¿Teoría del valor trabajo? No en Marx - blog Communia - abril de 2021

¿Teoría del valor trabajo? No en Marx

blog Communia - abril de 2021

Es común que se atribuya a El Capital una teoría del valor trabajo. Pero no es cierto. De hecho se trata más bien de lo contrario. Y la diferencia importa, y mucho, para entender qué es realmente el capitalismo y cómo luchar en las condiciones actuales.


En este artículo:

¿Qué es la teoría del valor trabajo?

La crítica de la teoría del valor no es una teoría del valor trabajo alternativa

El esquema usado para demoler la teoría del valor trabajo no pretende sustituir al análisis de la acumulación de capital

Plusvalía = ganancia o el reciclaje en ideología de la crítica del valor

Las consecuencias políticas de la falsificación de la crítica de la teoría del valor trabajo


¿Qué es la teoría del valor trabajo?

La teoría del valor trabajo es una teoría de los economistas clásicos británicos para explicar qué es el valor. Según ella el valor de una mercancía es una medida del trabajo que contiene.

La crítica de la teoría del valor no es una teoría del valor trabajo alternativa

El Capital se subtitula Crítica de la Economía Política, lo que dicho en términos de hoy sería más bien: demolición de la teoría económica. Para ejecutar esa demolición, es decir, para mostrar el carácter de ideología de la Ciencia económica y, en el proceso, descubrir en qué consiste realmente el sistema económico capitalista, Marx arranca desmontando la teoría del valor entonces común a los economistas de la época.

La teoría del valor de los economistas clásicos (Smith, Ricardo, etc.) es pura metafísica. Marx la emprende, con toneladas de ironía y referencias al origen aristotélico de la teoría, contra la idea de que el trabajo humano agregue valor por una suerte de magia, como si el valor estuviera compuesto de partículas que se desgajaran del cuerpo del trabajador impregnando el objeto producido (como llegó a enunciar alguno de los grandes economistas ingleses).

Marx no da por hecha la categoría valor. Al revés, refuta su existencia material objetiva. El valor no existe como una propiedad natural de los objetos, como su temperatura o su volumen. Es una mera creación social, un concepto creado para encubrir las relaciones sociales capitalistas, que no existen para producir valor sino para explotar el trabajo asalariado.

Dicho de otro modo, lo que le interesa no es qué el valor, sino a qué llaman valor los economistas. Tiene claro de sobras que el valor es solo una pantalla, un concepto ideológico que sirve para encubrir la explotación. Por eso Marx no hace una teoría del valor alternativa, del mismo modo que Darwin no hace una teoría alternativa sobre el Jardín del Edén.

El esquema usado para demoler la teoría del valor trabajo no pretende sustituir al análisis de la acumulación de capital

Para descubrir qué hay debajo de eso que llaman valor, Marx tiene que examinar paso a paso el conjunto de relaciones capitalistas desde su base. Pero tiene la dialéctica en la base de su crítica, así que no lo hace agregando partes, sino partiendo de una representación agregada global. Para facilitar el análisis reduce todo el capital a un único capitalista con una única aplicación para ese capital -una empresa- y un único grupo de trabajadores.

Y ahí se hace evidente qué es eso que los economistas encubren bajo el término valor: el producto del tiempo de trabajo explotado.

Evidentemente Marx se da cuenta de que este esquema es… símplemente un esquema, útil para desvelar el verdadero significado del valor cuya eficiente maximización sería la mayor virtud del capitalismo según los economistas de ayer y de hoy. Es bien consciente de que no es una descripción total del capitalismo como sistema.

De hecho es muy claro en la idea de que ese esquema deja dos partes fundamentales fuera: los mercados extracapitalistas -sin los cuales el sistema entraría en decadencia desde su primer minuto porque por definición la capacidad de compra de los salarios siempre será menor al valor del total producido- y los mercados de capital, sin los cuales no puede entenderse la dinámica esencial del sistema: la acumulación del capital.

La primera cuestión comenzará a abordarla en los materiales que luego de su muerte se recuperarán y editarán como libro tercero de El Capital y no se acabará de desarrollar como parte de la crítica marxista hasta la publicación de La acumulación de Capital de Rosa Luxemburgo. Para la segunda, Marx elaborará un largo y prolijo libro de apuntes -publicado póstumamente como Teorías de la Plusvalía– que pensaba incorporar a futuros libros de El Capital que nunca pudo llegar a escribir porque murió antes.

Pero ¿Qué tiene esto que ver con la Teoría del valor trabajo?

Plusvalía = ganancia o el reciclaje en ideología de la crítica del valor

Sin embargo, el marxismo vulgar que enseña el estado en sus instituciones y hacen suyos no pocos que se dicen marxistas, toma el esquema explicativo de Marx para demoler la teoría del valor trabajo y hace de él una teoría del valor trabajo alternativa, ideología.

Para hacer este malabarismo tiene que hacer pasar el modelo sintético que reduce por motivos pedagógicos el capitalismo a una sola empresa, un solo grupo de trabajadores y un solo capitalista, por… una descripción de lo que pasa en cada fábrica o empresa.

La aberración salta a la vista porque al afirmar que la plusvalía se produce en una sola empresa, igualan plusvalía con ganancia, algo que Marx rechazó fuertemente en su día y acusó a los Ricardianos de hacer. Pero eso, que tiende a ser verdad en el conjunto de la economía, no lo es ni puede serlo país a país, sector a sector o empresa por empresa.

¿Por qué? Porque está dejando fuera al mercado de capitales… que es al final el metabolismo central de la acumulación, el momento en el que la burguesía aparece como clase en el sistema productivo.

Lo que hace el mercado de capitales, su función en el sistema, es igualar -o tender a igualar- las tasas de ganancia de las posibles colocaciones del capital (las empresas). Al igualarlas hace saltar necesariamente por los aires la equivalencia entre la plusvalía extraída y la ganancia obtenida. De hecho, como regla general, recalca Marx, la plusvalía será diferente de la ganancia.

Por supuesto, al marxismo vulgar que enseñan stalinistas y trotsko-stalinistas falsificar la crítica de la teoría del valor trabajo y atribuir a Marx una incongruencia más les resulta indiferente. Pero el marxismo académico fue más allá. Hizo de intentar encajar lo que no puede encajar más que en casos aíslados, una verdadera industria académica. Su producto, afortunadamente ya casi olvidado, fue toda una literatura infame sobre la conversión de valores en precios.

Pero ¿es tan importante? En realidad sí. Convertir la crítica de la teoría de valor trabajo en una teoría del valor trabajo alternativa no es solo un sinsentido teórico, tiene consecuencias políticas.

Las consecuencias políticas de la falsificación de la crítica de la teoría del valor trabajo

Como hemos visto, convertir la crítica del valor en una teoría del valor trabajo alternativa lleva a definir el capitalismo como algo que puede ocurrir en una sola empresa. La lucha empresa a empresa, aisladamente, sería ya lucha de clases y no solo un paso hacia esta.

No es solo que la lucha por condiciones particulares de los trabajdores de una empresa se enaltezca más allá de su alcance real que ya sería, cuando menos, peligroso. Es que la burguesía, como tal, como un cuerpo articulado a través del mercado de capitales desaparece del cuadro. Y de remate, en la fase histórica actual con su capitalismo de estado universalizado, esto significa que el estado también sale del marco y se torna invisible.

El resultado para la comprensión de las formas de lucha posibles y necesarias es demoledor. Para hacer frente a cierres y despidos por ejemplo, pero en general en situaciones donde el capital no puede ceder sin entrar en pérdidas en una empresa, sector o región, es fundamental entender que solo es posible la lucha como clase, no como trabajadores de una empresa o incluso de un sector. Y que por tanto es fundamental extender las huelgas y auto-organizarlas centralizándolas en asambleas abiertas.

Desde Nissan o Alcoa en España a Chubut y Neuquén en Argentina, los ejemplos se dan año tras año. Y sindicatos e izquierda siguen derivando las huelgas hacia la esterilidad y la derrota cuando no a echarse a los brazos del estado o un grupo de inversores con tal de salvar la empresa.
 
 
 
   
   
   
 

Son varios los textos publicados por el blog Communia, de la organización Emancipación, presentes en el Foro, la mayoría con vocación pedagógica o formativa.