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    La catástrofe de los organismos modificados genéticamente en Estados Unidos, una lección para el mundo

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    Mensaje por Chapaev Mar Ago 24, 2010 11:06 pm



    24-08-2010



    De mano en mano y sin control el maíz transgénico en Cuba


    Narciso Aguilera Marín
    Rebelión

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    Tres semanas atrás aún pensaba que era posible la concertación de espacios de diálogos, reflexiones y debates sobre el flagelo del maíz transgénico FR Bt1 que invade a campos cubanos progresivamente. Hoy ya no estoy tan seguro, después de comprobar que las cuestiones expresadas por los dueños de los transgénicos referidas a una posible coexistencia y control es una farsa. También he comprendido que el silencio de los medios de comunicación y de las instituciones en torno a este asunto, responden a las influencias de poder que los mencionados dueños de los transgénicos ejercen sobre ministerios, productores y organizaciones de productores.
    Recientemente realicé una visita familiar en la provincia Sancti Spiritus. No había puesto un pie en el municipio Mayajigua, y ya me había asaltado el fantasma del maíz transgénico. Sorprendido me quedé cuando escuché hablar de maíz transgénico en diálogos comunes entre productores y no productores. No me quedó otra que convertir esos días de visita en recorridos de campo y diálogos con campesinos y directivos de cooperativas. La sorpresa fue mayor al percatarme que la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) ha sido permisiva para que el maíz FR Bt1 se expanda por las fincas campesinas; evidentemente, bajo su consentimiento. Cualquiera pudiera decepcionarse al ver que la organización promotora del Movimiento Agroecológico Campesino a Campesino está siendo invadida de maíz transgénico y no pasa nada. No hay reacción de la ANAP. Tanto productores como directivos de las cooperativas afirman que eso está autorizado.

    Las zonas a que me refiero dentro del municipio Mayajigua se identifican por La Canoa y Caliene. Están ubicados a unos 35 kilómetros del Valle de Caonao –la meca de la producción de este maíz bajo el manto del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) en la propia provincia Santi Spíritus. Allí se ubican dos Cooperativas de Créditos y Servicios Fortalecidas (CCSF). Ellas son la CCSF “Julio Tápanes” y la CCSF “Niceto Pérez”. Ambas con significativa presencia de maíz transgénico. Esto quiere decir, que ese maíz no está confinado en el Valle de Caonao, sino que ya está siguiendo una política expansiva y sin control verdadero.

    Según explican los productores visitados y entrevistados, ellos entienden que ese maíz se produce por la Empresa de Cultivos Varios Valle de Caonao, y que esta se lo vendió a la Empresa de Semillas. Luego la misma lo distribuyó a distintas cooperativas. Consideran que además de estas dos, hay otras en la provincia que accedieron a dicho maíz. Hubo quien dijo que se le vendió al que quiso sembrar, aunque esos criterios no están soportados por evidencias verificadas. Las que si fueron confirmadas están en los predios de finqueros en las cooperativas mencionadas. Por ejemplo: la CCSF “Julio Tápanes” compró un quintal y medio (alrededor de 68 kilogramos) de semillas de maíz FR Bt1 que fueron distribuidas a unas 10 a 12 fincas. Sin embargo, las semillas tomaron otras rutas. Hubo quien quiso probar con cinco o seis carreras en su conuco y así sucesivamente, sin profundizar mucho, se considera que unas 40 a 50 campesinos de toda la zona han sembrado pequeños espacios de maíz transgénico.

    Fue tanta la promoción que –según los productores- los técnicos le dieron a dicho maíz, que ellos decidieron probar. Pero el campesino como buen conocedor de la tierra y de las plantas, y por cultura ser muy receloso de lo que entra a sus fincas, decidieron sembrar pequeños espacios. Entre todo lo que se tiene contabilizado en la cooperativa referida, suma unos 50 cordeles (2 hectáreas). Por lo que cada campesino decidió sembrar entre 2 a 5 cordeles aproximadamente (de 0.08 a 0.2 hectáreas). La semilla fue pagada por la cooperativa y entregada a los productores. Estos recibieron algunas orientaciones mínimas por parte de los técnicos procedentes de la Empresa de Cultivos Varios Valle de Caonao. Por lo que se infiere, que ni siquiera los investigadores responsables de la generación de este maíz, visitaron dichas áreas. Sin embargo, los campesinos recelosos observan con detenimiento el “nuevo maíz” a pesar del habérseles dicho que es la “gallina de los huevos de oro”.

    Las informaciones que los agricultores mostraron tener sobre dicho maíz son extremadamente básicas y contradictorias. Algunos dicen que les aconsejaron que debería ser consumido solamente por los animales. Otros plantean que nadie les advirtió que no debería ser consumido por los humanos, y que ellos ya lo estaban consumiendo de las mismas maneras que el resto del maíz tradicional. Tampoco recibieron información de posibles riesgos a la salud y al medio ambiente. Por lo que ellos, de manera ingenua no ven en ese maíz un peligro ni un riesgo.

    De repente aparecen preguntas como: ¿quién se hace responsable de esta violación a la seguridad biológica, a la ética y al protocolo que se debería seguir en estos casos? ¿cómo es posible que la ANAP sea permisiva de que los campesinos siembren transgénicos, cuando hace sólo algunos meses realizó su congreso donde se proyectó a favor de una agricultura ecológica? ¿cómo entender ese doble discurso? ¿qué respeto se tiene del movimiento agroecológico campesino a campesino? ¿este es un movimiento microlocalizado o es extensivo? ¿quién se hace responsable de la potencial contaminación de las variedades tradicionales de maíz con el transgénico? ¿cuánto será el daño y el costo ecológico, cultural, productivo y a la salud de las personas que puede causar este maíz?

    En la cultura campesina cubana, y según mi experiencia en otros países, ofrecer semillas para que el vecino, otro campesino o que un visitante se las lleve a su sitio y las siembre, constituye uno de los mejores regalos. Para ellos es un infinito orgullo que luego les digan: “las semillas fueron una maravilla”. Fue por eso, que en todos los casos que pregunté si me podían regalar unas mazorcas de maíz transgénico para llevarme hacia mi provincia, la respuesta inmediata fue, como por ejemplo: “claro que sí, lo que me da pena que no tengo mucho, pero si tuviera más te daba aunque sean 10 libras (4.5 kilogramos). Sólo uno me preguntó: ¿pero para qué las quieres si no te las puedes comer? En ese momento le respondí con una interrogante. Y si es así ¿por qué lo sembró usted? La respuesta fue: “por curiosidad”.

    Varios campesinos consideran que ya ese maíz anda sin control, pues han regalado semillas a amigos. Personas de otros sitios se han llevado para probar, por lo que definitivamente ya el maíz transgénico FR Bt1 anda de mano en mano ¿quién y cómo pueden controlarlo? ¿les interesa a las autoridades de la agricultura y de la ANAP controlarlo? Hasta ahora no se han manifestado al respecto.

    Otro elemento de alta significación hacia el peligro de contaminación consiste en que todas las siembras están juntas, al lado o relativamente cerca del resto del maíz tradicional. Muchas veces íbamos atravesando un campo para llegar a donde estaba el transgénico y no los dividían ni una guardarraya. Concluía la última hilera de maíz tradicional e iniciaba la otra del transgénico. De esa manera: ¿será o no posible una contaminación con maíz transgénico similar a las que están ocurriendo en México, España y otros países que han invadido los campos con este flagelo contaminador?

    Las instrucciones básicas que recibieron los campesinos por parte de los técnicos, se vinculan a los insumos que recibieron junto a las semillas; lo que se resume en: fertilizante fórmula completa (8-7-16), urea y el herbicida denominado Finalé, cuyo principio activo es el glufosinado de amonio. Los momentos de aplicación se resumieron en añadir la fórmula completa al momento de la siembra, la urea una vez iniciado el crecimiento y desarrollo, y aplicar el Finalé alrededor de los 45 días, para combatir la presencia de yerbas, malezas o plantas arvenses. Así evitar eliminarlas con implementos acoplados a bueyes, pues estos a esa edad pueden dañar las mazorcas.

    Algunas verdades también fueron reveladas: 1) el maíz FR Bt1, en esta versión inicial, mostró ser resistente a la palomilla del maíz (Spodoptera frugiperda) y al herbicida Finalé; 2) las plantas marcaron hasta seis mazorcas, pero en todos los casos sólo se les cosecharon dos y en algunas plantas tres; 3) aquí no funcionó el mito de “el maíz de las seis mazorcas”; 4) los rendimientos de hasta 6 quintales por cordel (6.8 toneladas por hectárea) pudieron estar más bien definidos por la densidad de plantación que por el rendimiento individual de las plantas. Las variedades de maíz tradicional que normalmente ellos siembran, les rinden desde 2 a 4 quintales por cordeles (2.2 a 4.5 toneladas por hectárea). Sin embargo, hay una gran diferencia entre la cantidad de plantas por unidad de superficie entre el transgénico y el tradicional. Mientras a este lo siembran a un marco de plantación de 0.85 metros entre hileras y 0.80 metros entre plantas; al maíz FR Bt1 lo sembraron a la misma distancia entre hileras, pero a unos 0.20 a 0.25 metros entre plantas. Para entender un poco mejor las proporciones, sembrado de esa manera; una hectárea de maíz tradicional tendría unas 15 000 plantas, mientras una hectárea sembrada de maíz transgénico estaría ocupada por una población de 47 000 plantas. La diferencia es de 32 000 plantas. Desde este punto de vista, y observándose la obtención de dos y cuando más tres mazorcas por plantas, en el caso del maíz transgénico, no quedan dudas que los mayores rendimientos se alcanzaron debido a la densidad poblacional.

    Desde el punto de vista de rendimiento agrícola, no se le quita el mérito a otros atributos que puedan influir sobre los rendimientos del maíz FR Bt1, que no se asocia directamente con los transgenes insertados sino con la variedad base no transgénica (FR-28) de la cual proviene; ejemplo: llenado de la mazorca, cantidad de granos por mazorca, masa promedio de los granos, así como la densidad de plantas empleada. Pero no se puede olvidar que muchas de las variedades tradicionales que usan los campesinos en estos sitios, también producen dos y tres mazorcas por plantas, y algunas como el que ellos le llaman “Maíz de 70 Días”, resulta ser prolífero, pues adelanta en casi 20 días la cosecha, los rendimientos están en el orden de los 3 quintales por cordeles (3.4 toneladas por hectárea), sembrado de la manera tradicional; es decir a 0.85 metros por 0.80 metros. También es tolerante a la palomilla, pues es poco atacado por la misma, y de sembrarlo a similar marco de plantación que el transgénico –pues tienen hábitos de crecimiento y portes bien parecidos-, sin dudas se obtendrían resultados bien interesantes y sin riesgos, ni la necesidad de licencia para sembrarlo. Este maíz lleva unos 15 años cultivándose en la región, y los agricultores están enamorados de dicha variedad, quienes plantean “…no estamos dispuestos a desplazar esta variedad por otras que nos traigan aunque nos las pinten muy bonitas”. Además, los resultados que proporcionan son sin el empleo de fertilizantes ni herbicidas, por lo que el costo de producción también es menor. Y algo muy importante, pueden cosechar sus semillas y emplearlas en la próxima cosecha con similares rendimientos potenciales. Esto es una muestra de lo que se puede hacer con la biodiversidad local, sin necesidad de acudir a modelos controvertidos y riesgosos.

    Otra cuestión que revelan los agricultores entrevistados consiste, en que dicen algunos de ellos, tener referencias que el maíz FR Bt1 al ser cosechado y sembradas las mismas semillas, las plantas degeneran. Sólo alcanzan a producir una mazorca y las plantas se muestras debiluchas. Como es lógico, habría que comprarle por obligación las semillas otra vez a la empresa que las produce, en detrimento de la posibilidad autogestionaria de obtenerlas ellos mismos. Evidentemente, esto los coloca de manera gradual en un ambiente de dependencia, que nada tiene que ver con los principios que defendemos de soberanía alimentaria y agricultura sustentable.

    Una pequeña comparación del maíz FR Bt1, respecto a las variedades tradicionales que se siembran en la zona, sin la aplicación –a éstas- de los insumos que sí se utilizaron en el transgénico, arrojó los siguientes resultados:

    Variedad
    Longitud mazorca (cm)
    Número de hileras de granos
    Total de granos/ mazorca
    Cantidad de mazorcas por planta
    Afectación por palomilla
    Años de cultivarse en la localidad

    Burro
    22.0
    18
    792
    1 a 2
    Muy afectado
    + 50 años

    Argentino
    21.5
    14
    571
    2 a 3
    Afectado
    + 20 años

    FR Bt1
    19.0
    16
    597
    2 a 3
    No afectado
    4 meses

    Maíz 70 Días
    16.5
    14
    582
    2 a 3
    Poco afectado
    + 10 años





    Es una verdadera lástima que se pongan en riesgo las variedades locales, que sin lugar a dudas le pueden garantizar al agricultor la seguridad de sus semillas y sus cosechas. Los mismos plantean, que es verdad que el ataque de palomilla ha sido una preocupación, pero la mayor afectación y las pérdidas de cosecha, se la atribuyen fundamentalmente a las prolongadas sequías. Aseguran que si les hace buen tiempo; es decir, que llueve oportunamente, no pierden las cosechas, y reiteran que algunas de sus variedades como el “Maíz de 70 Días” casi no es afectado por dicho lepidóptero. Por lo menos, todos expresaron su arraigo a las variedades tradicionales y no quieren ni piensan deshacerse de estas, lo cual da un gran aliento, pero al mismo tiempo, su ingenuidad en hacer pruebas, aunque sean a pequeña escala, los está haciendo partícipes de una potencial destrucción de su propia riqueza varietal que con tanto celo han cuidado y preservado durante muchos años.

    Hoy mismo, nadie es capaz de saber ni cuántas fincas, ni qué cantidad de área ha sido sembrada de maíz FR Bt1 en Cuba. Nadie sabe a cuántas personas se les regaló ese maíz, ni hacia donde se lo llevaron. Independientemente de que la semilla degenere o no, la contaminación es altamente probable. Y si es firme el proceso degenerativo de las semillas, también es altamente probable que ese efecto sea transmitido a las variedades tradicionales. Plantas degeneradas o no, pueden sobrevivir en condiciones adversas, sin atenciones culturales adecuadas. Allí se demostró, que ese maíz puede vivir sin que se le aplique el paquete tecnológico que lo acompaña. No es pura especulación el hecho de que muchas comunidades en el mundo tratan desesperadamente de “desintoxicar” sus variedades ya contaminadas con transgénicos, ni que llueven las demandas a los gobiernos y autoridades para que se tomen medidas en tal sentido. El transgénico FR Bt1 está corriendo de mano en mano sin control en campos cubanos. Directivos de las cooperativas estiman, que en la campaña de siembra venidera se incrementarán las áreas de maíz transgénico. Muchos miramos indignados esta situación y nos sentimos impotentes, porque de repente nuestras fincas, cooperativas y empresas parecen destinadas por la dominación a ser invadidas por el “maíz de los huevos de oro”.







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    Mensaje por Chapaev Mar Sep 07, 2010 9:58 am


    Cultivos modificados genéticamente
    La catástrofe de los organismos modificados genéticamente en Estados Unidos, una lección para el mundo

    F. William Engdahl
    Global Research

    Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

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    Los no elegidos potentados de la Comisión de la Unión Europea en Bruselas han tratado de invalidar recientemente lo que repetidamente ha demostrado ser la abrumadora oposición de la población de la UE a que se propaguen los organismos modificados genéticamente (OMG) por la agricultura de la UE. El presidente de la Comisión de la UE tiene ahora un contable maltés como comisionado de sanidad y medio ambiente para dar el visto bueno a la adopción de los OMG. El anterior comisionado de medio ambiente de la UE procedente de Gracia se oponían ferozmente a los OMG. El gobierno chino también ha señalado que puede aprobar una variedad de arroz OMG. Antes de que las cosas vayan demasiado lejos, harían bien en observar atentamente el mayor laboratorio de OMG del mundo, Estados Unidos. Ahí los cultivos OMG son todo menos beneficiosos. Todo lo contrario.

    Lo que se elimina cuidadosamente de la propaganda de Monsanto y de otras agroindustrias a la hora de promocionar cultivos modificados genéticamente como una alternativa a los cultivos convencionales es el hecho de que en todo el mundo hasta el presente las cultivos de OMG han sido manipulados y patentados sólo por dos razones: la primera, ser resistentes o “tolerantes” al patentado herbicida químico glifosato altamente tóxico que Monsanto y los demás obligan a comprar a los agricultores como condición para comprar sus patentadas semillas. La segunda característica es que las semillas OMG han sido modificadas genéticamente para resistir a insectos específicos. Contrariamente a los mitos de relaciones públicas promovidos en su propio interés, no existe una sola semilla OMG que proporcione un mayor rendimiento en la cosecha que las convencionales, ninguna que requiera menos herbicidas químicos tóxicos, por la simple razón de que no hay beneficio en ello.

    La plaga de las super-semillas gigantes

    Como ha señalado el destacado opositor a los OMG y biólogo, el dr. Mae-Wan Ho del Instituto de Ciencia de Londres, las compañías como Monsanto incorporan a sus semillas una tolerancia a los herbicidas gracias a una forma de insensibilidad al glifosato del gen codificado para el enzima atacado por el herbicida. El enzima deriva de la bacteria del suelo Agrobacterium tumefaciens. La resistencia a los insectos se debe a una o más toxinas derivadas de la bacteria del suelo Bt (Bacillus thuringiensis). Hacia 1997 Estados Unidos empezó a cultivar a gran escala plantes OMG por motivos comerciales. En este momento las cosechas de OMG ocupan entre el 85% y el 91% de las zonas plantadas con los principales cultivos de Estados Unidos, soja, maíz y algodón, en casi 171 millones de acres.

    Según Ho, está a punto de estallar la bomba de relojería ecológica asociada a los OMG. Al cabo de varios años de aplicación constante de herbicidas patentados de glifosato, como el muy famoso Roundup de Monsanto, han evolucionado nuevas “super malas hierbas” resistentes a los herbicidas como una respuesta de la naturaleza ante los intentos del hombre de violarla. Para controlar a las super malas hierbas se necesita mucho más, no menos, herbicida.

    ABC Television, una importante cadena nacional de televisión estadounidense, elaboró hace poco un documental sobre las super malas hierbas titulado “No se puede acabar con las super malas hierbas” [1].

    Entrevistaron a agricultores y científicos de toda Arkansas que describían los campos invadidos por gigantescas malas hierbas de Amaranthus palmeri que podían soportar todas las pulverizaciones de glifosato que les hicieran los agricultores. Entrevistaron a un agricultor que había gastado 400.000 € en solo tres meses en un intento frustrado de acabar con las malas hierbas.

    Las nuevas super malas hierbas son tan robustas que las cosechadoras no pueden cosechar los campos y las herramientas manuales se rompen al tratar de cortarlas. Sólo en Arkansas esta nueva plaga biológica mutante ha invadido al menos 400.000 hectáreas de soja y algodón. No se dispone de datos detallados de otras zonas agrícolas pero se cree que son similares. Se ha informado de que el pro-OMG y pro-agroindustria Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha mentido acerca del verdadero estado de las cosechas estadounidenses, en parte para ocultar la nefasta situación y para evitar que estalle una revuelta contra los OMG en el mayor mercado de estos del mundo. Una variedad de super mala hierba, la Amaranthus palmeri, puede alcanzar hasta 2,4 metros de altura, soporta fuertes calores y prolongadas sequías, y produce miles de semillas con un sistema de raíces que agota los nutrientes de los campos. Si se la deja crecer libremente, ocupa todo un campo em un año. Algunos agricultores se han visto obligados a abandonar sus tierras. Hasta el momento, además de en Arkansas, también en Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Tennessee, Kentucky, Nuevo México, Mississippi y más recientemente, en Alabama y Missouri se ha detectado la invasión de Amaranthus palmeri en regiones de cultivos de OMG.

    Los especialistas en malas hierbas de la Universidad de Georgia calculan que sólo dos plantas de Amaranthus palmeri por cada 6 metros de largo en las filas de algodón pueden reducir el rendimiento en al menos un 23%. Una sola planta de mala hierba puede producir 450.000 semillas [2].

    Se está encubriendo el peligro de la toxicidad del Roundup

    El glifosato es el herbicida más utilizado en Estados Unidos y en todo el mundo. Patentado y vendido por Monsanto desde la década de 1970 bajo el nombre comercial de Roundup, es un componente obligatorio al comprar las semillas OMG de Monsanto. Usted no tiene usted más que ir a la tienda de jardinería local, pedirlo y leer la etiqueta cuidadosamente.

    Como detallo en mi libro, Seeds of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation, unas compañías que eran fundamentalmente compañías químicas (Monsanto Chemicals, DuPont and Dow Chemicals) desarrollaron en la década de 1970 las cosechas OMG y las semillas patentadas, con un importante apoyo financiero de la pro-eugenista Fundación Rockefeller. Las tres compañías se vieron implicadas tanto en el escándalo del muy tóxico Agente Naranja utilizado en Vietnam, como en el de la dioxina en la década de 1970, y mintieron para ocultar el verdadero daño infligido tanto a sus propios empleados como a poblaciones civiles y militares expuestos a ellos.

    Sus semillas OMG patentadas se consideraron un medio inteligente de obligar a comprar cada vez más sus productos químicos agrícolas, como el Roundup. Los agricultores tenían que firmar un contrato con Monsanto en el que se estipulaba que sólo se podía usar el pesticida Roundup de Monsanto. De esta manera los agricultores están atrapados y obligados a comprar nuevas semillas de Monsanto en cada cosecha, además del tóxico glifosato.

    En un equipo dirigido por el biólogo molecular Gilles-Eric Seralini, la Universidad de Caen, Francia, realizó un estudio que demuestra que el Roundup contenía un ingrediente, el polyethoxylated tallowamine, o POEA. El equipo de Seralini demostró que el POEA en el Roundup era incluso más mortífero para los embriones humanos y para las células de la placenta o del cordón umbilical que el propio glifosato. Aparte del glifosaro, Monsanto se niega a dar a conocer detalles del contenido de su Roundup alegado que es objeto de una patente [3] .

    El estudio Seralini encontró que los ingredientes inertes del Roundup amplifican los efectos tóxicos sobre las células humanas, ¡incluso en concentraciones mucho más diluidas que las utilizadas en granjas y pastos! El equipo francés estudió múltiples concentraciones de Roundup, desde la dosis típica de cultivos o pastos hasta concentraciones 100.000 veces más diluidas que los productos que se venden en el mercado. Los investigadores encontraron que era dañino para las células en todas las concentraciones.

    La propaganda del glifosato y del Roundup señala que son “menos tóxicos que la sal de mesa” en un panfleto del Instituto de Biotecnología que promueve las cosechas de OMG como ‘combatientes de las malas hierbas’. Trece años de cosechas de OMG en Estados Unidos han aumentado el uso total de pesticidas en 318 millones de libras en vez de reducirlo como prometían los Cuatro Jinetes del Apocalipsis OMG. La carga extra de enfermedades en la nación a causa de ello es considerable.

    En todo caso, tras la introducción comercial de las semillas OMG de Monsanto en Estados Unidos, el uso de glifosato ha aumentado más del 1.500% entre 1994 y 2005. En Estados Unidos se utilizan al año aproximadamente 100 millones de libras de glifosato en pastos y granjas, y en los últimos 13 años se han utilizado en más de mil millones de acres. Según se ha informado, cuando se le preguntó al director de desarrollo técnico de Monsanto, Rick Cole, afirmó que los problemas eran “manejables”. Aconseja a los agricultores alternar cosechas y utilizar diferentes tipos de herbicidas elaborados anteriormente por Monsanto. Monsanto está animando a los agricultores a mezclar glifosato con otros herbicidas, como el 2,4-D, prohibido en Suecia, Dinamarca y Noruega por su relación con el cáncer y con daños reproductivos y neurológicos. El 2,4-D es un componente del Agente Naranja, producido por Monsanto para ser utilizado en Vietnam en la década de los 1960.

    Los agricultores estadounidenses se cambian a los cultivos biológicos


    Según se informa, en todo Estados Unidos los agricultores están volviendo a los cultivos tradicionales no OMG. Según un nuevo informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, las ventas al por mayor de comida orgánica aumentaron hasta 21.100 millones de dólares en 2008 desde los 3.600 millones en 1997[4]. El mercado es tan floreciente que las granjas orgánicas a veces compiten por producir una oferta suficiente capaz de seguir el rápido ascenso de demanda de los consumidores, lo que lleva a una escasez periódica de productos orgánicos.

    La nueva coalición liberal-conservadora en el Reino Unido está apoyando enérgicamente que se levante la prohibición de facto de los OMG en este país. El Consejero Científico Jefe de Reino Unido, Prof. John Beddington, escribió recientemente un artículo en el que erróneamente afirmaba: “La próxima década verá el desarrollo de combinaciones de rasgos deseables y la introducción de nuevas características como la tolerancia a la sequía. Para mitad de siglo puede que sean factibles opciones más radicales relacionadas con rasgos altamente poligénicos”. Continuaba prometiendo “animales clonados con una inmunidad innata a las enfermedades gracias a la ingeniería genética” y más cosas. Muchas gracias, pero creo que podemos prescindir de eso.

    Un reciente estudio de la Universidad Estatal de Iowa y del Departamento de Agricultura de Estados Unidos que evalúa los resultados en granjas durante los tres años de transición que cuesta cambiar de producción convencional a producción orgánica certificada demostraba unas ventajas notables de la agricultura orgánica sobre las cosechas OMG e incluso sobre las cosechas convencionales no OMG. En un experimento que ha durado cuatro años (tres de transición y el primer año orgánico) el estudio demuestra que aunque los rendimientos cayeron inicialmente, se equipararon en el tercer año y para el cuarto los rendimientos superaron a los convencionales tanto para la soja como para el maíz.

    Del mismo modo, se ha publicado recientemente la Evaluación Internacional de Conocimientos Agrícolas, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (IAASTD, en sus siglas en inglés), [que es] el resultado de tres años de deliberaciones por parte de 400 científicos y representantes no gubernamentales procedentes de 110 países de todo el mundo. Llega a la conclusión de la agricultura orgánica a pequeña escala es la vía que hay que seguir para luchar contra el hambre, las desigualdades sociales y los desastres medioambientales [5]. Como argumenta el dr Ho, se necesita urgentemente un cambio fundamental en la práctica agrícola antes de que la catástrofe agrícola se extienda más a través de Alemania y el resto de la UE hasta el resto del mundo [6].

    Notas:

    [1] Super weed can’t be killed, abc news, 6 de octubre de 2009. Véase también, Jeff Hampton, N.C. farmers battle herbicide-resistant weeds, The Virginian-Pilot, 19 de julio de 2009, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    [2] Clea Caulcutt, ‘Superweed’ explosion threatens Monsanto heartlands, Clea Caulcutt, 19 de abril de 2009, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    [3] N. Benachour and G-E. Seralini, Glyphosate Formulations Induce Apoptosis and Necrosis in Human Umbilical, Embryonic, and Placental Cells, Chem. Res. Toxicol., Article DOI: 10.1021/tx800218n

    Fecha de publicación (en la web): 23 de diciembre de 2008.

    [4] Carolyn Dimitri y Lydia Oberholtzer, Marketing U.S. organic foods: recent trends from farms to consumers, USDA Economic Research Service, septiembre de 2009, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    [5] International Assessment of Agricultural Knowledge, Science and Technology for Development, IAASTD, 2008, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    [6] Ho MW.UK Food Standards Agency study proves organic food is better. Science in Society 44, 32-33, 2009.

    F. William Engdahl es autor de Seeds of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation.

    Fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]




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