Las mentiras como que debemos abrazar el decrecionismo es claramente anti-marxista, pues el marxismo habal de superar el modo de producion capitalista y no de retroceder a modos de producion anteriores, lo cual es reaccionario.
Ddedicare este post a desmentir las falacias de los ecologistas al atacar y llevar la contraria a la teoria y experiencia del marxismo-leninismo
Si hace 40 años la histeria ecologista expandió la idea de una “nueva glaciación” y después fue la “bomba poblacional” que agotaría los alimentos, ahora se han decidido, ante los fracasos anteriores, por el “calentamiento global”, y a seguir cobrando la eco-industria y la eco-seudociencia, acumulando poder sin votos.
Es sabido que estamos en el final de un periodo interglacial de 10.000 años, que daría paso a un periodo glacial de otros 100.000 años. Pero esta secuencia no tiene nada que ver con las predicciones de terror ecologistas. Por ejemplo, las conclusiones de numerosos estudios determinan que, durante períodos geológicos de millones de años atrás, los niveles de los mares eran mucho más bajos durante los períodos calientes que durante los períodos fríos.
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Las curvas climatológicas no son línea rectas, ascendentes o descendentes. Hace años los mares estaban más bajos, como en un tiempo estuvo helado casi todo el continente europeo, y hace sólo un siglo hacía más frío que ahora. Hace 1.000 años hacía más calor y este es el llamado “óptimo medieval” por algunos.
Estas variaciones se deben a factores naturales, precisamente porque no es el ser humano el que adapta la temperatura a su conveniencia. Por otra parte, la climatología solo puede interpretarse con lo que se llama “escala geológica”, períodos de tiempo de cientos de miles o millones de años, por lo que las mediciones realizadas en cortos períodos de cinco, diez o treinta años no marcan ninguna tendencia en ningún sentido.
Hay más que simples probabilidades que sea la fuente de calor, el Sol, el origen de los pequeños cambios climáticos. Cualesquiera que sean las razones, si comparamos las tendencias a largo plazo de las temperaturas de tierra durante los últimos 100 años con el número de manchas solares, se observan impactantes similitudes. Cuando se relacionan estadísticamente los registros de temperaturas regionales con los diversos factores solares registrados desde casi 1750, el promedio a largo plazo de la cantidad de manchas solares tiene una estrecha relación con las temperaturas registradas.
La realidad de los datos es que la última medición del PICC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático), correspondiente a una década, arroja resultados de un aumento de 0,11º C (la quinta parte de lo esperado por los ecologistas), y si se utilizan los datos más precisos de los satélites no habría calentamiento alguno sino una bajada de 0,24º C (con las limitaciones interpretativas antes indicadas).
Los ecologistas utilizan la selección y el aislamiento de series de datos que les sean favorables a sus conclusiones preconcebidas. Después vienen las figuras científicas afines a ellos, con sus enormes subvenciones y después la presión a medios de comunicación y gobiernos para que sean “políticamente correctos” y se adhieran al nuevo “fascismo débil”.
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Ya en la “Cumbre de la Tierra” del 2002 en Johannesburgo se dio la alianza de la mafia “Greenpeace” y el Consejo Mundial de Empresas para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) en pro del Protocolo de Kyoto. En este Consejo están multinacionales como BP, Texaco, Renault, Honda, Ford, Toyota, VW, Dupont, Michelin, AOL...
Que curioso que todos estos que van de tan de izquierdas esten financiados por multinacionales y que el propio consejo ellas formen parte y no solo eso sino que les dan la razón.
Han visto el negocio de la ecología: BP es el primer fabricante de paneles solares, aparte de petróleo, y las automovilísticas ven la panacea en el coche “limpio”, las químicas utilizan supuestos productos “ecológicos” como medio de desprestigio de la competencia... Ambos grupos se pusieron de acuerdo en el texto final.
Y qué decir de la alegría de la gran banca alemana cuando los ecologistas subieron al poder en su país. Comprobaron que eran fieles gestores de los intereses empresariales frente a las exigencias salariales de los sindicatos al anteponer la necesidad de capital de las empresas para la adecuación de los equipamientos de seguridad ecológica.
A pesar de los datos del IPCC por ellos auspiciado, insistieron en que los efectos del calentamiento podían resultar invisibles debido a la emisión de sulfatos. Con ello logran poner en marcha el protocolo de Kyoto contra los gases de efecto invernadero, por el que los países firmantes se comprometen a limitar las emisiones de dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonados, perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre, tomando como base mínima el 5 % de las emisiones de 1990, del año 2008 al 2012.
Un verdadero mito obsesivo. Las investigaciones en los hielos polares muestran que se han dado, en el pasado, niveles de concentración de CO2 muchísimo mayores sin que ello implicase temperaturas elevadas. Existen numerosos estudios que han evaluado el posible impacto que un aumento del dióxido de carbono tendría sobre una gran variedad de plantas, tanto silvestres como cultivadas. Las conclusiones generalizadas son abrumadoramente positivas: “Mayores niveles de CO2 provocan aumento en la fotosíntesis, peso de las plantas, cantidad de ramas, hojas y frutos, tamaño de estos últimos, tolerancia de las plantas a la contaminación atmosférica y un marcado aumento de la eficiencia en el uso del agua”.
"El CO2 no es sólo alimento para las plantas, sino que además asegura el pan de cada día de muchos climatólogos pagados por el IPCC. O como dijo Eisenhower, "Un contrato de investigación del gobierno adormece la curiosidad intelectual." El IPCC, financiado por las Naciones Unidas, es a pesar de todo, sumiso a las presiones de numerosos lobbys: ecologistas, industria nuclear, gobiernos del Tercer Mundo, petroleros, etc. Como lo dijo uno de sus climatólogos: "Para captar la atención de las autoridades y del público, nosotros tenemos que publicar informes simplistas y alarmistas y no hablar de nuestras propias dudas."
"...Pero el gran defecto de todos esos políticos y de sus especialistas es su desmedida pasión por los viajes. Es necesario saber que se han contado, año bueno, año malo, de entre 20 a 30 reuniones organizadas por sus expertos para sus expertos. Y jamás en le mismo sitio. Hermosa ciudad Río de Janeiro, y bello país el Brasil. Pero el Japón y Kioto no vienen nada mal, o Buenos Aires, o cualquier playa exótica. Las esposas que están a menudo de viaje se lo pueden confirmar".
Pierre Lutgen. Doctor Química, Luxenburgo (lutgenp@lu.coditel.net).
Los ecologistas se han negado, de modo inteligente para ellos, a considerar los bosques como eliminadores de CO2, que como ha demostrado la revista “Science” logran absorber todas las emisiones de EEUU y Canadá. Y también es totalmente aleatoria la elección del año 1990 como base de referencia.
Lo mismo cabe decir para esa gran manipulación que es el desgaste de la capa de ozono, o la radioactividad. Del total de radiación que recibimos anualmente, el 82% es de origen natural y sólo el 18% es producido por el Hombre. La radioactividad natural está compuesta por un 55% de gas radón, el 8% de fuentes cósmicas y radiaciones solares, otro 8% de fuentes terrestres (principalmente uranio y torio) y el 11% del potasio-40 interno de los seres vivientes.
"...Y algunos, como el vulcanólogo Haroun Tazieff, afirmaban que los ecologistas están manipulados por los grandes grupos químicos [26], bien lanzados a la conquista del mercado de los sustitutos de los infames CFC (los productos sustitutos son 15 veces más caros que los CFC ,y la mitad de efectivos). Edgar Bronfman, uno de los principales accionistas de Dupont de Nemours hizo sustanciales donaciones a las asociaciones verdes de los Estados Unidos. Uno de los principales herederos de la familia ICI (Imperial Chemical Industries) de Inglaterra, Lord Peter Melchett, es director de Greenpeace en ese país". Pierre Lutgen Doctor en Química, Luxemburgo.
Por lo que toca a España, en el año 2012 las emisiones de los GEI no deben exceder en un 15 % el nivel de 1990. Es la menor de las cuotas de CO2 de toda Europa, 8,1 toneladas por habitante y año. Según las previsiones de crecimiento necesitaremos un mínimo de compra de derechos de emisión de más de 130 millones de toneladas, que costarían entre 1.875 y 3.750 millones de euros anuales.
El total del coste para nuestro país sería de casi 20.000 millones de euros, lo que supondría un incremento extra de la inflación de un 2,7 % el primer año y una reducción del PIB del 1 %. Las pequeñas industrias quedarían seriamente comprometidas y el desarrollo se frenaría. El costo de energía de los hogares crecerá en un 50 %, el coste de la vivienda un 23 % y los comestibles un 10 %, sin contar los incrementos del transporte.
Sectores como el eléctrico, el petróleo, el cemento, la siderurgia o el papel estarán regulados, mientras que los que producen el 60 % de las emisiones, como el transporte, la agricultura, la alimentación, los servicios o las residencias no lo estarán.
A pesar de ello, el absoluto dominio de la dictadura ecologista impide el desarrollo de las centrales nucleares necesarias como energía alternativa barata y no contaminante.
Porque las energías eólica y solar son testimoniales, caras (la primera un 30 % más) e impracticables (pero subvencionarlas costó 1.000 millones de euros en el año 2003), la hidroeléctrica está llegando a su techo y el carbón registra los precios más altos desde hace 25 años y combate con los planes gubernamentales de desarrollo del sector del gas, controlado además por los nacionalistas catalanes.
Es pues un desastre, como las “políticas comunes” de la UE que tanto nos perjudican. Porque todo este tinglado mundial es para beneficio de unos pocos: para Alemania en la UE, y el protocolazo a países como Francia, con un buen remanente de energía nuclear. Por eso ha firmado Rusia, ...que también tiene centrales baratas.
Hay que tener en cuenta además que España depende del petróleo y del gas natural un 58 % más que la media de la UE, y que nuestro consumo energético ha crecido un 2 % más que la media de la OCDE desde 1995. Que los costes de generación eléctrica son un 50 % superiores a los de Francia, Alemania o Gran Bretaña, y más de un 100 % de los países del Este. Y que nos vemos obligados a importar el 40 % del gasóleo, lo que supone un incremento económico del 10 %.
Con la planificación actual, en el 2012 nuestra dependencia del petróleo y del gas natural pasará del 78 % al 85 %, el consumo energético seguirá creciendo al 1 % anual, los precios de generación eléctrica, que se trasladarán íntegramente a los consumidores en el 2007, pasarán a ser un 80 % superiores a los de la UE y un 160 % de los correspondientes a los países del Este. Las importaciones de gasóleo pasarán a ser del 60 %.
Todo esto para lograr una supuesta reducción de la temperatura de un triste 0,07º C, escogiendo como base las predicciones sobre calentamiento más alarmistas, y según las menos, de un miserable 0,03º C.
Y encima, según la Agencia Internacional de Energía, el rápido crecimiento de la población mundial llevará a que, en el año 2032, todavía un 18 % carezca de energía eléctrica (1.400 millones, ahora son 1.600, para un crecimiento estimado de 2.000 millones). Y todo ello por la negativa ecologista al desarrollo de la energía nuclear y carbonífera.
Estamos en el comienzo del resurgir de dictaduras: ecologista,racismo,supersticiones medievales, fanatismo religioso, nacionalismos, neofascismos... la miseria y la tiranía.