complejos instalados en su periferia, no sólo en Fos, sino también en Sagunto y en Taranto (Francia, Italia y España). Estos fenómenos representan alteraciones extraordinarias del espacio y nos permiten estudiar los problemas ya planteados por las transformaciones del espacio contemporáneo.
     
     
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    El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976 Empty Re: El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976

    Mensaje por lolagallego Vie Ene 22, 2021 1:30 pm

    Movimientos sociales que cuestionan el uso del espacio

    En todos los países industrializados, existe un movimiento muy antiguo que proviene de las demandas relativas al trabajo, las empresas y los lugares de trabajo; no obstante, parece que los movimientos actuales están surgiendo a nivel mundial, y aunque todavía estén divididos, incompletos, y en gran parte inconscientes de sí mismos, se requiere una reorganización del espacio fuera de los lugares de trabajo.

    Estos son los movimientos de consumidores. En los Estados Unidos son muy frecuentes, numerosos, y más o menos cuestionan el uso del espacio. Ellos revelan que:

    El espacio no es únicamente un asunto económico, en el cual todas las partes son intercambiables y tienen valor de cambio.

    El espacio no es más que un instrumento político para la homogeneización de todos los sectores de la sociedad.

    El espacio sigue siendo un modelo, un prototipo perpetuo del valor de uso resistiendo a las generalizaciones del intercambio y valor de cambio en una economía capitalista bajo la autoridad de un estado de homogeneización.

    El espacio es un valor de uso, pero más aún es tiempo, con el cual está íntimamente vinculado, porque el tiempo es nuestra vida, nuestro valor de uso fundamental. El tiempo ha desaparecido en el espacio social de la modernidad. El tiempo vivido pierde la forma y el interés social a excepción del tiempo de trabajo. El espacio económico subordina al tiempo, mientras que el espacio político lo erradica, ya que está amenazando a las relaciones de poder existentes. La primacía de lo económico, y aún más, de lo político, conduce a la supremacía del espacio a través del tiempo.

    Por tanto, una de las funciones políticas de la izquierda es usar la lucha de clases en el espacio.


    HACIA UN ESPACIO SOCIALISTA

    Al igual que las sociedades que la precedieron, la sociedad socialista debe producir su espacio, pero con plena conciencia de sus conceptos y potenciales problemas.

    En la actualidad es popular decir que el marxismo es anticuado, que es menos relevante para la historia. Sin embargo, es precisamente hoy, más que nunca, que no podemos analizar los fenómenos del mundo excepto a la luz de las categorías fundamentales del marxismo, estando dispuestos a modificarlas para situaciones específicas.

    A pesar de que el espacio no se analiza en ‘El capital’, ciertos conceptos, como el valor de cambio y valor de uso, en la actualidad se aplican al espacio. En la actualidad, debemos utilizar la distinción, que Marx no introdujo, entre la dominación y la apropiación de la naturaleza. Este conflicto se despliega en el espacio: en espacios dominados y espacios apropiados. Aún más que en la época de Marx, la naturaleza es la fuente de todo valor de uso.

    ¿Deberíamos socializar el espacio? Por supuesto que no: porque ya está socializado en el marco de la sociedad y el modo de producción existente. Una sociedad que se está transformando dentro del socialismo no puede aceptar (incluso durante el período de transición) al espacio que ya es producido por el capitalismo. Hacerlo significa aceptar las estructuras políticas y sociales existentes; que sólo conducen a un callejón sin salida. Aceptando la reproducción de las relaciones de producción: que al final, son las mismas, y sin embargo, estarían jerarquizadas y controladas, sería reflejar todavía la antigua jerarquía social.

    Una sociedad “diferente” inventa, crea, produce nuevas formas de espacio, pero las relaciones de propiedad y producción ahora bloquean estas posibilidades. Algunos quieren el socialismo en los países industrializados para continuar con el crecimiento y la acumulación, es decir, con la producción de las cosas en el espacio. Otros quieren romper este modo de producción. Pero las fuerzas productivas han cambiado enormemente, pasando de la producción de las cosas en el espacio a la producción del espacio; es necesario proceder entonces a las consecuencias finales de este salto cualitativo. Esto implica el proceso de crecimiento cuantitativo, no para romperlo, sino para dar rienda suelta a todo su potencial.

    La producción del espacio socialista significa el fin de la propiedad privada y de la dominación política del espacio por parte del Estado, lo cual implica el paso de la dominación a la apropiación y la primacía del uso por encima del intercambio.

    Por otra parte, el espacio capitalista y neo-capitalista es un espacio de cuantificación y homogeneidad en crecimiento, un espacio mercantilizado donde todos los elementos son cambiables y por tanto intercambiables; un espacio en el que la policía del estado no tolera ninguna resistencia ni obstáculos. El espacio económico y el espacio político, por tanto, convergen hacia la eliminación de todas las diferencias.

    En la medida en que podamos concebirlo, dadas ciertas tendencias actuales, el espacio socialista será un espacio de diferencias.

    El rol determinante de los movimientos sociales

    Hay razones para creer que solamente la convergencia y la conjunción de los movimientos obreros y campesinos, vinculados a la producción de las cosas y el trabajo material y quienes utilizan el espacio, permitirán que el mundo cambie. Con respecto a la posesión y gestión del espacio, los movimientos sociales urbanos no tienen el carácter continuo y la promesa institucional de aquellos que provienen de las fábricas, unidades y sectores de la producción. Sin embargo, si la presión de la base (los consumidores) se produce con bastante fuerza, influirá en la producción en general hacia el espacio y hacia las necesidades sociales de esta base. La acción de esas partes interesadas determinaría las necesidades sociales, que entonces ya no serían determinadas por los “expertos”. Las nociones de equipo y entorno se liberarían por tanto de su contexto tecnocrático y capitalista. Sin embargo, la explosión espontánea de la “base” social, aunque revolucionaria y profunda, no sería suficiente para producir una definición adecuada, operacional, del espacio en la sociedad socialista. Sería, sin embargo, una parte integral de estas determinaciones. No obstante, la gestión del espacio social, al igual que la naturaleza, sólo puede ser colectiva y práctica, controlada por la base, es decir, democrática. Las partes “interesadas”, los “afectados”, intervendrían en el, lo administrarían y lo controlarían. Pero en primer lugar, llevarían hasta el fin la explosión de todo el espacio impuesto.

    Una autogestión general

    La reconstrucción del “menos a más” del espacio social, producido previamente desde el “más a menos”, implica la autogestión general, es decir, a varios niveles, complementando a la autogestión de las unidades e instancias de producción. Sólo de esta manera, la socialización de los medios de producción puede incluir la cuestión del espacio. Hacerlo de otra manera, para definir un ”espacio socialista” como el espacio natural o comunas que viven en un espacio privilegiado o en “conviviality”, es confundir el fin con los medios, el objetivo con las etapas; esto es, en otras palabras, el utopismo abstracto.

    La producción en una sociedad socialista es definida por Marx como la producción para las necesidades sociales. Estas necesidades sociales, en gran medida, conciernen al espacio: vivienda, transporte, equipamientos, reorganización del espacio urbano, etc. Estas necesidades amplían la tendencia capitalista al producir el espacio mientras se modifican radicalmente los productos. Esto es lo que contribuye a la transformación de la vida cotidiana, a la definición de desarrollo más en lo social que en términos individuales, sin la exclusión de este último. El individuo en una sociedad socialista tiene derecho a un espacio, así como el derecho a la vida urbana como el centro de la vida social y las denominadas actividades culturales, etc.

    El comienzo de esta transformación tiene que esperar a que el pensamiento, la imaginación, la creatividad, que a su vez dependen de la superación de la separación entre lo ”público” y lo ”privado”, por clarificación de la ilusión sobre lo social y lo colectivo cofundada con la “beneficencia pública”, etc.

    Las políticas socialistas del espacio pueden resolver las contradicciones del espacio, tan sólo añadiendo a ellas las otras contradicciones económicas y sociales. Por supuesto, la presión de la base y la autogestión del espacio no pueden auto-limitarse a un reformismo.

    El giro del mundo “nuevamente de pie”, según Marx, implica el vuelco de los espacios dominantes, colocando la apropiación sobre la dominación, la demanda sobre el mando, y el uso por encima del intercambio. La Autogestión se revela como los medios y el fin, una fase de la lucha y también su objetivo. En el espacio transformado, se puede y debe establecer una redefinición de las relaciones entre las actividades productivas y el retorno al mercado interior, orientada deliberadamente hacia las cuestiones del espacio. Es el espacio como un todo el que sería redefinido, y que provocaría una conversión y una subversión.

    Una redefinición del espacio como una función del valor de uso. –¿Cómo están previstos estos procesos revolucionarios?

    Si la situación actual no se reduce a una crisis económica, y en su lugar, llama a una modificación profunda de la sociedad y la civilización, todavía ofrece un punto de referencia desde el cual se puede iniciar la transformación. La modificación puede ser así definida: el espacio producido desde la perspectiva de la prioridad de los medios de intercambio y el transporte será producida a partir de la perspectiva de la prioridad del valor de uso. La revolución de los espacios implica y amplifica el concepto de revolución, definida como un cambio en la propiedad de los medios de producción. Se da una nueva dimensión a dicho concepto, a partir de la supresión de una particularmente peligrosa forma de la propiedad privada, la del espacio: subterráneo, espacio de suelo, espacio aéreo, espacio planetario, e incluso del espacio interplanetario.

    Las denominadas fórmulas de transición –el control estatal de la tierra, nacionalizaciones, municipalizaciones– no han tenido éxito. Pero ¿cómo podemos limitar y suprimir la propiedad del espacio? Tal vez recordando los escritos de Marx y Engels: un día, en efecto vendrá, la propiedad privada de la tierra, de la naturaleza y sus recursos, lo que parecerá tan absurdo, tan odioso, tan ridículo como la posesión de un ser humano por otro.

    Los problemas relacionados con la “contaminación del medio ambiente”, vistos por los ecologistas como primarios, son realmente importantes, pero son secundarios. En esta perspectiva, el problema real de la sociedad y su transformación se desvía hacia el naturalismo: tomemos, por ejemplo, el biologismo involucrado en el tratamiento del espacio humano como un espacio animal.

    En conclusión, una transformación de la sociedad presupone la posesión y la gestión colectiva del espacio mediante una intervención permanente de las “partes interesadas”, a pesar de sus múltiples y a veces contradictorios intereses. Esta orientación tiende a superar las separaciones y disociaciones en el espacio entre una obra (única) y una mercancía (repetida).

    Esta es una orientación. Nada más y nada menos. Pero señala un significado. A saber, algo que se percibe, una dirección es concebida, un movimiento vivo hace su camino hacia el horizonte. Pero todavía no es nada que se asemeje a un sistema.


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    El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976 Empty Re: El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976

    Mensaje por lolagallego Vie Ene 22, 2021 1:31 pm

    NOTAS:

    [1] Lefebvre, H. (1976). L’espace: produit social et valeur d’usage. En: La nouvelle revue socialiste, número especial.

    [2] Freiberg, J. W. (Edit.), (1979). Space, Social Product and Use Value. En: Critical Sociology: European Perspectives.

    [3] Los seminarios contaron con la asistencia de estudiantes graduados y jóvenes profesores de todo Estados Unidos. Entre los invitados estuvieron Alain Touraine de Francia y el italiano Franco Ferrarotti durante el primer verano; el inglés Anthony Giddens y el alemán Claus Offe durante el segundo; el español Manuel Castells y el griego Nicos Poulantzas durante el tercero; Ralph Miliband de Inglaterra y Hans Peter Dreitzel de Alemania durante el cuarto; y Göran Therborn de Suecia con Robin Blackburn de Inglaterra durante el quinto año (Freiberg, 1979).

    [4] Garnier, Jean-Pierre. (2010). Démocratie locale ou auto-gouvernement territorial? Discurso en el seminario “Hábitat y Sociedad”. Facultad de Geografía de la Universidad de Barcelona, 26 de noviembre, 2010.


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    El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976 Empty Re: El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976

    Mensaje por lolagallego Vie Ene 22, 2021 1:34 pm

    Henri Lefebvre (Hagetmau, unio de 1901 – Navarrenx, junio de 1991) fue un filósofo francés. Se consagró a la sociología, la geografía, el urbanismo y al materialismo histórico en general.

    Influenciado por el pensamiento de Karl Marx, forma parte de los primeros intelectuales que difunden en Francia el estudio del marxismo. Está considerado como uno de los padres del movimiento que condujo a la revolución del mayo de 1968 e inspiró a toda una corriente de pensamiento progresista.


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    El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976 Empty Re: El espacio: producto social y valor de uso - Henri Lefebvre - año 1976

    Mensaje por lolagallego Vie Ene 22, 2021 1:35 pm

    hay en el Foro más de una docena de temas con textos de Henri Lefebvre.



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