Thomas Piketty y Karl Marx, dos visiones totalmente diferentes del capital
Eric Toussaint
publicado en La Haine en marzo de 2021
fuente: cadtm.org - traducido por Alberto Nadal
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Piketty nos sumerge en una historia fantasiosa de la humanidad en la que el capital ha estado presente desde el principio
En su libro El capital en el siglo XXI [1] Thomas Piketty [2] hace una precisa recopilación de datos y un trabajo útil con su análisis de la distribución desigual de la riqueza y la renta, pero es importante destacar que algunas de sus definiciones son confusas y cuestionables. Tomemos la definición de capital propuesta por Thomas Piketty: «En todas las civilizaciones el capital cumple dos grandes funciones económicas: sirve, por una parte, para alojarse (es decir, para producir “servicios de vivienda”, cuyo valor calculado a partir del arrendamiento de las habitaciones consiste en el bienestar de dormir y vivir bajo un techo en lugar de a la intemperie) y, por la otra, como factor de producción para elaborar otros bienes y servicios…»
Aquí nos sumerge Piketty en una historia fantasiosa de la humanidad en la que el capital ha estado presente desde el principio.
Y continúa: “Históricamente, las primeras formas de acumulación capitalista parecen referirse tanto a las herramientas (pedernal, etc.) como a los acondicionamientos agrícolas (cercas, irrigación, drenaje, etc.) y a los alojamientos rudimentarios (grutas, tiendas, cabañas, etc.), antes de pasar a formas cada vez más sofisticadas de capital industrial y profesional, y a locales de vivienda siempre más elaborados”. Aquí nos vemos sumergidos por Piketty en una historia fantasiosa de la humanidad en la que el capital ha estado presente desde los orígenes y en la que las rentas de una cuenta de ahorros de un jubilado pobre se equiparan con los ingresos del capital.
El capital según Thomas Piketty
Esta gran confusión encuentra su extensión en el análisis presente en el corazón de su libro El capitalismo en el siglo XXI. Para Thomas Piketty, un apartamento de un valor de 80.000 € o un depósito de 2.000 € en una cuenta postal [3] constituyen un capital, de la misma forma que una fábrica o un edificio comercial de 125 millones de €.
Evidentemente, en el día a día muchas personas de todo el mundo consideran que tienen un capital en forma de piso valorado en 80.000 €, al que se suma un seguro de vida de 10.000 € y tal vez 2.000 € en una cuenta postal. Por lo tanto, estarán totalmente de acuerdo con la definición dada por Piketty, los libros de texto de economía tradicional y su banquero. Pero se equivocan porque en la sociedad capitalista el capital es una relación social que permite a una minoría enriquecerse apropiándose del trabajo de otros (ver más abajo).
Ahora bien, cuando Piketty habla de un impuesto progresivo sobre el capital, tiene en cuenta todos los patrimonios privados, ya sean 1.000 € en una cuenta bancaria o la fortuna de Lakshmi Mittal, Jeff Bezos, Bill Gates o Elon Musk.
La confusión continúa cuando se trata de rentas: la renta obtenida de alquilar un apartamento modesto o la que un jubilado gana de su cuenta en el banco son consideradas por Piketty como ingresos de capital al mismo título que los ingresos que extrae de Facebook su jefe Mark Zuckerberg.
Si pasamos a los salarios, Thomas Piketty considera que todos los ingresos declarados como salarios son salarios, ya sean los de un director general de un banco que percibe un «salario» de 3 millones de euros anuales (en este caso, esta suma es en realidad una renta del capital y no un salario propiamente dicho [4]) o los de un empleado bancario que percibe 30.000 € al año.
El capital según Karl Marx
Es conveniente cuestionar el significado que Piketty atribuye a palabras como «capital» y definir de otra manera qué se entiende por rentas del capital o rentas del trabajo. Piketty presenta el capital como algo que existe en todas las civilizaciones y que siempre tiene que existir. En esto, se inscribe en la continuidad de la economía política del siglo XVIII y principios del XIX, la que encontramos en un autor como Adam Smith en particular, antes de que Karl Marx arrojara luz sobre lo que es, realmente, el Capital (y el salario) y que desarrollara una crítica de la economía política de su tiempo.
Karl Marx ironiza a propósito de los autores de su tiempo que vieron en las primeras herramientas de pedernal, el origen del capital o que simplemente lo vieron como capital. Esto es lo que escribe: “Probablemente por eso, mediante un proceso de “alta” lógica, el Coronel Torrens descubrió en la piedra del salvaje, el origen del capital. “En la primera piedra que lanza el salvaje al animal que persigue, en el primer palo que agarra para cortar la fruta que no puede alcanzar con la mano, vemos la apropiación de un artículo con el objetivo de adquirir otro, y descubrimos así el origen del capital. «(R. Torrens: Ensayo sobre la producción de riqueza, etc. p. 79.)». Marx añade sin rodeos y sin creer una palabra: «Con toda probabilidad, aquel primer palo [S/ocí], [stock en alemán], explica por qué en inglés stock es sinónimo de capital» [5].
Karl Marx en su obra El Capital afirma: “los medios de producción y de subsistencia, en cuanto propiedad del productor directo, no son capital. Sólo se convierten en capital cuando están sometidos a condiciones bajo las cuales sirven, a la vez, como medios de explotación y de sojuzgamiento del obrero” [6] .
Karl Marx explica que un artesano que posee sus herramientas y trabaja para sí mismo no tiene capital y no recibe un salario. Durante los siglos que precedieron a la victoria de la clase capitalista sobre el antiguo orden, la abrumadora mayoría de las y los productores trabajaron por su cuenta, ya fuera en la ciudad o en el campo: los artesanos organizados en corporaciones o las familias campesinas constituían la mayor parte de las y los productores, poseían su herramienta de producción y en el campo la mayoría de las familias campesinas poseían tierras y, además, podían utilizar los bienes comunales para alimentar parcialmente al ganado o para recoger madera para hacer fuego.
Entre finales del siglo XV y finales del siglo XVIII en Europa Occidental, la clase capitalista en desarrollo tuvo que obtener el apoyo del Estado para despojar a esta masa de productores de sus herramientas y / o de sus tierras [7] Y para forzarles a aceptar ser asalariadas y asalariados para sobrevivir.
Última edición por lolagallego el Mar Mar 16, 2021 11:28 am, editado 1 vez