Los educadores cubanos recuerdan a Conrado Benítez, un maestro voluntario asesinado hace 50 años por elementos contrarrevolucionarios empeñados en detener el camino de un pueblo hacia la felicidad.
Tras el triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959 y los pasos dados en aras de alfabetizar a todos, ese joven respondió al llamado para integrar un contingente dedicado a la instrucción en zonas intrincadas de su país.
Benítez se preparó en Minas de Frío en la oriental Sierra Maestra, y después comenzó su labor educativa en el inhóspito lomerío de Tinajitas, próximo a Trinidad en la región central de la nación caribeña.
Según diversos testimonios, allí creó con todo su empeño una pequeña escuela y construyó los pupitres de los alumnos, a quienes entregó infinitas muestra de cariño que siempre fueron reciprocadas por los beneficiados.
El 5 de enero de 1961, cuando regresaba de las vacaciones de fin de año para reincorporare a sus labores docentes, el educador fue detenido en la serranía trinitaria por una banda contrarrevolucionaria encabezada por Osvaldo Ramírez.
Luego de negarse a traicionar sus ideales y ser torturado salvajemente, Benítez fue ahorcado con menos de 20 años de edad y la esperanza de llevar nuevas alegrías a los estudiantes.
Detrás del nefasto hecho estaba el gobierno de Estados Unidos y su interés de sembrar el terror en los campos de Cuba y frustrar los empeños de llevar la luz de la enseñanza a los iletrados.
¿Quién era ese joven? (...) Era pobre, era negro y era maestro. He ahí las tres razones por las cuales los agentes del imperialismo lo asesinaron..., expresó entonces el líder de la Revolución, Fidel Castro.
Ese maestro, añadió, será como un símbolo, será como un héroe que el pueblo no olvidará; ese maestro es el mártir cuya sangre servirá para que nosotros nos propongamos, doblemente, ganar la batalla que hemos emprendido contra el analfabetismo.
Once meses después y derrotados incontables obstáculos, el 22 de diciembre de 1961 la mayor de las Antillas se proclamó como territorio libre de ese flagelo.
Qué vergüenza para el imperialismo haber comprobado que el asesinato de un maestro humilde de nuestro pueblo, Conrado Benítez, se convirtió en los 100 mil brigadistas Conrado Benítez!, enfatizó Fidel Castro.
Te recordaremos siempre gracias.
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Conrado Benítez ahorcado por los contrarrevolucionarios encabezada por Osvaldo Ramírez.
Tras el triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959 y los pasos dados en aras de alfabetizar a todos, ese joven respondió al llamado para integrar un contingente dedicado a la instrucción en zonas intrincadas de su país.
Benítez se preparó en Minas de Frío en la oriental Sierra Maestra, y después comenzó su labor educativa en el inhóspito lomerío de Tinajitas, próximo a Trinidad en la región central de la nación caribeña.
Según diversos testimonios, allí creó con todo su empeño una pequeña escuela y construyó los pupitres de los alumnos, a quienes entregó infinitas muestra de cariño que siempre fueron reciprocadas por los beneficiados.
El 5 de enero de 1961, cuando regresaba de las vacaciones de fin de año para reincorporare a sus labores docentes, el educador fue detenido en la serranía trinitaria por una banda contrarrevolucionaria encabezada por Osvaldo Ramírez.
Luego de negarse a traicionar sus ideales y ser torturado salvajemente, Benítez fue ahorcado con menos de 20 años de edad y la esperanza de llevar nuevas alegrías a los estudiantes.
Detrás del nefasto hecho estaba el gobierno de Estados Unidos y su interés de sembrar el terror en los campos de Cuba y frustrar los empeños de llevar la luz de la enseñanza a los iletrados.
¿Quién era ese joven? (...) Era pobre, era negro y era maestro. He ahí las tres razones por las cuales los agentes del imperialismo lo asesinaron..., expresó entonces el líder de la Revolución, Fidel Castro.
Ese maestro, añadió, será como un símbolo, será como un héroe que el pueblo no olvidará; ese maestro es el mártir cuya sangre servirá para que nosotros nos propongamos, doblemente, ganar la batalla que hemos emprendido contra el analfabetismo.
Once meses después y derrotados incontables obstáculos, el 22 de diciembre de 1961 la mayor de las Antillas se proclamó como territorio libre de ese flagelo.
Qué vergüenza para el imperialismo haber comprobado que el asesinato de un maestro humilde de nuestro pueblo, Conrado Benítez, se convirtió en los 100 mil brigadistas Conrado Benítez!, enfatizó Fidel Castro.
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Conrado Benítez ahorcado por los contrarrevolucionarios encabezada por Osvaldo Ramírez.