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    Reseña del libro "Nuestra guerra: memorias de un luchador" de Enrique Líster - artículo publicado en el blog Arqueohistoria crítica

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    Mensaje por lolagallego Vie Feb 19, 2021 7:17 pm

    Reseña del libro "Nuestra guerra: memorias de un luchador" de Enrique Líster

    artículo publicado en el blog Arqueohistoria crítica

    •el libro completo está en el Foro: Memorias de un luchador - Enrique Líster - año 1977 - formato pdf

    ▬ 5 mensajes


    1)     Introducción:

               El presente artículo es una reseña de la obra “Nuestra Guerra: Memorias de un luchador” de Enrique Líster, destacando los aspectos que mejor reflejan su humanidad. Antes de comenzar, conviene señalar algunos apuntes biográficos de su autor. Enrique Líster (1907-1994) fue un militar y político español, testigo del desarrollo del movimiento obrero y campesino, de las políticas desempeñadas durante la Segunda República, de la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial, así como de la desviación ideológica del Partido Comunista de España por obra de Santiago Carrillo.

               Su militancia política se inicia en 1927 al ingresar en el Partido Comunista de Cuba. Al año siguiente ingresará en el Partido Comunista de España (PCE). Entre 1932 y 1935 será miembro del Partido Comunista de la Unión Soviética sin dejar de ser militante del PCE. En marzo de 1937 será miembro de su Comité Central y a partir de junio de 1946, será miembro del Comité Ejecutivo del PCE.

               Desde temprana edad trabajó con su padre, llegando a emigrar de su Galicia natal hasta Cuba. En un primer momento, el padre intenta enseñarle el oficio de bodeguero, pero finalmente acabará trabajando como cantero.  De regreso a España, se encargará de organizar al Partido y al Sindicato de Oficios Varios de Teo-Ames y sus contornos, cerca de Santiago de Compostela. Estas actividades le conducirán a la cárcel, tanto en Cuba como en España, pasando durante dos años (1925-1926) por las prisiones de Padrón, Santiago y A Coruña.

    Entre 1932 y 1935 residirá en la Unión Soviética. Allí estudiará en la Escuela Leninista (de la Internacional Comunista) y en una escuela militar, además de trabajar como barrenero en la construcción de la primera línea del Metro de Moscú. En 1935 participará en la primera parte del VII Congreso de la Internacional Comunista, hasta su regreso a España.

    Posteriormente, entre septiembre de 1935 a julio de 1936 dirigirá en el Buró Político el trabajo anti-militarista del PCE en el plano nacional, siendo responsable del periódico “El Soldado Rojo”. Además, se convertirá en el instructor de las Milicias Obreras y Campesinas (como método de auto-defensa ante los ataques de grupos fascistas) y conferenciante en la escuela de cuadros del PCE sobre el trabajo de organización del Partido entre las Fuerzas Armadas.

    Durante la Guerra Civil tuvo los siguientes cargos:

    -        Jefe de columna de las Compañías de Acero 4ª, 6ª y 9ª.
    -        Comandante-jefe del 5º Regimiento.
    -        Organizador y jefe de la 1ª Brigada Mixta del Ejército Popular Regular.
    -        Organizador y jefe de la 11 División.
    -        Jefe del V Cuerpo de Ejército.

    Participará en algunas de las batallas más importantes, como la de Sierra de Guadarrama, Talavera, la defensa de Madrid, Jarama, Guadalajara, Brunete, Aragón, Teruel, de nuevo Aragón y Cataluña.

    Entre 1939 y 1944 residirá en la Unión Soviética, estudiando los dos primeros años en la Academia Militar Frunze y también luchando en los campos de batalla durante la Segunda Guerra Mundial, obteniendo el grado de general soviético, polaco y más tarde yugoslavo.
     
     
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    Líster con Modesto

    Tras finalizar la guerra en 1945, se traslada a Francia donde trabajará con los comunistas españoles en tareas varias del Partido: guerrillas, trabajo antimilitarista, etc; pero su actividad sería descubierta por el gobierno francés, por lo que optará por trasladarse al Bloque del Este.

    En 1949 participará en la fundación del Congreso Mundial de la Paz, del que llega a ser su vicepresidente. Entre 1951 y 1956 reside en Praga (capital de Checoslovaquia), donde desempeña el cargo de responsable de la emigración española a los países socialistas y de las relaciones con los partidos comunistas y obreros de esos países.
     
    Será en 1956 cuando regresa a París, siendo hasta 1970 miembro de la dirección del PCE. En este año, debido a sus discrepancias con la desviación ideológica iniciada años atrás por Santiago Carrillo, Enrique Líster abandonará el PCE. Tres años después, se convierte en uno de los principales fundadores del Partido Comunista Obrero Español (PCOE), siendo elegido como su Secretario General. Esta organización, al contrario que el PCE, se opuso a la impunidad del franquismo, no aceptó la monarquía impuesta y no abandonó la línea marxista-leninista.  Regresará a España en 1977, habiendo sido uno de los cinco españoles en la “lista negra” de Franco.

    Pese a todo, Líster acabará abandonando el PCOE junto a otros miembros del mismo para unirse de nuevo al PCE en 1986, tras la expulsión de Carrillo y sus más fieles adeptos por Gerardo Iglesias, pretendiendo cambiar el partido desde dentro para conducirlo de nuevo al marxismo-leninismo, lo cual fue en vano, como es fácilmente perceptible. Morirá en 1994 en la ciudad de Madrid.

    La presente obra constituye la primera parte de sus memorias, considerándose que la segunda es la titulada“Así destruyó Carrillo el PCE”, ensayo en el narra la etapa posterior a la Guerra Civil, la persecución de Santiago Carrillo a miembros del PCE que podían hacerle sombra, y la final desviación ideológica del partido en pos del eurocomunismo.

    2)     Orígenes:

    Enrique Líster nace el 21 de abril de 1907 en una aldea de una treintena de vecinos llamada Ameneiro, de la parroquia de Calo, a 7 kilómetros de Santiago de Compostela, en la provincia de A Coruña. Hijo de una madre campesina y de un padre cantero, en una familia de siete hermanos, cinco varones y dos mujeres. Líster será el tercero. Sus hermanos varones ingresaron en el Partido Comunista de España a partir de 1930. Constante, el mayor, siendo concejal del Ayuntamiento de Teo, será detenido en Calo al originarse la Guerra Civil y será asesinado por los fascistas.

    Faustino, que era más joven y presidente del Sindicato, será detenido por esos mismos fascistas, juzgado por un tribunal militar y fusilado. Su madre y hermanas sufrirán vejaciones por parte de los fascistas. Durante el estallido de la Guerra, su padre se encontraba trabajando en Cuba, y al impedírsele el regreso salvo su vida, muriendo finalmente en 1941.

    Al ser de origen humilde, no irá a la escuela, y a los once años emigrará a Cuba, donde se encontraban ya trabajando su padre y sus dos hermanos mayores. Así describe Líster al pueblo cubano:

    “Los cubanos son hospitalarios, generosos, francos en el trato y serios en sus relaciones, aunque a los que sólo ven de los hombres y de los pueblos lo exterior le pueda parecer lo contrario al presenciar la alegría que los cubanos ponen en todas sus cosas. Yo pienso que esa alegría, ese entusiasmo con que los cubanos se enfrentan con la vida, es, precisamente, una de sus grandes virtudes. Entre el pueblo cubano uno no se puede sentir extranjero, y yo, pasados los primeros meses, me había convertido en un verdadero patriota de mi barrio de Belén, y cuando en 1961 volví a Cuba después de más de treinta años de ausencia, mi primera visita fue para él. Recorrí sus calles, visité las casas donde había vivido e imaginaba lo que habían sido de mis amigos de <<pandilla>>”.

    De regreso a España (tras haberse visto envuelto en conflictos con la ley), tendrá sus primeros desencuentros con la Guardia Civil, mostrando hostilidad hacia ellos:

    “Este odio a la Guardia Civil, surgido en la niñez por un hecho familiar, con el tiempo había de ir adquiriendo un contenido de clase. A mi regreso de Cuba a la tierra natal yo había de ver el verdadero papel de los miembros de ese cuerpo duro y disciplinado, dedicados a servir exclusivamente a los poderosos, los ricos, los caciques, los curas, y a perseguir a los pobres, los explotados, es decir, a la inmensa mayoría de los aldeanos.

    Hay que haber conocido lo que era la Guardia Civil en los medios rurales y en la época a que me estoy refiriendo. Bastaba que el cacique le diera la orden de sacar a uno del medio, para que le metieran una paliza tal que, unas semanas o unos meses más tarde, lo llevaba a la tumba.”
     
     
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    Líster con el Che
     
     
    Enrique Líster volverá a Cuba donde comienza su activismo político:

               “Era la época de la feroz dictadura de Machado; a mediados de 1927 detuvieron a uno de nuestro grupo y yo tuve que abandonar el trabajo, y unos días después los camaradas me metieron en un barco que salía hacia España, pero que hacía escala en Nueva York, donde debía quedarme. Me dieron una dirección y me dijeron que escribían allí. Dos días estuvo el barco en el puerto de Nueva York, pero no me fue posible burlar la vigilancia que había alrededor del barco y en la cubierta del mismo para evitar la emigración clandestina; tuve que continuar el viaje a España.”

    3)     La Segunda República:

    Enrique Líster analiza la etapa de la Segunda República Española desde una perspectiva de clase, hablando de cómo la burguesía trataba de que el tránsito de Monarquía a República fuera pacífico y anulando cualquier participación de la clase obrera y campesina en el mismo:

    “En la última parte de agosto conocimos por nuestros camaradas del exterior que se había firmado un pacto en San Sebastián entre republicanos, socialistas y monárquicos-católicos. En las semanas siguientes nuestros camaradas nos iban informando que los firmantes de ese pacto basaban todos los cambios del régimen en una sublevación militar, y por eso hacían todo lo posible para evitar que hubiese huelgas o acciones de los estudiantes ni de ningún otro tipo.”

    “Como el movimiento republicano español, ya a mediados de 1930, tenía conciencia de que se acercaba el fin de la monarquía, la burguesía republicana, por si se producía ese hecho, se preocupaba de intentar encauzar el paso de la monarquía a la República de manera pacífica, rehuyendo a todo trances la participación de las grandes masas revolucionarias. Se trataba, dicho con expresión gráfica por Miguel Maura <<de preparar la colchoneta en la que había de caer fatalmente el cuerpo nacional cuando llegara la hora del cambio de régimen>>”.

    “Como es natural, el Pacto de San Sebastián favoreció de manera principal a la burguesía y de ésta, singularmente, a la derecha republicana. El hecho de que los jefes socialistas y anarcosindicalistas, directa o indirectamente, subordinaran las masas trabajadoras a la burguesía republicana fue un acto que podría calificarse de traición y engaño a la revolución española.”

    Enrique Líster, no obstante, señala que no está en contra de los pactos, pero siempre y cuando el revolucionario tenga conciencia de la tarea que debe desempeñar. Para ello cita a Lenin:

    “Conviene observar que el nefasto resultado de ese resultado político no debe interpretarse como si no debieran realizarse pactos de este tipo. Estos pueden llevarse a cabo siempre que sea necesario, pero con la particularidad de que <<el deber de un partido auténticamente revolucionario no consiste en proclamar imposible la renuncia a cualquier compromiso, sino en saber cumplir fielmente a través de todos los compromisos-en la medida en que sean inevitables-, con sus principios, su clase, su misión revolucionaria, su obra de preparar la revolución y de educar a las masas populares para triunfar en la revolución>>.”
     
     


    Última edición por lolagallego el Vie Feb 19, 2021 7:41 pm, editado 2 veces
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    Mensaje por lolagallego Vie Feb 19, 2021 7:26 pm

    Señala que la actitud de la clase obrera ante el Pacto de San Sebastián así como las sublevaciones militares de Jaca o Cuatro Vientos fue de desconfianza, aunque ello no impidió que el 16 de diciembre de 1930 hubiera una serie de huelgas en varias ciudades. Así mismo, los primeros años de la República están manchados con sangre obrera y campesina:

    “La República había nacido sin sangre, pero la sangre ya había corrido antes y seguía corriendo y casi siempre del mismo lado, del de los trabajadores, del pueblo.

    Los nuevos gobernantes, en vez de aprovechar la forma pacífica en que se había derrumbado la monarquía y nacido la Segunda República, para dar satisfacción a las legítimas aspiraciones de la inmensa mayoría de los españoles y sobre todo de los trabajadores de la ciudad y del campo, comenzaron desde el primer día a no querer asustar a los capitalistas, reprimiendo toda acción reivindicativa de los trabajadores. Pero éstos comenzaron a responder con huelgas y otras acciones de lucha.”

    Procede a narrar lo sucedido en Sevilla meses después de la proclamación de la República, durante una huelga general. El Ejército intervino sofocando a los manifestantes. Entre el “13 al 22 de julio Sevilla fue teatro de una verdadera lucha armada en la que intervino incluso la artillería”.

    Posteriormente, el día 23 en el Parque de María Luisa hubo obreros ejecutados por las fuerzas del orden, a los cuales se les aplicó la “Ley de Fugas”. Por supuesto, hubo muchos detenidos, entre ellos Dolores Ibárruri, más conocida como “Pasionaria”.

    La represión continuó en 1932, durante el denominado Bienio de Izquierdas:

    “A comienzos de 1932 el gobierno de Azaña continuó las medidas represivas contra los trabajadores. La víspera de Año Nuevo los campesinos del pueblo de Castilblanco (Badajoz), cansados de aguantar la represión gubernamental, mataron a cuatro Guardia Civiles. Unos días después en enero, la Guardia Civil disparó contra varios campesinos en el pueblo de Arnedo (Logroño), los que murieron a consecuencia de los impactos. Días más tarde son los mineros de Llobregat (Barcelona) los que desencadenan una huelga que se convirtió rápidamente en una verdadera sublevación, teniendo que intervenir fuerzas del Ejército. Y la represión había de ir en aumento en los años siguientes.”

               A continuación, Líster pasa a narrar el famoso episodio de Casas Viejas, que provocó el escándalo y la dimisión del presidente de Gobierno Manuel Azaña. No obstante, cabe señalar que la frase que cita de Azaña de “ni heridos, ni detenidos, los tiros a la barriga” (en alusión a que no debía haber supervivientes en la represión a los campesinos de Casas Viejas) es falsa, como demostró el hispanista Gabriel Jackson en la obra “La república española y la guerra civil”.

               A parte del tema obrero y campesino, Líster es muy crítico con las reformas que este gobierno quería llevar a cabo en el Ejército, afirmando que esas medidas no fortalecían a la República, sino a los enemigos de ésta. Se mostrará especialmente hostil con la llamada “Ley Azaña”:

               “Pero la más <<genial>> de esas medidas fue la famosa <<Ley Azaña>>, que con el fin de reducir la plantilla de personal de mando concedía el derecho al retiro con sueldo completo de 10.000 peticiones voluntarias de generales, jefes y oficiales. Pero como eso se hacía sin tener en cuenta la faceta política de la cuestión, los resultados de ese decreto fueron totalmente negativos para la República. Mientras que de los mandos enemigos de la República sólo se acogieron a la <<Ley Azaña>> algunos monárquicos rabiosos, que se negaron a jurar fidelidad a la República, y como en los puestos de mando principales continuaron los generales y coroneles reaccionarios y desde ellos seguían persiguiendo a los mandos republicanos, muchos de éstos se acogían a la ley de retiro, mientras los enemigos de la República quedaban en el Ejército. Así, la República se privaba de sus defensores en tanto que se entregaba en manos de sus más encarnizados enemigos.”

               “Y así tenemos que en el Ejército republicano abundaban los generales, jefes y oficiales que, con mando de tropas y destinados en Estados Mayores y en establecimientos militares, eran rabiosamente hostiles a la República. De tal suerte que este régimen republicano conservador del período de 1931 a febrero de 1936, al no querer vigorizarse con la savia revolucionaria que emanaba de las grandes masas en acción, contaba con un Ejército que, habiendo acatado la República con un carácter oficial, carecía, en lo fundamental, de espíritu republicano.”

    Como ya se ha dicho, entre 1932 y 1935 residirá en la URSS recibiendo instrucción ideológica y militar, además de trabajar en la construcción de un metro:

               “Los tres años en Moscú los repartí casi por partes iguales entre estudiar en la Escuela Leninista, trabajar como barrenero en la construcción de la primera línea del Metro y estudiar en una escuela militar”.

               Al regresar a España ya tenía capacidad para instruir en artes militares, y de ahí su colaboración con las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC), organizaciones fundadas en 1933, aunque se fortalecerá tras los acontecimientos de octubre de 1934:

    “Las MAOC estaban integradas casi totalmente por jóvenes. En cuanto al objetivo perseguido por ellas era de autodefensa de las organizaciones democráticas, proteger las manifestaciones, mítines, etc; contra los ataques de los grupos de pistoleros falangistas. Su instrucción en los primeros tiempos se hacía clandestinamente y, según iba cambiando la situación, se hicieron más libremente.”

    4)     Origen de la Guerra Civil:

    Tras la victoria del Frente Popular, Enrique Líster habla de las tensiones entre la izquierda y la derecha en el Congreso, si bien su cita de Pasionaria amenazando a Calvo Sotelo está demostrada que es falsa, ya que no se encuentra registrada en los Archivos del Congreso.

    Además, señala que el gobierno del Frente Popular, presidido por Casares Quiroga, había recibido avisos de una conspiración militar que amenazaba la legalidad republicana:

    “El gobierno republicano, que presidía Casares Quiroga, por multitud de informaciones y denuncias que recibía de diferentes partidos, organizaciones obreras y de militares y marinos leales a la República, estaba en antecedentes de lo que se tramaba. Diariamente pasaba yo al Buró Político del Partido las informaciones recogidas directamente de los cuarteles a través de nuestras organizaciones, enlaces y contactos. Con dichas informaciones, y con muchas otras recogidas por otras vías, la dirección del Partido era la que más insistía en llamar la atención de Casares Quiroga y de su gobierno, en entrevistas o públicamente, en el Parlamento y en la prensa, sobre las actividades de los jefes reaccionarios del Ejército y la necesidad de poner fin a tales actividades.”

    Finalmente, la sublevación militar estalla el 17 de julio en Melilla y se extenderá al resto del territorio español al día siguiente. Una de las primeras batallas en las que participará Líster será la de Sierra de Guadarrama. Señalará que el valor no es suficiente para el éxito, sino que es necesaria, además, la disciplina:

    “La Sierra fue para las nacientes Fuerzas Armadas republicanas una gran escuela de heroísmo y de preciosas enseñanzas; entre ellas, el convencimiento de que el heroísmo solo no bastaba para vencer, de la necesidad de la disciplina y de organizarse militarmente. Los supervivientes de los combates de la Sierra habían visto con sus propios ojos que muchos de nuestros muertos lo fueron, precisamente, por la falta de organización y de disciplina. Las enseñanzas de esas primeras semanas de la Sierra desempeñaron un papel importante en todo nuestro trabajo posterior de organización del Ejército Popular.”


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    5)     Sobre la represión en el bando republicano:

    Enrique Líster habla de los excesos por parte del bando republicano en lo que respecta a la represión del enemigo, si bien no la considera comparable a la llevada a cabo en el bando enemigo:

    “Para colocarnos en el mismo plano se argumenta que también en la retaguardia republicana se cometieron crímenes y abusos. No hay duda de ello. En nuestro campo hubo persecuciones, crímenes e injusticias no sólo contra los enemigos de la República, sino entre los propios partidarios de ésta. Pero mientras en la mayor parte de los casos, en zona republicana, los culpables lo eran personalmente aquellos que los cometían, los verdaderos y principales culpables son los que han organizado y llevado a cabo la sublevación contra el régimen que la mayoría de los españoles se había dado libre y democráticamente.

    Yo no he aprobado nunca, ni apruebo hoy ni aprobaré jamás, los crímenes que se hayan cometido en nuestro campo en nombre de la República y la revolución y mucho menos los que fueron producto de la venganza o de intereses personales. Los crímenes son crímenes en cualquier campo que tengan lugar y sus autores son criminales, cúbranse con la etiqueta que se cubran. Pero, al mismo tiempo, yo considero que los historiadores que se propongan poner en claro esa parte negra de esos tres años de lucha, tendrán que hacer una diferenciación entre lo que es respuesta popular ante una agresión cometida contra el pueblo y todos los excesos que una tal respuesta lleva en sí, con lo que es el crimen premeditado, organizado y ejecutado fríamente. Y entonces se verán obligados, esos historiadores, a constatar que en esto último los sublevados también se llevan la palma, y con mucho.”

    Este pensamiento es compartido, entre otros, por el historiador británico Paul Preston en “El Holocausto español”, obra de la que ya hablamos en otra ocasión.

    6)     Enrique Líster y la poesía:

    Enrique Líster es consciente del valor de la poesía a la hora de elevar la moral de las tropas republicanas:

    “Yo, que no entiendo nada de poética, les estoy profundamente agradecido a los poetas por el importante papel que la poesía ha desempeñado durante la guerra. He sido siempre partidario de los discursos cortos, directos, que lleguen al corazón, calienten la sangre y dejen en el cerebro de los que escuchan materia de reflexión. Por eso, una buena poesía era para mí algo así como varias horas de discursos resumidos en unos pocos minutos. He podido comprobar muchas veces que una poesía capaz de llegar al corazón de los soldados valía más que diez largos discursos. Recuerdo cuando, en los días más difíciles de Madrid y luego a lo largo de toda la guerra, venían Miguel Hernández, Herrera Petere, Juan Rejano, Serrano Plaja, Pedro Garfias, Altolaguirre, Emilio Prados y otros poetas a las trincheras a recitar a los combatientes sus poesías y lo que éstas representaban como materia combativa, explosiva, de reforzamiento de la moral de combate y de confianza en la victoria; de impulso para la realización de actos heroicos individuales y colectivos.

    Fue por esos días cuando me di plenamente cuenta de la inmensa fuerza de la poesía para despertar en el hombre todo lo que hay de mejor en él. Para empujarlo a superarse, para hacer de los hombres, héroes y de los héroes, héroes aún más grandes.

    Mientras el poeta iba leyendo su poema, yo me fijaba en los rostros de los combatientes e iba leyendo en ellos el efecto causado por lo que escuchaban, y podía decir, sin temor a equivocarme, que en muchas caras veía que éste o aquel iba a ser un héroe en el próximo combate.

    Es tal la fuerza de la poesía para desarrollar o cantar el heroísmo que los periódicos y revistas de las unidades militares estaban llenos de poesías hechas por los propios combatientes, y más tarde pasaría lo mismo con los periódicos de las agrupaciones guerrilleras.”

    Mención especial recibe Antonio Machado, con el que Líster mantuvo amistad y correspondencia:

    “(Antonio) Machado me ha dedicado una poesía que no todo el mundo ha digerido. Hay quienes escriben que lo hizo porque ya chocheaba. Tales gentes no ven de Machado, en relación con la guerra, más que esa poesía y pasan un velo por todo el resto que escribió, dijo e hizo Machado en los tres años de guerra. Machado escribió artículos, pronunció discursos en actos políticos y dio conferencias. En 1937 publicó un libro con el título <<La Guerra>> y me envió un ejemplar con dedicatoria”.

    “No, el retrato del Machado de la guerra no es ése que nos pintan ciertos plumíferos y que otros ocultan por conveniencia, sino el del verdadero combatiente antifascista con la pluma y la palabra. Ese espíritu combativo, esa fe en la justeza de nuestra lucha, ese convencimiento en nuestra victoria final es lo fundamental que se desprende del poema que me dedicó durante la batalla del Ebro.”



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    Antonio Machado
     
     
     
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    Mensaje por lolagallego Vie Feb 19, 2021 7:32 pm

    7)     El Asedio al Alcázar de Toledo:

    Uno de los episodios bélicos de los que fue testigo Enrique Líster fue el asedio al Alcázar de Toledo. Su visión del mismo es muy desmitificadora, poniendo en duda incluso que los atacantes republicanos tuvieran el deseo de asaltar la fortificación:

    “Para las fuerzas republicanas, Toledo pasará a la Historia como una de sus mayores vergüenzas, y para los fascistas, como uno de los mayores engaños. Por parte del mando republicano en ningún momento hubo un verdadero plan, ni se tomaron las medidas necesarias para la conquista del Alcázar. Durante más de dos meses, de cuatro a cinco mil hombres-la mayoría anarquistas-, acompañados de varios centenares de “señoras”, también con pañuelito rojo y negro, llevadas de los burdeles de Madrid, se dieron la gran vida “luchando” contra unas piedras detrás de las cuales se “defendían” unos señores que, si no lo pasaban tan bien como los “atacantes” anarquistas, lo pasaban bastante mejor que sus compañeros que se batían en los frentes”.

    (…)

    “Repito que la Historia del Alcázar es uno de los más grandes camelos de nuestra guerra. Las cifras de 80 muertos por diferentes causas tenidos por los sitiados, en más de dos meses de encierro, es una de las muchas pruebas de esa comedia”.

    8.)     Creación del V Regimiento:

    Entre las aportaciones militares de Enrique Líster es su papel en la creación del V Regimiento, formado por voluntarios anti-fascistas de diferentes ideologías. El 50% eran comunistas, el 25% eran socialistas, el 15% republicanos y un 10% no se adherían a ningún partido. Respecto a la composición social, el 50% eran campesinos, el 40% eran obreros y un 10% empleados.

               En palabras de Enrique Líster:

               “El Partido Comunista, al mismo tiempo que denunciaba los preparativos del enemigo para sublevarse y llamaba a las masas a luchar contra esos preparativos y a prepararse a su vez para hacer frente a la sublevación-si ésta se producía-, él mismo daba el ejemplo tomando enérgicas medidas en este sentido. Por eso no es casual que el V Regimiento surgiera al mismo tiempo que se produjo la sublevación fascista, ni que comenzara a desempeñar un papel tan importante desde los primeros días”.

    Del V Regimiento nacerá el Comisariado, que se encargará de formar la conciencia política y fomentar la disciplina de los voluntarios, además de ayudarles a dominar la técnica y a “familiarizarse con el arte de la guerra”. Pero no todo será conciencia política y vida militar, también desempeñaban campañas contra el analfabetismo y organizaban eventos culturales (las llamadas “Milicias de la Cultura”, formadas por maestros e intelectuales), cuidaban del buen funcionamiento de la cocina, el transporte, la sanidad…

    Pese a que se asocia al bando republicano con un fuerte anticlericalismo, Líster narra cómo protegió a un grupo de monjas, las cuales trabajaron para el V Regimiento:

    “Otro día recibimos la información de que en una casa había fascistas escondidos. Enviamos unos hombres a ver de qué se trataba. Volvieron poco después informándonos de que era un grupo de monjas. Di órdenes de que montaran una guardia en la casa y avisamos a la dirección del Partido para que, si era posible, enviase a Dolores Ibárruri a hablar con ellas. Poco después nos presentamos Dolores y yo en casa de las monjas. Eran unas veinte y las había de todas las edades. Estaban muertas de miedo, pero las fuimos tranquilizando y según íbamos avanzando en la conversación ellas iban interviniendo y preguntando con más confianza.

    Aceptaron encantadas la propuesta que les hicimos de trabajar en la confección de ropas para los soldados, y desde ese momento quedaron agregadas a las cientos de mujeres que realizaban esa y otras labores para el V Regimiento, recibiendo como ellas, su abastecimiento y su salario y respetándose su modo de vida como religiosas”.

    Finalmente, el 10 de octubre de 1936 se crea el Ejército Popular Regular.

    9)     Las armas soviéticas:

    Enrique Líster defiende el papel llevado a cabo por la Unión Soviética durante la Guerra Civil Española:

    “Hay señores que han escrito y siguen escribiendo o afirmando que el armamento que nos envió la Unión Soviética era viejo y malo. Decir esto es una canallada. Es cierto que a España llegó armamento viejo y malo, pero ése era el comprado por los agentes del Gobierno y, entre ellos, por ciertos ministros y embajadores de la República y, en ciertos casos, a países con jefes de gobierno y ministros socialistas.

    Es cierto, asimismo, que sólo en octubre comenzó a llegar a España el armamento soviético, es decir, tres meses después que los sublevados venían recibiendo armamento de Italia y Alemania en abundancia, pero tampoco en esto la culpa era de la URSS, sino de los gobernantes republicanos, que sólo recurrieron a la Unión Soviética cuando el gobierno del socialista Blum y otros gobiernos <<democráticos>>, se negaron a cumplir los acuerdos que tenían con la República Española.”


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    Líster se apoya para validar su testimonio en su experiencia en la escuela militar de la URSS y su posterior lucha con el Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial:

    “Como ya dije anteriormente, poco antes del comienzo de la guerra de España había estudiado en una escuela militar soviética, lo cual me permitió conocer su armamento. Después del fin de la guerra de España ingresé en la principal academia militar de la Unión Soviética, lo que me permitió conocer los progresos que en armamento había hecho en los cuatro años transcurridos-desde el final de mi primera estancia allí-, y estoy en condiciones de afirmar que a España nos enviaron lo mejor que tenían.

    Los fusiles eran los mismos con que combatieron los soldados soviéticos al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Las ametralladoras también y lo mismo la artillería. En cuanto a los tanques, eran del tipo que más abundaba en el Ejército soviético en el período de nuestra guerra, que más convenía a las condiciones de España, resultando muy superiores a los alemanes e italianos que había en el campo franquista”.

                 El problema de los envíos procedentes de la Unión Soviética no se debe tanto “a la calidad”, sino a la cantidad, lo cual fue responsabilidad del gobierno francés al cerrar la frontera desde agosto de 1936 a marzo de 1938:

               “En esa fecha la abrieron hasta junio de ese mismo año, en que la volvieron a cerrar, dejando bloqueados en su país centenares de miles de fusiles, millares de ametralladoras, cientos de tanques, cañones y aviones y millones de cartuchos y proyectiles de artillería, bombas de aviación y otro mucho material enviado por la Unión Soviética y desembarcado en puertos franceses. Y esto nos lo hacían los gobernantes franceses, mientras el enemigo recibía todo el material que quería y nosotros nos batíamos casi desarmados en el Ebro y en Cataluña. Y cuando, por fin, los franceses dejaron pasar a Cataluña algún material, ¡era ya demasiado tarde! Ya nos faltaban terreno y hombres para emplearlo y parte de él cayó en poder del enemigo antes de ser desembalado. Lo que a nosotros nos aplastaba, repito, no era la superioridad en calidad del armamento enemigo, sino en cantidad. Pero esa cuestión ya no dependía de los hombres soviéticos, sino de la geografía y del papel que las <<democracias>> europeas y la yanqui hacían desempeñar a esa geografía”.

    10)  Los Sucesos de Aragón:

    Uno de los aspectos más polémicos de la vida de Enrique Líster fue su enemistad con grupos anarquistas, sobre todo por lo acontecido en los Sucesos de Aragón, cuando obedeciendo órdenes del gobierno republicano acabó con su administración guiando a la 11 División.

    e atribuye a Líster el haber asesinado a anarquistas durante este episodio, algo que él desmiente:

    “Todos los ministros del Gobierno anarquista-menos su presidente Ascaso, que durante el día se había marchado a Valencia-fueron detenidos cuando huían, así como cuatro miembros del Comité Nacional de la CNT. De todos los detenidos se retuvo en total a unos ciento veintitantos. Los demás fueron puestos en libertad”.

    Ese planteamiento se lo atribuye a una argucia de Indalecio Prieto, Ministro de Defensa Nacional, para minar la influencia que estaban consiguiendo los comunistas. Él mismo había ordenado a Líster acabar con los anarquistas rebeldes contra el gobierno. Como Líster consiguió dominar la situación sin necesidad de recurrir a la liquidación física, no la llegó a aplicar, pese a las acusaciones:

    “Prieto odiaba a los anarquistas, pero no odiaba menos a los comunistas y, al mismo tiempo, era un derrotista en cuanto a la salida de la guerra. Si su plan de Aragón hubiera resultado, Prieto hubiese matado dos pájaros de un tiro: abrir una nueva guerra civil entre comunistas y cenetistas, haciendo que las dos organizaciones se destrozaran entre sí, y poner fin a la guerra según sus concepciones. Prieto era, en la práctica, un precursor de Casado, Carrillo y compañía. Si sus planes hubiesen triunfado, hubiese conseguido la derrota de la República dos años antes que lo consiguieron los casadistas”.

    Los anarquistas detenidos por Líster fueron puestos en libertad, aunque todos los edificios y medios de prensa que controlaban en Aragón pasaron a manos del Comité del Frente Popular.
    Enrique Líster da su versión acerca de los polémicos sucesos de Aragón:

    “Inmediatamente después de la sublevación fascista, los anarquistas crearon el llamado Comité de Nueva Estructuración Social de Aragón, La Rioja y Navarra, el cual proclamó el <<comunismo libertario>> en esa región. Los comités de la CNT se convirtieron en órganos de poder de la <<Comuna Libertaria>>, siendo revestidos de poderes legislativos y ejecutivos, incluso con poderes para la emisión de dinero confederal y para lanzarlo a la circulación con el solo aval del sello de la CNT en cada localidad”.

    (…) Con esa operación, los anarquistas hacían un negocio redondo, robando a la gente el dinero de la República, cuya circulación prohibían, para apropiárselo ellos a cambio de sus <<vales>>.

    En su Conferencia Regional del 12 de agosto de 1936, la CNT aprobó todo lo que los comités habían hecho en ese primer mes de <<revolución>>, es decir, las medidas de ese primer <<gobierno>> anarquista de colectivización de todo; la disolución de los Comités del Frente Popular, la prohibición de los partidos políticos-que fueron declarados fuera de la ley-y la persecución terrorista de sus militantes.

    Frente al más rotundo fracaso de ese primer <<Estado>>anarquista, la FAI y la CNT decidieron perfeccionar las <<formas de gobierno>> y los órganos de poder y crearon el Consejo de Aragón, bajo la presidencia del conocido faísta Joaquín Ascaso. Este <<gobierno>> fue reconocido por Largo Caballero como legítimo”.



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    Reseña del libro "Nuestra guerra: memorias de un luchador" de Enrique Líster - artículo publicado en el blog Arqueohistoria crítica Empty Re: Reseña del libro "Nuestra guerra: memorias de un luchador" de Enrique Líster - artículo publicado en el blog Arqueohistoria crítica

    Mensaje por lolagallego Vie Feb 19, 2021 7:36 pm

    Tras esta introducción, Enrique Líster narra actos que llevaron a cabo estos miembros de la FAI en Aragón durante su administración:

    “Estos <<enemigos>> de honores y de las diferencias entre los hombres, implantaron en Aragón la más brutal diferencia entre gobernantes y gobernados, y Ascaso y sus ministros vivían y viajaban con más aparato y mayor lujo que los antiguos reyes de Aragón. (…) Las riquezas robadas en Aragón y vendidas en el extranjero-como el azafrán-daban para eso y para mucho más; por ejemplo, para ir acumulando fortunas personales en los bancos de Marsella y otras ciudades de Francia y otros países”.

    La vida para el campesinado, según nos narra Líster, no era fácil en este territorio, siendo robados e incluso reprimidos por esta administración:

    “Es muy difícil decir qué pueblo de Aragón sufrió más: en todos penetró la ola de terror, en todos se perseguía a los que no acataban sin rechistar la dictadura anarquista. Bajo el régimen de <<comunismo libertario>>, los campesinos vivían infinitamente peor que antes de la <<revolución anarquista>>. Para los campesinos no existía la más mínima garantía de seguridad personal; bastaba que el comité decidiese quitar de en medio a un campesino a toda una familia para que, de la noche a la mañana, desapareciese y el comité asegurase que <<se habían pasado al enemigo>>, cuando en realidad habían sido asesinados. Los cadáveres de más de uno de esos <<pasados al enemigo>> han sido desenterrados después de disuelto el Consejo de Aragón.”

    (…) “Los anarquistas, en Aragón-como en otros lugares-, bajo la tapadera de la colectivización, lo confiscaban todo: la tierra, las herramientas, los animales-incluidos gallinas y conejos-, el dinero, los anillos y medallas, los productos y el vino de consumo familiar y ¡Hasta las cacerolas y las sartenes!

    En un registro en el local de las Juventudes Libertarias de Alcañiz, en una habitación tapiada, encontramos 294 jamones que habían sido robados a los campesinos de la comarca y que entregamos al alcalde para que se los devolviera a sus dueños. En otro lugar se encontraron grandes cantidades de víveres y objetos artísticos de gran valor-tales como la Cruz de Valderrobles, valorada en más de un millón de pesetas-que, al igual que los jamones, no tenía más origen que el robo.”

    Cabe señalar que entre los combatientes de la 11 División había cenetistas:

    “Quiero agregar que, a lo largo de la guerra, he conocido muchos anarquistas y miembros de la CNT, entre ellos a jefes militares capaces y combatientes magníficos y disciplinados. En unas ocasiones hemos sido compañeros de combate y, en otras, los he tenido bajo mis órdenes; y de la 11 División formaban parte bastante afiliados a la CNT y también miembros de las Juventudes Libertarias, que al llegar a Aragón fueron los primeros en indignarse por las fechorías que se habían cometido en nombre de esa organización. Mi acción no era, pues, contra los miembros de ésta o la otra organización, sino contra los que hacían una política y aplicaban unos métodos perjudiciales a la lucha del pueblo contra el fascismo”.

    11)  Líster y los corresponsables extranjeros:

    Durante su servicio militar en la Guerra Civil, Enrique Líster en calidad de importante líder militar, tuvo que atender a diferentes corresponsales extranjeros. Entre ellos, distingue a dos clases:

    “Para mí, como para cualquiera, resultaba claro que entre esos corresponsables extranjeros los había de dos clases: los que cumplían su misión honradamente, informando a los pueblos de lo que pasaba en nuestro país, y los que, bajo el camuflaje de su carnet de periodistas, recogían informaciones para los gobiernos y servicios secretos de sus países respectivos e incluso para los de Franco. Distinguir a unos de otros no era fácil; por eso, lo mejor era tomar precauciones que estaban a nuestro alcance, que era lo que yo hacía, aunque ello me creara disgustos no sólo entre muchos corresponsables, sino también con los Estados Mayores superiores y los ministros que me los enviaban. (…)

    Según yo iba hablando, las dos categorías de corresponsables se iban definiendo con bastante claridad. Los que sólo querían informar a sus pueblos bebían tranquilamente y hacían preguntas normales en un corresponsal; los que tenían que informar a su gobierno y a los <<servicios>> bebían sólo lo más inofensivo y hacían preguntas-que maldito lo que podían interesar a sus periódicos, pero sí tenían un marcado interés militar-respecto a la situación de nuestras fuerzas en este sector concreto, a las perspectivas, a nuestros planes, etc.”

    Cuando detectaba a un posible espía, Líster optaba por despedirlos provocando un ataque:

         “Conforme iba pasando el tiempo, iba creciendo el mal humor de los que venían a la caza de informaciones para sus gobiernos y los servicios secretos; mal humor que en algunos estalló cuando nos avisaron que la comida estaba servida. Mientras los <<buenos>> la noticia les pareció excelente, los <<malos>> empezaron a decir que el ministro les había prometido que verían la primera línea, las fuerzas, etc; y que eso era lo que querían ver. Les apacigüé con buenas palabras y nos pusimos a comer.

    Hacia el final de la comida, sin que ellos se dieran cuenta, di la orden a la artillería de que hiciese unos minutos de intenso fuego contra las posiciones enemigas. Parte de las piezas estaban emplazadas no lejos de donde estábamos comiendo, y la respuesta de fuego de contrabatería del enemigo, con sus piezas del 88, no se hizo esperar-que era lo que yo quería-, cayendo algunos de sus proyectiles a nuestro alrededor. Les dije que el enemigo nos había localizado y les hice entrar en los refugios y, al cesar los cañonazos, les hice ver que debían partir inmediatamente. Los <<buenos>> estaban encantados, pues llevaban todas las informaciones que podían interesar al público; en cuanto a los <<malos>>, estaban furiosos, pues se daban perfecta cuenta de la comedia que les había organizado para no permitirles cumplir su <<misión>>.”


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    Enrique Líster y Ernest Hemingway fotografiados por Robert Capa


    Mención especial dentro de estos periodistas tiene Ernest Hemingway, el escritor estadounidense y futuro Premio Nobel de Literatura, con el que Líster tuvo sus roces durante la guerra:

    “Conocí a Hemingway por los días de la batalla de Guadalajara. Era un hombre que quería verlo todo y que, al no permitírselo, se enfurruñaba como un chico al que le privan de un juguete. Algunas veces se enfadó conmigo porque no le dejaba ir a la primera línea, pero luego se le pasaba.”

    Líster afirma que estos enfados serán la causa por la cual en su novela “Por quién doblan las campanas” sale tan mal parado:

    “Cuando varios años después del fin de nuestra guerra leí su libro <<Por quién doblan las campanas>> me indigné, pero no me extrañé demasiado. Yo no tengo la menor duda sobre la identificación de Hemingway con nuestra causa, durante la guerra y hasta su muerte. ¿Cómo explicar, entonces, que haya escrito ese libro que es una burda caricatura de nuestra guerra y de la lucha heroica de nuestro pueblo y de los <<Voluntarios de la Libertad>>? Yo creo que escribió eso porque en ese momento no fue capaz de escribir otra cosa.

    La lucha del pueblo español era demasiado grande para que Hemingway-a pesar de su talento-pudiese comprenderla en toda su profundidad. Hemingway, como muchos otros, se dejó llevar muchas veces por lo exterior, lo anecdótico, lo superficial de nuestra lucha, sin entrar verdaderamente en su entraña y sin comprender, sobre todo, las profundas repercusiones que esa página heroica de nuestra Historia había de tener en todo el desarrollo democrático de España. (…)
    Por otro lado, ese libro refleja bien ciertos aspectos de la mentalidad de Hemingway, su carácter apasionado y rencoroso. En mis conversaciones con él pude darme cuenta de esos aspectos de su carácter, así como de que era terriblemente quisquilloso y de que reaccionaba violentamente contra cualquier cosa que él considerase una ofensa hacia su persona”

    (..) Cuando leí su libro y vi algunas de las cosas que sobre mí dice, no me extrañé en absoluto; era su pequeña revancha, pues yo sabía, y así me lo había dicho más de una vez, que no me perdonaba el que no le hubiera permitido ver todo lo que quería. Pienso que esa característica suya, sumada a la conveniencia interesada de hacer una novela lo más comercial posible, fue lo que le llevó a escribir ese libro tan contrario a su conducta y a su actividad de apoyo a la lucha de la democracia española. Porque si bien el libro, en su conjunto, es un insulto a la lucha del pueblo español y de los que le ayudaban con las armas en la mano, al mismo tiempo es una traición a las opiniones que el propio Hemingway tenía sobre esa lucha y que expresó en muchos de sus trabajos-entre ellos una excelente película que hizo con el gran cineasta Joris Ivens en 1937-y por diversos medios, no sólo durante la guerra, sino después de ésta. Por ello, a pesar de ese libro, siempre he guardado por Hemingway el afecto que nació en la guerra de España, y sé qué, hasta su muerte, él me conservó el suyo”.



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    Mensaje por lolagallego Vie Feb 19, 2021 7:40 pm

    12)  Las Brigadas Internacionales:

    En la obra, Líster le dedica palabras a las Brigadas Internacionales, a las que se siente agradecido por su colaboración en la lucha anti-fascista. En primer lugar, desmiente algunas cuestiones que se han dicho sobre las mismas:

    “Pienso que, entre las muchas falsificaciones que se han hecho, y se siguen haciendo, en relación con la guerra de España, una de bulto es, precisamente, la que se refiere al número, composición, papel de las Brigadas Internacionales en ella. Una de esas falsificaciones es la de la propaganda franquista que, machaconamente, ha venido insistiendo en que si la guerra duró cerca de tres años fue debido a la importancia de la participación en ella de las Brigadas Internacionales”.

    Líster cifra en 35.000 los hombres de las Brigadas Internacionales, de los cuales 5.000 caen en España. Los franquistas lanzan cifras muy exageradas, de 100.000 a 150.000 brigadistas, justificando de ese modo que junto a ellos combatan 300.000 extranjeros (alemanes, italianos, portugueses y voluntarios irlandeses, además de la Legión Extranjera y la Guardia Mora).


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    “Los primeros componentes de las Brigadas Internacionales eran, en su casi totalidad, revolucionarios de diferentes países, refugiados principalmente en la Unión Soviética y Francia. Seguidamente comenzaron a incorporarse otros combatientes salidos de sus propios países y llegados a España a través de no pocas dificultades. Hasta ahí, en general, se trataba de trigo limpio.”

    Sí se muestra crítico en etapas posteriores, cuando los servicios secretos de diferentes países mandan a espías escondidos entre las Brigadas Internacionales:

    “Pero, entonces, los servicios secretos de diferentes países-y sobre todo de Alemania e Italia- comenzaron a enviar a sus agentes. Los unos venían para obtener informaciones para los Estados Mayores de sus propias Fuerzas Armadas. Otros venían a obtener el máximo de datos sobre los miembros de las Brigadas Internacionales de sus propios países. Y, sobre todo, a descomponer, sabotear y transmitir el máximo de datos al campo franquista.

    A partir del primer año de guerra la combatividad de las Brigadas Internacionales había bajado bastante y las provocaciones iban en aumento. ¿Cómo luchar contra ello? Aplicando las leyes de guerra, y conste que yo jamás he tomado ninguna medida extrema contra ningún miembro de las Brigadas Internacionales. Les dejé esa misión a sus jefes directos.”

    Pese a todo, las palabras de Líster hacia las Brigadas Internacionales son muy amables, dedicándole elogios:

    “En las Brigadas Internacionales-y pese a las diferencias ideológicas, políticas y sociales de sus componentes-lucharon juntos, hermanados por un común sentimiento antifascista: católicos, protestantes, judíos y ateos; comunistas, socialistas, anarquistas, hombres de otros partidos y organizaciones obreras, de partidos burgueses y progresistas o que no pertenecían a ningún partido; obreros, campesinos, intelectuales…

    En las Brigadas estuvieron representados los países de Europa-grandes y pequeños-, los de América Latina y de América del Norte, Australia y muchos países de Asia y África.”

    13)  A modo de conclusión:

    La obra finaliza con la traición de Casado y su golpe contra la República, repercutiendo en la entrega de Madrid a los fascistas y el final de la guerra, con Líster en el exilio. En esta reseña no me he centrado en aspectos técnicos militares, a pesar de que se ofrecen muchos detalles, pero al ser profano en la materia decidí centrarme mejor en la personalidad y pensamientos de un personaje tan importante en la Historia de España, y a su vez tan desconocido. Algunos prejuicios reflejados en sus memorias pueden chocarnos desde nuestra perspectiva del presente, pero no hay que olvidar que Líster era un hombre de su tiempo. Sus memorias no sólo son un importante testimonio histórico y militar, sino que es el testamento de una vida.

    Quisiera acabar esta reseña con unas palabras de Líster que vienen bien recordar a raíz de los variados y actuales debates respecto a la Transición:

    “Para la reconciliación de los que hemos luchado, de uno u otro lado, en los frentes de batalla, o han luchado en cualquiera de las dos retaguardias por el triunfo de la causa que ellos consideraban la buena, no se necesita de toda esa propaganda demagógica a que estamos asistiendo. Esa reconciliación está hecha hace mucho tiempo.

    ¿De qué se trata pues? Se trata de que nuestros <<reconciliadores>> quieren meter a la inmensa mayoría de los españoles, que ya estamos reconciliados, gato por liebre. Quieren llevarnos a una reconciliación entre explotados y explotadores, entre los capitalistas que disfrutan de todo sin producir ellos mismos nada útil, y los que todo lo producen en todas las ramas y categorías de la actividad productiva española. Quieren una reconciliación entre clases total y radicalmente antagónicas, entre campos que nada tienen que ver con las trincheras de la guerra civil, cerradas hace ya muchos años y la trinchera abierta hace siglos entre explotadores y explotados, que sólo podrá ser cerrada con la desaparición de los explotadores”.

    14)  Bibliografía:

    LÍSTER, E., “Nuestra guerra: Memorias de un luchador”, Ed. Silente Memoria Histórica, Madrid, 2007.
     
     
     
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    Mensaje por lolagallego Vie Feb 19, 2021 7:43 pm

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