Minorías étnicas involucradas en el conflicto

La semana pasada, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) reveló un grave informe sobre Colombia que no tuvo el impacto que merecía. De acuerdo con un estudio que recogía información de los últimos cinco años, más de diez mil indígenas tienen que abandonar anualmente su territorio.

El informe afirma que de más de un millón de indígenas que conforman los 87 pueblos indígenas censados por Acnur, 50.000 se han visto obligados a desplazarse. Entre las principales causas están las confrontaciones armadas, las amenazas, las masacres, las minas antipersona y el reclutamiento forzado de menores y jóvenes. "Hay creciente preocupación por el reclutamiento forzado de jóvenes indígenas y por la violencia sexual cometida por grupos armados ilegales en zonas como Chocó, Guaviare y Arauca", dijo a SEMANA Terry Morel, representante de Acnur en Colombia.

Si bien este tipo de informes tiene más repercusión por fuera que dentro del país, lo cierto es que la realidad que están viviendo los indígenas es cada día más crítica.

SEMANA tuvo acceso a una serie de fotografías y material encontrado por las autoridades en operativos contra la guerrilla que no solo corroboran las denuncias de Acnur, sino que además demuestran que la situación es incluso más grave. En las imágenes, encontradas a alias 'Marlon', de la columna móvil Libardo García, y a Jorge Neptalí Umenza Velasco, alias 'Mincho' o 'el Viejo', del frente 30 de las Farc, que actúan en Nariño, Valle y Cauca, se observa a decenas de indígenas, muchos de ellos menores de edad, uniformados y armados en diferentes zonas del Pacífico, principalmente en la región del río Naya, jurisdicción de Buenaventura, por el río San Juan, cerca al municipio del bajo San Juan, y en Pizarro, Chocó. En algunas de las fotos se observa cómo las Farc reclutaron y dieron instrucción militar a menores incluso en las instalaciones de un colegio (ver fotos).

El reclutamiento forzado de indígenas y negritudes en esa región por parte de la subversión tiene varios objetivos. Además de engrosar las filas de la guerrilla, las autoridades han recogido abundante documentación que muestra cómo las Farc obligan a sectores indígenas a exigir el cese de operaciones en resguardos o zonas protegidas. Más allá de buscar crear una especie de retaguardia utilizando como escudos a las comunidades en regiones como el municipio de Pizarro, la guerrilla busca también tener control y evitar operaciones sobre corredores de salida de droga. Mientras los indígenas quedan en el peor de los escenarios y son las principales víctimas, lo lamentable es que esa situación ocurre a diario en esas regiones del país y solo salen ocasionalmente a la luz pública gracias a informes como el de Acnur de la semana pasada. Pero a pocos colombianos, incluidos los medios, parece importarles la tragedia social y criminal que se vive en las selvas del Pacífico colombiano.