Salvador Sostres
España después de Labordeta
20 SEP 2010 07:14
De verdad que me sabe mal que Labordeta se haya muerto y de verdad que le tenía un cierto cariño. Siempre me pareció demasiado tosco, pero insisto: tosco con cariño. Descanse en paz, amén, y todas esas cosas en las que él no creía pero que espero sinceramente que Ellas sí crean en él.
Dicho esto, hay que poner sobre el tapete algunas cuestiones. La primera es que es muy lamentable que todos nuestros cantautores sean comunistas. Esa cosa tan casposa del puño cerrado y de la equivocación sistemática, sin la más mínima decencia intelectual que les lleve por lo menos a reconocer que la economía de mercado les ha ido maravillosamente bien para engordar sus arcas. Es una lástima que uno tenga que pensar, cuando escucha algunas de las bellísimas canciones de Aute, de Sabina, de Lluís Llach o de Serrat, que en el fondo hablan de otras cosas.
La segunda cuestión es la mochila. Ahora que Labordeta ya pasó, hay que empezar a superar la mochila y el concepto de la excursión. Todo este gusto por lo rural y por el “contacto con la naturaleza” no lleva a nada bueno. Reblandece los espíritus y nos vuelve coñazos y cursis. Además de profundamente insinceros. Hay demasiados bosques, demasiados caminos, demasiadas rutas. En la mayor parte del territorio español falta asfalto, casinos, cines, bares que cierren tarde con pianistas imposibles. Faltan coctelerías, grandes restaurantes, carreteras como Dios manda, túneles para no tener que dar tantas vueltas. Todos esos inquietantes paisajes por los que Labordeta caminaba remiten al atraso, a lo ancesatral, al tercermundismo de donde venimos. Hay que llevar la civilización a todos los rincones de la geografía de los países avanzados. Es barata y de cobardes la retórica de los pajarillos que cantan por la mañana. Hay que ponerse a trabajar, abolir el campo y crear más y más ciudades. Como una higiene. Como el gran pacto de usar desodorante.
Y como consecuencia directa de la segunda cuestión viene la tercera. Desaparecido Labordeta es hora que desaparezcan, también, todos aquellos productores de quesos que promocionaba en sus programas. No hay nada tan peligroso para la salud pública como los productos que vienen “directamente de la granja” y que incluso presumen de no haber pasado por ningún tipo de control. Nada. “Directos de la granja”. Esos huevos “directos de la granja”, ¡cuánta salmonela han dado, cuántos retortijones, cuántas noches en las urgencias de los hospitales pensando que de tanto defecar se te iba a escapar hasta el cerebro!
Labordeta fue siempre un buen hombre. Un buen hombre totalmente equivocado, pero un buen hombre. Su “puño cerrado” y en alto del que tanto presumía fue siempre un escarnio a los millones de muertes que su ideología ha causado. Sus canciones van a sonar por última vez el día de su funeral y tal vez en algún documental de La 1 cuando dentro de muchos años vuelvan a mandar los socialistas.
Su ruralismo de mochila y botas es precisamente lo contrario de lo que necesita España, que ya ha tenido bastante de perder el tiempo mirando árboles y se tiene que poner de una puñetera vez a trabajar.
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Alguien de aquí, después de leer esto sigue pensdando que los gulags eran un mal invento??? Fueron la máxima expresión de humanidad por parte de una sociedad, por que si algo se merece esta gente insensible, arrogante, ignorante y que encima se gana la vida intentando propagar tales ideas nocivas y deshumanizadas, es pasarse unos cuantos años picando piedra a ver si se le abre un poco la mente.