Faluya ya no revuelve nuestras conciencias
Granma, 15 de marzo de 2010
Faluya es una localidad situada a unos 70 kilómetros al oeste de Bagdad y tiene una población de unos 350.000 habitantes y es conocida como la ciudad de las mezquitas, ya que contaba, antes de la invasión y ocupación norteamericana en el año 2003, con más de 200 de esos edificios religiosos.
A pesar de haber quedado semidestruida por los ataques de las tropas foráneas, es para los iraquíes un símbolo de la resistencia.
Hoy sus familias viven una de las peores pesadillas. Como resultado de los bombardeos norteamericanos en noviembre del año 2004, las madres ven nacer a sus hijos con deformaciones, padecimientos cardiacos, cáncer y otras enfermedades, resultantes de la exposición a las armas y medios químicos usados por los militares del Pentágono.
A las mujeres se les ha advertido por las autoridades que no deben parir ante la existencia de niños que han venido al mundo en los últimos seis años, con malformaciones y enfermedades congénitas.
Faluya, año 2004. Mes de noviembre
Transcurría el mes de noviembre del año 2004. Las fuerzas de ocupación estadounidenses bombardean día y noche la ciudad y sus alrededores, y los reportes diarios se refieren a menores y mujeres muertos durante los bombardeos. Las mezquitas son también "bajas" colaterales de la metralla indiscriminada.
Abu Hammad comerciante de Faluya dijo entonces a la agencia IPS: "están usando todo, incluyendo gases venenosos".
"Los americanos están perdiendo la guerra en Iraq y en su frustración han usado armas químicas y bombas de napalm contra la población civil", declaró Khudur al-Azawi, del Partido Nacional Democrático de Iraq en declaraciones al periódico The Hindu el 20 de diciembre del 2004.
Los médicos que permanecieron en el interior de la ciudad afirmaron haber reconocido cadáveres que "no tenían heridas de bala, metralla o cualquier otro objeto que hubiese penetrado en sus cuerpos". Los cadáveres eran de hombres, mujeres y niños. Estaban hinchados, con un color amarillo y carecían de olor", narró el entrevistado.
Y aunque oficialmente el Pentágono había informado de la destrucción de sus arsenales de napalm en el año 2001, ahora tiene un nuevo nombre Mark 77 pero con el mismo efecto, como reconoció el portavoz de los marines, Michael Daily, añadiendo que el "Mark 77 es más ecológico".
Otro marine Randolph Alles, quien dirigió algunos ataques dijo que "los generales aman el napalm porque tiene un gran efecto psicológico debido a la bola de fuego que produce y a su típico olor".
Los residentes de un pueblo cercano a Faluya dijeron a Al Jazeera que tras un bombardeo "no tuvieron más remedio que enterrar a los muertos en fosas comunes pues eran irreconocibles, estaban achicharrados por el uso de bombas de napalm".
Abu Sabah refugiado del área de Julan manifestó a IPS en aquella oportunidad que "tras los bombardeos, el humo era como una nube en forma de hongo... al caer pequeños fragmentos dejaban una larga estela de humo tras ellos... los pedazos explotaban y seguían ardiendo... cuando tocaban a alguien sus cuerpos se calcinaban durante horas, quemaban la piel incluso aunque se echase agua en las heridas".
Otros residentes de la ciudad como el doctor Kamal Hadeethi reportaron que "habían visto personas derretidas", lo que evidencia el uso de municiones de uranio, que alcanzan temperaturas tan altas como para disolver el acero y naturalmente a los seres humanos.
La AFP preguntó entonces al Pentágono si se habían utilizado ese tipo de armamento en Faluya, y el teniente coronel Joe Yosha respondió: "Sí, el uranio empobrecido es una munición estándar que utilizan los tanques Abrahams".
De igual forma, durante los ataques a esa zona de Iraq, el ejército de Estados Unidos fue acusado de haber empleado municiones de fósforo blanco.
II. Faluya año 2010. Mes de marzo
Niños con deformaciones. Algunos con seis dedos. O con un solo ojo, y enfermedades del corazón detectadas en una gran cantidad de neonatos.
Así se muestra la cara real de la invasión y ocupación militar norteamericana, a la vez que se denuncia al mundo el uso reiterado de armas químicas, fósforo blanco, uranio empobrecido, napalm y otras, durante el ametrallamiento que hicieran las tropas de Estados Unidos contra esa urbe en el año 2004.
Neurólogos y obstetras en la ciudad que fueron entrevistados por el rotativo The Guardian dicen que el aumento en los defectos de nacimiento —que incluyen un bebé que nació con dos cabezas, niños con tumores múltiples y otros con problemas del sistema nervioso— no tienen precedentes.
El nivel de problemas cardíacos en los pequeños nacidos en Faluya es 13 veces mayor que en Europa. Los médicos afirman que la causa es el material tóxico despedido por las armas norteamericanas.
La especialista en pediatría, Samira al-Ani, que trabaja en un hospital local, dijo a la prensa que estaba viendo hasta dos o tres casos al día, principalmente por cardiopatías.
El corresponsal de BBC, John Simpson, también vio a niños en la ciudad que sufren de parálisis o daños cerebrales —y una fotografía de un bebé que nació con tres cabezas.
Una investigadora iraquí, Malik Hamdan, dijo que los galenos han atendido un "masivo número sin precedentes" de afecciones del corazón y un aumento en la cantidad de defectos en el sistema nervioso.
Basándose en datos de enero de este año, la tasa de enfermedades congénitas del corazón fue de 95 por cada 1 000 nacimientos.
He visto imágenes "de bebés recién nacidos con un ojo en el centro de la frente, o con la nariz en la frente", añadió la investigadora.
Como conclusión se ha dicho que Faluya se encuentra asolada por una salvaje epidemia y las víctimas son los más débiles y vulnerables, los niños y las niñas.
Hoy, casi seis años después, estas evidencias demuestran la envergadura del crimen.
Granma, 15 de marzo de 2010
Faluya es una localidad situada a unos 70 kilómetros al oeste de Bagdad y tiene una población de unos 350.000 habitantes y es conocida como la ciudad de las mezquitas, ya que contaba, antes de la invasión y ocupación norteamericana en el año 2003, con más de 200 de esos edificios religiosos.
A pesar de haber quedado semidestruida por los ataques de las tropas foráneas, es para los iraquíes un símbolo de la resistencia.
Hoy sus familias viven una de las peores pesadillas. Como resultado de los bombardeos norteamericanos en noviembre del año 2004, las madres ven nacer a sus hijos con deformaciones, padecimientos cardiacos, cáncer y otras enfermedades, resultantes de la exposición a las armas y medios químicos usados por los militares del Pentágono.
A las mujeres se les ha advertido por las autoridades que no deben parir ante la existencia de niños que han venido al mundo en los últimos seis años, con malformaciones y enfermedades congénitas.
Faluya, año 2004. Mes de noviembre
Transcurría el mes de noviembre del año 2004. Las fuerzas de ocupación estadounidenses bombardean día y noche la ciudad y sus alrededores, y los reportes diarios se refieren a menores y mujeres muertos durante los bombardeos. Las mezquitas son también "bajas" colaterales de la metralla indiscriminada.
Abu Hammad comerciante de Faluya dijo entonces a la agencia IPS: "están usando todo, incluyendo gases venenosos".
"Los americanos están perdiendo la guerra en Iraq y en su frustración han usado armas químicas y bombas de napalm contra la población civil", declaró Khudur al-Azawi, del Partido Nacional Democrático de Iraq en declaraciones al periódico The Hindu el 20 de diciembre del 2004.
Los médicos que permanecieron en el interior de la ciudad afirmaron haber reconocido cadáveres que "no tenían heridas de bala, metralla o cualquier otro objeto que hubiese penetrado en sus cuerpos". Los cadáveres eran de hombres, mujeres y niños. Estaban hinchados, con un color amarillo y carecían de olor", narró el entrevistado.
Y aunque oficialmente el Pentágono había informado de la destrucción de sus arsenales de napalm en el año 2001, ahora tiene un nuevo nombre Mark 77 pero con el mismo efecto, como reconoció el portavoz de los marines, Michael Daily, añadiendo que el "Mark 77 es más ecológico".
Otro marine Randolph Alles, quien dirigió algunos ataques dijo que "los generales aman el napalm porque tiene un gran efecto psicológico debido a la bola de fuego que produce y a su típico olor".
Los residentes de un pueblo cercano a Faluya dijeron a Al Jazeera que tras un bombardeo "no tuvieron más remedio que enterrar a los muertos en fosas comunes pues eran irreconocibles, estaban achicharrados por el uso de bombas de napalm".
Abu Sabah refugiado del área de Julan manifestó a IPS en aquella oportunidad que "tras los bombardeos, el humo era como una nube en forma de hongo... al caer pequeños fragmentos dejaban una larga estela de humo tras ellos... los pedazos explotaban y seguían ardiendo... cuando tocaban a alguien sus cuerpos se calcinaban durante horas, quemaban la piel incluso aunque se echase agua en las heridas".
Otros residentes de la ciudad como el doctor Kamal Hadeethi reportaron que "habían visto personas derretidas", lo que evidencia el uso de municiones de uranio, que alcanzan temperaturas tan altas como para disolver el acero y naturalmente a los seres humanos.
La AFP preguntó entonces al Pentágono si se habían utilizado ese tipo de armamento en Faluya, y el teniente coronel Joe Yosha respondió: "Sí, el uranio empobrecido es una munición estándar que utilizan los tanques Abrahams".
De igual forma, durante los ataques a esa zona de Iraq, el ejército de Estados Unidos fue acusado de haber empleado municiones de fósforo blanco.
II. Faluya año 2010. Mes de marzo
Niños con deformaciones. Algunos con seis dedos. O con un solo ojo, y enfermedades del corazón detectadas en una gran cantidad de neonatos.
Así se muestra la cara real de la invasión y ocupación militar norteamericana, a la vez que se denuncia al mundo el uso reiterado de armas químicas, fósforo blanco, uranio empobrecido, napalm y otras, durante el ametrallamiento que hicieran las tropas de Estados Unidos contra esa urbe en el año 2004.
Neurólogos y obstetras en la ciudad que fueron entrevistados por el rotativo The Guardian dicen que el aumento en los defectos de nacimiento —que incluyen un bebé que nació con dos cabezas, niños con tumores múltiples y otros con problemas del sistema nervioso— no tienen precedentes.
El nivel de problemas cardíacos en los pequeños nacidos en Faluya es 13 veces mayor que en Europa. Los médicos afirman que la causa es el material tóxico despedido por las armas norteamericanas.
La especialista en pediatría, Samira al-Ani, que trabaja en un hospital local, dijo a la prensa que estaba viendo hasta dos o tres casos al día, principalmente por cardiopatías.
El corresponsal de BBC, John Simpson, también vio a niños en la ciudad que sufren de parálisis o daños cerebrales —y una fotografía de un bebé que nació con tres cabezas.
Una investigadora iraquí, Malik Hamdan, dijo que los galenos han atendido un "masivo número sin precedentes" de afecciones del corazón y un aumento en la cantidad de defectos en el sistema nervioso.
Basándose en datos de enero de este año, la tasa de enfermedades congénitas del corazón fue de 95 por cada 1 000 nacimientos.
He visto imágenes "de bebés recién nacidos con un ojo en el centro de la frente, o con la nariz en la frente", añadió la investigadora.
Como conclusión se ha dicho que Faluya se encuentra asolada por una salvaje epidemia y las víctimas son los más débiles y vulnerables, los niños y las niñas.
Hoy, casi seis años después, estas evidencias demuestran la envergadura del crimen.