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    La Transicion al Socialismo

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    Mensaje por proleinternacionalista Sáb Feb 19, 2011 3:03 pm

    La teoría marxista de la transición

    La revolución bolchevique fue una confirmación indiscutible del marxismo: el proletariado, incluso bajo las condiciones de atraso de Rusia en 1917, fue capaz de destruir el estado burgués. Sin embargo, la subsiguiente historia de la Unión Soviética sembró algunas dudas: ¿cómo pudo la revolución liberadora haber creado una sociedad tan regresiva como el stalinismo? Desde el comienzo de la revolución hubo socialistas que desafiaron las propias bases de la revolución, sosteniendo que el estado soviético nunca fue proletario -- así como también están los que defienden en contra de toda razón que aun lo es. En este capítulo analizaremos las expectativas y esperanzas engendradas por el estado soviético revolucionario así como las causas de los inicios de su deformación.

    Marx vio la necesidad de una sociedad transicional entre el capitalismo y el comunismo dado que él entendió que ninguna sociedad desaparece antes de agotar su capacidad de desarrollo de las fuerzas productivas. El capitalismo en la época de decadencia bloquea su propio desarrollo: el régimen burgués, las relaciones capitalistas y las rivalidades nacionales bloquean el avance de las fuerzas productivas. Luego el proletariado partiendo del inacabado potencial del capitalismo debe completarlo e ir más allá de las tareas burguesas. Sólo así pueden desarrollarse las fuerzas productivas al nivel en que una sociedad sin clases y libre de escasez sea posible.

    La revolución bolchevique, de esta forma, estuvo dedicada a la consecución del comunismo por medio del estado obrero (“la dictadura del proletariado”). Marx y Engels nunca prepararon un plan detallado para la sociedad transicional; esto sólo podría ser hecho por la clase obrera en la práctica bajo circunstancias concretas. Sin embargo, ciertas características generales pueden bosquejarse anticipadamente estudiando la dinámica del desarrollo capitalista. Además también estaba la breve experiencia de la comuna de Paris como comparación. Es necesario recuperar estas lesiones porque la contrarrevolución eliminó el verdadero significado del estado obrero, así como su aplicación en la primera Unión Soviética, bajo toneladas de mentiras.

    Socialismo y valor

    El análisis del estado obrero transicional depende de la caracterización de la sociedad a la que este está transitando. El análisis de Marx del comunismo comienza con una diferenciación significante: hay dos etapas de la sociedad comunista. El objetivo final es una sociedad de abundancia material en la cual el programa “de cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades” puede cumplirse. Pero la abundancia no se obtiene de un día para el otro. La etapa superior del comunismo debe ser precedida por una etapa inferior en la cual las cuestiones de planificación y escasez deben ser resueltas.

    Engels y Lenin se referían a la etapa inferior del comunismo como socialismo, y por claridad nosotros haremos lo mismo. La virtud del trabajo de Marx sobre el socialismo es que ilustra que la vida será libre de su subordinación al valor, el cual es tan dominante bajo el capitalismo que empaña nuestra percepción de todas las sociedades, pasadas y futuras. En particular, Marx dio una descripción de la distribución de bienes bajo el socialismo que ha sido interpretada de diversas formas; por lo cual deberemos reproducirlo en extenso:


    "Dentro de una sociedad cooperativa basada en la propiedad colectiva de los medios de producción, los productores no intercambian sus productos; el trabajo empleado aquí en los productos aparece aquí sólo como el valor de los mismos representado en la cualidad material que ellos poseen -- dado que ahora, en contraste con la sociedad capitalista, el trabajo individual no existe más en una forma indirecta sino directamente como una parte componente del trabajo total. ...

    A lo que tenemos que enfrentarnos aquí es a una sociedad comunista, no como si se hubiera desarrollado desde sus propias bases, sino por el contrario, como emerge de la sociedad capitalista, la cual está en cada aspecto -- económicamente, moralmente, intelectualmente -- impregnada con las rémoras de la sociedad de la cual emerge. Lo que cada integrante a dado a ella es su contribución individual de trabajo. Por ejemplo, el día de trabajo social consiste de la suma de las horas individuales de trabajo; el tiempo de trabajo individual de un productor individual es la parte del día de trabajo social contribuido por él, su contribución a él. Él recibe un certificado de parte de la sociedad que representa dicha cantidad de trabajo (después de deducirle la parte necesaria para los fondos comunes), y con este certificado puede extraer de los almacenes sociales los medios de consumo que pueda cubrir esa cantidad de trabajo. La misma cantidad de trabajo que ha sido dada a la sociedad en una forma es recibida de vuelta en otra.

    Aquí obviamente el mismo principio que regula el intercambio de mercancías prevalece, ya que se trata de un intercambio de equivalentes. El contenido y la forma se cambian, porque en las circunstancias alteradas nadie puede dar otra cosa que su trabajo, y porque, por otro lado, nada puede pasar a la propiedad de los individuos excepto los medios individuales de consumo. Pero en cuanto a la distribución de estos últimos entre los productores individuales, prevalece el mismo principio que en el intercambio de mercancías: una dada cantidad de trabajo en una forma es intercambiada por una equivalente cantidad de trabajo en otra forma.

    Luego, el derecho a la igualdad en principio existe -- un derecho burgués, a pesar de que el principio y la práctica no coincidan, mientras el intercambio de equivalentes en el intercambio de mercancías sólo existe en el promedio y no en cada caso individual. "



    Ha de notarse que la hipótesis de que el trabajo de la sociedad y la compensación de los productores individuales estará científicamente organizada: el tiempo requerido por una tarea particular y el tiempo contribuido por cada trabajador será calculable y conocido. Esto significa que el valor ha sido abolido, ya que como hemos visto antes el valor es impreciso, indirecto, y es determinado con posterioridad de la realización del trabajo. En una sociedad socialista, como el trabajo y la producción son genuinamente colectivizados, la producción puede ser organizada concientemente para el uso en lugar de ser controlada por el mercado. Los bienes dejan de ser mercancías, y en la ausencia de clases privilegiadas y explotación, el trabajo incluido en la producción es medido directamente, abandonándose las formulas monetarias. Este pasa a ser trabajo social; no tiene que esperar a su realización como mercancía en el mercado.

    Además, nadie posee propiedades excepto para cubrir las necesidades del consumo individual; de esta forma, ninguna tasa de retorno para los productores privados tiene que ser incluida en el valor de los productos. Luego el tiempo de trabajo incluido en un producto no sufre ninguna de las distorsiones que prevalecen en el capitalismo.

    De todas formas, Marx observa que en esta primera etapa del comunismo el “mismo principio prevalece” que en el capitalismo; donde el intercambio de mercancías y valores es dominante. ¿Cuál es este principio? “Una dada cantidad de trabajo en una forma es intercambiado por una cantidad de trabajo equivalente en otra”. Esta es por supuesto la ley del valor en su formulación más pura: el principio del intercambio de equivalentes. Pero el valor en si mismo ha dejado de existir, y en esta sociedad “los productores no intercambian sus productos”!. Esto no es ninguna mistificación. Marx esta simplemente apuntando a que el principio genuino del intercambio igual del tiempo de trabajo solamente puede conseguirse cuando el propio valor es abolido, cuando la ciencia en lugar de las leyes ciegas del capitalismo gobierne la sociedad -- cuando de hecho no hay intercambio de productos producidos separadamente, ninguna barrera entre la producción individual y social.

    El principio de igualdad, incluso después de la abolición del valor capitalista, es todavía un “derecho burgués” (o ley burguesa), porque representa una distribución desigual que enmascara un standard igual. (Sobre este punto nos explayaremos mas adelante). El grado superior del derecho burgués puede ser alcanzado cuando el régimen burgués ha sido destruido. Aquí tenemos un ejemplo inesperado de la revolución permanente: sólo mediante la eliminación de la burguesía se puede lograr el programa burgués de democracia e igualdad.

    Lenin, escribiendo durante la revolución de 1917, elaboró la idea de Marx de que elementos de la economía burguesa sobrevivirán bajo el socialismo, remarcando que especialmente esto ocurriría en la distribución de bienes pero no en los derechos de propiedad sobre la producción:

    Y así, en la primera fase de la sociedad comunista (generalmente llamada socialismo), el ‘derecho burgués’ no es abolido enteramente, sólo lo es en parte, en la proporción de la transformación económica alcanzada, o sea solamente respecto a los medios de producción. “El derecho burgués” los reconoce como una propiedad privada de individuos. El socialismo los convierte en propiedad colectiva. A este nivel, y sólo a este nivel, el “derecho burgués” desaparece.

    Sin embargo, él continúa existiendo en la otra parte involucrada; el continua en la capacidad de regulador (factor determinante) en la distribución de productos y adjudicación del trabajo entre los miembros de la sociedad

    Así la ley del valor como regulador de la producción ha sido eliminada dado que la producción se ha vuelto consciente, científicamente planificada por los productores asociados. Por ello esta justificado que llamemos a esta sociedad comunista a pesar de sus remanentes burgueses. Desigualdades de varios tipos persistirán entre los productores en la etapa inferior del comunismo, pero no existirán clases separadas que institucionalicen estas desigualdades. Las clases existían en la sociedad precomunista dada la necesidad de diferentes relaciones de producción. Pero cuando la propiedad es colectivizada, la base para la diferenciación de clases desaparece y las clases mismas se desintegran. El conjunto de la gente -- los productores asociados -- comparte la misma relación con la producción. Las desigualdades remanentes morirán cuando la producción socializada alcance la necesaria abundancia.
    La desigualdad socialista

    Marx nos recuerda que los derechos burgueses en la distribución aun existirán en el socialismo abriendo una disputa sobre que son estos derechos burgueses. Nosotros remarcamos el pasaje controversial sobre la Critica al Programa de Gotha; el mismo viene directamente después del pasaje anteriormente citado.

    " Con respecto a este avance, este derecho igualitario es constantemente estigmatizado por la limitación burguesa. El derecho de los productores es proporcional al trabajo que ellos proveen; la igualdad consiste en el hecho de que la medición es hecha con un patrón igualitario, el trabajo.

    Pero un trabajador es superior a otro física o mentalmente, y por ello el provee más trabajo en el mismo tiempo, o puede trabajar durante más tiempo; y el trabajo, para servir como medida, debe ser definido por su duración o intensidad, de otra forma deja de ser un patrón de medida. Este derecho igualitario es un derecho desigual para trabajos desiguales. Él no reconoce diferencia de clases, porque todo el mundo es un trabajador, pero tácitamente reconoce las diferencias entre individuos considerando a la capacidad productiva como un privilegio natural. Es de esta forma en su contenido un derecho de desigualdad como cualquier otro. El derecho por su propia naturaleza sólo puede consistir en la aplicación de un único patrón; pero individuos desiguales (y no habría individuos diferentes sin individuos desiguales) son mesurables por un mismo patrón sólo si son puestos bajo un mismo punto de vista, son considerados bajo una lado definido solamente, por ejemplo, en el caso presente, son considerados sólo como trabajadores y nada más es considerado en ellos, todo el resto es ignorado. Además, un trabajador esta casado, otro no; uno tiene más hijos que otro, y así podemos continuar. Luego, con el mismo resultado en el trabajo, y en consecuencia una participación igual en el fondo social de medios de consumo, uno va a recibir de hecho más que el otro, uno será más rico que el otro. Para evitar todos estos defectos, el derecho en lugar de ser igualitario tendrá que ser desigual.

    Pero estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, cuando esta emerge de la sociedad capitalista. El derecho nunca podrá ser superior que la estructura económica de la sociedad ya su desarrollo cultural condicionado de esta forma. "

    A pesar de la elevada conciencia social de la sociedad socialista, cierto grado de desigualdad necesariamente persistirá. Nosotros notamos, sin embargo, que el nivel al que incluso la sombra de la “ley del valor” es aplicable en el socialismo depende de condiciones históricas específicas. Marx escribió que en el socialismo:

    "El modo de ... distribución variará con la organización productiva de la comunidad, y el grado de desarrollo histórico alcanzado por los productores. Asumiremos, meramente haciendo un paralelo con la producción de mercancías, que la participación de cada productor esta determinada por su tiempo de trabajo. "

    Esto significa, que a medida que el estadio inferior del comunismo se mueve hacia la abundancia, la necesidad de un derecho burgués ira disminuyendo. De todas las rémoras del capitalismo que Marx menciona, el ejemplo más claro de este desarrollo es el último. A pesar de que la participación de los trabajadores en el consumo sea igualitaria, Marx dice que algunas personas recibirán más que otras dado que los trabajadores tendrán diferentes necesidades como resultados de sus diferentes realidades familiares, condiciones de salud, etc. Hoy podemos decir que parte de esta desigualdad será mitigada por medidas tales como suplementos por hijos y beneficios sociales distribuidos públicamente independientemente de la contribución de trabajo de cada individuo. La posibilidad de un “salario social” es más clara en nuestra época que en la de Marx.

    El aspecto más controvertido del derecho burgués bajo el socialismo deriva de la diferencia entre trabajos respecto a las capacidades y a la intensidad. Stalin, por ejemplo, durante la contrarrevolución, trató de justificar las crecientes desigualdades de la sociedad soviética e imponer condicionantes burgueses a la clase obrera. Él defendió la necesidad de mayores salarios para los trabajadores calificados:

    " La consecuencia de la igualdad salarial es que los trabajadores no calificados pierden el incentivo para calificarse privándose así de la posibilidad del progreso ... y haciendo que los trabajadores calificados vaguen de una fabrica a la otra hasta que encuentren una donde sus habilidades sean apreciadas . ... Con el objeto de poner un final a este problema es necesaria la abolición de la igualdad salarial descartándose las antiguas escalas saláriales. ... Nosotros no podemos tolerar una situación donde un conductor de locomotoras gane exactamente lo mismo que un asistente administrativo. Marx y Lenin dijeron que la diferencia entre trabajo calificado y no calificado existirá incluso en el socialismo, incluso después de la desaparición de las clases; y que sólo bajo el comunismo esta diferencia desaparecerá, por lo cual, incluso bajo el socialismo los “salarios” deben ser pagados de acuerdo con el trabajo realizado, y no de acuerdo con las necesidades."

    El pensamiento de Stalin era puro racionalismo empresarial -- muy apropiado, ya que el discurso fue pronunciado en la conferencia de “ejecutivos de negocios” soviéticos. Pero su audiencia en 1931 estaba aun compuesta de antiguos miembros del partido, por lo cual él invocó la autoridad de Marx y Lenin. En contraste con Stalin, cuando Marx y Lenin sostuvieron que bajo el socialismo existirían desigualdades, ellos decían que estas serian remanentes del capitalismo que el estado obrero debería intentar eliminar en lugar de preservar.

    Respecto a la distinción entre trabajo calificado y no calificado que tanto preocupaba a Stalin, Engels se burló de la idea de que bajo el socialismo pudiera haber diferencias entre las compensaciones. Cuando la sociedad ha tomado la responsabilidad de educar a los trabajadores no hay ninguna justificación para compensar en forma diferente a aquellos que están usando las habilidades que la sociedad le otorgó. Engels estaba contestando a su contemporáneo Dühring pero podría estar hablando directamente sobre Stalin:

    "En el socialismo, el cual va a emancipar al trabajo humado de su posición como mercancía, el descubrimiento de que el trabajo no tiene valor es de una gran importancia. Con este descubrimiento, todos los intentos ... de regular la futura distribución de los medios necesarios para la vida bajo la forma de salarios se desmoronan. Y de él también viene la convicción de que la distribución, dado que es regulada por puras consideraciones económicas, es regulada por los intereses de la producción, y esta está determinada por un modo de distribución, que permite a todos los miembros de la sociedad desarrollar y utilizar sus capacidades en todas las direcciones posibles. Es verdad, que para la forma de pensamiento de las clases educadas de las cuales el señor Dühring proviene, debe parecer monstruoso que en el futuro no existan mas los albañiles o los arquitectos, ya que el hombre que durante medio día de instrucciones como arquitecto también deberá acarrear materiales durante un periodo ... . Es una forma muy particular de socialismo aquella que perpetua la existencia de albañiles. "

    Y nosotros podríamos agregar, no es socialismo aquel sistema que preserva la existencia de escalafones laborales. Que en la Rusia soviética en los años 30 las normas capitalistas hayan sido sostenidas y admiradas, en lugar de combatidas y denigradas, demuestra la conciencia cínica con que los burócratas stalinistas aumentaban la explotación bajo la excusa de haber alcanzado el socialismo.

    La pregunta más difícil que nos pone el análisis de Marx del derecho burgués esta relacionada con la intensidad del trabajo. ¿Deben dos trabajadores que tienen las mismas capacidades y entrenamiento y que trabajan el mismo número de horas recibir el mismo salario si uno trabaja mas duro que el otro? En el primer texto de Marx citado más arriba -- “el día de trabajo social consiste de la suma de la suma de las horas individuales de trabajo; el tiempo de trabajo individual de cada productor individual es la parte del día de trabajo social contribuido por él, es su contribución a él” -- Marx sugiere que los trabajadores bajo el socialismo serán compensados solamente por sus horas de trabajo: el patrón de medida será la cantidad y no la calidad de su trabajo.

    Pero el segundo pasaje es más ambiguo. Si el trabajo es medido por su “duración o intensidad”, si las “características individuales desiguales” son reconocidas como una ventaja natural, luego el trabajador más capaz que contribuye con un mayor esfuerzo en el mismo tiempo debería recibir una mayor compensación. Esta es una forma de interpretar el “derecho desigual del trabajo desigual”. Por otro lado, el “derecho desigual” puede también ser interpretado como el derecho a una compensación igual incluso cuando el trabajo realizado sea desigual, al menos si su duración es equivalente. Esta última interpretación esta en concordancia con la abolición de la ley del valor bajo el socialismo, cuando los trabajadores son motivados no sólo por una compensación económica sino por su participación conciente en la sociedad socialista.

    Esta última interpretación también coincide con la de Engels y Lenin. Engels observó que la “ley básica de la nueva comuna económica” será “igual salario para el mismo tiempo de trabajo”. Y Lenin notó que en la primera fase de la sociedad comunista:

    " El ... principio socialista: ‘Una misma cantidad de trabajo por una misma cantidad de productos’ es también realizado. Pero esto no es aun el comunismo, y no elimina el ‘derecho burgués’, el cual da a individuos desiguales, en retorno de una cantidad desigual de trabajo, una cantidad igual de productos. "

    Esto quiere decir que individuos con capacidades diferentes que realizan cantidades distintas de trabajo, pero en el mismo tiempo, deberán recibir una misma parte del producto social. También debe notarse que bajo el socialismo el trabajo requerido por la sociedad será realizado colectivamente dentro de lo posible en todas las esferas de la sociedad. La competencia entre trabajadores por mejores salarios será reducida o eliminada, y la cooperación para mejorar el trabajo se volverá dominante. Tales condiciones hacen innecesaria la retención de la desigualdad en la distribución de bienes.

    En resumen, la tradición marxista postula que la transición de la sociedad al estadio superior del comunismo necesariamente pasa por la etapa socialista en la cual ciertas formas de desigualdad burguesa permanecerán. En parte. Estos “derechos burgueses” actúan en la dirección contraria a lo que su nombre sugiere: ciertos derechos desiguales favorecerán a las capas más atrasadas de la clase obrera. Pero dado que la “paga igualitaria” será aun el principio que gobierne la vida de trabajadores con necesidades desiguales, los trabajadores con mayores necesidades se verán perjudicados en comparación con el resto. Antes de esa etapa, obviamente, los tipos más familiares de desigualdad burguesa se mantendrán, donde una mayor calidad de trabajo será pagada con mejores salarios -- en el caso que la ley del valor aun opere. Ya veremos esto específicamente en la sociedad soviética temprana, pero primero investigaremos el estado obrero transicional en general.
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    Mensaje por proleinternacionalista Sáb Feb 19, 2011 3:05 pm

    El estado obrero

    Hasta la etapa superior del comunismo, seguirán sobreviviendo rémoras de la economía burguesa. Así lo pensó Marx, y Lenin fue un paso más allá: dado que la existencia de derechos materiales requiere su aplicación, un estado debe aun existir en la primera etapa del comunismo. ¿Qué tipo de estado? Dado que él defiende derechos burgueses es un estado burgués, pero no es conducido por los capitalistas, dado que no existen, tampoco por una clase separada de trabajadores, dado que todos los productores están ahora en la misma clase. Lenin llamó a esto “estado burgués sin burguesía” una paradoja, como de hecho lo es. Es la última llama del estado antes de su extinción. Pero si tal estado, a pesar de disminuido, es aun necesario en el socialismo, cuanto más necesario será en el periodo transicional entre el capitalismo y el socialismo.

    Marx postuló un estado transicional entre el capitalismo y la primera etapa del comunismo bajo el cual el desarrollo de las nuevas condiciones y relaciones sociales tendrá lugar:

    Entre el capitalismo y el socialismo hay un periodo de transformación revolucionaria de uno en el otro. Corresponde a esto una transición política en el cual el estado no puede ser otra cosa que la dictadura revolucionaria del proletariado.

    En un borrador de su ensayo “La Guerra Civil en Francia” sobre la Comuna de Paris de 1871, Marx remarcó las tareas del estado obrero:

    La clase obrera sabe que debe pasar a través de diferentes fases de la lucha de clases. Ellos saben que el reemplazo de las condiciones económicas de esclavitud del trabajo por las condiciones de trabajo libre asociado pueden conseguirse solamente mediante el trabajo progresivo del tiempo .... que ellos no sólo necesitan un cambio en la distribución, sino también una nueva organización de la producción, que los libere de la actual organización del trabajo, de su actual carácter de clase, y que permita la coordinación nacional e internacional. Ellos saben que este trabajo de regeneración será demorado y resistido por los vestigios de los intereses de clase. Ellos saben que la acción espontánea de las leyes naturales del capital y la propiedad de la tierra sólo pueden ser superadas por la acción espontánea de la economía social del trabajo libre asociado por medio de un largo proceso en el que se desarrollen las nuevas condiciones ... Pero ellos saben al mismo tiempo que grandes progresos pueden hacerse mediante la forma comunal de organización política y que este tiempo esta por llegar para ellos y para la humanidad.

    En resumen, por medio del control político del estado, el proletariado será capaz de combatir todos los vestigios del régimen capitalista, sobre todo los remanentes de la economía capitalista, y en particular la ley del valor. Establecer una “nueva organización de la producción” conjuntamente con una “coordinación nacional e internacional harmoniosa” no es una tarea sencilla, especialmente cuando las fuerzas burguesas remanentes defienden sus viejos intereses. Luego discutiremos la economía política del estado obrero en detalle, pero primero hay otras cuestiones que abordar.
    El estado obrero y el “socialismo”

    Es una práctica común en la descripción de la teoría marxista de la transición mirar superficialmente al estado obrero asumiendo que el estado obrero es lo mismo que el socialismo. La razón superficial para esta confusión es que ambos son transiciones a una etapa superior del comunismo. Pero no es difícil distinguir la intención de Marx así como las lecciones de la historia soviética.

    La etapa socialista se refiere a la sociedad comunista “cuando esta ha emergido después de un prolongado proceso de las entrañas de la sociedad capitalista”. Esto no significa que el socialismo es creado directamente después de la revolución socialista, cuando la burguesía es expulsada del poder; lo cual negaría cualquier tipo de sociedad transicional entre el capitalismo y el comunismo. Por el contrario ello implica que el estado obrero que marcha hacia el socialismo es aun parte de la etapa capitalista de la historia. El proletariado es una clase que sólo existe dentro del capitalismo, como parte de la relación trabajo-salario. Dado que esta no puede abolirse y aun rige su propio estado (la dictadura del proletariado), este estado es en este sentido aun burgués.

    El estado soviético temprano, por estas razones, no fue considerado por sus fundadores un estado socialista sino un estado proletario transicional. Por ejemplo, el nombre “socialista” fue incluido en la “Unión de Republicas Socialistas Soviéticas” (URSS) para indicar la meta buscada y no el objetivo ya alcanzado. Como explico Lenin, “nadie, yo pienso, estudiando el sistema económico en Rusia, ha negado sus carácter transicional. Tampoco, yo pienso, ningún comunista ha negado que el termino Republicas Socialistas Soviéticas implica la determinación del poder soviético de alcanzar la transición al socialismo, y no que el nuevo sistema económico sea reconocido como un orden socialista”.

    A pesar de ello, E. H. Carr, el eminente historiador del estado soviético temprano, contrapone la “eventual sociedad comunista” de Marx (la etapa superior) con su “sociedad transicional, la cual ‘emerge de la sociedad capitalista’ y continua teniendo las ‘marcas de nacimiento’ de su fuente”. Él esta obviamente citando a Marx cuando menciona la primera etapa del comunismo e igualando esto con el estado obrero transicional. Similarmente, el marxista Bertell Ollman sostiene que “Marx divide el futuro comunista en dos mitades, una primera etapa generalmente referida como “la dictadura del proletariado” y una segunda etapa usualmente llamada “comunismo”. ... La dictadura del proletariado se inicia en el momento de la revolución y existe hasta los albores del comunismo.

    Tales escritores obviamente sostienen que Marx nunca esperó que el comunismo emerja la mañana siguiente a la revolución. Su interpretación es que Marx entendió las dificultades que la sociedad transicional encontraría. Pero el efecto práctico de confundir las dos etapas equivale a subestimar los problemas a los que se enfrenta la sociedad transicional que aun no ha emergido de las condiciones capitalistas de producción.

    En un espíritu diferente Stalin decretó a mediados de los años 30 que la URSS había alcanzado el socialismo y que por lo tanto que era más una dictadura del proletariado. Para el la nacionalización de los medios de producción era el determinante esencial del socialismo. Él no podía pretender que clases separadas ya no existían (“aunque ellas no fueran antagonistas”) o que el estado había sido destruido. Como resultado, él invento una impredecible etapa del “comunismo” en la cual las clases continuaban existiendo y el estado se fortalecía.

    Como veremos en el próximo capítulo, Stalin en esos momentos estaba maniobrando hacia la restauración del capitalismo en la URSS. La clase dominante emergente necesitaba separarse del concepto estado proletario y de los derechos de la clase obrera. El stalinismo emergió con una definición de “socialismo” como un estado que no pertenecía más a los trabajadores sino a “todo el pueblo”: el régimen de la nueva inteligentsia/burocracia fue anunciado como un estado más allá de la dictadura del proletariado. La constitución de 1936 copió la ideología de la “burguesía democrática” con el objeto de consolidar su alianza con los poderes de occidente; similarmente, el “poder del pueblo” en la URSS alimentó la idea de construir frentes populares con partidos burgueses en occidente, lo cual también abrazaba la ficción de clases no antagonistas.

    Hoy en día, los teóricos stalinistas y maoístas convencionalmente olvidan que la Unión Soviética no fue considerada socialista en sus comienzos, incluso por Stalin. Ellos usan el termino “socialismo” en lugar de “dictadura del proletariado” para describir los países que ellos consideran transicionales entre el capitalismo y el comunismo -- probablemente por la simple razón de la ausencia de cualquier elemento proletario en sus dictaduras. Incluso sofisticadamente un maoísta como Bettelheim agradece a Lenin por “renunciar” a la idea de Marx de que “la categoría mercancía estaba destinada a desaparecer en la primera etapa de la sociedad socialista”. Obviamente Marx se estaba refiriendo a la primera etapa del comunismo, mientras que Lenin estaba hablando de los inicios del “estado obrero”; Lenin nunca desistió del principio de que el socialismo, una etapa del comunismo, seria una sociedad con una planificación científica, no gobernada por el valor.

    La mala interpretación terminológica va al corazón de la cuestión rusa. Es fundamentalmente un instrumento par dar autoridad marxista a estructuras sociales antiobreras. De hecho, los stalinistas, quienes modelaron la Europa del este de post-guerra copiando a la Unión Soviética nunca llamaron a sus conquistas “estados obreros”. Ellos sostuvieron originalmente que sus estados tenían un carácter multiclasista o popular, usando términos como “democracias populares”. Evitando explícitamente una etapa proletaria, ellos evitaban tener que explicar el nulo rol jugado por los trabajadores. Solo los “trotskistas ortodoxos” llamaron a los estados stalinistas estados obreros, con el adjetivo “deformados” adjunto tratando de traer la teoría más cerca de la realidad (ver capítulo 7); los gobernantes nunca se preocuparon por ello, y las masas lo sabían mejor.

    La eliminación teórica de la dictadura del proletariado de la transición hacia el comunismo ajusta perfectamente con repulsa del marxismo de clase media hacia el proletariado como única clase revolucionaria auto-emancipadora. Dado que los pensadores racionales en las alturas de la sociedad harán toda la planificación y eventualmente guiaran la sociedad hacia el comunismo, ¿para que preocuparnos de hacer distinciones entre frentes populares, estados obreros y socialismo? No hay necesidad de derrotar a nadie una vez estemos en el poder. Ese es el verdadero significa de la “revolución ininterrumpida” de Mao: nosotros somos el liderazgo todo el camino. Esto no tiene nada en común con la revolución permanente de Trotsky, una evolución materialista de las limitaciones del régimen burgués en la actual época. Mientras la estrategia de Trotsky estaba orientada a conseguir la independencia de los trabajadores de sus aliados temporales e inconsistentes de la pequeñoburguesía, el objetivo de Mao fue evitar la independencia de la clase obrera y la genuina revolución proletaria.
    Dictadura y democracia

    El termino “dictadura” en el concepto “dictadura del proletariado” ha sido también frecuentemente mal interpretado. Marx no fue un partidario de la forma dictatorial de gobierno que la palabra ahora sugiere y que la burguesía no se cansa de usar para blasfemar a Marx por el totalitarismo stalinista. Para Marx, todo estado, incluso el más democrático, es una dictadura, porque cada estado es el instrumento de dominación de una clase sobre las otras -- por medio de los medios que sean necesarios, incluido el monopolio del uso de las armas. Todo estado capitalista, por ejemplo, es una “dictadura de la burguesía”; incluso si usase los mecanismos más democráticos, el se encarga de salvaguardar los intereses capitalistas no importan quienes sean los individuos que estén en el gobierno. Así el origen de clase ha sido utilizado frecuentemente como impedimentos para poder votar o ser electo: ellas fueron abandonadas sólo bajo la presión de las masas pero solamente cuando fueron reemplazadas por obstáculos más sofisticados.

    Por la misma razón, todo estado obrero es una dictadura del proletariado. Marx y Engels así caracterizaron la comuna de 1781 -- a pesar de su trágica reluctancia a utilizar métodos dictatoriales contra la burguesía y de sus mediadas antidictatoriales en la esfera de la democracia obrera. Por otro lado, similarmente al favoritismo del estado burgués hacia los propietarios más ricos, el primer estado soviético dio un sin numero de ventajas electorales al proletariado. Un símbolo significante de la contrarrevolución stalinista fue la abolición de estos privilegios de clase en la constitución de 1936, la cual estableció en el papel formas parlamentarias “democráticas” (en el sentido burgués), dado que stalinismo siempre estuvo lejos de la democracia en cualquier forma.

    Aquí nosotros utilizamos alternativamente los términos “estado obrero” y “dictadura del proletariado”. Pero nosotros no queremos sugerir que la dictadura del proletariado no implique consecuencias que asusten a un demócrata pequeño burgués. El término “dictadura” no significa autocracia, pero refleja el carácter altamente centralizado del estado obrero para garantizar la dominación de la clase obrera. Democracia para las masas significa supresión de los privilegios de los explotadores, o sea supresión de sus derechos democráticos burgueses. En oposición al “pluralismo” burgués, las decisiones hechas para una sociedad por el proletariado en su conjunto serán llevadas a cabo al margen de las consecuencias que impliquen para la antigua minoría explotadora. No es casualidad que muchos oponentes socialistas del stalinismo rechacen no sólo la dictadura del Stalin sino también la centralización, la cual es el autentico requerimiento proletario. Su alternativa de descentralización y ‘democracia” significa un retorno a las normas de clase burguesas.

    La concepción burguesa de la democracia ha sido siempre pluralista más que mayoritaria. El gobierno de la genuina mayoría en la sociedad capitalista sería obviamente amenazante para la minoría burguesa en su lucha contra la clase obrera; de hecho la propaganda burguesa hoy en día sostiene que el trabajo es un “interés especial” entre otros muchos. Por ello, los primeros republicanos que escribieron la constitución de los Estados Unidos deliberadamente trataron de impedir la formación de peligrosas mayorías. Su sistema fue codificado por medio de la famosa “separación de poderes” en el estado. De esta forma ellos institucionalizaron la rivalidad y sospechas entre los múltiples centros de las diferentes formas de capital; ellos produjeron una versión de mercado del estado burgués.

    Incluso la noción reformista de democracia de la burocracia sindical no tiene anda que ver con la democracia obrera ejemplificada por la Comuna de Paris. Esta simplemente extiende la comprensión pluralista de la clase dominante para incorporar a las masas obreras. Los trabajadores tienen que ser convencidos de que ellos pueden compartir el poder político y cambiar el sistema -- y simultáneamente ser prevenidos de que lo hagan. Los reformistas consecuentemente buscan todos los trucos posibles para defender su propio lugar en la sociedad, sus baronías locales para vender el poder del trabajo.

    En contraste, el estado obrero facilita que la clase obrera como todo tome el poder. Como la comuna y los soviets primitivos demostraron, los delegados obreros están sujetos a mandato y pueden ser revocados, no tienen derechos especiales, y su salario no es superior al de un trabajador ordinario; y ellos son los responsables de llevar a cabo las medidas adoptadas. Además, la comuna armó a los ciudadanos, incluidas las mujeres.

    La visión reformista de la democracia asume absurdamente que la igualdad puede existir en una sociedad construida sobre la división de la población en clases sociales. En contraste, la consecución de la democracia proletaria depende de resolver las contradicciones de los derechos democráticos burgueses por medio del avance de las fuerzas productivas, la centralización del poder, y la disolución de las clases. Un estado obrero esta basado en los principios de la democracia proletaria y al mismo tiempo satisface muchos derechos democráticos burgueses insatisfechos por el capitalismo. Su objetivo, sin embargo, no es preservar la democracia en ninguna forma sino la eliminación de la necesidad de cualquier estado.

    La democracia reformista es en hecho la defensa de los contenidos de la ley del valor bajo una apariencia igualitaria: la ley del intercambio desigual y la profundización de la explotación. (Discutiremos este programa explícitamente en el capítulo Cool. Mientras la democracia proletaria apunta hacia el cumplimiento de la promesa original que la ley del valor contiene: la igualdad alcanzada por medio de la eliminación de las clases. En ese punto la democracia desaparecerá también, incluso la democracia proletaria, dado que sin antagonismo de clases no hay necesidad de un aparato de estado de ningún tipo, democrático o no. En la famosa frase de Engels, el estado se desvanece. “El gobierno de las personas es reemplazado por la administración de las cosas”.
    Economía política del estado obrero

    Todos los fundadores del marxismo reconocieron que la sociedad comunista requiere no sólo un largo periodo de tiempo antes de que pueda establecerse sino también de nuevas condiciones que deben ser construidas desde la nada. Las formas socializadas de producción ya existen bajo el capitalismo, pero no el requisito de las relaciones sociales. Lenin planteó el problema de la siguiente manera:

    Una de las diferencias fundamentales entre la revolución burguesa y la revolución socialista es que para la revolución burguesa, la cual proviene del feudalismo, las nuevas condiciones económicas se van creando paulatinamente durante el ocaso del viejo orden, cambiando gradualmente todos los aspectos de la sociedad feudal. La revolución burguesa se enfrenta sólo a una tarea, la destrucción de todos los remanentes del orden social precedente. Cumpliendo esta tarea toda revolución burguesa cumple con lo que se espera de ella; ella acelera el crecimiento del capitalismo.

    La revolución socialista esta en una posición completamente distinta. ... La diferencia entre una revolución socialista y una revolución burguesa estriba en que en el último caso ya están preparadas las relaciones capitalistas; por el contrario el poder soviético -- el poder proletario -- no hereda tal tipo de relaciones preexistentes ...

    En resumen, la revolución burguesa pone a la burguesía en el poder después de que su poder económico este realmente establecido, después de que la burguesía haya existido por un largo periodo como una clase económica. Mientras que la revolución socialista pone a los trabajadores en el poder antes de que las formas económicas socialistas existan -- antes, por ejemplo, de que haya alguna producción no mercantil generalizada. Luego, no es suficiente para el proletariado eliminar a los capitalistas y a su propiedad; el proletariado también debe crear de la nada la organización económica del socialismo. La revolución socialista, a diferencia de la burguesa, es un acto conciente de transformación. A pesar de ello, los trabajadores heredan una economía capitalista y deben por lo tanto convivir con ella al mismo tiempo que la transforman -- o sea de hecho controlan un estado burgués sin burguesía.

    Con el objeto de superar las leyes y relaciones heredadas del capitalismo, los trabajadores deben planear concientemente su economía. A medida que más sea producido y la escasez es eliminada, las leyes burguesas son gradualmente vencidas por la fuerza. La planificación completamente domina la economía cuando la escasez es eliminada, cuando el estado superior del comunismo es alcanzado. Después de todo, no puede haber un cambio cualitativo de las relaciones de producción sin un desarrollo cualitativo de las fuerzas productivas.

    La tarea económica del estado obrero es por lo tanto desarrollar el potencial acumulativo del capitalismo y destruir las bases sociales de la escasez. La lógica proletaria consiste en eliminar la producción de valores, dado que esto significa explotación de clase y es una barrera al avance de las fuerzas productivas. (En contraste, bajo el capitalismo los trabajadores deben resistirse frecuentemente a la modernización con el objeto de defender sus condiciones de trabajo y de vida frente a una mayor explotación y el desempleo.)

    El estado proletario puede acumular valor sin contradicciones debido a la separación de la propiedad del capital. La reducción de la escasez debilita la existencia de clases, dado que propietarios y pequeños propietarios son transformados, forzosamente en algunos casos y gradualmente en otros, en productores. Así el crecimiento de valores de uso gradualmente pierde su aspecto de capital. Cuando el proletariado finalmente se elimina a si mismo como clase, el último remanente del capitalismo es abolido de la producción y el socialismo comienza.

    Como sabemos, Marx algunas veces ilustró la naturaleza contradictoria del capitalismo comparándolo con la futura sociedad socialista. Una de las cuestión que el trató fue porque la barreras a la acumulación inherentes al capitalismo no se aplicarán al comunismo y al estado obrero transicional. Aquí el como la barrera capitalista a la introducción de nueva maquinaria será destruida:

    El uso de maquinaria con el único objetivo de abaratar los productos es limitado por el hecho de que el trabajo sea necesario para producir la maquinaria sea menor que el trabajo desplazado por el uso de tal maquinaria. Para los capitalistas, sin embargo este uso es aun más limitado. En lugar de pagar por el trabajo, ellos sólo pagan el valor del trabajo empleado; de esta forma el límite del uso de maquinarias esta fijado por la diferencia entre el valor de la maquinaria y el trabajo reemplazado por ella.

    En la notación algebraica de Marx, donde el valor de las mercancías producidas es C + V + S, el capitalista empleará nuevos métodos sólo si estos reducen sus costos, C + V (capital constante mas variable) -- o sea, solamente si el capital constante (C) adicional que el emplea es menor que el capital variable (V) que el se ahorra. En contraste, en un estado obrero, la eficiencia será menos restrictiva, y obviamente va excluir los esfuerzos por reducir salarios. La maquinaria puede ser introducida simplemente si esta reduce el costo total, o sea si el capital constante adicional (C) es menor que V + S (plusvalía) -- una condición fácil de alcanzar.

    Nuestra interpretación de la teoría marxista de la tasa decreciente de ganancia provee una ilustración adicional de la mayor eficiencia del estado obrero. Bajo una interpretación standard, el declive de la tasa de ganancia es una consecuencia automática del aumento de la composición orgánica del capital. Pero la composición orgánica continuara creciendo en el estado obrero: la modernización y la acumulación de capital para expandir los recursos de la sociedad son una necesidad, luego el trabajo muerto contenido crece más rápidamente que el trabajo vivo. Si la interpretación standard fuera correcta, la creciente composición orgánica del capital haría que la tasa de ganancia cayera y que la tasa de crecimiento de la sociedad se ralentice a medida que el trabajo muerto se acumula. Luego el estado obrero debería estancarse, como en el modelo de Bukharin del capitalismo de estado.

    Por lo contrario, en nuestra interpretación, la caída de la tasa de ganancia domina sus contratendencias debido al poder desproporcionado de los capitalistas más poderosos que caracteriza la época de decadencia del capitalismo. Ambos dependen del rol preponderante jugado por los monopolios para prevenir la igualación de la tasa de ganancia y en la generación de capital ficticio, y de la desigualdad internacional que permite al imperialismo quedarse con al parte del león de la plusvalía. Pero bajo un estado obrero, las industrias principales le serán expropiadas al capital privado, la influencia de los monopolios y el capital ficticio desaparecerán, y las fronteras nacionales tenderán a desaparecer. La devaluación del capital fijo (en términos de tiempote trabajo) que acompaña al aumento de productividad hará más fácil, no más difícil, invertir en nuevas técnicas de producción. Consecuentemente, incluso en el periodo en que el estado obrero no haya conseguido abolir el valor y el capital, los avances productivos no harán que este se estanque.

    La primera Unión Soviética, el único estado obrero que ha existido lo suficiente como para poner la teoría a prueba, refleja estas consideraciones teóricas sólo parcialmente. Ella sufrió la enfermedad del capitalismo atrasado, y sin embargo fue capaz de superar el estancamiento económico del mundo capitalista en los años 30, largamente gracias al poder centralizado del estado. La URSS de nuestros días, representando al capitalismo estatificado, exhibe las tendencias al estancamiento impuestas por la tasa decreciente de ganancia (Capitulo 5).
    La teoría de Mandel

    Para analizar más profundamente la economía de un estado obrero consideraremos las ideas de Mandel y Cliff expresadas en sus teorías del sistema soviético.

    Mandel define la economía del “estado obrero” soviético como “marcada por la contradictoria combinación de un modo no capitalista de producción y un modo burgués de distribución”. Más recientemente él pasó a usar el término “post-capitalista”. Pero dado que el único modo post-capitalista de producción es el comunista o socialista, la implicación de esto es que el modo de producción soviético es socialista. La ortodoxia de Mandel evita que el llame directamente socialista al modo de producción soviético, luego el invento un nuevo término.

    Mandel parafrasea partes del análisis de Marx en la Crítica al Programa de Gotha. El incluso cita a Marx directamente: “A lo que tenemos que enfrentarnos es a una sociedad comunista, pero no a una que se desarrollo desde sus propias bases, sino a una que emerge de la sociedad capitalista”. Marx, como hemos visto, estaba hablando aquí del socialismo, no del estado obrero -- una evidencia más de que Mandel concebía que el stalinismo tuviera un modo de producción socialista.

    Obviamente, si Marx podía esperar remanentes capitalistas en el socialismo, seguramente también deberíamos verlos en el estado obrero. Pero aplicar el diseño de Marx a la URSS de Stalin requiere una gran ignorancia sobre la lógica de la historia. El intercambio de valores equivalentes que Marx discutió no puede aplicarse de ninguna forma al stalinismo (o por la misma razón a la temprana URSS de Lenin). El stalinismo hizo del intercambio desigual (especialmente de trabajo asalariado) su principio dominante. Este no fue sólo la paradójica desigualdad que surge del principio de igualdad de derechos del socialismo, sino una desigualdad en el sentido del capitalismo decadente.

    Además el derecho burgués que se mantiene en la distribución socialista no es de ninguna forma un modo burgués de distribución. Como Marx nos explicó:

    Si las condiciones materiales de producción son la propiedad cooperativa de los propios trabajadores, las condiciones de los medios de consumo no diferirá de la actual. El socialismo vulgar (y junto con el un sector de la democracia) ha tomado prestado de los economistas burgueses la consideración y el tratamiento de la distribución como algo independiente del modo de producción y en consecuencia la presentación del socialismo como un cambio principalmente de la distribución. Después de que las relaciones económicas verdaderas hayan sido claramente establecidas, ¿por que retroceder nuevamente?.

    En la época de Marx, obviamente, las “actuales” condiciones de distribución eran burguesas; luego la distribución “diferente” aplicable al socialismo no es burguesa. La misma será básicamente socialista, a pesar de sus remanentes burgueses -- ¿En que otra sociedad esta la distribución genuinamente basada en el trabajo de los productores? Las formas burguesas se mantendrán sin su contenido de clase.

    Mandel ha tomado el análisis de Marx de los derechos burgueses distorsionados bajo el socialismo para descubrir que la producción socialista esta basada en relaciones burguesas distorsionadas por la propiedad del estado. Y dado que el concibe que la Unión Soviética no era socialista solamente por su forma de distribución burguesa, el presenta al socialismo como “basado básicamente en la distribución”. Esto no es otra cosa que otro aspecto del típico populismo de clase media -- o, según Marx, “socialismo vulgar”.

    Indudablemente Mandel cree que esta siguiendo a Trotsky, quien escribió por ejemplo, que “El estado soviético asume directamente y desde el comienzo un carácter dual: socialista, dado que defiende la propiedad social de los medios de producción; burgués, dado que la distribución de los medios de vida se realiza mediante la determinación capitalista del valor ...”.

    Trotsky se equivocó al sugerir que el único remanente burgués en el estado obrero soviético era la distribución. Pero hay diferencias significativas entre Trotsky y Mandel. Trotsky no llamó propiedad social soviética al sistema socioeconómico o al modo de producción como un todo. Su término “socialista” -- como la URSS de Lenin -- se refería al objetivo a ser alcanzado; él nunca sostuvo que la producción socialista ya existía en el estado transicional. Esto queda claro en su elaboración más profunda del concepto “propiedad social”:

    Para volverse social, la propiedad privada inevitablemente debe pasar por un estado equivalente al de la oruga que antes de volverse mariposa debe convertirse en larva. Pero una larva no es una mariposa. Millones de ellas perecen sin llegar a ser mariposas. La propiedad estatal se convierte en la propiedad de todo el pueblo [como Stalin sostuvo] sólo en el grado en que los privilegios sociales y las diferenciaciones desaparecen, y con ellos la necesidad del estado. En otras palabras: la propiedad estatal se convierte en socialismo en la proporción en que deja de ser propiedad estatal. Por el contrario: cuanto más alto se pone el estado soviético por encima del pueblo, y más se constituye en guardián de la propiedad del pueblo, más claramente se manifiesta contra el carácter socialista de la propiedad estatal.

    Para Trotsky, la propiedad soviética a mediados de los años 30 era “socializante” en el sentido en que era propiedad estatal, pero no era socialista. La concepción contraria de Mandel aceptaba la redefinición del stalinismo del estado soviético como socialista.
    La teoría de Cliff

    A pesar de sus diferencias formales con Mandel sobre si la producción stalinista es no capitalista, Cliff acuerda con que el estado obrero no tiene leyes fundamentales en común con el capitalismo. Esto sale a la luz en su argumentación cuando sugiere que la ley del valor no se aplica al estado obrero:

    En un estado obrero así como en uno capitalista, mercancías equivalentes son intercambiadas, un producto conteniendo una cierta cantidad de trabajo socialmente necesario es intercambiado por otro producto conteniendo una cantidad equivalente. Pero en el estado obrero este resultado es obtenido primeramente por medio de la dirección conciente de la economía y no por medio de leyes ciegas, y segundo -- y esto es de una importancia fundamental -- el intercambio de equivalentes esta basado en la existencia de derechos iguales para todos los productores directos sin importar la propiedad de los medios de producción.

    La descripción de la conciencia gobernando sobre las leyes ciegas se estrella contra las condiciones existentes en la Rusia soviética a mediados de los 20, la cual Cliff (correctamente) considera como un estado obrero. Pero Cliff incluso se equivoca respecto a la comprensión de Marx de la economía política en un estado obrero más avanzado. Él comete los mismos errores que Mandel al aplicar la descripción de Marx de las primeras etapas de la sociedad comunista a un estado obrero en el cual aun rige la ley del valor.

    Mandel y Cliff comparten la idea de que un estado obrero puede abolir las leyes capitalistas de movimiento antes de alcanzar la etapa histórica del comunismo. Esta es otra pista del pensamiento político de los marxistas de clase media. Negar el contenido capitalista del estado obrero significa en realidad rechazar completamente el estado transicional y tomar la posición de que el valor puede ser inmediatamente abolido. El contraste con las ideas de Marx no puede ser más abrupto. Además, de ello se desprende que si los trabajadores no pueden abolir el valor directamente, luego la tarea recae sobre otros hombros, la benevolente y desinteresada clase media. La posición es tan autocomplaciente como anti-marxista.

    Cliff y Mandel nos presentan un “estado obrero” en el cual la ley del valor fue abolida -- al mismo tiempo que la escasez reina. La idea es un absurdo idealista, una concepción típica de clase media que supone la supremacía de la conciencia (“planificación”) sobre las condiciones objetivas. Es una concepción negada por el hecho de que los valores de uso son dominantes en la Rusia de hoy. Esto muestra que la ley del valor para ellos no es una ley inherente a la escasez sino una herramienta opcional que la sociedad puede elegir emplear o no -- una noción que comparten con los planificadores stalinistas.

    Uno de los más destacados colaboradores de Cliff por mucha años, Michael Kidron, va aun más lejos negando en una polémica con Mandel que un estado obrero transicional fuera posible. “¿Pero que es una sociedad transicional en la concepción de Mandel algo más allá de un artilugio verbal?” Contestando sus propias preguntas, Kidron acepta que las sociedades transicionales hayan existido en el pasado, citando el nacimiento capitalista desde el feudalismo.

    Pero el socialismo es un sistema total. Él no puede nacer de los intersticios del capitalismo. ¿Como la producción controlada por los trabajadores puede coexistir con el control de una clase dominante cuando los medios de producción en disputa son los mismos? .... Puede haber lugar para formas transicionales en la distribución, pero al nivel de producción la única posible transición es una revolución.

    Kidron de esta forma desconoce una de las principales enseñanzas del marxismo, la principal justificación de la revolución bolchevique contra los cargos de aventurerismo y prematuriedad de los mencheviques y otros socialdemócratas. Él también provee apoyo para la calumnia típica del stalinismo contra el trotskismo, de que la revolución permanente significa que los trabajadores deber destruir el capitalismo en todos los sitios simultáneamente. La posición de Kidron obviamente difiere de la de Cliff. Sin embargo, cuando Mandel replicó al artículo de Kidron (incluyendo un ataque a este punto) y la tendencia de Cliff contestó, su representante no dijo nada sobre la innovación teórica de Kidron. El comportamiento de la tendencia de Cliff fue otra ilustración de la concepción de los marxistas de clase media sobre que el estado obrero es una cuestión menor.
    La paradoja del estado obrero

    Dado que la producción y la distribución operan bajo un nuevo modo en la etapa socialista del comunismo, en el estado obrero transicional antes del socialismo este modo debe ser gradualmente alcanzado destruyendo la herencia capitalista del valor y la escasez. Incluso bajo las mejores circunstancias esta herencia significa un grave peligro para el estado obrero. Es la base para la restauración de las relaciones capitalistas.

    Un estado obrero transicional es realmente paradójico. Por ejemplo, el proletariado es la clase dominante, estableciéndose por encima de la pequeña burguesía y de los remanentes del capitalismo. La mayoría de la industria, eventualmente toda, será propiedad del estado. Los proletarios aun trabajando para el estado producirán valor y por lo tanto plusvalía. Pero ellos no son explotados, porque no hay clase explotadora, no hay burguesía que se apropie de la plusvalía; esta va al estado para ser utilizada para el bienestar colectivo de la clase obrera (aumento de la acumulación, seguro contra desastres, etc.).

    Pero en las etapas tempranas del estado obrero -- especialmente en uno que se mantiene atrasado y aislado internacionalmente o que por cualquier razón aun no puede expropiar a los capitalistas internos -- las relaciones capitalistas sobreviven. Las industrias aun necesitan competir, la planificación esta determinada en ese grado por condiciones capitalistas que están fuera del control obrero. El estado permite a algunos capitalistas explotar trabajadores, el mismo produce y acumula en parte para vender a los capitalistas, quizás en términos desiguales; en este sentido el estado obrero es forzado a actuar como una agente explotador sobre sus propios trabajadores, incluso si controla y subordina esta “explotación” a sus fines.

    Esta condición contradictoria es posible sólo si es temporaria y cambiante. A medida que el estado proletario avanza hacia el socialismo, a medida que el capitalismo es gradualmente destruido, la “auto-explotación” de los trabajadores desaparece. Cuando ocurre la revolución socialista en un grupo de países avanzados el periodo del estado obrero transicional será corto. Pero hasta que el estado transicional no haya sido superado siempre hay posibilidades de un retroceso hacia el capitalismo. Esto es lo que hemos visto en los primeros años del estado soviético.

    Otra condición paradójica es que, como el estado obrero expropia a la burguesía y consolida el capital en sus propias manos, crea de hecho un único capital. Pero como hemos visto en el capítulo 2, un único capital es una imposibilidad. Bajo el régimen burgués, será evitado por las rivalidades internas de la burguesía y su miedo a que sea un objetivo tentador para una revuelta obrera. Incluso en un estado obrero, “un capital único” aparecerá como una contradicción, porque con la propiedad colectiva no habrá necesidad de un valor artificial para medir la cantidad de productos a distribuir.

    La resolución de esta contradicción es que a medida que el estado obrero se mueve hacia el socialismo, las distintas empresas se desarrollan hacia un capital único -- a pesar de que aun estén obligadas a competir para que la sociedad pueda evaluar la producción con mayor eficiencia. Cuando ese nivel de planificación sea alcanzado, de hecho el estado obrero ha llegado a su fin -- y con él “el capital único”.

    Recordemos del capítulo 2 que Engels escribió que con la estatificación del capital, “las relaciones capitalistas no son eliminadas, son solamente unificadas en una cabeza. Pero en una cabeza que se derriba. Esto es verdad incluso si la propiedad estatal es conseguida por los trabajadores en lugar de la burguesía. La respuesta de Engels -- “la propiedad estatal de las fuerzas productivas no es la solución del conflicto, pero dentro de ella están las condiciones técnicas que formas los elementos de la solución” -- refleja que la estatificación bajo un estado que centralice el poder obrero es la fuerza activa que puede transformar lo potencial en realidad estableciendo las bases para la abolición de las relaciones capitalistas.
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    Mensaje por gazte Sáb Feb 19, 2011 5:30 pm

    el autor me lo imagino, me lo confirmas por favor?
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    Mensaje por proleinternacionalista Sáb Feb 19, 2011 5:47 pm

    Es el señor Walter Daum, de la Liga por el Partido Revolucionario. Esta magnífica obra puede ser leída completamente en español!.

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    Acercando sus tesis hacia la izquierda comunista, especialmente hacia las tesis de Bordiga, es un esfuerzo por la reconstruccion de la teoria marxista sobre la dictadura del proletariado, y la cuestion rusa, en aquellas épocas difíciles para la clase a comienzos de los 90.


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