Wang Jingqiong
Diario del Pueblo
Se pronostica que los tribunales chinos procesarán un alto número de casos relativos a conflictos sociales el año próximo. Wang Shengjun, presidente del Tribunal Popular Supremo (TPS) afirmó que las cortes encararán más desafíos el año próximo, al procurar salvaguardar los derechos de la población y balancear los intereses de diversos grupos, según se agraven y multipliquen los conflictos vinculados a la asistencia social. “Los jueces deben tomar en cuenta la necesidad de la urbanización y del desarrollo, así como los derechos de los individuos al juzgar tales casos,” dijo Wang.
Las estadísticas del TPS arrojan que las cortes de todo el país se ocuparon de 295.500 casos de conflictos laborales en 2008, para un aumento interanual del 95,3 por ciento. La cifra saltó a 318.600 en 2009, para un incremento del 7,8 por ciento con respecto al año anterior.
“Los conflictos laborales se han convertido en una de las tareas más difíciles para las cortes, en parte debido a la crisis financiera global de los últimos dos años, y también debido al mayor nivel de conocimiento que tienen hoy los trabajadores sobre cómo proteger sus derechos e intereses,” dijo Sun Jungong, portavoz del TPS.
Wang también exhortó a los tribunales a ser más expeditos y efectivos ante las demandas del público, pues los escándalos más recientes han dañado la credibilidad del sistema legislativo.
Un caso bien conocido fue el de Zhao Zuohai, aldeano de la provincia de Henan, que pasó 11 años en la cárcel hasta que el hombre que él supuestamente había asesinado apareció vivo el 30 de abril pasado. En julio, Feng Bing, juez de la provincia de Hubei, fue despedido de la oficina por manifestarse en público durante los dos años pasados a favor de la restitución de los derechos laborales de su esposa, lo cual hizo vestido con su uniforme del tribunal y portando su insignia roja.
“Debemos comprender que cualquier error nuestro sembrará la duda en el público,” afirmó Wang, a cuyo juicio China podría encarar un incremento en la tasa de criminalidad en el futuro, por lo que los tribunales deben estar prestos para esa eventualidad, además de ocuparse debidamente de los delitos contra la seguridad nacional, el terrorismo, el tráfico humano, la mafia y la corrupción.
Otro desafío será velar por que no haya “interferencia” cuando se juzgue a funcionarios que han incurrido en negligencias en sus deberes, de modo que éstos reciban la sanción que merecen.
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Se pronostica que los tribunales chinos procesarán un alto número de casos relativos a conflictos sociales el año próximo. Wang Shengjun, presidente del Tribunal Popular Supremo (TPS) afirmó que las cortes encararán más desafíos el año próximo, al procurar salvaguardar los derechos de la población y balancear los intereses de diversos grupos, según se agraven y multipliquen los conflictos vinculados a la asistencia social. “Los jueces deben tomar en cuenta la necesidad de la urbanización y del desarrollo, así como los derechos de los individuos al juzgar tales casos,” dijo Wang.
Las estadísticas del TPS arrojan que las cortes de todo el país se ocuparon de 295.500 casos de conflictos laborales en 2008, para un aumento interanual del 95,3 por ciento. La cifra saltó a 318.600 en 2009, para un incremento del 7,8 por ciento con respecto al año anterior.
“Los conflictos laborales se han convertido en una de las tareas más difíciles para las cortes, en parte debido a la crisis financiera global de los últimos dos años, y también debido al mayor nivel de conocimiento que tienen hoy los trabajadores sobre cómo proteger sus derechos e intereses,” dijo Sun Jungong, portavoz del TPS.
Wang también exhortó a los tribunales a ser más expeditos y efectivos ante las demandas del público, pues los escándalos más recientes han dañado la credibilidad del sistema legislativo.
Un caso bien conocido fue el de Zhao Zuohai, aldeano de la provincia de Henan, que pasó 11 años en la cárcel hasta que el hombre que él supuestamente había asesinado apareció vivo el 30 de abril pasado. En julio, Feng Bing, juez de la provincia de Hubei, fue despedido de la oficina por manifestarse en público durante los dos años pasados a favor de la restitución de los derechos laborales de su esposa, lo cual hizo vestido con su uniforme del tribunal y portando su insignia roja.
“Debemos comprender que cualquier error nuestro sembrará la duda en el público,” afirmó Wang, a cuyo juicio China podría encarar un incremento en la tasa de criminalidad en el futuro, por lo que los tribunales deben estar prestos para esa eventualidad, además de ocuparse debidamente de los delitos contra la seguridad nacional, el terrorismo, el tráfico humano, la mafia y la corrupción.
Otro desafío será velar por que no haya “interferencia” cuando se juzgue a funcionarios que han incurrido en negligencias en sus deberes, de modo que éstos reciban la sanción que merecen.
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