Cuba prevé que su factura de importación de alimentos se incremente 25 por ciento más de lo previsto para este año debido al aumento de precios en el mercado mundial.
Según Igor Montero, presidente de la empresa estatal Alimport, la encargada de comprar los comestibles que la isla necesita en el exterior, la subida de las cotizaciones de básicos como el el trigo y el maíz ocasionarán un desembolso de unos $308 millones extras a lo previsto para este 2011.
“Ello implica que todo el crecimiento que se esperaba de los ingresos por exportación de níquel, servicios, azúcar, entre otros, ya no entren en calidad de adicionales, sino que deban dedicarse a cubrir el déficit de la factura alimentaria”, expresó Montero en comentarios al periódico oficial Granma.
Cuba gasta alrededor de $1,500 millones en alimentos sobre todo granos como arroz, frijoles y carne de pollo; así como aceites, entre otros para satisfacer la demanda interna, parte de la cual cubre con la venta de estos a precios muy subsidiados.
Montero indicó algunas estrategias con la que los cubanos buscan limitar el impacto de un mercado internacional en alza para estos productos.
La primera tarea fue la de pactar por adelantado por mercancías. “Tenemos hasta el momento el 90 por ciento del plan de importaciones del 2011 contratado; esta es una acción que nos permite topar los precios, protegernos de una subida posterior”, expresó el funcionario.
Como ejemplo Montero dio el caso del trigo que costará un 6 por ciento más de lo previsto, pero que de no haber sido ya acordado con los productores foráneos podría significar un 13 por ciento más.
También se prevé aplicar el mecanismo de compras a futuro para los próximos dos o tres años, manifestó.
Sin embargo, indicó el funcionario, sería necesario acompañar estas estrategias con un plan fuerte de fomento a la sustitución de importaciones en alimentos.
“La necesidad de impulsar las producciones nacionales es más que urgente cuando se analiza cómo el peso mayoritario del incremento en la factura alimentaria (hasta un 73 por ciento) recae en apenas cinco productos: trigo, maíz, harina de soya, leche y aceite”, manifestó Montero.
La sustitución de importaciones es además óptima porque reduce la vulnerabilidad de la isla que depende de las importaciones para satisfacer a la población, destacó.
Según Igor Montero, presidente de la empresa estatal Alimport, la encargada de comprar los comestibles que la isla necesita en el exterior, la subida de las cotizaciones de básicos como el el trigo y el maíz ocasionarán un desembolso de unos $308 millones extras a lo previsto para este 2011.
“Ello implica que todo el crecimiento que se esperaba de los ingresos por exportación de níquel, servicios, azúcar, entre otros, ya no entren en calidad de adicionales, sino que deban dedicarse a cubrir el déficit de la factura alimentaria”, expresó Montero en comentarios al periódico oficial Granma.
Cuba gasta alrededor de $1,500 millones en alimentos sobre todo granos como arroz, frijoles y carne de pollo; así como aceites, entre otros para satisfacer la demanda interna, parte de la cual cubre con la venta de estos a precios muy subsidiados.
Montero indicó algunas estrategias con la que los cubanos buscan limitar el impacto de un mercado internacional en alza para estos productos.
La primera tarea fue la de pactar por adelantado por mercancías. “Tenemos hasta el momento el 90 por ciento del plan de importaciones del 2011 contratado; esta es una acción que nos permite topar los precios, protegernos de una subida posterior”, expresó el funcionario.
Como ejemplo Montero dio el caso del trigo que costará un 6 por ciento más de lo previsto, pero que de no haber sido ya acordado con los productores foráneos podría significar un 13 por ciento más.
También se prevé aplicar el mecanismo de compras a futuro para los próximos dos o tres años, manifestó.
Sin embargo, indicó el funcionario, sería necesario acompañar estas estrategias con un plan fuerte de fomento a la sustitución de importaciones en alimentos.
“La necesidad de impulsar las producciones nacionales es más que urgente cuando se analiza cómo el peso mayoritario del incremento en la factura alimentaria (hasta un 73 por ciento) recae en apenas cinco productos: trigo, maíz, harina de soya, leche y aceite”, manifestó Montero.
La sustitución de importaciones es además óptima porque reduce la vulnerabilidad de la isla que depende de las importaciones para satisfacer a la población, destacó.