bueno voy a colgar un par de textos que me parecen interesantes y que pueden ayudar a centrar el debate, uno está extraido del documento de análisis de la juventud que presentó la JC de León y el segundo es un artículo del país sobre un informe de unos profesores de la Universidad Complutense de Madrid.
Un aviso para navegantes: ojo con presentar una situación concreta, personal que te haya podido pasar con una generalidad....
6. Jóvenes Inmigrantes.
Señalábamos al principio del documento que una de las contradicciones del capitalismo a principios del s. XXI se manifiesta entre los Estados Imperialistas y pueblos dependientes y explotados. La concentración de las empresas, con la creación de multinacionales que saquean el llamado tercer mundo, unido a la deuda externa, las pésimas condiciones de vida y trabajo, y la explotación y pobreza extrema que ha aumentado vertiginosamente en los últimos 30 años, provocan la necesidad de la migración de los países del capitalismo periférico a los países imperialistas.
Los trabajadores y trabajadoras migrantes, abandonan sus lugares de origen en busca de una calidad de vida supuestamente mejor, aunque muchas veces la realidad con la que se chocan, trunca todas las esperanzas puestas en esos “viajes”.
El capitalismo es la causa de estas migraciones forzosas, ahogando el progreso de sus países a través del saqueo y la dependencia en forma de deuda externa; y por otro lado utiliza a los trabajadores y trabajadoras inmigrantes como mano de obra a la que explotar para aumentar su tasa de ganancia. Así mismo, los y las capitalistas en las metrópolis utilizan a los y las inmigrantes para reducir salarios y socavar las condiciones laborales, dividiendo a la clase trabajadora, y produciendo una fractura artificial en su seno.
León es una provincia con menor tasa de población migrante que el resto del estado, contando con unos 9.000 trabajadores/as extranjeros/as (perdiendo más de mil en el último año debido al paro masivo, y de los que 5.331 son varones y 3.754 son mujeres), concentrados principalmente en León y Ponferrada.
La clase obrera inmigrante sufre en mayor medida la explotación capitalista, manifestándose esto en el aumento en mayor número de trabajos sin contrato, mayores jornadas laborales, peores condiciones de seguridad, y salarios más bajos. En Castilla y León, los obreros/as extranjeros/as cobran 6.000 euros menos (de media) que los y las proletarios/as españoles/as, un 40% menos. En el caso de las trabajadoras inmigrantes la doble explotación se torna en triple, cobrando 5.000 euros menos que las españolas y 4.971 menos que los migrantes masculinos.
Las difíciles condiciones de vida en un país que no es en el que nacieron, la precariedad laboral, y la falta de tradición sindical o la dificultad en sus países, hacen que el colectivo migrante esté en peores condiciones para defender sus derechos como trabajadores y trabajadoras.
Los y las inmigrantes trabajan en sectores con una enorme precariedad; así en León se concentran en el servicio doméstico, construcción y hostelería, sectores con gran cantidad de accidentes laborales, temporalidad y bajos salarios; lo que lleva a tasas de pobreza importantes, pues según los datos del informe del observatorio del 2008, el 15% de las familias inmigrantes en León viven con menos de 500 euros al mes.
Los obreros y las obreras migrantes, son principalmente jóvenes, aunque también hay familias. La inmigración en España es relativamente joven y el grueso de la segunda generación son niños, niñas y adolescentes, que actualmente son estudiantes.
La precariedad de la vida de los y las inmigrantes, se ve reflejada por ejemplo en que la mayoría de los y las jóvenes inmigrantes no llegan a la universidad (apenas un 1,5% de alumnos el curso pasado). El capitalismo busca crear un sector de la clase obrera que se utilice como mano de obra barata.
Las penosas condiciones de vida hacen que los y las alumnos/as extranjeros/as mayores de 16 años que abandonan los estudios en 4º de ESO son del 13,8%, frente al 6,7% de los nativos. Pero no solo son las condiciones de vida, sino que también pesa mucho la actitud de los centros educativos; tendiendo a derivarlos a educación compensatoria, a grupos de diversificación, a programas de garantía social, a aulas de compensación educativa para alumnos/as que corren el riesgo de completar la educación obligatoria sin la titulación básica. Según un estudio la Universidad Complutense de Madrid: "Los programas de compensación educativa, que excluyen del sistema y alejan de la formación superior, no van, en principio, orientados a ningún grupo étnico, pero en la práctica están etnificados".
Las aulas de enlace o de adaptación lingüística no funcionan, pues no se les destinan los recursos necesarios. Toda esta situación provoca la marginación, la explotación laboral y la continuación con la espiral de pobreza para los y las jóvenes inmigrantes; agravada a causa de la crisis del capitalismo.
Las familias, trabajadores y trabajadoras inmigrantes, se ven obligados/as a recurrir a las organizaciones de la caridad. En el último año, Cáritas atendió a 1.196 inmigrantes más que en 2008, con solicitudes de primera necesidad.
Surgen voces que acusan a los y las inmigrantes de “llegar a vivir del estado”, fomentadas por los partidos fascistas; lo que es totalmente falso pues según un estudio de FEDEA, los y las inmigrantes aportan a las arcas públicas el 6,6% y reciben apenas un 5,4 % del total de los gastos públicos.
La crisis capitalista, viene a aumentar el proceso de fascistización de la sociedad, y se manifestará más visiblemente en los próximos años, especialmente contra la población inmigrante. Los diversos grupos, corrientes y partidos fascistas (ya que no todos los y las fascistas están en partidos de ultraderecha, sino que existen colectivos que no son partidos, y corrientes fascistas en los partidos burgueses tradicionales). Asimismo está extendido entre las instituciones burguesas por el fenómeno descrito como fascistización de la sociedad. Aprovecharán esta situación para hacer penetrar entre la clase trabajadora nativa y la juventud sus mensajes xenófobos, pues el capitalismo necesita una profundización de la división entre clase obrera nativa y extranjera. Esto se manifiesta desde que un 14% de los y las jóvenes declaran que votarían por partidos racistas si aumentara el número de inmigrantes en España y un 9% es favorable a las acciones de los grupos de extrema derecha, pasando por las leyes contra los inmigrantes, Decreto de la Vergüenza (UE), la nueva ley de extranjería, etc. En la medida en que el paro vaya aumentando, la situación se tornará más grave, ya que el estado capitalista gestiona la expulsión de mano de obra inmigrante en función de las necesidades de las empresas privadas.
La Juventud en España está compuesta por 9 millones de personas, de los que más de un millón y medio son inmigrantes (15.5% del total). Esto hace necesario que los y las comunistas tengamos la obligación de acercarnos al colectivo inmigrante y organizarlo. Y, por otra parte, realizar una fuerte lucha ideológica en el seno de la juventud para potenciar el sentimiento de una sola clase trabajadora, y por evitar que los mensajes racistas y xenófobos calen entre los sectores políticamente más atrasados de la clase trabajadora y de la pequeña burguesía. El ejemplo del fascista Berlusconi en Italia, nos debe alertar acerca del peligro latente del fascismo en pleno siglo XXI. A día de hoy, el capitalismo no necesita el fascismo abierto al estilo de los de la primera mitad del siglo XX, (por la debilidad del movimiento revolucionario), pero si el institucionalizado, y la creciente participación e influencia de fascistas en los parlamentos burgueses o bien mediante la proliferación creciente de grupos fascistas callejeros y organizados políticamente.
Por ello la Juventud Comunista en León, propone la cancelación deuda externa, tanto de los organismos monetarios internacionales como el FMI o el BM como de las deudas bilaterales contraídas entre Estados, y exige el pago efectivo en todas las administraciones del 0,7% de ayuda al desarrollo social y tecnológico a los países empobrecidos; desarrollar legislativamente estas medidas: cortar toda clase de subvención a partidos fascistas; educar a los y las jóvenes acerca del nacionalismo, generando conciencia solidaria, antirracista y antifascista; aumento de los fondos para las aulas de adaptación lingüística y fin de la segregación de los y las estudiantes migrantes; persecución de los y las empresarios/as que estafan a la seguridad social y sobre-explotan a los y las inmigrantes; poner fin a las expulsiones y regularización de todos las personas sin papeles; cierre de los CIE; derogación de la ley de extranjería y del decreto de la Vergüenza, políticas dirigidas a la eliminación del hacinamiento y las infraviviendas, así como a proporcionar facilidades para el acceso a una vivienda digna y adecuada; igualdad de derechos sociales, políticos y laborales.
Inclusión de contenidos curriculares así como el fomento de actividades de sensibilización encaminadas a la interculturalidad. Aumento de fondos de Cooperación al Desarrollo con el objetivo de la creación de redes sostenibles para cortar los vínculos asistenciales caritativos. También, desde la Juventud Comunista abrimos nuestras sedes y afiliamos a todas/os aquellas/os migrantes que lo deseen, ejercitando la desobediencia civil ante la Ley de Extranjería. Así mismo, invitamos a todas las organizaciones a desobedecer esta ley xenófoba y ultra reaccionaria admitiendo en su seno, con plena igualdad de derechos y obligaciones, a todas las personas sin distinción alguna, estén o no regularizada.
www.jcleon.tk
Los jóvenes inmigrantes no llegan a la universidad. Los expertos alertan del riesgo de una sociedad de autóctonos de clase alta y mano de obra barata de origen foráneo. Reclaman nuevos sistemas de integración.
Los jóvenes de origen extranjero que viven en España apenas llegan a la universidad: excluyendo a los comunitarios, suponían el 1,5% de alumnos el curso pasado. Y no parece que la cifra, que aún puede explicarse por causas demográficas (la inmigración en España es relativamente joven y el grueso de la segunda generación son niños y adolescentes) vaya a crecer en los próximos años.
El Pais, 13/04/2009 Más info Volver
Los jóvenes de origen extranjero que viven en España apenas llegan a la universidad: excluyendo a los comunitarios, suponían el 1,5% de alumnos el curso pasado. Y no parece que la cifra, que aún puede explicarse por causas demográficas (la inmigración en España es relativamente joven y el grueso de la segunda generación son niños y adolescentes) vaya a crecer en los próximos años. Los nuevos españoles están abandonando el sistema conforme acaban la educación obligatoria, y diversos expertos alertan sobre los peligros de una sociedad etnificada donde "la población autóctona, blanca, española, ocupe las posiciones altas y disponga de mano de obra barata de distintos orígenes", describe Luisa Martín Rojo, profesora de lingüística y miembro del grupo de investigación en comunicación intercultural y diversidad lingüística de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
Un 53% de los casi 4.000 adolescentes inmigrantes radiografiados en La segunda generación en Madrid aspiraba a cursar una carrera; sólo un 23% confiaba en lograrlo, según este trabajo realizado por docentes de las universidades de Comillas, Princeton y Clemson. "¿Tienes intención de continuar tus estudios?", preguntaron otros investigadores, esta vez en Cataluña, a 1.148 alumnos de 4º de ESO. Contestó que sí el 86,6% de los de nacionalidad española y el 68,4% de los extranjeros. "El porcentaje de alumnos extranjeros mayores de 16 años que abandonan los estudios en 4º de ESO es del 13,8%, frente al 6,7% de los de nacionalidad española", anotó el informe sobre el paso a la educación posobligatoria entre los alumnos de familias inmigrantes.
La investigación, financiada por la Fundación Bofill, distinguía, por ejemplo, que los estudiantes de origen rumano presentaban los índices más altos de continuidad, a la inversa que los gambianos: sólo un 26,44% de los que participaban pasó a 1º de Bachillerato. La presencia de alumnado marroquí es de la más alta en la ESO y de la más baja en el Bachillerato; marroquíes y gambianos preferían los ciclos formativos, mientras que los "poquísimos alumnos chinos" que optaron por la posobligatoria se decantaron claramente por el Bachillerato.
El trabajo pretendía detectar la causas que llevan a seguir o a dejarlo. Se constató que la variable nacionalidad (ser español o extranjero) era relevante, así como la formación de los padres (sobre todo de la madre, cuya tendencia general en todas las nacionalidades era que tuviera "un perfil formativo claramente inferior al de su marido"). Sólo un 6% de progenitores inmigrantes encuestados se habían quedado en la primaria y, en nacionalidades como la rumana, al menos un miembro de la familia presentaba frecuentemente un nivel de estudios alto. Sin embargo, la mayoría desempeñaba trabajos poco cualificados. No aparecían como relevantes otros factores como el género: las diferencias se refieren a la preferencia por el Bachillerato o los ciclos formativos, no a la opción de seguir o dejarlo. El contexto socioeconómico y cultural pesa en la decisión de continuar pero también, y mucho, el centro educativo. Y los centros tienden a derivar a sus jóvenes de origen extranjero a educación compensatoria, a grupos de diversificación, a programas de garantía social, a aulas de compensación educativa para alumnos que corren el riesgo de completar la educación obligatoria sin la titulación básica. Así lo detecta, al menos, el proyecto La segregación étnica en la educación secundaria de la ciudad de Madrid, que está desarrollando un equipo interdisciplinar de docentes de la Autónoma y la Complutense de Madrid. "Los programas de compensación educativa, que excluyen del sistema y alejan de la formación superior, no van, en principio, orientados a ningún grupo étnico, pero en la práctica están etnificados", dice David Poveda, uno de los docentes.
El trabajo se basa en los datos de 30 institutos públicos y concertados madrileños, de los que 14 informaron sobre los estudiantes con trayectorias escolares difíciles derivados a programas de garantía social y a aulas de compensación educativa. Los chavales de origen inmigrante representaban un 23% del alumnado de ESO de esos 14 centros, y el 48% de los derivados a compensatoria. "Una clara sobrerrepresentación", concluyen las investigaciones, según las cuales, los concertados prefieren eviarles a uno público. "Es lo que algunos orientadores consultados sugieren que puede estar ocurriendo: comienzan en un concertado donde no tienen éxito, son derivados a un público donde tampoco logran superar las demandas y terminan en un programa no académico de iniciación profesional externo a la ESO". En todo caso, empiece en la pública o en la concertada, los datos dejan claro que el alumnado de origen inmigrante tiene más papeletas de experimentar este proceso.
"En España no ha existido un debate profundo sobre qué modelo de integración queremos. Al no haber un marco legal general, se ha producido desorientación y contradicciones. Hemos incorporado un discurso intercultural, que dice considerar la diversidad como riqueza, pero aplicamos medidas y modelos populares en Estados Unidos en los años setenta, que la tratan como un déficit a eliminar", afirma Martín Rojo.
"Se está produciendo una masificación de alumnado de origen extranjero en determinados centros públicos, y faltan recursos; el sistema no se adecua a la realidad, se queda cojo en la acogida a niños de otros sistemas educativos que no son peores, simplemente diferentes; existe frustración entre un profesorado que se ve desbordado por la situación, y frustración también por parte del alumno que se enfrenta a un sistema educativo desconocido", enumera María Pilar García, coordinadora del proyecto SERJOVEN. Este es un servicio de la Red de Mediación Intercultural La Caixa, que desarrolla el Instituto Universitario de Investigación sobre Migraciones, Etnicidad y Desarrollo Social de la UAM.
Los investigadores consultados coinciden en que las familias migrantes creen en el sistema educativo español, lo ven como una oportunidad y quieren que sus hijos estudien. Y que si empiezan a desconfiar, pueden adoptar una actitud negativa, y eso puede derivar en rebeldía y conflictos. En palabras de Martín Rojo, "superamos el reto de incluir a distintas clases sociales y a los dos géneros por igual en el sistema educativo, y ahora nos enfrentamos a otro: incorporar a los descendientes de migrantes. Entonces fue necesario cambiar políticas, programas, contenidos, formar profesores. Ahora el esfuerzo debería ser equiparable".
"Me hubiera gustado ser abogada"
"Mis profesores no me entienden". "No entiendo a mis profesores". "Mis profesores no esperan nada de mí". Es lo que cuentan estudiantes procedentes de otros países a la profesora Luisa Martín Rojo, del grupo de investigación en comunicación intercultural y diversidad lingüística de la Autónoma de Madrid. "El principal problema es que las expectativas son bajas, y eso afecta tanto a la trayectoria de los alumnos, como a la imagen que se tiene de ellos, como a la forma de dar clase".
Así se explican casos como la alumna marroquí, brillante en su país, educada en un colegio bilingüe árabe-francés, que llegó a España hace dos años, pasó a un aula de enlace que la dejó al margen de la vida normal de su instituto público, y ha terminado, a los 16, en un grupo de diversificación curricular cuyo fin es conseguir el graduado en ESO, sin mayores expectativas, aunque en algunos casos los chavales consiguen continuar. Cuando se le pregunta qué le gustaría ser de mayor, responde: "Me hubiera gustado ser abogada, pero aquí ya no es posible". Y llora.
Martín Rojo no comprende por qué esta chica no entró en un instituto con sección bilingüe francés-español, donde sus conocimientos se hubieran visto reconocidos; y se plantea cómo es posible que alguien de 16 años puede tener tan claro cuál no será su futuro en una escuela pública en teoría inclusiva y comprensiva, que ofrece las mismas oportunidades para todos.
Las aulas de enlace (o puente, o de adaptación lingüística, la nomenclatura varía según la comunidad autónoma), pese a ser un buen recurso, no están funcionando. A esta conclusión llega Pilar García, coordinadora del proyecto SERJOVEN (un servicio de la Red de Mediación Intercultural La Caixa), argumentando que "no se dotan de los recursos suficientes". Martín Rojo, está de acuerdo, y añade: "No incorporan los nuevos métodos de enseñanza de lenguas ni el aprendizaje integrado de contenidos. La formación de los profesores no es suficiente; serían necesarios una persona con experiencia en la enseñanza de lenguas y un profesor del currículo trabajando conjuntamente".