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    Los Conflictos sino-soviético y albano-soviético en los años 1960 y en los años 1970

    Camarada Edhaar
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    Los Conflictos sino-soviético y albano-soviético en los años 1960 y en los años 1970 Empty Los Conflictos sino-soviético y albano-soviético en los años 1960 y en los años 1970

    Mensaje por Camarada Edhaar Mar Ene 18, 2011 9:45 pm

    Camaradas,os dejo esta magnifica aportacion del actual PCUS (union de los diferentes PC de las ex-republicas sovieticas) al 14 Seminario Internacional Comunista realizado en bruselas el año 2005.
    Empeze a leer el documento sin fijarme en el autor y me he llevado una grande alegria cuando he visto que era del actual PCUS,ya que se hace un ejercicio de autocritica impresionante y muy bien fundamentado.
    Ayuda mucho a entender el porque de esas rupturas que fracturaron el movimiento comunista internacional y fueran extremadamente negativas para el mismo y el factor decisivo que jugó en esa ruptura la ascensión al poder en la URSS del revisionismo encabezado en aquel momento por la figura de Kruschov.


    Los Conflictos sino-soviético y albano-soviético en los años 1960 y en los años 1970

    por Partido Comunista de la Unión Soviética

    Contribución al 14 Seminario Internacional Comunista
    "Experiencias internacionalistas y tareas de los comunistas en la lucha contra el imperialismo"
    Bruselas, 2-4 de mayo de 2005

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    El rol decisivo de la URSS en la victoria sobre el fascismo nazi y el militarismo japonés durante la segunda guerra mundial creó todas las condiciones necesarias para el éxito de las revoluciones populares democráticas y la victoria del socialismo en algunos países europeos y asiáticos. Se creó un potente campo socialista, dirigido por la URSS, y desde el principio la República Popular de China (RPC) (declarada el 01/10/1949) y la República Popular de Albania (RPA) (declarada el 11/01/1946) fueron partes inseparables de este campo.

    Antes de que las fuerzas revisionistas, dirigidas por N. Kruschov, llegaran al poder en la URSS, las relaciones soviético-chinas y soviético-albanesas se desarrollaron positivamente en general. La URSS aportó a la RPC y a la RPA una ayuda y un sostén bajo diversas formas en la realización de planes de desarrollo de su economía, en el rechazo de los intentos imperialistas de atacar su independencia, en el reforzamiento de sus posiciones internacionales. Las relaciones bilaterales se desarrollaron con éxito en todos los sectores: político, económico, científico, militar y cultural. Bajo la base de los principios del internacionalismo proletario, los partidos comunistas de estas tres naciones cooperaron, se tuvieron muchas reuniones y negociaciones entre J. Stalin, Mao Tse Tung y Enver Hoxha, consagradas a cuestiones importantes.

    El 14 de febrero de 1950 fue firmado en Moscú un acuerdo soviético-chino de 30 años sobre la amistad, la unidad y la ayuda mutua, que pretendía, según J. Stalin, "garantizar la paz en el Lejano Oriente contra todo tipo de agresores y belicistas".

    El acuerdo búlgaro-albanés sobre la amistad, la cooperación y la ayuda mutua, firmado en diciembre de 1947, jugó un papel muy importante en el reforzamiento de la paz en los Balcanes. Muy pronto la URSS firmó también un acuerdo parecido con Bulgaria (en marzo de 1948). En febrero de 1949, Albania fue miembro del Consejo de Ayuda Económica (Comecon). El 14 de mayo de 1955 se firmó el Pacto de Varsovia, cuyo objetivo era mantener la seguridad de los países firmantes y la paz en Europa.

    La política revisionista bajo la dirección de Kruschov fue enormemente perjudicial para las relaciones de amistad y de cooperación establecidas durante los tiempos de Stalin entre la URSS, China y Albania. Las decisiones del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) (febrero de 1956), del XXI Congreso de PCUS (enero-febrero de 1959) y del XXII Congreso del PCUS (octubre de 1961) jugaron un rol particularmente nocivo. Estos congresos fueron el comienzo de los cambios perjudiciales en el PCUS y de su trasformación de un tipo de partido marxista-leninista revolucionario en un partido revisionista. Estas decisiones causaron desacuerdo y divisiones en el movimiento mundial de comunistas y trabajadores, y debilitaron el potencial y las posibilidades de lucha de las naciones por su liberación nacional y social. El antistalinismo, nacido de la política irresponsable y anti-estado bajo la dirección de Kruschov, estuvo ligado con el imperialismo internacional y se volvió su arma principal para destruir el campo socialista mundial.

    Orgullosamente, la dirección del Partido Comunista Chino (PCC) rechazó inmediatamente la crítica irresponsable sobre J. Stalin que formó parte del discurso de Kruschov en el XX Congreso del PCUS. Después de la lectura de este discurso, Mao, en sus conversaciones con el embajador soviético en China, señaló que "Stalin era sin duda un gran marxista, un revolucionario bueno y honesto", que "en la mayoría de los asuntos principales, tomaba la ruta correcta". Las mismas evaluaciones sobre la vida y el trabajo de J. Stalin se pudieron oír en el VIII Congreso de toda China del Partido Comunista Chino (septiembre de 1956), aunque el Congreso haya formalmente rechazado el culto a la personalidad como una cosa negativa. Debe mencionarse también que hasta su ruptura total y formal con el PCUS, los dirigentes del PCC mantuvieron la posición según la cual el campo socialista podía y debía ser dirigido solamente por la URSS.

    Durante la conferencia de Moscú de delegados de partidos comunistas y trabajadores en noviembre de 1957, la delegación del PCC, dirigida por Mao, logró incluir muchos agregados y correcciones importantes al proyecto soviético de la Declaración de la Conferencia, incluyendo puntos tan importantes como:

    1. el imperialismo estadounidense es el centro de las fuerzas reaccionarias mundiales, el peor enemigo de los pueblos del mundo;

    2. si el imperialismo comienza una nueva guerra mundial, se sepultará él solo;

    3. el principio de combinar los principios generales del marxismo-leninismo con la práctica revolucionaria y la práctica de construir una sociedad socialista que es diferente para países diferentes;

    4. la necesidad de emplear el materialismo dialéctico en el trabajo práctico;

    5. la necesidad incondicional de la dictadura del proletariado durante el periodo de transición;

    6. el rechazo a aceptar que el periodo pacífico de la transición del capitalismo hacia el socialismo es una condición absoluta para todos los países -la tesis que en la práctica era defendida por los revisionistas soviéticos;

    7. la influencia de la burguesía es una fuente interna de revisionismo y la capitulación bajo la presión del imperialismo es su fuente externa.

    Por otro lado, los camaradas chinos, habiendo desaprobado la fórmula de la declaración sobre "la gran importancia de las decisiones del XX Congreso del PCUS", no insistieron en cambiar ésta, "tomando en consideración la difícil situación de la dirección del PCUS en esos momentos".
    José Stalin, Viacheslav Molotov y Enver Hoxha.

    Las diferencias ideológicas que fueron evidentes en la Conferencia de Moscú, se ahondaron más tarde en un desacuerdo abierto entre el PCUS y el PCC sobre los temas principales de los tiempos contemporáneos. Los comunistas chinos criticaron dura y correctamente el programa del PCUS, adoptado en el XXII Congreso del PCUS, particularmente en este programa, la tesis sobre "el Estado de todo el pueblo" y sobre el PCUS como "el partido de todo el pueblo". Rechazaron fuertemente los ataques de Kruschov hacia la dirección albanesa y hacia E. Hoxha en particular, porque osaba criticar la línea revisionista del XX Congreso del PCUS. Las declaraciones del XXII Congreso del PCUS relativas a las acusaciones contra J. Stalin, que de hecho rechazaban el rol de la dictadura del proletariado y orientaban el movimiento comunista y obrero mundial principalmente hacia los métodos parlamentarios de lucha y hacia el acceso pacífico al poder, fueron igualmente rechazadas.

    Igualmente fueron claras las diferencias relativas a la política exterior, durante la polémica que comenzó entre el PCC y el PCUS. Los camaradas chinos no estuvieron de acuerdo con la interpretación revisionista de Kruschov del principio de la coexistencia pacífica con los países capitalistas, que negaban los principios del internacionalismo proletario y la lucha de clases. Estaban en contra de la normalización de las relaciones del PCUS con los revisionistas yugoslavos, acusando a la dirección del PCUS de ignorar la Declaración de la Conferencia de Moscú de noviembre de 1960, que decía que el desenmascaramiento de los revisionistas yugoslavos debía "ser una tarea necesaria de los partidos marxistas-leninistas".

    En Beijing se desaprobó duramente el que Kruschov haya aceptado retirar los misiles soviéticos del territorio cubano durante la crisis del Caribe en 1962, tomando esto como una capitulación frente a la presión de Estados Unidos. Moscú respondió que otra alternativa equivaldría al aventurismo y habría podido conducir a una guerra nuclear que habría sido catastrófica para el mundo entero.

    Los comunistas chinos criticaron también la dirección de Kruschov por su negativa de apoyar a China en sus disputas territoriales con la India. Moscú, por su parte, acusó a China de intentar deteriorar las relaciones de la URSS con la India.

    Un acalorado intercambio de opiniones tuvo lugar entre Moscú y Beijing durante la firma del acuerdo sobre la prohibición de pruebas nucleares en la atmósfera, en el espacio o bajo el agua en Moscú en 1963, y más tarde, también durante la firma del acuerdo sobre la no proliferación de armas nucleares, en 1968. En China se pensaba que entre más países socialistas tuvieran armas nucleares, habría más posibilidad de mantener la paz en el mundo.

    Como es sabido, el 15 de octubre de 1957 la URSS y China firmaron un acuerdo sobre los nuevos equipos militares, conforme al cual, la URSS estaba obligada a proveer a China con muestras de la bomba atómica y con toda la documentación técnica. Pero ya el 20 de junio de 1959, Moscú rechazó cumplir con sus obligaciones.

    La complejidad de los problemas, que eran el sujeto de las polémicas entre Moscú y Beijing, era evidente. En estas condiciones, los dirigentes del PCUS, que tenían una vasta experiencia, debían de haber mostrado desde el inicio la paciencia, sensatez y reflexión necesarias para evitar que las relaciones soviético-chinas se estropearan irreparablemente. Pero no fue lo que hicieron. Ignoraron la instrucción clara que J. Stalin hizo a lo largo de su vida a aquellos que trabajaron directamente con los chinos: "debemos mantener las relaciones amistosas con China por todos los medios posibles, sin importar el precio. Nuestra unión con China logrará el cambio revolucionario del mundo". Es evidente que este consejo tenía un carácter estratégico. Si hubiera sido seguido, el mundo sería muy diferente ahora. El sistema socialista mundial, por su existencia misma y su desarrollo, habría conducido ya a la parálisis del sistema capitalista que está condenada por la historia.

    Pero la irresponsabilidad de los revisionistas de Kruschov no conocía ningún límite. Fueron precisamente ellos quienes tomaron la iniciativa de cortar la cooperación económica y científica entre la URSS y China, precipitadamente y sin ninguna justificación: en julio de 1960, bajo la instrucción personal de Kruschov, todos los especialistas soviéticos fueron retirados de China, todos los contratos fueron rotos bajo el estúpido pretexto de que estos especialistas supuestamente "se volvieron el blanco de la propaganda antisoviética china". Además de eso, Moscú comenzó una gran campaña mediática burlona sobre el gran salto adelante y algunas otras medidas no muy bien meditadas que la dirección china tomó en su búsqueda por una salida a la difícil situación creada por la salida de los especialistas soviéticos de China.

    Al mismo tiempo Moscú comenzó a atacar a la pequeña Albania. En diciembre de 1961, el embajador soviético en Tirana fue retirado y la existencia de una misión diplomática albanesa en Moscú fue declarada indeseable. De hecho, fue el fin de las relaciones diplomáticas. Todos los contactos entre el PCUS y el Partido del Trabajo Albanés (que era el nombre del partido comunista de Albania desde noviembre de 1948) fueron rotos. La respuesta fue igual de dura: A partir de fines de 1961, Albania dejó el Consejo de Cooperación Económica y en 1968 se retiró del Tratado de Varsovia. Políticamente y de muchas otras formas se orientó a partir de entonces hacia China.

    A partir de los años 1960, las relaciones sino-soviéticas se volvieron abiertamente hostiles. Los dos lados se acusaron prácticamente de "darle la espalda al socialismo". A partir del primer choque militar en la isla Damansky (02/03/1969), y del rechazo por parte de los soviéticos de le tentativa china de retomar esta isla (14-15/03/1969), la frontera sino-soviética se volvió un lugar permanente de confrontaciones, lo que fue atizado por numerosas declaraciones de la dirección china respecto a sus demandas territoriales, poco razonables y sin fundamento, hacia la URSS. Masas y masas de fuerzas militares soviéticas fueron aparcadas en Mongolia y cerca de la frontera con China.

    Debido al comienzo de la cooperación soviética con Pakistán, China comenzó a acusar a la URSS de intentos de "cercar a China" con bases militares. En esos tiempos las acusaciones chinas contra la URSS de "socialimperialismo" eran muy comunes. China incluso rechazó coordinar con la URSS el aprovisionamiento de la ayuda militar en Vietnam contra la agresión militar de los Estados Unidos. Este caos de acusaciones mutuas, algunas veces con falsificaciones evidentes sobre el sentido de ciertas declaraciones del otro lado, no terminaron.

    Las relaciones sino-soviéticas se mantuvieron también a un nivel muy bajo después de la muerte del presidente Mao (09/09/1976). La dirección china declaró el 3 de abril de 1979, que no había ninguna intención de renovar el acuerdo de amistad de 1950. En consecuencia, este acuerdo, según sus condiciones, dejó de existir a partir del 11/04/1980.

    Ya desde los inicios de los años 1970, Mao, en sus intentos por evitar la amenaza del aislamiento de China entre los países socialistas, comenzó a normalizar las relaciones chinas con Estados Unidos. En diciembre de 1978, China y los Estados Unidos se reconocieron diplomáticamente y a partir del 01/01/79 abrieron sus misiones diplomáticas en los dos países. Los discípulos de Mao comenzaron a hablar abiertamente sobre la necesidad de una alianza sino-estadounidense contra el "socialimperialismo" soviético. Al interior, bajo el presidente Hua (1976-1978), se podían aún oír llamados a la continuación de la política de Mao, "de la revolución cultural", que fue vista desde el principio como un desarrollo muy negativo por los dirigentes soviéticos, y que en general había conducido a un desastre a China, aunque jugó un rol en la movilización de la opinión pública china contra la amenaza de la restauración del capitalismo. Esta revolución tuvo su fin con la decisión del XI Congreso del Partido Comunista Chino en agosto de 1977.

    Los eventos en China inmediatamente después de la muerte de Mao tuvieron un impacto sobre la situación en Albania: en señal de protesta contra los lazos próximos de China con Estados Unidos y con otros estados occidentales, E. Hoxha rompió las relaciones con China en 1978 y hasta su misma muerte en 1985, rechazó cooperar con alguna otra potencia. Declaró tomar el rumbo de la creación de una república socialista modernizada que debía de ahora en adelante construir el socialismo por sí sola y no contar más que con ella misma. No actuó ante ninguno de los intentos de la dirección del PCUS y de la URSS en esos tiempos por reestablecer las relaciones amistosas.

    Después de su muerte, su discípulo R. Alia trató también durante algún tiempo de modernizar el sistema heredado de E. Hoxha. Comenzó "una perestroika albanesa" que debilitó significativamente los logros del socialismo. Algunos intentos por normalizar las relaciones con la URSS tuvieron lugar. En febrero de 1991, se firmó un acuerdo a largo plazo en Tirana, sobre la cooperación comercial y económica con la URSS. Pero en ese momento, Albania estaba ya en el caos, muchos albaneses habían huido a Italia, Grecia o Yugoslavia. Y en 1991, Alia fue forzado a convocar a elecciones. Los comunistas tuvieron un resultado razonablemente bueno en estas elecciones, pero el gobierno fue derrotado y en 1992, la Asamblea Popular de Albania eligió a S. Berisha, líder del partido democrático, como nuevo presidente. R. Alia fue detenido y acusado de corrupción. La restauración capitalista de Albania se puso en marcha. Albania recibió un generoso financiamiento de los Estados Unidos, entró al Consejo Europeo y reorientó toda su política exterior hacia el Oeste. Berisha prohibió las actividades del Partido Comunista, y hasta mandó a prisión al "socialista rosado" F. Nano.

    La capitalización del país profundizó la destrucción de la industria y de la agricultura en Albania. El desempleo y la emigración se extendieron. La enorme corrupción entre los funcionarios, el aumento del crimen, y finalmente, la caída de las "pirámides financieras" albanesas, que llevó a cientos de miles de personas al borde de la supervivencia, no solamente lograron que la gente saliera a manifestarse en las calles, sino los forzaron a tomar las armas. Una revolución comenzó en el país que duró desde marzo hasta junio de 1997. Más de 10 ciudades y grandes territorios del sur, este y norte del país, estuvieron bajo el control de los rebeldes. Se crearon comités de rebeldes en todo el país, que comprendían representantes de fuerzas diversas, entre ellos comunistas.

    El Partido Comunista Albanés se formó inmediatamente después de la decisión del X Congreso del Partido de Trabajo Albanés de cambiar su nombre a Partido Socialista de Albania. El nuevo programa de este partido, adoptado durante el congreso, declaró su rechazo a la ideología marxista-leninista. El Partido Socialista de Albania fue aceptado en la Internacional Socialista, y su carismático líder F. Nano, ex funcionario comunista y aliado de E. Hoxha, se volvió socialdemócrata.

    El Partido Comunista, que fue creado bajo tales condiciones, estuvo activo en los eventos de marzo-junio de 1997. Sus miembros estaban en cada uno de los comités rebeldes y su influencia en el trabajo de estos comités fue muy a menudo decisiva.

    Como resultado de la revolución popular de 1997, el presidente Berisha renunció. El partido socialista de Albania ganó las elecciones del 29/06/97. Se mantiene en el poder hasta ahora. Desde julio de 2002, el presidente de Albania es A. Moisiu, ex general, pro-OTAN, y desde esa misma fecha su primer ministro es F. Nano.

    La revolución de 1997 ha sido considerada como incompleta. La lucha masiva del pueblo trabajador, en la cual algunas partes del ejército participaron, fue neutralizada quitando a los demócratas del poder y por una serie de cambios en el gobierno, hecha por los socialistas, quienes ganaron las elecciones. Un papel importante en todo esto fue jugado por la interferencia de los estados capitalistas, quienes enviaron un contingente importante de siete mil hombres en fuerzas militares internacionales (principalmente italianas) a Albania. Los Estados Unidos comenzaron a patrullar las costas albanesas; los resultados de las elecciones fueron falsificados, etc. El cambio del poder fue conforme a los intereses de los Estados Unidos y de la OTAN, pues el régimen de Berisha fue completamente desacreditado ante la opinión pública. Los socialistas, una vez en el poder, han tratado implacablemente la adhesión de Albania a la OTAN, y han tratado de influir en la situación de Kosovo y de Macedonia, utilizando la diáspora albanesa en la región. En el país, las reformas capitalistas continúan. Las relaciones entre Albania y la Federación Rusa se han normalizado en la actualidad, las embajadas están abiertas en los dos países.

    En 1998 el parlamento albanés con su mayoría socialista, adoptó la ley sobre la legalización del Partido Comunista. El PC de Albania se considera como un partido proletario y popular y se mantiene en la posición de que los socialistas representan a los intereses de la burguesía y de los imperialistas y que la caída revolucionaria del capitalismo es necesaria, con el establecimiento de la democracia proletaria.

    La escisión en el campo socialista en los años 60-70, que fue causada principalmente por la corriente revisionista de Kruschov, y más tarde por la dirección de Brezhnev, trajo consecuencias muy negativas y dolorosas para todo el movimiento comunista y obrero internacional. Los partidos comunistas de muchos países se dividieron en pro-soviéticos y pro-chinos. Los intentos de la dirección del PCUS en esos tiempos por explicar esta situación exclusivamente por las actividades escisionistas de los comunistas chinos e igualmente por "la ideología maoísta" fueron poco convincentes. Al mismo tiempo, igual de desastrosas fueron las acusaciones de "socialimperialismo" de la dirección soviética, pronunciadas por Beijing, que acusaban también al PCUS de intentos de organizar una conspiración soviético-estadounidense contra China y contra los movimientos nacionales de liberación, etc. Después de 1969, cuando la Conferencia Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros tuvo lugar en Moscú, sin el partido chino, no hubo más foros comunistas tan grandemente representados.

    Es cierto que hubo ciertos eventos positivos en las relaciones soviético-chinas entre 1985-1991. En mayo de 1989, Gorbachov fue a China. Durante esta visita, se dijo que se marcaba "la normalización de las relaciones de estado entre la URSS y la RPC". Deng Xiao Ping declaró durante sus negociaciones con Gorbachov, que el lado chino quería "cerrar el pasado y abrir el futuro". "Dejando al viento llevarse todo lo que ha pasado, esperemos con impaciencia el futuro", dijo. El lado soviético compartió esta visión. Después de esta reunión, las relaciones formales entre los dos partidos comunistas se reestablecieron también. Pero la destrucción de la URSS significó el fin del proceso. En este momento, el Partido Comunista Chino mantiene oficialmente relaciones más o menos avanzadas con el Partido Comunista de la Federación de Rusia, pero mantiene sólo breves y limitados contactos con otros partidos en Rusia.

    Durante el pleno del CC del PCUS (24/07/2004), el presidente del CC del PCUS, O.S. Shenin, declaró que el PCUS debió dar desde hace tiempo su evaluación a los conflictos sino-soviético y albano-soviético, y asumió su parte de responsabilidad en las razones de estos conflictos y de sus consecuencias trágicas. El objetivo de reestablecer los lazos del PCUS con los partidos comunistas de China y de Albania fue formulado.

    Tomando esto en consideración y sobre la base de esta información, podríamos discutir durante el próximo pleno del CC del PCUS en marzo de este año los dos puntos siguientes:

    1. El pleno del CC del PCUS declara que de hoy en adelante el PCUS asume su parte de responsabilidad en las causas del conflicto con los comunistas chinos y albaneses y sus consecuencias trágicas.

    2. El pleno del CC del PCUS delega al secretario del CC del PCUS para informar a las direcciones de los partidos comunistas de China y de Albania sobre esta decisión por escrito, señalando que el PCUS está totalmente presto a reestablecer las relaciones con los dos partidos.

    Podríamos agregar a esta carta la información dada aquí arriba que por esta razón debe ser aprobada durante el pleno.

    El secretario del CC del PCUS,
    A. Baryshev,
    8 de marzo de 2005

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