por lolagallego Jue Feb 25, 2021 9:18 pm
La guerra de Malvinas fue el único enfrentamiento armado entre estados en el que intervino la Argentina durante el siglo XX. El país no participaba en una guerra de ese tipo desde 1865. 1982 fue un año crítico en nuestra historia. Sus consecuencias, sus secuelas y su imagen se arrastran hasta hoy. Fue una prueba de fuego para las fuerzas armadas argentinas, pero también para las clases, para las organizaciones políticas y para la izquierda en particular. Como ya sabemos, casi nadie pasó la prueba y lo que podría haber sido una oportunidad se transformó en un fracaso. Un fracaso de la burguesía nacional, pero que arrastró a la clase obrera y a las organizaciones revolucionarias, ya que (salvo honrosas excepciones) los más férreos opositores al régimen militar apoyaron la aventura. Ese arrastre fue lo que, entre otros motivos, permitió que la convulsión política subsiguiente no alcanzara más que para un recambio de régimen. Incluso, la salida de esa crisis encontró a la burguesía aún más fortalecida.
El libro que el lector tiene en manos es un intento de explicar este problema, a saber: ¿cuál fue la actitud de las organizaciones que debían representar los intereses de la clase obrera argentina? En ese sentido, los tres artículos que presentamos no se dedican a explicar en detalle el desarrollo de la guerra, sino de analizar la intervención de las organizaciones revolucionarias ante la coyuntura. Los tres tienen una idea central y polémica: la izquierda se vio arrastrada por el nacionalismo y eso constituyó su principal debilidad. Los autores son tres marxistas reconocidos: Adolfo Gilly, Alan Woods y Alberto Bonnet. El primero, mexicano y el segundo, inglés. El hecho de que haya un solo argentino es toda una expresión de lo minoritaria que ha sido la resistencia al nacionalismo.
Hasta ahora, la izquierda, cualquiera sea su tradición, reivindicó la guerra y la soberanía argentina sobre Malvinas. Inclusive, como una tarea necesaria para la liberación nacional. Pocas son las voces que se alzaron en un sentido contrario. Aquí encontramos tres trabajos de compañeros que, a contramano de lo que se viene sosteniendo, explican por qué esas posiciones constituyeron un serio error. Son un esfuerzo para sentar un precedente más adecuado a la tradición revolucionaria. Un punto de partida que logre superar al nacionalismo, una ideología extraña al marxismo y un tumor en el programa revolucionario.