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Alienación.Notas (de Campos de discusion s XXI) Nestor Estebenz Nogal
De las ultimas noticias la más importante no es la de una copa futbolística para España. El valor del mundo no se mide por una pelota no parada por un guardameta. Parece que el gobierno cubano al fin cede liberando prisioneros disidentes y una iraní se libra de morir lapidada. La presión denunciando las atrocidades de los estados es lo que cuenta, el entusiasmo callejero molestando al vecindario con cohetes y cláxones celebrando la estulticia humana, es uno de los indicadores de la alienación.
Durante el imperio romano los atletas también fueron los héroes más aclamados. Tamaño derroche de entusiasmo por el éxito del equipo español en el certamen internacional de la pelota de pie es difícil que se repita por otros asuntos sociales. La sociedad entera ha llegado a un gran acuerdo consensuado, dice así: olé, olé, olé. Aspirantes al team de traducciones persónense con CVs demostrativos en desentrañamientos de criptogramas y descifrados de mensajes en clave. Conscientes de que estamos ante la mayor de las joyas literarias absténgase inespecialistas en asuntos de masas.
Idólatras desde los estadios y las calles encumbran los más aclamados de la temporada. Al balón, esferoide céntrico planetario, le costará algunos siglos más que al planeta Tierra dejar de ser el centro del sistema solar. Nuestros vecindarios vocingleros y coheteros nos seguirán haciendo partícipes de sus entusiasmos futboleros. Tras cada gol las ansias populares se correrán de mero gusto. Todo el sexo que no practican en camas y orgiastiums lo simbolizan en cada pelota metida en la portería contraria, esa pelota es la viva representación del espermatozo con el que se gesta una sociedad de grito único para mentes planas.
Un poco de filosofía elemental: toda dicotomía es a la larga falsable aunque transitoriamente pueda ser esclarecedora. La necesidad lingüística de un enunciado que pide tomar partido del tipo: o A o B, o lo uno o lo otro, o éste o aquél, o ahora o nunca ,o esto o lo otro, y formulaciones semejantes, no se puede confundir con la complejidad de variables de la realidad. Ni siquiera las divisiones entre izquierda y derecha, o revolución-reacción, o liberal-conservador, resumen todos los eventos mentales y prácticos que concurren en la realidad. Las limitaciones lingüísticas que llevan a los resúmenes dicotómicos de los debates son la consecuencia de un déficit metodológico que no sabe representar la realidad en todos sus factores reales en contraposición. El habla corre el peligro de enrarecerse cuando se sepulta entre las palabras sin conseguir distinguir los conceptos. El lenguaje como material para la conciencia precisa de redefiniciones prácticamente para todo y en particular el repaso de los conceptos más abstractos o distantes de la materialidad concreta. Cuantas más definiciones concurran (y todo debate demuestra su proliferación) para nociones básicas tales como revolución, conciencia, sujeto, clase, economía, movimiento, organización e incluso realidad más necesario es un nuevo enfoque comunicativo que es tanto como indicar una nueva forma de pensar. Las producciones verbales no siempre demuestran un pensamiento lúcido aunque entretengan conversaciones sin digresiones.
La exposición de los mecanismos relacionales entre eventos no salta siempre a la vista. No todo salta a la vista ni todo resulta tan evidente. A la sensorialidad no le llegan todos los datos de la realidad. De los perceptible a lo descubierto se dan muchos procesos intermedios. El salto del percepto al concepto es el que va de la sensibilidad ligera o primaria a la intelección comprensiva de los mecanismos mas decisivos de la marcha del mundo.
Lo alienante es el factor que espera del sujeto un comportamiento sumiso y acrítico. Cuando definimos el sistema como alienante y la sociedad como alienada nos estamos refiriendo a las relaciones de no participación gestionario de quien tiene un comportamiento con su decisión. En la sociedad de las comunicaciones (o sus simulacros) de masas se da una impresionante eclosión de iniciativas que no tienen nada que ver con la liberación de la alienación sino en todo su contrario: en su profusión. La instrumentación de los recursos de autoedición ha dado lugar a un boom de liberalismo en la formas pero también ha dado paso a la pluralidad de todo cabiendo en esta pluralidad nuevas maneras de hornear la alienación. No faltan evangelistas de todas las raleas enviando pps o encadenados para aprovecharse de la paciencia y la ingenuidad de sus listas de correo. La envergadura de este fenómeno es tal que se puede hablar de un verdadero ejército de manipuladores que intervienen en el casino de las apuestas proporcionales desde posiciones inequívocamente proselitistas. La paradoja es esa: a mayor tecnología comunicativa le corresponde un mayor volumen de depredadores interesados en sus presas para capturas ideológicas o para convertirlas en clientes comerciales (ambos parámetros muy conexos). Vivimos tiempos en que los contactos son muchos y las relaciones discursivas en profundidad siguen siendo pocas. ¿es posible que el aumento de aquellos se corresponda con una disminución de éstas?
¿qué es lo que hace que se preste atención hasta el final a un argumento? Que la sucesión de sus premisas sea honesta y siga una secuencia lógica. Cuando aparece un enunciado no cierto atribuido a una situación o a otro interlocutor hay un pretexto para combatirlo, si aparece otro más incorrectamente atribuido el motivo es de prevención o desconfianza intelectual a quien lo dice , si incluso hay paciencia para oir o leer un tercero entonces lo más probable es que sobrevenga el rechazo y la desconexión con el resto de una retórica o de un texto al que ya no se acepta concederle más la atención. Este también es procedimiento para la enajenación ,en este caso auto enajenación, ante el tema expuesto. Yo no soy este que tú dices que soy o crees que soy luego entonces me retiro. Mi retirada es intelectual, no te audito, no te sigo. Una premisa correcta es la que se ajusta a la verdad y a antecedentes que la confirman. Las atribuciones falsas a otros con inferencias gratuitas es una forma de poner la pala en el texto para removerlo sin conseguir los mismos resultados que cuando se hace en la olla del guiso. Es un sesgo constante en la discusión que la cita puntual de un autor (cuando puede serlo entre cientos o miles) sea tomado por el lector urgentista que se está tomando como un referente. Estrictamente todo aquello que recordamos y de lo que nos valemos para el trabajo intelectual cumple una función referencial sin que sea un hito adherente. Otro tipo de inferencias falsas es suponer que la critica a algo significa presuponer su superación o que se cuenta con una alternativa. El cristianismo dejó de servir como expresión de la solidaridad comunitaria o el marxismo ha dejado de servir como instrumento para la revolución lo que no significa que en ambas corrientes de reuniones de militancias e ideas no haya valores actuales o útiles. Aristóteles está superado lo cual no significa que haya que dejar de leer su ética nicomaquea, El Quijote no existe lo cual no impide reconocerlo como un personaje crucial del imaginario popular. Lo criticable no significa que haya sido superado en la práctica, es un llamado para hacerlo. En la actualidad discursiva en todos los ámbitos de la palabra (los más públicos y los más clandestinos, desde los más celebrados a los menos conocidos) hay una coexistencia (en realidad una coincidencia tempo-contextual) de multitud de aspiraciones a cambiar el mundo: desde las socialdemocracias gestoras a las izquierdas mas etílicas sin olvidar extremismos de todo tipo todo el mundo anda con sus fórmulas de bolsillo o de hemeroteca: unos reclamando la vigencia de la piedra filosofal y distintos otros con sus distintas biblias. Inevitablemente este volumen de aspiraciones a una sociedad nueva no está exenta de desenlaces alienantes o de consecuencias de alienación tanto para la sociedad global como para sus propias filas repartidas tras sus distintos credos (o idearios). Desde Watt y su invento de la máquina de vapor se abrió para la humanidad un nuevo paradigma en relación a la fuerza y a sus posibilidades de desarrollo. Sin saberlo el ser humano delegaba al potencial laborioso de las máquinas el rol de dirección del ritmo de existencia. La alienación era algo que ya se daba entre el trabajador y su máquina, otro grado alienante de ella fue entre su trabajo y la mercancía a la que contribuía a producir. Lo alienante no queda limitado a los preparativos mezquinos que desde la manipulación hacen quienes buscan robotizar a sus semejantes. Cada ser, al elegir o convivir con el objeto que sea (desde las máquinas a sus productos, desde la relación con el espacio a la relación con las ideas) ya está vendiendo o no su alma al diablo aceptando o no su alienación con cada cosa y conducta que admita en su haber. En la vida correlacionaria hay innumerables situaciones que se viven desde la enajenación: la más extrema (la de la locura) sería la consecuencia natural de otras de menor cuantía de protesta ante situaciones generales o de grupo, en definitiva las situaciones dominantes. Sin embargo el ser alienado no lo es las 24 horas del día: lo puede ser en unos espacios pero no en todos, en unos contextos grupales pero no en los otros que busque donde sentirse más libre. La auto desalienación (la auto concienciación de sujeto de aquello en lo que está alienado como condición previa para superarlo) forma parte del proceso de soberanía personal. Sin individuo consciente de lo que es, en lo que está y de su potencial, no hay revolución posible. Su acceso a la nueva cábala digital le permite constituirse en fuente de enunciados y de análisis dependiendo de su capacidad y de su honradez que sus aportaciones sirvan a la re contribución al pensamiento crítico o al caudal de su literatura personal. Desde la perspectiva histórica la conciencia debe mucho a insignes pensadores del pasado, no solo el de los siglos vecinos sino el más antiguo y no solo a las contribuciones sociológicas y económicas sino también a las hechas desde la física y las matemáticas y sobre todo desde la filosofía y el psicoanálisis. Los reconocimientos y aprendizajes a/de ese pasado (prodigioso e interminable caudal de referentes) son/serían la garantía de no estar repitiéndonos en las mismas discusiones Alan Turing que en 1935 proporcionó los fundamentos de la moderna teoría informática podría estar contribuyendo sin haberlo pretendido más que otras teóricos afamados en señalar el camino exacto para una sociedad exacta, para dar pasos en dirección a la soberanía humana frente a sus fantasmas, sus máquinas y sus distintos tipos de doctrinas, estructuralmente alienantes.
El agotamiento de las palabras es un hecho constatado. La definición del lenguaje como un `proceso vivo y variable en permanente renovación viene a contrarrestar lo anterior. La combinación original de dos o más palabras enunciadas por una fuente de investigación corren el riesgo de ser utilizadas por otras lecturas con propósitos distintos a los que fueron dichas. En los discursos públicos la traición a los significados lingüísticos por los significantes peyorativos o manipulacionistas de otros que se suben al carro de un léxico es una constante. Por eso hablar no es sinónimo de entenderse aunque sí lo sea de trasegar con palabras. En los análisis de las campañas electorales (frase por frase: las de los eslóganes de los cartelones de las farolas y las de los líderes en los meetings) se observa como las producciones verbales están más orientadas al corpus emocional de las audiencias que no a su capacidad de razonar. Detrás de un eslogan simple (ante las de Catalunya del 28 noviembre 2010: Volem una Catalunya millor, Garantia de Progres, soluciones d’ Esquerres,..) el lector puede preguntarse: ¿es que soy tan tonto que me tengan que decir esas generalidades?¿no pueden especificar?. Raramente hay partidos que se comprometan en sus campañas a cosas concretas, aunque también los hay (convocatoria de referéndum: ERC o luchar por leyes para terminar con la tortura animal: PACMA). Esa movilización de las emociones en lugar de la inteligencia ya prefigura la clase de seguimiento que se necesita y el nuevo modelo de política que se desea implementar: el de una clase gestora supuestamente expertócrata y una ciudadanía alienada a sus supuestas virtudes. El modelo participativo de las pseudodemocracias ya es otra forma contundente de alienación: la cita episódica con las urnas para preguntas puntuales y el resto de temporadas entre cita y cita para vivir los temas de interés colectivo desde el graderío o desde la nula cuota de poder de decisión. Las elecciones que en principio se constituyeron como hito a la participación quedan lejos de procesos autogestionarios de decisiones permanentes, modelo este que por otra parte tampoco ha estado tan experimentado históricamente (recuérdese que a las asambleas soberanas como máximos órganos de poder y de decisión tampoco acudían por voluntad propia todos los obreros durante la revolución española). La alienación es un fenómeno que sobrepasa el marco de las decisiones políticas entendidas como las que involucran a la totalidad social. Empieza antes y sigue después en las formas de relacionarse de cada sujeto con los (y sus) objetos. En cada delegación por negligencia de responsabilidades hay un acto de alienación y, como se ha dicho antes, en cada colisión irreparable se vuelve a la separación. De hecho, de todo aquello que se vive separado físicamente y desconectado mentalmente (de situaciones lejanas o inasequibles) ya se vive desde una posición relativamente alienada. El sujeto alienado (en un sistema social u otro –por ahora es una mera hipótesis la suposición de un mundo nuevo sin habitantes en una proporción u otra que no lo vivan desde la alienación-) es el que más cambios personales a hacer tiene por delante. La pervivencia de una posición adversa a cambio (al menos desde Parménides, escuela de Elea, Jonia según el cual pretenderlo es una ilusión) o la relativización del sujeto para Pascal (el ser humano como una nada frente al infinito) entre otras posiciones poco triunfalistas ante el futuro confirman la verdad más patética del sujeto humano como una figura alienada en los contextos en los que vive siendo interpretada esta alienación como algo anterior de la revolución industrial y de los procesos de maquinización y fabricaciones seriadas a que dio lugar.
De las ultimas noticias la más importante no es la de una copa futbolística para España. El valor del mundo no se mide por una pelota no parada por un guardameta. Parece que el gobierno cubano al fin cede liberando prisioneros disidentes y una iraní se libra de morir lapidada. La presión denunciando las atrocidades de los estados es lo que cuenta, el entusiasmo callejero molestando al vecindario con cohetes y cláxones celebrando la estulticia humana, es uno de los indicadores de la alienación.
Durante el imperio romano los atletas también fueron los héroes más aclamados. Tamaño derroche de entusiasmo por el éxito del equipo español en el certamen internacional de la pelota de pie es difícil que se repita por otros asuntos sociales. La sociedad entera ha llegado a un gran acuerdo consensuado, dice así: olé, olé, olé. Aspirantes al team de traducciones persónense con CVs demostrativos en desentrañamientos de criptogramas y descifrados de mensajes en clave. Conscientes de que estamos ante la mayor de las joyas literarias absténgase inespecialistas en asuntos de masas.
Idólatras desde los estadios y las calles encumbran los más aclamados de la temporada. Al balón, esferoide céntrico planetario, le costará algunos siglos más que al planeta Tierra dejar de ser el centro del sistema solar. Nuestros vecindarios vocingleros y coheteros nos seguirán haciendo partícipes de sus entusiasmos futboleros. Tras cada gol las ansias populares se correrán de mero gusto. Todo el sexo que no practican en camas y orgiastiums lo simbolizan en cada pelota metida en la portería contraria, esa pelota es la viva representación del espermatozo con el que se gesta una sociedad de grito único para mentes planas.
Un poco de filosofía elemental: toda dicotomía es a la larga falsable aunque transitoriamente pueda ser esclarecedora. La necesidad lingüística de un enunciado que pide tomar partido del tipo: o A o B, o lo uno o lo otro, o éste o aquél, o ahora o nunca ,o esto o lo otro, y formulaciones semejantes, no se puede confundir con la complejidad de variables de la realidad. Ni siquiera las divisiones entre izquierda y derecha, o revolución-reacción, o liberal-conservador, resumen todos los eventos mentales y prácticos que concurren en la realidad. Las limitaciones lingüísticas que llevan a los resúmenes dicotómicos de los debates son la consecuencia de un déficit metodológico que no sabe representar la realidad en todos sus factores reales en contraposición. El habla corre el peligro de enrarecerse cuando se sepulta entre las palabras sin conseguir distinguir los conceptos. El lenguaje como material para la conciencia precisa de redefiniciones prácticamente para todo y en particular el repaso de los conceptos más abstractos o distantes de la materialidad concreta. Cuantas más definiciones concurran (y todo debate demuestra su proliferación) para nociones básicas tales como revolución, conciencia, sujeto, clase, economía, movimiento, organización e incluso realidad más necesario es un nuevo enfoque comunicativo que es tanto como indicar una nueva forma de pensar. Las producciones verbales no siempre demuestran un pensamiento lúcido aunque entretengan conversaciones sin digresiones.
La exposición de los mecanismos relacionales entre eventos no salta siempre a la vista. No todo salta a la vista ni todo resulta tan evidente. A la sensorialidad no le llegan todos los datos de la realidad. De los perceptible a lo descubierto se dan muchos procesos intermedios. El salto del percepto al concepto es el que va de la sensibilidad ligera o primaria a la intelección comprensiva de los mecanismos mas decisivos de la marcha del mundo.
Lo alienante es el factor que espera del sujeto un comportamiento sumiso y acrítico. Cuando definimos el sistema como alienante y la sociedad como alienada nos estamos refiriendo a las relaciones de no participación gestionario de quien tiene un comportamiento con su decisión. En la sociedad de las comunicaciones (o sus simulacros) de masas se da una impresionante eclosión de iniciativas que no tienen nada que ver con la liberación de la alienación sino en todo su contrario: en su profusión. La instrumentación de los recursos de autoedición ha dado lugar a un boom de liberalismo en la formas pero también ha dado paso a la pluralidad de todo cabiendo en esta pluralidad nuevas maneras de hornear la alienación. No faltan evangelistas de todas las raleas enviando pps o encadenados para aprovecharse de la paciencia y la ingenuidad de sus listas de correo. La envergadura de este fenómeno es tal que se puede hablar de un verdadero ejército de manipuladores que intervienen en el casino de las apuestas proporcionales desde posiciones inequívocamente proselitistas. La paradoja es esa: a mayor tecnología comunicativa le corresponde un mayor volumen de depredadores interesados en sus presas para capturas ideológicas o para convertirlas en clientes comerciales (ambos parámetros muy conexos). Vivimos tiempos en que los contactos son muchos y las relaciones discursivas en profundidad siguen siendo pocas. ¿es posible que el aumento de aquellos se corresponda con una disminución de éstas?
¿qué es lo que hace que se preste atención hasta el final a un argumento? Que la sucesión de sus premisas sea honesta y siga una secuencia lógica. Cuando aparece un enunciado no cierto atribuido a una situación o a otro interlocutor hay un pretexto para combatirlo, si aparece otro más incorrectamente atribuido el motivo es de prevención o desconfianza intelectual a quien lo dice , si incluso hay paciencia para oir o leer un tercero entonces lo más probable es que sobrevenga el rechazo y la desconexión con el resto de una retórica o de un texto al que ya no se acepta concederle más la atención. Este también es procedimiento para la enajenación ,en este caso auto enajenación, ante el tema expuesto. Yo no soy este que tú dices que soy o crees que soy luego entonces me retiro. Mi retirada es intelectual, no te audito, no te sigo. Una premisa correcta es la que se ajusta a la verdad y a antecedentes que la confirman. Las atribuciones falsas a otros con inferencias gratuitas es una forma de poner la pala en el texto para removerlo sin conseguir los mismos resultados que cuando se hace en la olla del guiso. Es un sesgo constante en la discusión que la cita puntual de un autor (cuando puede serlo entre cientos o miles) sea tomado por el lector urgentista que se está tomando como un referente. Estrictamente todo aquello que recordamos y de lo que nos valemos para el trabajo intelectual cumple una función referencial sin que sea un hito adherente. Otro tipo de inferencias falsas es suponer que la critica a algo significa presuponer su superación o que se cuenta con una alternativa. El cristianismo dejó de servir como expresión de la solidaridad comunitaria o el marxismo ha dejado de servir como instrumento para la revolución lo que no significa que en ambas corrientes de reuniones de militancias e ideas no haya valores actuales o útiles. Aristóteles está superado lo cual no significa que haya que dejar de leer su ética nicomaquea, El Quijote no existe lo cual no impide reconocerlo como un personaje crucial del imaginario popular. Lo criticable no significa que haya sido superado en la práctica, es un llamado para hacerlo. En la actualidad discursiva en todos los ámbitos de la palabra (los más públicos y los más clandestinos, desde los más celebrados a los menos conocidos) hay una coexistencia (en realidad una coincidencia tempo-contextual) de multitud de aspiraciones a cambiar el mundo: desde las socialdemocracias gestoras a las izquierdas mas etílicas sin olvidar extremismos de todo tipo todo el mundo anda con sus fórmulas de bolsillo o de hemeroteca: unos reclamando la vigencia de la piedra filosofal y distintos otros con sus distintas biblias. Inevitablemente este volumen de aspiraciones a una sociedad nueva no está exenta de desenlaces alienantes o de consecuencias de alienación tanto para la sociedad global como para sus propias filas repartidas tras sus distintos credos (o idearios). Desde Watt y su invento de la máquina de vapor se abrió para la humanidad un nuevo paradigma en relación a la fuerza y a sus posibilidades de desarrollo. Sin saberlo el ser humano delegaba al potencial laborioso de las máquinas el rol de dirección del ritmo de existencia. La alienación era algo que ya se daba entre el trabajador y su máquina, otro grado alienante de ella fue entre su trabajo y la mercancía a la que contribuía a producir. Lo alienante no queda limitado a los preparativos mezquinos que desde la manipulación hacen quienes buscan robotizar a sus semejantes. Cada ser, al elegir o convivir con el objeto que sea (desde las máquinas a sus productos, desde la relación con el espacio a la relación con las ideas) ya está vendiendo o no su alma al diablo aceptando o no su alienación con cada cosa y conducta que admita en su haber. En la vida correlacionaria hay innumerables situaciones que se viven desde la enajenación: la más extrema (la de la locura) sería la consecuencia natural de otras de menor cuantía de protesta ante situaciones generales o de grupo, en definitiva las situaciones dominantes. Sin embargo el ser alienado no lo es las 24 horas del día: lo puede ser en unos espacios pero no en todos, en unos contextos grupales pero no en los otros que busque donde sentirse más libre. La auto desalienación (la auto concienciación de sujeto de aquello en lo que está alienado como condición previa para superarlo) forma parte del proceso de soberanía personal. Sin individuo consciente de lo que es, en lo que está y de su potencial, no hay revolución posible. Su acceso a la nueva cábala digital le permite constituirse en fuente de enunciados y de análisis dependiendo de su capacidad y de su honradez que sus aportaciones sirvan a la re contribución al pensamiento crítico o al caudal de su literatura personal. Desde la perspectiva histórica la conciencia debe mucho a insignes pensadores del pasado, no solo el de los siglos vecinos sino el más antiguo y no solo a las contribuciones sociológicas y económicas sino también a las hechas desde la física y las matemáticas y sobre todo desde la filosofía y el psicoanálisis. Los reconocimientos y aprendizajes a/de ese pasado (prodigioso e interminable caudal de referentes) son/serían la garantía de no estar repitiéndonos en las mismas discusiones Alan Turing que en 1935 proporcionó los fundamentos de la moderna teoría informática podría estar contribuyendo sin haberlo pretendido más que otras teóricos afamados en señalar el camino exacto para una sociedad exacta, para dar pasos en dirección a la soberanía humana frente a sus fantasmas, sus máquinas y sus distintos tipos de doctrinas, estructuralmente alienantes.
El agotamiento de las palabras es un hecho constatado. La definición del lenguaje como un `proceso vivo y variable en permanente renovación viene a contrarrestar lo anterior. La combinación original de dos o más palabras enunciadas por una fuente de investigación corren el riesgo de ser utilizadas por otras lecturas con propósitos distintos a los que fueron dichas. En los discursos públicos la traición a los significados lingüísticos por los significantes peyorativos o manipulacionistas de otros que se suben al carro de un léxico es una constante. Por eso hablar no es sinónimo de entenderse aunque sí lo sea de trasegar con palabras. En los análisis de las campañas electorales (frase por frase: las de los eslóganes de los cartelones de las farolas y las de los líderes en los meetings) se observa como las producciones verbales están más orientadas al corpus emocional de las audiencias que no a su capacidad de razonar. Detrás de un eslogan simple (ante las de Catalunya del 28 noviembre 2010: Volem una Catalunya millor, Garantia de Progres, soluciones d’ Esquerres,..) el lector puede preguntarse: ¿es que soy tan tonto que me tengan que decir esas generalidades?¿no pueden especificar?. Raramente hay partidos que se comprometan en sus campañas a cosas concretas, aunque también los hay (convocatoria de referéndum: ERC o luchar por leyes para terminar con la tortura animal: PACMA). Esa movilización de las emociones en lugar de la inteligencia ya prefigura la clase de seguimiento que se necesita y el nuevo modelo de política que se desea implementar: el de una clase gestora supuestamente expertócrata y una ciudadanía alienada a sus supuestas virtudes. El modelo participativo de las pseudodemocracias ya es otra forma contundente de alienación: la cita episódica con las urnas para preguntas puntuales y el resto de temporadas entre cita y cita para vivir los temas de interés colectivo desde el graderío o desde la nula cuota de poder de decisión. Las elecciones que en principio se constituyeron como hito a la participación quedan lejos de procesos autogestionarios de decisiones permanentes, modelo este que por otra parte tampoco ha estado tan experimentado históricamente (recuérdese que a las asambleas soberanas como máximos órganos de poder y de decisión tampoco acudían por voluntad propia todos los obreros durante la revolución española). La alienación es un fenómeno que sobrepasa el marco de las decisiones políticas entendidas como las que involucran a la totalidad social. Empieza antes y sigue después en las formas de relacionarse de cada sujeto con los (y sus) objetos. En cada delegación por negligencia de responsabilidades hay un acto de alienación y, como se ha dicho antes, en cada colisión irreparable se vuelve a la separación. De hecho, de todo aquello que se vive separado físicamente y desconectado mentalmente (de situaciones lejanas o inasequibles) ya se vive desde una posición relativamente alienada. El sujeto alienado (en un sistema social u otro –por ahora es una mera hipótesis la suposición de un mundo nuevo sin habitantes en una proporción u otra que no lo vivan desde la alienación-) es el que más cambios personales a hacer tiene por delante. La pervivencia de una posición adversa a cambio (al menos desde Parménides, escuela de Elea, Jonia según el cual pretenderlo es una ilusión) o la relativización del sujeto para Pascal (el ser humano como una nada frente al infinito) entre otras posiciones poco triunfalistas ante el futuro confirman la verdad más patética del sujeto humano como una figura alienada en los contextos en los que vive siendo interpretada esta alienación como algo anterior de la revolución industrial y de los procesos de maquinización y fabricaciones seriadas a que dio lugar.
