Una exposición en Caixafòrum sobre la vanguardia rusa denuncia el abandono de las construcciones soviéticas.
La he ido a ver y está muy bien, evidentemente hay alguna colleja al sistema socialista pero para ser una exposición de un banco es más que aceptable.
La mayoría son edificios de la época de la revolución y de la época Lenin. También hay fotografías y representaciones artísticas de la época.
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Funcionalidad, eficacia arquitectónica, ahorro, creatividad y atrevimiento formal: estas son algunas de las ideas en las que se basa la arquitectura de la Revolución Soviética, que promovió un nuevo lenguaje para una nueva sociedad. El Estado surgido tras la revolución de 1917 requería nuevos edificios: casas comuna para los miles de trabajadores que emigraron a la ciudad, como la de Narkomfin; fábricas que permitieran liberar a las mujeres de las pesadas labores domésticas, como la de pan de Moscú y la cocina industrial Nárvskaya, que prestaba servicios de comedor a los habitantes de Leningrado; clubes deportivos, como el Dinamo y Rusakov, para promover una mano de obra sana y productiva; centrales eléctricas, depósitos de agua; gigantescas presas para hacer frente a los ambiciosos planes de industrialización, y centros para promulgar las políticas y la propaganda de Estado, como las sedes del periódico Pravda o el famoso mausoleo de Lenin de la plaza Roja.
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La mayoría son edificios de la época de la revolución y de la época Lenin. También hay fotografías y representaciones artísticas de la época.
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Funcionalidad, eficacia arquitectónica, ahorro, creatividad y atrevimiento formal: estas son algunas de las ideas en las que se basa la arquitectura de la Revolución Soviética, que promovió un nuevo lenguaje para una nueva sociedad. El Estado surgido tras la revolución de 1917 requería nuevos edificios: casas comuna para los miles de trabajadores que emigraron a la ciudad, como la de Narkomfin; fábricas que permitieran liberar a las mujeres de las pesadas labores domésticas, como la de pan de Moscú y la cocina industrial Nárvskaya, que prestaba servicios de comedor a los habitantes de Leningrado; clubes deportivos, como el Dinamo y Rusakov, para promover una mano de obra sana y productiva; centrales eléctricas, depósitos de agua; gigantescas presas para hacer frente a los ambiciosos planes de industrialización, y centros para promulgar las políticas y la propaganda de Estado, como las sedes del periódico Pravda o el famoso mausoleo de Lenin de la plaza Roja.
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