La guerra mediática vuelve a relacionar a Cuba y Venezuela con ETA y las FARC
José Manzaneda
Cubainformación
Días atrás, agencias de prensa españolas y colombianas informaban de la supuesta presencia en Cuba de miembros de ETA, las FARC y el ELN, basándose en uno de los cables filtrados por Wikileaks. Analicemos dos de las notas, publicadas posteriormente en decenas de diarios, que son ejemplos de la utilización de los cables de Wikileaks en la estrategia de guerra mediática contra Cuba.
La agencia EFE titulaba “Cuba acogió a miembros de ETA y de las FARC, según Wikileaks” (1). En este titular, la agencia española presenta a Wikileaks como si esta red fuera la fuente de información, cuando la fuente es realmente un informe redactado por Jonathan Farrar, jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Otro ejemplo nos lo ofrece la agencia Europa Press, que titula “Estados Unidos detecta en Cuba a miembros de ETA y las FARC” (2). Con este titular, la agencia otorga legitimidad informativa a lo que es la mera opinión de un representante del gobierno de EEUU quien, recordemos, sigue siendo el mayor oponente político y diplomático del gobierno cubano.
Curiosamente, estas agencias no mencionan en sus notas otros aspectos relevantes del citado cable (3). En él el diplomático habla del clima de seguridad que existe en Cuba, incluso para su delegación. Afirma que la sede diplomática estadounidense está bien protegida por la policía cubana, que en Cuba no hay condiciones para un conflicto a gran escala, y que no existen grupos terroristas antiestadounidenses. El hecho de que en un país enfrentado históricamente con el gobierno de EEUU la delegación diplomática de éste disfrute de semejante garantía de tranquilidad, en contraste con la hostilidad recibida en tantos países, debería haber tenido un mínimo espacio informativo en las citadas notas.
Lo cierto es que el citado diplomático estadounidense habla en su cable de “informes” sobre la presencia de miembros del ELN, FARC y ETA en La Habana, sin mencionar nombres ni prueba alguna. Además afirma: “es muy poco probable que desarrollen operaciones terroristas en el territorio cubano”. No aclara –y ésto es un elemento fundamental- si las citadas personas pertenecen al grupo que llegó a la Isla hace décadas tras diversos acuerdos gubernamentales, y que llevan años desvinculados de la actividad armada.
Esta misma acusación contra Cuba se extiende, en otros medios, contra el gobierno de Venezuela. El canal público Televisión Española emitía un reportaje titulado “La retaguardia de ETA”, en el que la periodista Usoa Zubiría lanzaba acusaciones tan gruesas como la siguiente: “Una ETA debilitada ha visto en Venezuela una alternativa para evitar su persecución” (4). El video reproduce acusaciones de periodistas y políticos de la oposición antichavista e incluye imágenes actuales de refugiados vascos –desvinculados de la acción armada- que viven en Venezuela y que llegaron hace 30 años tras un acuerdo entre los gobiernos de Felipe González y Carlos Andrés Pérez. La emisión ahora de este video, y la publicación reiterada de informaciones sobre la vida de estas personas en Venezuela, responde evidentemente a una clara estrategia mediática contra el gobierno de Hugo Chávez.
Esta estrategia, trazada desde importantes centros de poder político y mediático de Madrid y Bogotá, trata de vincular ante la opinión pública internacional al gobierno de Cuba -y sobre todo al de Venezuela- con los citados grupos armados, con la intención de torpedear las relaciones diplomáticas. Las acusaciones intencionadas de opositores venezolanos, o la lectura selectiva y sesgada de los cables de Wikileaks, son sólo instrumentos al servicio de esta estrategia de guerra mediática.
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José Manzaneda
Cubainformación
Días atrás, agencias de prensa españolas y colombianas informaban de la supuesta presencia en Cuba de miembros de ETA, las FARC y el ELN, basándose en uno de los cables filtrados por Wikileaks. Analicemos dos de las notas, publicadas posteriormente en decenas de diarios, que son ejemplos de la utilización de los cables de Wikileaks en la estrategia de guerra mediática contra Cuba.
La agencia EFE titulaba “Cuba acogió a miembros de ETA y de las FARC, según Wikileaks” (1). En este titular, la agencia española presenta a Wikileaks como si esta red fuera la fuente de información, cuando la fuente es realmente un informe redactado por Jonathan Farrar, jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Otro ejemplo nos lo ofrece la agencia Europa Press, que titula “Estados Unidos detecta en Cuba a miembros de ETA y las FARC” (2). Con este titular, la agencia otorga legitimidad informativa a lo que es la mera opinión de un representante del gobierno de EEUU quien, recordemos, sigue siendo el mayor oponente político y diplomático del gobierno cubano.
Curiosamente, estas agencias no mencionan en sus notas otros aspectos relevantes del citado cable (3). En él el diplomático habla del clima de seguridad que existe en Cuba, incluso para su delegación. Afirma que la sede diplomática estadounidense está bien protegida por la policía cubana, que en Cuba no hay condiciones para un conflicto a gran escala, y que no existen grupos terroristas antiestadounidenses. El hecho de que en un país enfrentado históricamente con el gobierno de EEUU la delegación diplomática de éste disfrute de semejante garantía de tranquilidad, en contraste con la hostilidad recibida en tantos países, debería haber tenido un mínimo espacio informativo en las citadas notas.
Lo cierto es que el citado diplomático estadounidense habla en su cable de “informes” sobre la presencia de miembros del ELN, FARC y ETA en La Habana, sin mencionar nombres ni prueba alguna. Además afirma: “es muy poco probable que desarrollen operaciones terroristas en el territorio cubano”. No aclara –y ésto es un elemento fundamental- si las citadas personas pertenecen al grupo que llegó a la Isla hace décadas tras diversos acuerdos gubernamentales, y que llevan años desvinculados de la actividad armada.
Esta misma acusación contra Cuba se extiende, en otros medios, contra el gobierno de Venezuela. El canal público Televisión Española emitía un reportaje titulado “La retaguardia de ETA”, en el que la periodista Usoa Zubiría lanzaba acusaciones tan gruesas como la siguiente: “Una ETA debilitada ha visto en Venezuela una alternativa para evitar su persecución” (4). El video reproduce acusaciones de periodistas y políticos de la oposición antichavista e incluye imágenes actuales de refugiados vascos –desvinculados de la acción armada- que viven en Venezuela y que llegaron hace 30 años tras un acuerdo entre los gobiernos de Felipe González y Carlos Andrés Pérez. La emisión ahora de este video, y la publicación reiterada de informaciones sobre la vida de estas personas en Venezuela, responde evidentemente a una clara estrategia mediática contra el gobierno de Hugo Chávez.
Esta estrategia, trazada desde importantes centros de poder político y mediático de Madrid y Bogotá, trata de vincular ante la opinión pública internacional al gobierno de Cuba -y sobre todo al de Venezuela- con los citados grupos armados, con la intención de torpedear las relaciones diplomáticas. Las acusaciones intencionadas de opositores venezolanos, o la lectura selectiva y sesgada de los cables de Wikileaks, son sólo instrumentos al servicio de esta estrategia de guerra mediática.
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