LOS DOS FACTORES PARA LA LUCHA Y TRIUNFO OBRERO Y POPULAR, SU RELACIÓN E IMPORTANCIA.
La aspiración de Independencia Nacional y de justicia social cruza toda la historia de nuestro país. La lucha entre las clases sociales interesadas en el progreso y las conservadoras, partidarias de mantener los privilegios de las potencias imperialistas de turno y de sus lacayos criollos, ha sido y es el motor de nuestra historia.
La lucha de Independencia contra el colonialismo español, del naciente movimiento obrero en el siglo XIX y principios del siglo XX contra la oligarquía mediante las organizaciones de Socorro Mutuo, de Resistencia y mancomunales obreras que fueron víctimas de la brutal represión en hechos tan despreciables como la matanza de la huelga de la carne o la de Santa María de Iquique; la brutal conquista-ocupación (pacificación) de la zona de la frontera de los pueblos indígenas (mapuche-pehuenche), las matanzas campesinas como en Molina, Ranquil o Pampa Irigoyen. La lucha por la organización de un Partido Comunista llevada a cabo por Luís Emilio Recabarren, que enfrentó a Alessandri y la Dictadura de Ibáñez; los momentos de lucha abierta en el periodo 1931-1932 (motín comunista de Ovalle y Copiapó, Rebelión de la Marinería, la mal llamada República Socialista y el gobierno de Carlos Dávila y Bartolomé Blanche), la represión alessandrista entre 1933-1938 al movimiento obrero mediante las Milicias Republicanas; el posterior desarrollo del Frente Popular en torno a los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, el ascenso del movimiento obrero y popular con la fundación de la Central Única de Trabajadores en 1953 y posterior triunfo y derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular, la resistencia del pueblo a la dictadura militar fascista, con sus grandes jornadas de protesta nacional y de movilización social, y toda la lucha popular durante estos años oscuros de continuismo reaccionario, que se reflejan hoy con la represión y prisión política al pueblo mapuche, a los obreros forestales, mineros, temporeros y todos aquellos que luchan contra la expresión neoliberal del sistema capitalista dan cuenta, que desde un punto de vista histórico, los trabajadores del campo y de la ciudad, los pueblos de Chile, desde su temprana formación no han tolerado vivir sumisamente la explotación y opresión nacional y social del capitalismo. Este es un legado que nos enorgullece y que debe ser una fuente permanente de inspiración a quienes luchamos hoy, por un Chile nuevo, libre, popular y socialista.
Las heroicas jornadas de lucha que nos han precedido debemos asumirlas con un criterio abierto, científico, dejando de lado las conductas dogmáticas, idealistas y prácticamente religiosas que las desnaturalizan y le quitan todo aspecto revolucionario, presentándolas como hechos acabados, no sujetos al análisis que pone de manifiesto los aciertos y errores, las enseñanzas positivas y negativas que de ella emanan. Quienes así aún hoy actúan, esconden su incapacidad ideológica e intelectual, o aún peor, pretenden que se persistan en los errores y que los pueblos sufran nuevas derrotas.
Desde un punto de vista sano y correcto, se deben estudiar tanto las condiciones objetivas y subjetivas que han enmarcado a cada uno de los combates precedentes, para que, con apego a la cientificidad revolucionaria, saquemos las lecciones correctas que nos permitan avanzar tras la demanda histórica de Democracia Popular y Socialismo que reclama la actual época para nuestro país.
Las condiciones objetivas (opresión y explotación nacional y social) reclamantes del cambio revolucionario en un país como el nuestro, siempre han estado presentes. Estas se expresan en mayores índices de desigualdad, explotación y concentración de la riqueza. El subcontrato, la flexibilización laboral, maniobras antisindicales, la atomización del movimiento sindical y el desarrollo de la burocracia y aristocracia sindical que no encabezan ni representan las aspiraciones, demandas y reivindicaciones de las luchas obreras y populares, son prácticas habituales de la actual expresión capitalista. Por esto es necesario profundizar sobre las experiencias mayoritariamente negativas del movimiento obrero y popular.
Sin duda, la calidad del factor subjetivo es siempre de primera importancia, y de él depende fundamentalmente el triunfo o derrota. El fracaso de los combates anteriores no son consecuencia de mayor o menor nivel del factor objetivo, fatalismo histórico, traición de tal o cual, y menos aún, de ausencia de espíritu de entrega y generosidad de nuestros pueblos, por el contrario, este ha llenado miles de páginas que por su heroísmo nos conmueven hasta la médula, humedeciendo nuestros ojos.
La resistencia y rechazo al imperialismo y a la reacción en el pasado, particularmente en el período republicano, no ha contado con programas de verdadera alternativa revolucionaria de clases, de destrucción del poder burgués existente y de construcción del nuevo, del Socialismo. Más bien, estos han estado basados en las reformas progresivas, como “ampliar la democracia”, pretender ir “tomando” paulatinamente el Estado capitalista dependiente del imperialismo, buscando la “transformación” de este hasta ponerlo al “servicio” del pueblo y de los trabajadores. Consecuentemente con este incorrecto basamento ideológico – programático de los dirigentes anteriores del Movimiento Popular, se desarrollaron formas de lucha que igualmente no ponían en la perspectiva la toma del poder, es decir, la revolución social. Un buen ejemplo en este aspecto lo tenemos en el camino electoral, igual “vía pacífica”, asumido por la Unidad Popular, con toda la tragedia que esto significó para el Movimiento Obrero y Popular Chileno. Esto es observable incluso en la propia resistencia antifascista, la cual, aunque presentó combates abiertos y de masas, incluso armado, a penas tuvieron el propósito de recuperar la democracia burguesa existente hasta el 11 de Septiembre de 1973. En aquella dirección estuvo ausente la aspiración de la Liberación Nacional y Social, y menos aún la Revolución Democrática Popular y Socialista.
La falta del partido de vanguardia, marxista leninista, y la existencia del revisionismo y reformismo en el seno de la conducción del proceso, imposibilitó la salida revolucionaria, por el contrario, pavimentó el ascenso del fascismo.
Hoy el reformismo y el revisionismo han llegado aún más lejos, ni siquiera plantean la “transformación” del Estado Capitalista. El Partido “Socialista” es totalmente neoliberal y pro imperialista, y el Partido “Comunista” apenas sostiene la “alternancia” en el gobierno con las demás fuerzas reaccionarias y capitalistas.
El factor subjetivo, la dirección política y sus ideas son los elementos determinantes de los cuales dependen las luchas obreras y populares. El derrumbe de la Unión Soviética y de los regímenes del Este Europeo es la comprobación universal a nuestra afirmación. Lo que allí sucedió no fue el fracaso del Socialismo, menos aún de la ideología comunista, sino que en realidad fue consecuencia del abandono y traición a éstas. Hoy, esto queda claro incluso para los idealistas ultraciegos, para los que no querían ver la realidad revisionista y anticomunista de las direcciones de aquellos Partidos y Estados.
En la actualidad latinoamericana, observamos una izquierdización de distintos gobiernos en la lucha contra la hegemonía estadounidense. A pesar de mostrar una abierta lucha contra el imperialismo norteamericano, no se observa la misma efervescencia en contra de los otros imperialismos que se hacen presentes en la región. El concepto de integración de los pueblos de América Latina, más la consigna “integración única solución”, demuestran que no es mas que la unión de las burguesías nacionales para competir con el imperialismo e impiden el desarrollo del movimiento revolucionario por la democracia popular y el socialismo.
La reacción nacional e internacional ha enturbiado las aguas durante un corto período histórico, algunos autonombrados de izquierda y revolucionarios han abandonado las trincheras de la lucha y se han pasado abiertamente a la reacción, otros aún vacilan, y oportunistamente tratan se servir a la burguesía pro-imperialista y al imperialismo, usando un lenguaje “progresista” y socialdemócrata. Las masas, momentáneamente confundidas, buscan una salida a la crisis de súper-explotación capitalista. Las movilizaciones obreras y populares se suceden una tras otra. En general, se puede afirmar que en Chile, al igual que en el resto del mundo, se perfila un nuevo auge de la lucha revolucionaria de los trabajadores y de los pueblos. Ella debe ser asumida por la ideología y política revolucionaria de clases, superior a las anteriores, el marxismo-leninismo, de manera que realmente permita avanzar hacia la construcción de la revolución democrática popular y el socialismo
ELEMENTOS PARA DESARROLLAR EL FACTOR SUBJETIVO.
Estando presente el factor objetivo y la necesidad social del cambio, el éxito de la lucha obrera y popular depende del factor subjetivo, que es la Dirección Política del Partido Marxista Leninista, cuyo desarrollo dependerá de:
a) Unificación del movimiento popular, a partir del reconocimiento de su actual dispersión, pluralidad y confusión de ideas y organizaciones, como el anarquismo, trostkismo, revisionismo y todas las corrientes oportunistas y pequeño-burguesas, las que no pocas veces tienen su origen y sustento en la agresión ideológica y política de la burguesía, e incluso, en las fundaciones imperialistas y sus organismos policiales. Debemos trabajar decididamente por su unificación política, orgánica e ideológica, proceso que debe darse en forma real y no artificial o forzosa. El logro de esto será verificable en el tiempo, tras un largo camino de unidad y lucha, y de combate abierto en todos los terrenos contra los enemigos del progreso social y del cambio revolucionario.
b) Desarrollo de las organizaciones populares de masas como sindicatos, juntas de vecinos, centros de alumnos, clubes deportivos, centros culturales y cualquier expresión orgánica popular, impulsando un gran movimiento popular unitario que ponga en el centro la participación directa del sujeto del cambio social, es decir, de la clase obrera y del pueblo, todo en base a los principios democráticos proletarios y de acuerdo con las demandas y condiciones objetivas y subjetivas de cada sector. Trabajando intransigentemente (y no sectariamente) por la reivindicación política como la acción principal, sin menospreciar la lucha económica, se debe avanzar a la primera, impidiendo que el movimiento de masas se arrastre eternamente tras las reformas y descuide la lucha por el poder político.
c) Poner en práctica todas las formas de lucha, siendo una de las expresiones actuales la lucha electoral, que permite, cuando es conducida por el partido marxista leninista, usarla como tribuna de denuncia, de agitación y de dar a conocer las plataformas de lucha de los comunistas para un momento determinado, ya que es un medio de propagandizar la política del Partido y no un fin en si mismo. La combinación de las formas de lucha, legal, semilegal e ilegal se dan de acuerdo a las exigencias del combate de clases, teniendo siempre presente la preparación de la forma superior, es decir, la insurrección armada de masas dirigida por el partido, única forma de pasar de la atrasada sociedad capitalista a la avanzada y superior Sociedad Socialista.
CARÁCTER DE LA REVOLUCION CHILENA
La caracterización de Chile como país subdesarrollado y dependiente del imperialismo, no sólo es actual, sino que está en pleno proceso de profundización, de allí que nombrar a nuestra revolución de Anti-imperialista, Democrática Popular, como primera fase de un proceso ininterrumpido de la Revolución Socialista hasta el Comunismo, es totalmente actual y nos permite definir claramente los contenidos gruesos de la misma y a los sectores interesados en ella, así como a sus enemigos.
El carácter Anti-imperialista y Democrático Popular de nuestra revolución lleva un fuerte contenido de transformaciones sociales anti-capitalistas. Se debe tener presente, que al ser nuestro país dependiente del sistema imperialista, la gran burguesía criolla posee un carácter decididamente reaccionario, de superexplotación de los trabajadores y el pueblo y de ser agentes de los capitales extranjeros.
Otra característica de nuestra definición de Revolución Democrática Popular, es que esta no es posible sin la participación y dirección, así sea en alianza y/o compartida con otros sectores de clase y políticos (en un primer momento), de la clase obrera con su Partido marxista-leninista al frente.
LAS GRANDES TAREAS DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA POPULAR.
a) La destrucción revolucionaria del Estado Capitalista, sustituida por el poder del pueblo, se inicia con la revolución democrática popular y se consolida con la Revolución Socialista, en la cual, se expresa el nuevo ordenamiento constitucional revolucionario que emana del pueblo e instala un Estado de carácter multinacional y unitario que da cuenta de una verdadera igualdad de derechos entre los diversos pueblos y naciones que habitan Chile (chilenos, mapuche, aymara, rapanui y otros), y de la necesidad clasista de avanzar unitariamente tras una sociedad sin explotación ni opresión del hombre por el hombre.
b) Elección de todas las autoridades del nuevo Estado, según el diseño que el nuevo poder se dé, el cual podría ser representativo directo de las organizaciones sociales; como sea, una característica primordial será el control de los electores sobre las autoridades, incluyendo la facultad de estos de revocar sus mandatos en todos los niveles del Estado.
c) Construcción de unas Fuerzas Armadas y policiales de características y contenido popular, altamente politizadas en relación a la defensa y aplicación del programa revolucionario que se dé soberanamente el pueblo. Las Fuerzas Armadas Populares deben además estar insertas en toda la vida del país, particularmente en la labor productiva, no reproduciendo el carácter parasitario que tienen las Fuerzas Armadas del Estado burgués. Por otro lado, la Revolución Democrática Popular debe incluir a todos los habitantes en la defensa de los intereses del país, pueblos y trabajadores chilenos.
d) Creación de un sistema judicial de participación y control popular, capaz de actuar con eficacia y agilidad en la defensa de los trabajadores y de los pueblos, de sus intereses, tanto colectivos como individuales.
e) Aplicación de una economía nacional al servicio del desarrollo e independencia del país, poniendo en el centro el bienestar de los trabajadores y de los pueblos.
f) Nacionalización de las siguientes áreas estratégicas de la economía:
f.1) Comercio exterior y todo el sistema financiero y bancario.
f.2) Gran Minería y Plataformas Marinas.
f.3) Grandes explotaciones agrícolas, ganaderas, forestales y pesqueras.
f.4) Empresas capitalistas extranjeras que no estén dispuestas a atenerse a la nueva legislación económica popular.
f.5) Los grandes monopolios de la prensa y comunicaciones escrita, visual y auditiva.
f.6) Todas las empresas de producción o servicio que, por su naturaleza y/o tamaño, afecten la seguridad del país.
f.7) Bienes y recursos de criminales fascistas y contrarrevolucionarios que atenten contra el nuevo Poder Popular.
g) Funcionamiento económico en base a tres áreas:
g.1) Propiedad estatal: Se formará por todas las empresas, explotaciones y servicios nacionalizados, y por las de desarrollo propio del nuevo poder popular, esta propiedad será la base de la economía y es la propiedad del colectivo del país, de todo el pueblo.
g.2) Propiedad cooperativa: Se desarrollará en relación a la unificación y coordinación de pequeños y medianos productores y prestadores de servicio de la ciudad y del campo, la cooperativización contará con la asistencia y apoyo del Estado Popular, este tipo de propiedad no será individual, ni de todo el pueblo, sino que del grupo.
g.3) Propiedad individual: a diferencia de la estatal y cooperativa, la propiedad individual se desarrollará cumpliendo con su papel productivo y de servicio, siempre de acuerdo a la legislación obrera y popular imperante, en ningún caso podrá transformarse en empresa monopólica, ni pagar sueldos y tener condiciones laborales y sociales inferiores a la de los trabajadores del sector estatal.
g.4) Propiedad Mixta: En determinados casos el Estado Popular podrá asociarse con empresarios individuales creando las empresas “mixtas”. En todas las actividades económicas se debe poner el acento en el permanente desarrollo del sector que es dirigente en la economía Democrática Popular, es decir, en la propiedad estatal o de todo el pueblo.
h) Colocar las actividades de educación y salud pública en manos del Estado, lo mismo la gestión de todos los seguros sociales (salud y previsión social), impulsando su permanente desarrollo en cobertura y calidad, impidiendo cualquier negociado con los derechos sociales de los trabajadores y de los pueblos.
i) Desarrollar a pasos firmes la economía del país, su total industrialización, tomando todas las medidas tendientes a salvaguardar, y aún más, mejorar el medio ambiente, la flora y fauna, rompiendo con el criterio depredador del desenvolvimiento capitalista, cuyo único fin es la ganancia ahora. El Estado Democrático Popular planificará, proyectando en el tiempo la conservación y mejoramiento de la calidad del medio ambiente, para mejorar el desarrollo de la vida de los trabajadores y pueblos de hoy y de mañana.
j) Potenciar una cultura de carácter nacional, popular, científica y de amplia cobertura, colocando los grandes medios de comunicación en manos de todo el pueblo, creando nuevas instituciones e impulsando el desarrollo de las que tengan o asuman el carácter enunciado. Asumir la cultura progresista y revolucionaria de todos los pueblos, desarrollando la amplia libertad de creación, al tiempo que la culturización general de la sociedad permita que el arte y la cultura sean asumidos por las mayorías.
k) Aplicación de una política exterior que reafirme la independencia y autodeterminación de los pueblos en pos de la Liberación Nacional.
l) Expulsión del imperialismo de nuestro país, tanto en sus aspectos políticos como económicos. Acabar con la subordinación del Estado a los dictámenes de las potencias foráneas y expulsar del país a los grandes capitales extranjeros.
ll) Llevar a cabo una política habitacional que asegure viviendas accesibles y de calidad para todos los habitantes de Chile.
m) Adoptar una política estatal de apoyo al deporte popular consonante con el desarrollo de nuestro pueblo en pos de su liberación.
n) Desarrollar lazos económicos con todos los países del mundo que estén dispuestos a respetar nuestro derecho a la autodeterminación.
CLASES PARTIDARIAS DE LA REVOLUCIÓN
Por su alcance Anti-imperialista, Democrática, Popular y Nacional, la Revolución en Chile debe encarnar los intereses de las grandes mayorías de la población. Es a esta gran mayoría nacional, a sus organizaciones sociales y políticas hacia donde debe estar dirigido el trabajo unitario y de lucha resuelta de los comunistas. Reconociendo que el país está dividido en clases, desglosamos brevemente, desde la perspectiva clasista, los siguientes elementos:
a) Tanto por su presencia numérica, organización, experiencia de lucha, pero, principalmente por sus objetivos políticos e ideología proletaria de superación de la sociedad clasista, tenemos a la clase obrera, la que en alianza con los campesinos sin tierra y proletariado agrícola, une en torno suyo a todos los trabajadores y pueblos de Chile.
En Chile, por las propias condiciones del desarrollo capitalista, la clase obrera no se ha empequeñecido ni aburguesado en su forma de vida, como pretenden algunos publicistas burgueses y “renovados”, al contrario, su número tiende a crecer por el amplio proceso de proletarización de sectores de trabajadores por cuenta propia, artesanos y de profesionales liberales y tradicionales, así como por el desarrollo del proletariado agrícola.
La clase obrera con su ideología comunista, es la más interesada en la Revolución, en llevar adelante cada una de sus fases o etapas, avanzando decididamente hacia nuevas y superiores formas.
b) El campesinado es una clase trabajadora unida al proletariado industrial y minero, que cuenta con intereses propios y tiene perfil particular, más hoy, debemos constatar una variación positiva, esta tiende a alejarse de las aspiraciones individualistas y pequeño-burguesas de propiedad personal de la tierra, avanzando hacia una proletarización en sus concepciones, todo como consecuencia de la expansión de la explotación capitalista a amplia escala en el campo, como en el caso de la agro-industria, complejos forestales y madereros, lecherías, criaderos y faenas de aves y animales de consumo humano e industrial.
Sin embargo, no se puede, ni mucho menos, despreciar las reivindicaciones de un importante sector de campesinos sin tierra y de los campesinos pobres de cultivos atrasados y de las comunidades de Pueblos Originarios, cuyas condiciones de vida son paupérrimas, siendo una fuerza muy importante en el combate Democrático Popular Revolucionario. Existen con sus propias contradicciones, los pequeños y medianos productores y propietarios agrícolas, los cuales, por sus altos costos de producción y bajos rendimientos subsisten en pésimas condiciones, algunas veces inferiores al obrero agrícola de la agro industria avanzada, lo que lo lleva a una profunda contradicción con su carácter de propietario, entrando en conflicto con la gran propiedad y explotación latifundista-capitalista.
c) Históricamente en Chile, los sectores de la pequeña burguesía han sido numerosos y comprenden desde artesanos, pequeños industriales y comerciantes, hasta personas de profesiones liberales, ligadas al trabajo intelectual individual; también, aunque no constituyen una clase en sí, están los estudiantes medios y universitarios, los que por su actividad y por no tener ninguna participación en la producción, son asimilables a la pequeña burguesía. Aunque vacilante, la pequeña burguesía ha jugado un importante papel en la lucha Patriótica, Democrática y Anti-imperialista, de esta, han nacido numerosos luchadores sociales y patriotas.
Las diversas adecuaciones y readecuaciones del capital monopolista, principalmente del imperialista, ha golpeado y golpea constantemente a este sector, aumentando sus contradicciones. Para la lucha Democrática Popular, la pequeña burguesía chilena, influyente y numerosa, es importante. La clase obrera y su Partido deben hacer un importante trabajo político, ideológico y orgánico para movilizarla en el combate revolucionario Anti-imperialista y Democrático Popular.
d) La mediana burguesía en determinados períodos y circunstancias especiales, nacidas de sus propias contradicciones con la gran burguesía y el imperialismo, ha jugado y puede volver a jugar un cierto papel democrático y de dignidad nacional, sin embargo, no se debe dejar de tener presente el carácter fundamentalmente explotador. Su contradicción con el latifundio, las grandes y avanzadas explotaciones agrícolas, mineras, industriales y financieras nace del deseo de acceder a un mayor desarrollo como clase explotadora.
La clase obrera dentro de una política amplia, de unidad y soberanía nacional, anti-imperialista, puede movilizar o neutralizar políticamente a este sector burgués, máximo, si tenemos presente la magnitud de la Revolución Democrática Popular.
CLASE ENEMIGA DE LA REVOLUCION
El carácter anti-imperialista de la Revolución en Chile, coloca como enemigo principal al imperialismo y particularmente al imperialismo estadounidense, que es el imperialismo que oprime con mayor fuerza al Estado dependiente de Chile y que compite con otros imperialismos, como el Europeo Occidental, Japonés y otros imperialismos emergentes, que buscan reemplazarlo en su sitial de dominación.
Reconociendo que los hilos del imperialismo están presentes en la pequeña y mediana burguesía, es en la gran burguesía donde estos han tejido una verdadera telaraña, confundiéndose con el propio capital imperialista, e incluso, en algunos casos, jugando de puente o punta de lanza de este, para su mayor expansión y explotación a regiones o países más allá de nuestras fronteras.
La gran burguesía es financiera, productora y terrateniente, hoy no existe una permanencia fija en tal o cual sector. Según sus necesidades, asume uno o todos los sectores productivos y financieros en que para su estudio se puede dividir.
Se debe tener presente que la gran burguesía pro-imperialista, utiliza sus canales de clase con la pequeña y mediana burguesía, de manera de utilizarlas como base social en su combate contra la Liberación Nacional y Social del país. De esto en la historia viva y presente de Chile se encuentran innumerables ejemplos. De allí que es necesario personificarla muy bien, sin errores, poner al descubierto sus verdaderos intereses anti-nacionales, anti-populares y anti-obreros, de manera de aislarla y golpearla mortalmente.
La gran burguesía en Chile se encuentra de tal forma relacionada con el imperialismo, particularmente con el estadounidense, que golpeando a uno, se golpea a ambos, por lo cual, junto y en unión con el imperialismo, es el enemigo principal del proceso revolucionario que demanda la historia para nuestro país.
PLATAFORMA MINIMA INMEDIATA
La actual fase del combate revolucionario, tiene como característica , el desempantanar, abrir caminos a la acumulación de fuerzas por el cambio nacional y social, de allí que teniendo como guía el Programa General de la Revolución Democrática Popular, así como el máximo objetivo de terminar con la sociedad dividida en clases, es decir, alcanzar la sociedad Comunista, es necesario formular aspectos programáticos, o una plataforma mínima, que recoja las aspiraciones urgentes y emergentes del pueblo, movilizándolo, organizándolo y educándolo de manera que asuma la lucha revolucionaria como la superior y realmente definitiva tras la toma del poder político; de esta necesidad nace la plataforma mínima inmediata.
1. Fin a la Constitución fascista impuesta a sangre y fuego en 1980 por la dictadura militar que aun sirve al imperialismo y a sus socios criollos, y que no ha sido desmantelada, sino que más bien desarrollada y profundizada bajo el Gobierno de Ricardo Lagos, dándole un manto de actualización, legalidad y blanqueo a esta constitución fascista. Ante esto, proponemos luchar decididamente por la Instalación de una Asamblea Constituyente que genere una nueva constitución política donde se representen las aspiraciones democráticas de los pueblos de Chile.
2. Plan social inmediato:
a) Aumento del salario mínimo hasta que cubra las necesidades básicas de una familia.
b) Creación inmediata de puestos de trabajo, fin a los despidos y al flagelo de la cesantía.
c) No a la super-explotación de las dobles jornadas de trabajo u horas extraordinarias, de existir estas, se deben pagar en un 100% de aumento.
d) Jornada laboral de 40 horas con el pago de la de 45 horas, fin a la llamada flexibilización laboral.
e) Poner fin a la privatización de la salud y educación, mejoramiento de su calidad y cobertura para todos.
f) Construcción de viviendas de calidad y con la infraestructura adecuada para los sectores más empobrecidos de la ciudad y del campo.
g) Fin al robo legalizado de las AFP y las ISAPRES, desarrollo de un plan de fortalecimiento del sector público contra el privado en los seguros sociales y salud.
3. Respeto a los derechos de los pueblos originarios, particularmente a la restitución de tierras y a sus manifestaciones culturales.
4. Fin inmediato a todas las privatizaciones de empresas e instituciones estatales, revisión de las ya realizadas y reciclaje de los procesos que la necesidad social y económica lo aconseje. Fin a la entrega de obras, proyectos mineros, forestales, pesqueros y de carácter estratégico a empresas capitalistas extranjeras.
5. Libertad de asociación, organización y movilización para todos los trabajadores, incluidos los empleados públicos y los soldados, conscriptos y clases de las FFAA y policiales.
6. Democratización de las FFAA y policiales, término inmediato a la doctrina de seguridad nacional que guía a los mismos, fin a los castigos con golpes físicos y síquicos de clases y soldados. Derecho a participación abierta en política sin ingerencia y presión de la oficialidad y alto mando. Oposición al “ejército profesional”, ya que este sólo estaría compuesto por elementos de cultura e ideología fascista, que asegura la mantención del concepto de que las fuerzas armadas reaccionarias son la última reserva del capitalismo. Abolir el concepto y la práctica de obediencia debida, ya que esto encubre y permite la impunidad.
7. Equiparar sueldos, condiciones de seguridad y derechos sociales, poniendo fin a los privilegios de la oficialidad en desmedro de los suboficiales y clases.
8. Rechazo al ingreso de Chile en todo tratado político, militar y cultural que dañe la independencia, democracia y la libre determinación de los pueblos de Chile. Revisión de la permanencia o rechazo de los actuales tratados, según los intereses nacionales y sociales de los trabajadores y pueblos de Chile.
La Revolución Democrática Popular es posible, urgente y vitalmente necesaria para Chile y sus pueblos. Estudiando y desarrollando nuestras tesis programáticas, uniendo a las clases y a las organizaciones sociales y políticas que forman en cada momento el pueblo, avancemos hasta vencer, hasta la nueva sociedad, el Socialismo.
¡VIVA LA REVOLUCION DEMOCRATICA POPULAR EN CHILE!
¡VIVA EL MARXISMO-LENINISMO!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡LUCHANDO UNIDOS, VENCEREMOS
La aspiración de Independencia Nacional y de justicia social cruza toda la historia de nuestro país. La lucha entre las clases sociales interesadas en el progreso y las conservadoras, partidarias de mantener los privilegios de las potencias imperialistas de turno y de sus lacayos criollos, ha sido y es el motor de nuestra historia.
La lucha de Independencia contra el colonialismo español, del naciente movimiento obrero en el siglo XIX y principios del siglo XX contra la oligarquía mediante las organizaciones de Socorro Mutuo, de Resistencia y mancomunales obreras que fueron víctimas de la brutal represión en hechos tan despreciables como la matanza de la huelga de la carne o la de Santa María de Iquique; la brutal conquista-ocupación (pacificación) de la zona de la frontera de los pueblos indígenas (mapuche-pehuenche), las matanzas campesinas como en Molina, Ranquil o Pampa Irigoyen. La lucha por la organización de un Partido Comunista llevada a cabo por Luís Emilio Recabarren, que enfrentó a Alessandri y la Dictadura de Ibáñez; los momentos de lucha abierta en el periodo 1931-1932 (motín comunista de Ovalle y Copiapó, Rebelión de la Marinería, la mal llamada República Socialista y el gobierno de Carlos Dávila y Bartolomé Blanche), la represión alessandrista entre 1933-1938 al movimiento obrero mediante las Milicias Republicanas; el posterior desarrollo del Frente Popular en torno a los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, el ascenso del movimiento obrero y popular con la fundación de la Central Única de Trabajadores en 1953 y posterior triunfo y derrocamiento del Gobierno de la Unidad Popular, la resistencia del pueblo a la dictadura militar fascista, con sus grandes jornadas de protesta nacional y de movilización social, y toda la lucha popular durante estos años oscuros de continuismo reaccionario, que se reflejan hoy con la represión y prisión política al pueblo mapuche, a los obreros forestales, mineros, temporeros y todos aquellos que luchan contra la expresión neoliberal del sistema capitalista dan cuenta, que desde un punto de vista histórico, los trabajadores del campo y de la ciudad, los pueblos de Chile, desde su temprana formación no han tolerado vivir sumisamente la explotación y opresión nacional y social del capitalismo. Este es un legado que nos enorgullece y que debe ser una fuente permanente de inspiración a quienes luchamos hoy, por un Chile nuevo, libre, popular y socialista.
Las heroicas jornadas de lucha que nos han precedido debemos asumirlas con un criterio abierto, científico, dejando de lado las conductas dogmáticas, idealistas y prácticamente religiosas que las desnaturalizan y le quitan todo aspecto revolucionario, presentándolas como hechos acabados, no sujetos al análisis que pone de manifiesto los aciertos y errores, las enseñanzas positivas y negativas que de ella emanan. Quienes así aún hoy actúan, esconden su incapacidad ideológica e intelectual, o aún peor, pretenden que se persistan en los errores y que los pueblos sufran nuevas derrotas.
Desde un punto de vista sano y correcto, se deben estudiar tanto las condiciones objetivas y subjetivas que han enmarcado a cada uno de los combates precedentes, para que, con apego a la cientificidad revolucionaria, saquemos las lecciones correctas que nos permitan avanzar tras la demanda histórica de Democracia Popular y Socialismo que reclama la actual época para nuestro país.
Las condiciones objetivas (opresión y explotación nacional y social) reclamantes del cambio revolucionario en un país como el nuestro, siempre han estado presentes. Estas se expresan en mayores índices de desigualdad, explotación y concentración de la riqueza. El subcontrato, la flexibilización laboral, maniobras antisindicales, la atomización del movimiento sindical y el desarrollo de la burocracia y aristocracia sindical que no encabezan ni representan las aspiraciones, demandas y reivindicaciones de las luchas obreras y populares, son prácticas habituales de la actual expresión capitalista. Por esto es necesario profundizar sobre las experiencias mayoritariamente negativas del movimiento obrero y popular.
Sin duda, la calidad del factor subjetivo es siempre de primera importancia, y de él depende fundamentalmente el triunfo o derrota. El fracaso de los combates anteriores no son consecuencia de mayor o menor nivel del factor objetivo, fatalismo histórico, traición de tal o cual, y menos aún, de ausencia de espíritu de entrega y generosidad de nuestros pueblos, por el contrario, este ha llenado miles de páginas que por su heroísmo nos conmueven hasta la médula, humedeciendo nuestros ojos.
La resistencia y rechazo al imperialismo y a la reacción en el pasado, particularmente en el período republicano, no ha contado con programas de verdadera alternativa revolucionaria de clases, de destrucción del poder burgués existente y de construcción del nuevo, del Socialismo. Más bien, estos han estado basados en las reformas progresivas, como “ampliar la democracia”, pretender ir “tomando” paulatinamente el Estado capitalista dependiente del imperialismo, buscando la “transformación” de este hasta ponerlo al “servicio” del pueblo y de los trabajadores. Consecuentemente con este incorrecto basamento ideológico – programático de los dirigentes anteriores del Movimiento Popular, se desarrollaron formas de lucha que igualmente no ponían en la perspectiva la toma del poder, es decir, la revolución social. Un buen ejemplo en este aspecto lo tenemos en el camino electoral, igual “vía pacífica”, asumido por la Unidad Popular, con toda la tragedia que esto significó para el Movimiento Obrero y Popular Chileno. Esto es observable incluso en la propia resistencia antifascista, la cual, aunque presentó combates abiertos y de masas, incluso armado, a penas tuvieron el propósito de recuperar la democracia burguesa existente hasta el 11 de Septiembre de 1973. En aquella dirección estuvo ausente la aspiración de la Liberación Nacional y Social, y menos aún la Revolución Democrática Popular y Socialista.
La falta del partido de vanguardia, marxista leninista, y la existencia del revisionismo y reformismo en el seno de la conducción del proceso, imposibilitó la salida revolucionaria, por el contrario, pavimentó el ascenso del fascismo.
Hoy el reformismo y el revisionismo han llegado aún más lejos, ni siquiera plantean la “transformación” del Estado Capitalista. El Partido “Socialista” es totalmente neoliberal y pro imperialista, y el Partido “Comunista” apenas sostiene la “alternancia” en el gobierno con las demás fuerzas reaccionarias y capitalistas.
El factor subjetivo, la dirección política y sus ideas son los elementos determinantes de los cuales dependen las luchas obreras y populares. El derrumbe de la Unión Soviética y de los regímenes del Este Europeo es la comprobación universal a nuestra afirmación. Lo que allí sucedió no fue el fracaso del Socialismo, menos aún de la ideología comunista, sino que en realidad fue consecuencia del abandono y traición a éstas. Hoy, esto queda claro incluso para los idealistas ultraciegos, para los que no querían ver la realidad revisionista y anticomunista de las direcciones de aquellos Partidos y Estados.
En la actualidad latinoamericana, observamos una izquierdización de distintos gobiernos en la lucha contra la hegemonía estadounidense. A pesar de mostrar una abierta lucha contra el imperialismo norteamericano, no se observa la misma efervescencia en contra de los otros imperialismos que se hacen presentes en la región. El concepto de integración de los pueblos de América Latina, más la consigna “integración única solución”, demuestran que no es mas que la unión de las burguesías nacionales para competir con el imperialismo e impiden el desarrollo del movimiento revolucionario por la democracia popular y el socialismo.
La reacción nacional e internacional ha enturbiado las aguas durante un corto período histórico, algunos autonombrados de izquierda y revolucionarios han abandonado las trincheras de la lucha y se han pasado abiertamente a la reacción, otros aún vacilan, y oportunistamente tratan se servir a la burguesía pro-imperialista y al imperialismo, usando un lenguaje “progresista” y socialdemócrata. Las masas, momentáneamente confundidas, buscan una salida a la crisis de súper-explotación capitalista. Las movilizaciones obreras y populares se suceden una tras otra. En general, se puede afirmar que en Chile, al igual que en el resto del mundo, se perfila un nuevo auge de la lucha revolucionaria de los trabajadores y de los pueblos. Ella debe ser asumida por la ideología y política revolucionaria de clases, superior a las anteriores, el marxismo-leninismo, de manera que realmente permita avanzar hacia la construcción de la revolución democrática popular y el socialismo
ELEMENTOS PARA DESARROLLAR EL FACTOR SUBJETIVO.
Estando presente el factor objetivo y la necesidad social del cambio, el éxito de la lucha obrera y popular depende del factor subjetivo, que es la Dirección Política del Partido Marxista Leninista, cuyo desarrollo dependerá de:
a) Unificación del movimiento popular, a partir del reconocimiento de su actual dispersión, pluralidad y confusión de ideas y organizaciones, como el anarquismo, trostkismo, revisionismo y todas las corrientes oportunistas y pequeño-burguesas, las que no pocas veces tienen su origen y sustento en la agresión ideológica y política de la burguesía, e incluso, en las fundaciones imperialistas y sus organismos policiales. Debemos trabajar decididamente por su unificación política, orgánica e ideológica, proceso que debe darse en forma real y no artificial o forzosa. El logro de esto será verificable en el tiempo, tras un largo camino de unidad y lucha, y de combate abierto en todos los terrenos contra los enemigos del progreso social y del cambio revolucionario.
b) Desarrollo de las organizaciones populares de masas como sindicatos, juntas de vecinos, centros de alumnos, clubes deportivos, centros culturales y cualquier expresión orgánica popular, impulsando un gran movimiento popular unitario que ponga en el centro la participación directa del sujeto del cambio social, es decir, de la clase obrera y del pueblo, todo en base a los principios democráticos proletarios y de acuerdo con las demandas y condiciones objetivas y subjetivas de cada sector. Trabajando intransigentemente (y no sectariamente) por la reivindicación política como la acción principal, sin menospreciar la lucha económica, se debe avanzar a la primera, impidiendo que el movimiento de masas se arrastre eternamente tras las reformas y descuide la lucha por el poder político.
c) Poner en práctica todas las formas de lucha, siendo una de las expresiones actuales la lucha electoral, que permite, cuando es conducida por el partido marxista leninista, usarla como tribuna de denuncia, de agitación y de dar a conocer las plataformas de lucha de los comunistas para un momento determinado, ya que es un medio de propagandizar la política del Partido y no un fin en si mismo. La combinación de las formas de lucha, legal, semilegal e ilegal se dan de acuerdo a las exigencias del combate de clases, teniendo siempre presente la preparación de la forma superior, es decir, la insurrección armada de masas dirigida por el partido, única forma de pasar de la atrasada sociedad capitalista a la avanzada y superior Sociedad Socialista.
CARÁCTER DE LA REVOLUCION CHILENA
La caracterización de Chile como país subdesarrollado y dependiente del imperialismo, no sólo es actual, sino que está en pleno proceso de profundización, de allí que nombrar a nuestra revolución de Anti-imperialista, Democrática Popular, como primera fase de un proceso ininterrumpido de la Revolución Socialista hasta el Comunismo, es totalmente actual y nos permite definir claramente los contenidos gruesos de la misma y a los sectores interesados en ella, así como a sus enemigos.
El carácter Anti-imperialista y Democrático Popular de nuestra revolución lleva un fuerte contenido de transformaciones sociales anti-capitalistas. Se debe tener presente, que al ser nuestro país dependiente del sistema imperialista, la gran burguesía criolla posee un carácter decididamente reaccionario, de superexplotación de los trabajadores y el pueblo y de ser agentes de los capitales extranjeros.
Otra característica de nuestra definición de Revolución Democrática Popular, es que esta no es posible sin la participación y dirección, así sea en alianza y/o compartida con otros sectores de clase y políticos (en un primer momento), de la clase obrera con su Partido marxista-leninista al frente.
LAS GRANDES TAREAS DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA POPULAR.
a) La destrucción revolucionaria del Estado Capitalista, sustituida por el poder del pueblo, se inicia con la revolución democrática popular y se consolida con la Revolución Socialista, en la cual, se expresa el nuevo ordenamiento constitucional revolucionario que emana del pueblo e instala un Estado de carácter multinacional y unitario que da cuenta de una verdadera igualdad de derechos entre los diversos pueblos y naciones que habitan Chile (chilenos, mapuche, aymara, rapanui y otros), y de la necesidad clasista de avanzar unitariamente tras una sociedad sin explotación ni opresión del hombre por el hombre.
b) Elección de todas las autoridades del nuevo Estado, según el diseño que el nuevo poder se dé, el cual podría ser representativo directo de las organizaciones sociales; como sea, una característica primordial será el control de los electores sobre las autoridades, incluyendo la facultad de estos de revocar sus mandatos en todos los niveles del Estado.
c) Construcción de unas Fuerzas Armadas y policiales de características y contenido popular, altamente politizadas en relación a la defensa y aplicación del programa revolucionario que se dé soberanamente el pueblo. Las Fuerzas Armadas Populares deben además estar insertas en toda la vida del país, particularmente en la labor productiva, no reproduciendo el carácter parasitario que tienen las Fuerzas Armadas del Estado burgués. Por otro lado, la Revolución Democrática Popular debe incluir a todos los habitantes en la defensa de los intereses del país, pueblos y trabajadores chilenos.
d) Creación de un sistema judicial de participación y control popular, capaz de actuar con eficacia y agilidad en la defensa de los trabajadores y de los pueblos, de sus intereses, tanto colectivos como individuales.
e) Aplicación de una economía nacional al servicio del desarrollo e independencia del país, poniendo en el centro el bienestar de los trabajadores y de los pueblos.
f) Nacionalización de las siguientes áreas estratégicas de la economía:
f.1) Comercio exterior y todo el sistema financiero y bancario.
f.2) Gran Minería y Plataformas Marinas.
f.3) Grandes explotaciones agrícolas, ganaderas, forestales y pesqueras.
f.4) Empresas capitalistas extranjeras que no estén dispuestas a atenerse a la nueva legislación económica popular.
f.5) Los grandes monopolios de la prensa y comunicaciones escrita, visual y auditiva.
f.6) Todas las empresas de producción o servicio que, por su naturaleza y/o tamaño, afecten la seguridad del país.
f.7) Bienes y recursos de criminales fascistas y contrarrevolucionarios que atenten contra el nuevo Poder Popular.
g) Funcionamiento económico en base a tres áreas:
g.1) Propiedad estatal: Se formará por todas las empresas, explotaciones y servicios nacionalizados, y por las de desarrollo propio del nuevo poder popular, esta propiedad será la base de la economía y es la propiedad del colectivo del país, de todo el pueblo.
g.2) Propiedad cooperativa: Se desarrollará en relación a la unificación y coordinación de pequeños y medianos productores y prestadores de servicio de la ciudad y del campo, la cooperativización contará con la asistencia y apoyo del Estado Popular, este tipo de propiedad no será individual, ni de todo el pueblo, sino que del grupo.
g.3) Propiedad individual: a diferencia de la estatal y cooperativa, la propiedad individual se desarrollará cumpliendo con su papel productivo y de servicio, siempre de acuerdo a la legislación obrera y popular imperante, en ningún caso podrá transformarse en empresa monopólica, ni pagar sueldos y tener condiciones laborales y sociales inferiores a la de los trabajadores del sector estatal.
g.4) Propiedad Mixta: En determinados casos el Estado Popular podrá asociarse con empresarios individuales creando las empresas “mixtas”. En todas las actividades económicas se debe poner el acento en el permanente desarrollo del sector que es dirigente en la economía Democrática Popular, es decir, en la propiedad estatal o de todo el pueblo.
h) Colocar las actividades de educación y salud pública en manos del Estado, lo mismo la gestión de todos los seguros sociales (salud y previsión social), impulsando su permanente desarrollo en cobertura y calidad, impidiendo cualquier negociado con los derechos sociales de los trabajadores y de los pueblos.
i) Desarrollar a pasos firmes la economía del país, su total industrialización, tomando todas las medidas tendientes a salvaguardar, y aún más, mejorar el medio ambiente, la flora y fauna, rompiendo con el criterio depredador del desenvolvimiento capitalista, cuyo único fin es la ganancia ahora. El Estado Democrático Popular planificará, proyectando en el tiempo la conservación y mejoramiento de la calidad del medio ambiente, para mejorar el desarrollo de la vida de los trabajadores y pueblos de hoy y de mañana.
j) Potenciar una cultura de carácter nacional, popular, científica y de amplia cobertura, colocando los grandes medios de comunicación en manos de todo el pueblo, creando nuevas instituciones e impulsando el desarrollo de las que tengan o asuman el carácter enunciado. Asumir la cultura progresista y revolucionaria de todos los pueblos, desarrollando la amplia libertad de creación, al tiempo que la culturización general de la sociedad permita que el arte y la cultura sean asumidos por las mayorías.
k) Aplicación de una política exterior que reafirme la independencia y autodeterminación de los pueblos en pos de la Liberación Nacional.
l) Expulsión del imperialismo de nuestro país, tanto en sus aspectos políticos como económicos. Acabar con la subordinación del Estado a los dictámenes de las potencias foráneas y expulsar del país a los grandes capitales extranjeros.
ll) Llevar a cabo una política habitacional que asegure viviendas accesibles y de calidad para todos los habitantes de Chile.
m) Adoptar una política estatal de apoyo al deporte popular consonante con el desarrollo de nuestro pueblo en pos de su liberación.
n) Desarrollar lazos económicos con todos los países del mundo que estén dispuestos a respetar nuestro derecho a la autodeterminación.
CLASES PARTIDARIAS DE LA REVOLUCIÓN
Por su alcance Anti-imperialista, Democrática, Popular y Nacional, la Revolución en Chile debe encarnar los intereses de las grandes mayorías de la población. Es a esta gran mayoría nacional, a sus organizaciones sociales y políticas hacia donde debe estar dirigido el trabajo unitario y de lucha resuelta de los comunistas. Reconociendo que el país está dividido en clases, desglosamos brevemente, desde la perspectiva clasista, los siguientes elementos:
a) Tanto por su presencia numérica, organización, experiencia de lucha, pero, principalmente por sus objetivos políticos e ideología proletaria de superación de la sociedad clasista, tenemos a la clase obrera, la que en alianza con los campesinos sin tierra y proletariado agrícola, une en torno suyo a todos los trabajadores y pueblos de Chile.
En Chile, por las propias condiciones del desarrollo capitalista, la clase obrera no se ha empequeñecido ni aburguesado en su forma de vida, como pretenden algunos publicistas burgueses y “renovados”, al contrario, su número tiende a crecer por el amplio proceso de proletarización de sectores de trabajadores por cuenta propia, artesanos y de profesionales liberales y tradicionales, así como por el desarrollo del proletariado agrícola.
La clase obrera con su ideología comunista, es la más interesada en la Revolución, en llevar adelante cada una de sus fases o etapas, avanzando decididamente hacia nuevas y superiores formas.
b) El campesinado es una clase trabajadora unida al proletariado industrial y minero, que cuenta con intereses propios y tiene perfil particular, más hoy, debemos constatar una variación positiva, esta tiende a alejarse de las aspiraciones individualistas y pequeño-burguesas de propiedad personal de la tierra, avanzando hacia una proletarización en sus concepciones, todo como consecuencia de la expansión de la explotación capitalista a amplia escala en el campo, como en el caso de la agro-industria, complejos forestales y madereros, lecherías, criaderos y faenas de aves y animales de consumo humano e industrial.
Sin embargo, no se puede, ni mucho menos, despreciar las reivindicaciones de un importante sector de campesinos sin tierra y de los campesinos pobres de cultivos atrasados y de las comunidades de Pueblos Originarios, cuyas condiciones de vida son paupérrimas, siendo una fuerza muy importante en el combate Democrático Popular Revolucionario. Existen con sus propias contradicciones, los pequeños y medianos productores y propietarios agrícolas, los cuales, por sus altos costos de producción y bajos rendimientos subsisten en pésimas condiciones, algunas veces inferiores al obrero agrícola de la agro industria avanzada, lo que lo lleva a una profunda contradicción con su carácter de propietario, entrando en conflicto con la gran propiedad y explotación latifundista-capitalista.
c) Históricamente en Chile, los sectores de la pequeña burguesía han sido numerosos y comprenden desde artesanos, pequeños industriales y comerciantes, hasta personas de profesiones liberales, ligadas al trabajo intelectual individual; también, aunque no constituyen una clase en sí, están los estudiantes medios y universitarios, los que por su actividad y por no tener ninguna participación en la producción, son asimilables a la pequeña burguesía. Aunque vacilante, la pequeña burguesía ha jugado un importante papel en la lucha Patriótica, Democrática y Anti-imperialista, de esta, han nacido numerosos luchadores sociales y patriotas.
Las diversas adecuaciones y readecuaciones del capital monopolista, principalmente del imperialista, ha golpeado y golpea constantemente a este sector, aumentando sus contradicciones. Para la lucha Democrática Popular, la pequeña burguesía chilena, influyente y numerosa, es importante. La clase obrera y su Partido deben hacer un importante trabajo político, ideológico y orgánico para movilizarla en el combate revolucionario Anti-imperialista y Democrático Popular.
d) La mediana burguesía en determinados períodos y circunstancias especiales, nacidas de sus propias contradicciones con la gran burguesía y el imperialismo, ha jugado y puede volver a jugar un cierto papel democrático y de dignidad nacional, sin embargo, no se debe dejar de tener presente el carácter fundamentalmente explotador. Su contradicción con el latifundio, las grandes y avanzadas explotaciones agrícolas, mineras, industriales y financieras nace del deseo de acceder a un mayor desarrollo como clase explotadora.
La clase obrera dentro de una política amplia, de unidad y soberanía nacional, anti-imperialista, puede movilizar o neutralizar políticamente a este sector burgués, máximo, si tenemos presente la magnitud de la Revolución Democrática Popular.
CLASE ENEMIGA DE LA REVOLUCION
El carácter anti-imperialista de la Revolución en Chile, coloca como enemigo principal al imperialismo y particularmente al imperialismo estadounidense, que es el imperialismo que oprime con mayor fuerza al Estado dependiente de Chile y que compite con otros imperialismos, como el Europeo Occidental, Japonés y otros imperialismos emergentes, que buscan reemplazarlo en su sitial de dominación.
Reconociendo que los hilos del imperialismo están presentes en la pequeña y mediana burguesía, es en la gran burguesía donde estos han tejido una verdadera telaraña, confundiéndose con el propio capital imperialista, e incluso, en algunos casos, jugando de puente o punta de lanza de este, para su mayor expansión y explotación a regiones o países más allá de nuestras fronteras.
La gran burguesía es financiera, productora y terrateniente, hoy no existe una permanencia fija en tal o cual sector. Según sus necesidades, asume uno o todos los sectores productivos y financieros en que para su estudio se puede dividir.
Se debe tener presente que la gran burguesía pro-imperialista, utiliza sus canales de clase con la pequeña y mediana burguesía, de manera de utilizarlas como base social en su combate contra la Liberación Nacional y Social del país. De esto en la historia viva y presente de Chile se encuentran innumerables ejemplos. De allí que es necesario personificarla muy bien, sin errores, poner al descubierto sus verdaderos intereses anti-nacionales, anti-populares y anti-obreros, de manera de aislarla y golpearla mortalmente.
La gran burguesía en Chile se encuentra de tal forma relacionada con el imperialismo, particularmente con el estadounidense, que golpeando a uno, se golpea a ambos, por lo cual, junto y en unión con el imperialismo, es el enemigo principal del proceso revolucionario que demanda la historia para nuestro país.
PLATAFORMA MINIMA INMEDIATA
La actual fase del combate revolucionario, tiene como característica , el desempantanar, abrir caminos a la acumulación de fuerzas por el cambio nacional y social, de allí que teniendo como guía el Programa General de la Revolución Democrática Popular, así como el máximo objetivo de terminar con la sociedad dividida en clases, es decir, alcanzar la sociedad Comunista, es necesario formular aspectos programáticos, o una plataforma mínima, que recoja las aspiraciones urgentes y emergentes del pueblo, movilizándolo, organizándolo y educándolo de manera que asuma la lucha revolucionaria como la superior y realmente definitiva tras la toma del poder político; de esta necesidad nace la plataforma mínima inmediata.
1. Fin a la Constitución fascista impuesta a sangre y fuego en 1980 por la dictadura militar que aun sirve al imperialismo y a sus socios criollos, y que no ha sido desmantelada, sino que más bien desarrollada y profundizada bajo el Gobierno de Ricardo Lagos, dándole un manto de actualización, legalidad y blanqueo a esta constitución fascista. Ante esto, proponemos luchar decididamente por la Instalación de una Asamblea Constituyente que genere una nueva constitución política donde se representen las aspiraciones democráticas de los pueblos de Chile.
2. Plan social inmediato:
a) Aumento del salario mínimo hasta que cubra las necesidades básicas de una familia.
b) Creación inmediata de puestos de trabajo, fin a los despidos y al flagelo de la cesantía.
c) No a la super-explotación de las dobles jornadas de trabajo u horas extraordinarias, de existir estas, se deben pagar en un 100% de aumento.
d) Jornada laboral de 40 horas con el pago de la de 45 horas, fin a la llamada flexibilización laboral.
e) Poner fin a la privatización de la salud y educación, mejoramiento de su calidad y cobertura para todos.
f) Construcción de viviendas de calidad y con la infraestructura adecuada para los sectores más empobrecidos de la ciudad y del campo.
g) Fin al robo legalizado de las AFP y las ISAPRES, desarrollo de un plan de fortalecimiento del sector público contra el privado en los seguros sociales y salud.
3. Respeto a los derechos de los pueblos originarios, particularmente a la restitución de tierras y a sus manifestaciones culturales.
4. Fin inmediato a todas las privatizaciones de empresas e instituciones estatales, revisión de las ya realizadas y reciclaje de los procesos que la necesidad social y económica lo aconseje. Fin a la entrega de obras, proyectos mineros, forestales, pesqueros y de carácter estratégico a empresas capitalistas extranjeras.
5. Libertad de asociación, organización y movilización para todos los trabajadores, incluidos los empleados públicos y los soldados, conscriptos y clases de las FFAA y policiales.
6. Democratización de las FFAA y policiales, término inmediato a la doctrina de seguridad nacional que guía a los mismos, fin a los castigos con golpes físicos y síquicos de clases y soldados. Derecho a participación abierta en política sin ingerencia y presión de la oficialidad y alto mando. Oposición al “ejército profesional”, ya que este sólo estaría compuesto por elementos de cultura e ideología fascista, que asegura la mantención del concepto de que las fuerzas armadas reaccionarias son la última reserva del capitalismo. Abolir el concepto y la práctica de obediencia debida, ya que esto encubre y permite la impunidad.
7. Equiparar sueldos, condiciones de seguridad y derechos sociales, poniendo fin a los privilegios de la oficialidad en desmedro de los suboficiales y clases.
8. Rechazo al ingreso de Chile en todo tratado político, militar y cultural que dañe la independencia, democracia y la libre determinación de los pueblos de Chile. Revisión de la permanencia o rechazo de los actuales tratados, según los intereses nacionales y sociales de los trabajadores y pueblos de Chile.
La Revolución Democrática Popular es posible, urgente y vitalmente necesaria para Chile y sus pueblos. Estudiando y desarrollando nuestras tesis programáticas, uniendo a las clases y a las organizaciones sociales y políticas que forman en cada momento el pueblo, avancemos hasta vencer, hasta la nueva sociedad, el Socialismo.
¡VIVA LA REVOLUCION DEMOCRATICA POPULAR EN CHILE!
¡VIVA EL MARXISMO-LENINISMO!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡LUCHANDO UNIDOS, VENCEREMOS