¿Entonces que estamos revolucionando?
Actualmente están las mismas personas monótonas insensibles ante un proceso de cambio, cabizbajos antes la sociedad; aquí es donde se critica al individuo y a sus características que no presentan sedición alguna al sistema que los engendro; a mil leguas te das cuenta de lo despreciable que son, de cómo su pensamiento conservador se ve sofocado ante el ideal revolucionario. Es compresible porque el revolucionario no calla y siempre esta con sus botas dispuesto a combatir. El revolucionario se desprende de su vida llena de conformismo y forja su vida bajo el lema “las condiciones debemos crearlas nosotros no sentarnos a esperar que se den las mismas”. El cambio se da apenas se esta en contacto con las angustias sociales, en pleno apogeo es donde se demuestra que tan ajustadas están las botas.
El karma conservador es que durante más de 300 años impuso las mismas medidas en la sociedad, no existen métodos individuales, la superación del individuo choca directamente con la tradición conservadora de perpetuarse en el poder, perspectiva completamente aplicable a los comunistas. ¿Acaso 50 comunistas no pueden formar su utopia alejada del infernal estado que tanto desean disolver? Los que quieran ser comunistas deberían ser comunistas, ni siquiera se debería concebir la idea de derribar las clases sociales, seria imposición del pensamiento que supuestamente es libre. La anarquía le da un giro de 180º al sistema no le da cabida alguna a pertenecer a un suculento gobierno, su máxima aspiración es derribar cuanto discurso y emblema tenga como finalidad alienar. El anarquista no se deja alienar por discursos, ídolos; a escasa dudas solo convida con el enemigo para mofarse luego de su ignorancia.
Las normas en la anarquía ni siquiera es un código moral “es una condición natural” discernir del bien y del mal, se esta conciente sin duda alguna que la transformación social no esta en destruir las clases sociales, no esta en desplazar a las clases pudientes, no esta en alzar a los desposeídos. Es el colmo cuando se habla de la transformación social, la enfermedad no es social, hay que transformar al sistema y el sistema político; es un fenómeno con el cual nos identificamos socialmente, es un patrón burdo de lo que representa a la muchedumbre. Hasta cuando se hablara de “masas”, las masas es un conjunto impensante incapaz de producir pensamiento alguno que no este desarraigado del gobierno. Se habla de masa y no de la superación del individuo dentro de la sociedad, se marginaliza el pensamiento individual, para apegarlo al sentimiento colectivo el cual esta enmarcado con un dogma del pasado.
“¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice que no. Pero si se niega, no renuncia: es además un hombre que dice que sí desde su primer movimiento. Un esclavo, que ha recibido órdenes durante toda su vida, juzga de pronto inaceptable una nueva orden”
Albert camus
Actualmente están las mismas personas monótonas insensibles ante un proceso de cambio, cabizbajos antes la sociedad; aquí es donde se critica al individuo y a sus características que no presentan sedición alguna al sistema que los engendro; a mil leguas te das cuenta de lo despreciable que son, de cómo su pensamiento conservador se ve sofocado ante el ideal revolucionario. Es compresible porque el revolucionario no calla y siempre esta con sus botas dispuesto a combatir. El revolucionario se desprende de su vida llena de conformismo y forja su vida bajo el lema “las condiciones debemos crearlas nosotros no sentarnos a esperar que se den las mismas”. El cambio se da apenas se esta en contacto con las angustias sociales, en pleno apogeo es donde se demuestra que tan ajustadas están las botas.
El karma conservador es que durante más de 300 años impuso las mismas medidas en la sociedad, no existen métodos individuales, la superación del individuo choca directamente con la tradición conservadora de perpetuarse en el poder, perspectiva completamente aplicable a los comunistas. ¿Acaso 50 comunistas no pueden formar su utopia alejada del infernal estado que tanto desean disolver? Los que quieran ser comunistas deberían ser comunistas, ni siquiera se debería concebir la idea de derribar las clases sociales, seria imposición del pensamiento que supuestamente es libre. La anarquía le da un giro de 180º al sistema no le da cabida alguna a pertenecer a un suculento gobierno, su máxima aspiración es derribar cuanto discurso y emblema tenga como finalidad alienar. El anarquista no se deja alienar por discursos, ídolos; a escasa dudas solo convida con el enemigo para mofarse luego de su ignorancia.
Las normas en la anarquía ni siquiera es un código moral “es una condición natural” discernir del bien y del mal, se esta conciente sin duda alguna que la transformación social no esta en destruir las clases sociales, no esta en desplazar a las clases pudientes, no esta en alzar a los desposeídos. Es el colmo cuando se habla de la transformación social, la enfermedad no es social, hay que transformar al sistema y el sistema político; es un fenómeno con el cual nos identificamos socialmente, es un patrón burdo de lo que representa a la muchedumbre. Hasta cuando se hablara de “masas”, las masas es un conjunto impensante incapaz de producir pensamiento alguno que no este desarraigado del gobierno. Se habla de masa y no de la superación del individuo dentro de la sociedad, se marginaliza el pensamiento individual, para apegarlo al sentimiento colectivo el cual esta enmarcado con un dogma del pasado.
“¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice que no. Pero si se niega, no renuncia: es además un hombre que dice que sí desde su primer movimiento. Un esclavo, que ha recibido órdenes durante toda su vida, juzga de pronto inaceptable una nueva orden”
Albert camus