Independencia y socialismo
Iñaki Gil de San Vicente - enero de 1994
Charla-debate sobre las relaciones entre independencia nacional, socialismo y comunismo. se presenta cual se repartió pero con un muy breve añadido que, por deficiencias del momento de su impresión, no pudo aparecer por escrito.
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Las quince tesis que siguen van en directo a una reflexión que aún está muy poco desarrollada en el MLNV: las relaciones prácticas y teóricas del independentismo con el socialismo. Hasta ahora, el grueso, casi la totalidad de nuestros esquemas se limitaban a dar vueltas alrededor del manido asunto de “socialismo y cuestión nacional”. Hace veinte años, o algo menos, era un tema candente y decisivo. Ahora se está volviendo decisivo y candente ofrecer a Hegoalde, y casi ya a Euskal Herria entera, una profundización concreta y directa.
Todas las fuerzas políticas del Pacto y el Estado español con todos sus ingentes medios, militan activamente contra el independentismo y contra el socialismo, y no digamos nada cuando se trata de unirlos a ambos. No podemos seguir repitiendo los debates de otrora aunque aparentemente sean actuales. Hoy es ya más actual la discusión del independentismo, por sus repercusiones inmediatas y directas en todos los aspectos, y para comprobarlo sólo basta leer la prensa cada vez que aparece una tímida alusión regionalista al Derecho a la Autodeterminación, y consiguientemente a la opción independentista, que la discusión sobre una “cuestión nacional” ya obvia incluso para los más acérrimos españolistas. Es más, hoy hablar de “cuestión nacional” es hablar de necesidad de la independencia y de socialismo como únicos garantes de la supervivencia vasca.
Proponemos quince tesis de introducción a un debate que debe profundizarse mucho más:
1).- Desde que la V Asamblea de ETA oficializara y diese por definitivo el proceso de simbiosis de la reivindicación nacional vasca con el socialismo, cicatrizando así una vieja disputa muy dolorosa y negativa, desde entonces dos generaciones de abertzales hemos comprendido y defendido esa simbiosis como elemental. La hemos asumido como algo básico que, junto a la re-euskadunización y a la reunificación nacional vasca, constituye la espina dorsal de nuestro ideario.
Sin embargo, la evolución de los acontecimientos nacionales e internacionales, del mismo sistema llamado socialista que en aquél momento se presentaba para la mayoría de progresistas como el “verdadero socialismo”, por no hablar de las transformaciones del capitalismo, nos obligan a profundizar y enriquecer aquella aportación sustancial.
2).- Hemos de ser conscientes de que una de las peculiaridades o auto-exigencia del socialismo tal cual lo entendieron y desarrollaron los clásicos, era la de la permanente crítica y autocrítica. El socialismo es dialéctico en su misma finalidad revolucionaria, es decir, es crítico con todo lo existente; en todo ve y analiza sus contradicciones, su nacimiento, expansión, caducidad y muerte. Y es crítico consigo mismo al precio que sea, asumiendo las consecuencias de la autocritica sincera y constructiva.
En este sentido, la historia global del MLNV y en concreto de ETA ha sido y es una aplicación permanente de esa naturaleza radicalmente crítica y autocrítica. Esa ha sido y es una entre varias de las razones fundamentales de que, tras un tercio de siglo, el Estado español no haya logrado derrotar al MLNV. En la medida en que sigamos practicando esa sana y vigorizante costumbre, en esa medida tendremos asegurado parte del futuro. Pero en la medida en que caigamos en la pereza cómoda, en el dogmatismo doctrinario y en el miedo a la verdad, empezaremos a retroceder y, de inmediato, a perder.
3).- ¿Qué se entendía generalmente por socialismo a finales de los sesenta en Hegoalde?, o más concretamente, dadas las condiciones de dictadura, de silencio impuesto ¿qué se podía entender por socialismo?. Incluso más, dado el contexto internacional del momento ¿cuales eran las referencias teóricas y políticas accesibles?. Nunca debemos descontextualizar la historia y las decisiones tomadas dentro de unos márgenes muy precisos. Cuando se dice que el socialismo que influyó en ETA desde su origen fue un socialismo llamado “tercermundista” debido a las experiencias de liberación nacional del momento, se está simplificando un contexto muy complejo y se está llevando el agua del debate a los sumideros del reformismo pasivo.
En las condiciones objetivas y subjetivas de los ‘6O era anormal que ETA bebiese teóricamente del fresco manantial argelino, cubano, vietnamita, etc, antes que de los dogmas sacrosantos de los manuales de la Academia de Ciencias de la URSS. Era anormal porque prácticamente la totalidad del socialismo del momento o estaba adscrito al modelo de la URSS o al socialdemócratas. Todavía, a mitad de los ‘6O, la crítica maoista a la URSS no había llegado a Hegoalde con suficiente fuerza. Y las tesis trotskistas eran minoritarias en Europa ¿y qué decir de las consejistas, bordiguistas, pannekoistas, luxemburguistas, y un largo etc.?. Lo dominante era el llamado “marximo soviético”. En Hegoalde, la intelectualidad del momento, parte de la cual cobra hoy del ministerio español de represión antivasca, era fanáticamente pro-soviética y apenas socialdemócrata.
Precisamente aquí radica uno de los méritos esenciales de ETA en el momento: la mezcla de intuición, precaución e inquietud teórica en justas dosis como para evitar que, desde sus inicios, ETA y lo que luego sería el MLNV naciera con el bautismo artificial e importado del ritual “marxista-leninista”. Apenas nos hemos detenido a pensar las repercusiones actuales de esa especie de “instinto” que, en contra de toda lógica del momento, optó por las líneas más “pobres” en lo teórico y carentes del prestigio y prepotencia del “comunismo moscovita”.
4).- Las hemos definido como líneas, mejor decir prácticas revolucionarias, “pobres” porque comparadas con las toneladas de papel impreso provenientes de la URSS, eran ciertamente muy limitadas. Incluso un Che Guevara, comprendido y apreciado en su inmensa riqueza teórica por muy pocos, pasaba entonces como un simple guerrillero. Pero esa “pobreza” sólo existe en la medida en que se admite el dogma, la pasividad, la fraseología y la reverencia. Cuando se pasa a los hechos, a la acción de morir y matar, a la lucha revolucionaria, la pobreza se derrite como sebo o tocino al fuego, apareciendo una impresionante capacidad de conocimiento de las contradicciones estructurales, históricas y antagónicas.
El denigrado “socialismo tercermundista” de ETA, que nunca se casó con el reformismo práctico aunque teñido de grandilocuencia de los “marxistas-leninistas” del momento, expresaba en el contexto y la coyuntura de la Euskadi sur de entonces, la capacidad para aprehender la esencia del conflicto. Todos, absolutamente todos los diversos intentos posteriores de etiquetar, de definir con “ismos” importados y externos, la estrategia y táctica de ETA, su praxis, han fracasado.
5).- Desde luego que entre ese impresionante caudal de militantes y langutzailes que entraba, colaboraban, se acercaban y ayudaban en la medida de sus fuerzas, muchas veces con más voluntad que acierto, pero al menos ayudaban, desde luego que en esa vorágine coexistieron posturas individuales diferentes. Según las circunstancias y respondiendo a las sucesivas interpretaciones de y sobre los cambios sociales que se estaban dando en Hegoalde, esas posturas individuales tendían a confluir, centralizarse y organizarse de modo que dentro del llamado complejo-ETA crecía una tensión que daba pasa a una escisión.
Era inevitable que ocurriese así y que, de todas todas, cada escisión plantearse una redefinición del socialismo en base a un “ismo” nuevo importado de experiencias exteriores. Podemos pues hablar de una especie de debate permanente sobre el socialismo dentro de la historia del complejo-ETA. Un debate entre dos bloques, uno de los cuales se afirmaba y reafirmaba en la necesidad de no hipotecar ni etiquetar el socialismo por el que se luchaba a esquemas externos -felipes, maoistas, trotskistas, peceístas españoles, eurocomunistas vascos y socialdemócratas de izquierda de EE, consejistas de Laia-ez, maoistas de Laia-bai, marxistas-leninistas-abertzales de Hasi- y el otro, el opuesto en cada debate escisionista, defensor del “ismo” de turno, y que pretendía superar a la escisión precedente.
6).- Esta experiencia histórica se confirma con la sencilla constatación de que no existe ningún documento de ETA en el que oficial y taxativamente se autoproclame “marxista-leninista”. A la juventud militante actual eso le puede parecer una cosa secundaria. A quienes vivimos -y gozamos- intensamente en varios de aquellos momentos, nos parece además de un logro político impresionante, también una conquista teórica fundamental para mirar el presente y el futuro con optimismo. Dicho en otros términos: ¿qué clase de socialismo defendía ETA y por extensión el MLNV que fue capaz de no asumir como el resto de organizaciones, a excepción de las trotskistas y consejistas, el modelo hoy rotundamente fracasado?. ¿acaso la capacidad de no hipotecar el modelo socialista con regímenes hundidos, esa permanente resistencia en defensa de un socialismo propio, no es en sí una garantía cara al futuro?.
Última edición por lolagallego el Sáb Abr 24, 2021 10:41 pm, editado 1 vez