1. Lenin dirigió al partido bolchevique para la toma del poder en Rusia en 1917. La guerra mundial y la derrota del ejército ruso fueron determinantes para el ascenso de Lenin al poder. “Eliminados” el zarismo y la burguesía del gobierno, se pasó a la lucha en el interior del bolchevismo para apartar a los embozados del viejo régimen. A partir de entonces las hostilidades entre las corrientes marxistas (todas seguidoras de Lenin) comenzarían a manifestarse al interior del partido. Lenin evitó en parte las pugnas que comenzaban a radicalizarse, pero al caer enfermo en 1922 y fallecer dos años después, éstas se intensificaron hasta llegar a expulsiones de opositores del gobierno, del partido y del país. La llamada “primera revolución socialista”, hecha en nombre del proletariado por el partido bolchevique, (como en todas la revoluciones) comenzó a deshacerse de sus críticos.
2. José Stalin y León Trotsky nacieron en Rusia en 1879 de familias humildes. El primero falleció por muerte natural siendo primer ministro de la URSS por cerca de 30 años y Trotsky fue asesinado en México en 1940 por órdenes del primero. Sin embargo, aunque los dos defendieron ser marxistas y ser seguidores de Lenin sus militancias los distanciaron. Mientras Stalin, sin preocupaciones teóricas, fue desde los 20 años un fiel seguidor del pensamiento de Lenin y disciplinado ejecutor de las instrucciones de lo que sería en adelante el partido bolchevique, Trotsky (con inquietudes intelectuales) buscaba entre las diferentes corrientes marxistas en pugna el camino de la revolución. Fue sólo hasta mayo de 1917 cuando coincidió plenamente con Lenin y cinco meses después encabezaron juntos la toma del gobierno. Pero esa militancia sería fundamental en la derrota de Trotsky.
3. Teóricamente, lo que parece definitivo para la comprensión de las diferencias políticas posteriores de ambos está en los planteamientos conocidos como la “Revolución en un solo país”, que mantuvo Stalin y la “Revolución permanente”, que argumentó Trotsky. Esa discusión que comenzó en 1905, pero se fortaleció en 1924, parece delimitar el camino que recorrería en adelante la URSS. La pregunta esencial fue: ¿Ante el fracaso de la revolución de 1919 en Alemania, la represión y la caída de los movimientos sociales en otros países, es posible desarrollar el socialismo en un solo país, esto es, en Rusia o era indispensable la revolución en otras naciones? Stalin respondió que había esa posibilidad; Trotsky advirtió que la revolución sucumbiría o se corrompería. Sin embargo la discusión no era tan simple, tampoco puede limitarse a los dos actores.
4. Marx había hablado en 1871, en el contexto de la derrota de la autogestiva Comuna de París, de la “revolución ininterrumpida” y Lenin ya desde 1905 (como si escribiera en 1917), en su folleto: “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, analizaba el rumbo de la revolución diciendo que la próxima revolución sería democrático-burguesa, pero sólo la clase obrera, dirigida por los marxistas y arrastrando tras de sí a las masas campesinas, podría llevar a cabo esa revolución; sin embargo ésta no tocará las bases del capitalismo. Podrá en el mejor de lo casos llevar a cabo una redistribución radical de la tierra, implantar una democracia consecuente, desarraigar los rasgos asiáticos de la servidumbre, iniciar un mejoramiento serio en la situación de los obreros y elevar su nivel de vida y, finalmente hacer que lo hoguera revolucionaria prenda en Europa.
5. Stalin, en su trabajo “Sobre los fundamentos de leninismo”, publicado en abril 1924, escribió: “Antes considerábase imposible el triunfo de la revolución en un solo país… Hoy este punto de vista ya no corresponde a la realidad… pues el desarrollo desigual, a saltos, de los distintos países capitalistas, bajo las condiciones del imperialismo, sus contradicciones catastróficas que conducen a guerras inevitables, el incremento del movimiento revolucionario en todos los países del mundo, todo ello conduce no solo a la posibilidad, sino incluso a la necesidad del triunfo del proletariado en distintos países tomados por separado”. Aquella revolución de la Rusia precapitalista, campesina, que buscaba desesperadamente desarrollar las bases de su industrialización y que tenía la enorme necesidad de extender la participación política, empezaba, según Stalin, a construir el socialismo.
6. Trotsky, al hablar de la revolución permanente decía que la revolución sería empujada por las circunstancias a pasar de su fase antifeudal (burguesa) a su fase anticapitalista (socialista). No serían los países avanzados de Europa occidental (como dijera Marx), sino la Rusia atrasada, la primera en tomar el camino del socialismo. Pero Rusia sola no podía avanzar mucho por ese camino. La revolución no podría detenerse en sus fronteras nacionales. Tendría que pasar de su fase nacional a su fase internacional. Bajo el impacto de Rusia, Europa occidental también entraría en la revolución. Sólo entonces podría establecerse el socialismo sobre una amplia base internacional. O bien sucumbiría frente a una Europa conservadora, o bien se vería corroída en su medio ambiente ruso, económica y culturalmente primitivo. Este planteamiento fue la base del marxismo crítico posterior.
7. Stalin, como diría el francés Barbusse, “se levantaría como un águila para sustituir a Lenin”. De la secretaría general del partido, en la que desde hacía muchos años ejercía un control burocrático absoluto de la nomenclatura, fue proclamado sucesor de Lenin. Mediante un política de alianzas fue cercando a su principal competidor, Trotsky, hasta sacarlo del comité central, del partido y del país en 1929. Trotsky fue entonces calumniado y perseguido por el llamado movimiento comunista internacional mediante la acusación de ser “agente del gobierno norteamericano y del imperialismo mundial”. Residió en Turquía, Francia, Noruega y finalmente en México, invitado por el general Lázaro Cárdenas en 1937. Tres años después, después de sufrir varios atentados fallidos, fue asesinado en su propia casa en Coyoacán, ciudad de México, por órdenes de Stalin. Antes fue creador de la IV Internacional (Trotskista)
8. Sin embargo, a pesar del régimen terriblemente autoritario impuesto antes y durante la guerra que se inicia en 1939, una de las grandes hazañas atribuidas a Stalin (que resulta imposible dejar de reconocer) fue su gran defensa y victoria en la Segunda Guerra Mundial. Se publicó que el 24 de junio de 1945 presidió desde lo alto del Mausoleo de Lenin el gran desfile de la victoria del Ejército Rojo que señalaba el cuarto aniversario del ataque de Hitler. Al otro día Stalin fue aclamado como “Héroe de la URSS” y ascendido al rango de Generalísimo. Sin embargo la situación miserable del pueblo ruso fue más agobiante porque las agresiones y el bloqueo del exterior continuaron y la llamada “cortina de hierro” con que se cubría la burocracia stalinista se hizo más impenetrable. 1953, el año de a muerte de Stalin, se convertirá en corte histórico porque también iniciará el deshielo político.
9. ¿Qué conclusiones podrían sacarse? En primer lugar insistir en realizar un estudio sin dogmas del marxismo, así como de sus más serios críticos; combatir a fondo las sociedades capitalistas de explotación, pero también revisar con profundidad nuestras propuestas izquierdistas; estudiar los resultados de las principales revoluciones (francesa, rusa, mexicana) para comprender por qué sólo beneficiaron a las clases dominantes; preguntarnos si todas la revoluciones llevan al poder y si éste siempre será de una minoría. ¿Por qué no diferenciar la revuelta de la revolución, a los rebeldes que combaten todo poder con los revolucionarios que sólo buscan poder y más poder? Conocer la obra de Marx, de Bakunin, de Lenin, así como de todos los intérpretes del socialismo y del anarquismo, puede ayudar a plantear algunas alternativas, pero también a enredarse más con las ideologías.
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2. José Stalin y León Trotsky nacieron en Rusia en 1879 de familias humildes. El primero falleció por muerte natural siendo primer ministro de la URSS por cerca de 30 años y Trotsky fue asesinado en México en 1940 por órdenes del primero. Sin embargo, aunque los dos defendieron ser marxistas y ser seguidores de Lenin sus militancias los distanciaron. Mientras Stalin, sin preocupaciones teóricas, fue desde los 20 años un fiel seguidor del pensamiento de Lenin y disciplinado ejecutor de las instrucciones de lo que sería en adelante el partido bolchevique, Trotsky (con inquietudes intelectuales) buscaba entre las diferentes corrientes marxistas en pugna el camino de la revolución. Fue sólo hasta mayo de 1917 cuando coincidió plenamente con Lenin y cinco meses después encabezaron juntos la toma del gobierno. Pero esa militancia sería fundamental en la derrota de Trotsky.
3. Teóricamente, lo que parece definitivo para la comprensión de las diferencias políticas posteriores de ambos está en los planteamientos conocidos como la “Revolución en un solo país”, que mantuvo Stalin y la “Revolución permanente”, que argumentó Trotsky. Esa discusión que comenzó en 1905, pero se fortaleció en 1924, parece delimitar el camino que recorrería en adelante la URSS. La pregunta esencial fue: ¿Ante el fracaso de la revolución de 1919 en Alemania, la represión y la caída de los movimientos sociales en otros países, es posible desarrollar el socialismo en un solo país, esto es, en Rusia o era indispensable la revolución en otras naciones? Stalin respondió que había esa posibilidad; Trotsky advirtió que la revolución sucumbiría o se corrompería. Sin embargo la discusión no era tan simple, tampoco puede limitarse a los dos actores.
4. Marx había hablado en 1871, en el contexto de la derrota de la autogestiva Comuna de París, de la “revolución ininterrumpida” y Lenin ya desde 1905 (como si escribiera en 1917), en su folleto: “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, analizaba el rumbo de la revolución diciendo que la próxima revolución sería democrático-burguesa, pero sólo la clase obrera, dirigida por los marxistas y arrastrando tras de sí a las masas campesinas, podría llevar a cabo esa revolución; sin embargo ésta no tocará las bases del capitalismo. Podrá en el mejor de lo casos llevar a cabo una redistribución radical de la tierra, implantar una democracia consecuente, desarraigar los rasgos asiáticos de la servidumbre, iniciar un mejoramiento serio en la situación de los obreros y elevar su nivel de vida y, finalmente hacer que lo hoguera revolucionaria prenda en Europa.
5. Stalin, en su trabajo “Sobre los fundamentos de leninismo”, publicado en abril 1924, escribió: “Antes considerábase imposible el triunfo de la revolución en un solo país… Hoy este punto de vista ya no corresponde a la realidad… pues el desarrollo desigual, a saltos, de los distintos países capitalistas, bajo las condiciones del imperialismo, sus contradicciones catastróficas que conducen a guerras inevitables, el incremento del movimiento revolucionario en todos los países del mundo, todo ello conduce no solo a la posibilidad, sino incluso a la necesidad del triunfo del proletariado en distintos países tomados por separado”. Aquella revolución de la Rusia precapitalista, campesina, que buscaba desesperadamente desarrollar las bases de su industrialización y que tenía la enorme necesidad de extender la participación política, empezaba, según Stalin, a construir el socialismo.
6. Trotsky, al hablar de la revolución permanente decía que la revolución sería empujada por las circunstancias a pasar de su fase antifeudal (burguesa) a su fase anticapitalista (socialista). No serían los países avanzados de Europa occidental (como dijera Marx), sino la Rusia atrasada, la primera en tomar el camino del socialismo. Pero Rusia sola no podía avanzar mucho por ese camino. La revolución no podría detenerse en sus fronteras nacionales. Tendría que pasar de su fase nacional a su fase internacional. Bajo el impacto de Rusia, Europa occidental también entraría en la revolución. Sólo entonces podría establecerse el socialismo sobre una amplia base internacional. O bien sucumbiría frente a una Europa conservadora, o bien se vería corroída en su medio ambiente ruso, económica y culturalmente primitivo. Este planteamiento fue la base del marxismo crítico posterior.
7. Stalin, como diría el francés Barbusse, “se levantaría como un águila para sustituir a Lenin”. De la secretaría general del partido, en la que desde hacía muchos años ejercía un control burocrático absoluto de la nomenclatura, fue proclamado sucesor de Lenin. Mediante un política de alianzas fue cercando a su principal competidor, Trotsky, hasta sacarlo del comité central, del partido y del país en 1929. Trotsky fue entonces calumniado y perseguido por el llamado movimiento comunista internacional mediante la acusación de ser “agente del gobierno norteamericano y del imperialismo mundial”. Residió en Turquía, Francia, Noruega y finalmente en México, invitado por el general Lázaro Cárdenas en 1937. Tres años después, después de sufrir varios atentados fallidos, fue asesinado en su propia casa en Coyoacán, ciudad de México, por órdenes de Stalin. Antes fue creador de la IV Internacional (Trotskista)
8. Sin embargo, a pesar del régimen terriblemente autoritario impuesto antes y durante la guerra que se inicia en 1939, una de las grandes hazañas atribuidas a Stalin (que resulta imposible dejar de reconocer) fue su gran defensa y victoria en la Segunda Guerra Mundial. Se publicó que el 24 de junio de 1945 presidió desde lo alto del Mausoleo de Lenin el gran desfile de la victoria del Ejército Rojo que señalaba el cuarto aniversario del ataque de Hitler. Al otro día Stalin fue aclamado como “Héroe de la URSS” y ascendido al rango de Generalísimo. Sin embargo la situación miserable del pueblo ruso fue más agobiante porque las agresiones y el bloqueo del exterior continuaron y la llamada “cortina de hierro” con que se cubría la burocracia stalinista se hizo más impenetrable. 1953, el año de a muerte de Stalin, se convertirá en corte histórico porque también iniciará el deshielo político.
9. ¿Qué conclusiones podrían sacarse? En primer lugar insistir en realizar un estudio sin dogmas del marxismo, así como de sus más serios críticos; combatir a fondo las sociedades capitalistas de explotación, pero también revisar con profundidad nuestras propuestas izquierdistas; estudiar los resultados de las principales revoluciones (francesa, rusa, mexicana) para comprender por qué sólo beneficiaron a las clases dominantes; preguntarnos si todas la revoluciones llevan al poder y si éste siempre será de una minoría. ¿Por qué no diferenciar la revuelta de la revolución, a los rebeldes que combaten todo poder con los revolucionarios que sólo buscan poder y más poder? Conocer la obra de Marx, de Bakunin, de Lenin, así como de todos los intérpretes del socialismo y del anarquismo, puede ayudar a plantear algunas alternativas, pero también a enredarse más con las ideologías.
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