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    Las tareas de los socialdemocratas rusos

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    Las tareas de los socialdemocratas rusos Empty Las tareas de los socialdemocratas rusos

    Mensaje por sorge Jue Ene 07, 2016 6:38 pm

    folleto publicado al final de 1897 en el exilio en Siberia escrita en 1898 por la Emancipación del Trabajo por primera vez en Ginebra Publishing, ha sido ampliamente distribuido entre los obreros  rusos.En 1902 y 1905, en Ginebra, se publica segunda y tercera edicion, Lenin escribió el prefacio para las dos ediciones.
    1º Edición
    La segunda mitad de la década del 90 se caracteriza por una notable reanimación en el planteamiento y solución de los problemas revolucionarios en Rusia. La aparición de un nuevo partido revolucionario, el “Naródnoie Pravo” (Derecho del Pueblo), la creciente influencia y los éxitos de los socialdemócratas, la evolución interna del grupo “Naródnaia Volia” (Voluntad del Pueblo), todo ello ha provocado una viva discusión de las cuestiones programáticas, tanto en los círculos socialistas —intelectuales y obreros—, como en las publicaciones ilegales. Son de mencionar, en lo que a esto último se refiere, Un problema candente y Manifiesto (1894) del partido “Naródnoie Pravo”, Volante del grupo “Naródnaia Volia”, Rabótnik, editado en el extranjero por la “Unión de Socialdemócratas Rusos”, la creciente actividad en la edición de folletos revolucionarios en Rusia, principalmente para los obreros; la labor de agitación realizada por la “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera”, agrupación socialdemócrata de Petersburgo, con motivo de las memorables huelgas de 1896 en esa ciudad, etc.

    En el momento actual (fines de 1897), el asunto más palpitante es, desde nuestro punto de vista, el de la actividad práctica de los socialdemócratas. Subrayamos el aspecto práctico de la socialdemocracia, pues en el aspecto teórico parece que ya hemos dejado atrás, por un lado, el período más grave de la obstinada incomprensión de los adversarios, las marcadas intenciones de aplastar en cuanto apareció la nueva corriente, y por el otro, la vehemente defensa de los fundamentos del socialdemocratismo. En la actualidad, las concepciones teóricas de los socialdemócratas están suficientemente puestas en claro en sus rasgos principales y básicos. No puede decirse lo mismo del aspecto práctico de la socialdemocracia, de su programa político, de sus métodos de actividad, de su táctica. En este terreno dominan, más que nada, a nuestro parecer, los equívocos y la incomprensión mutua, que impiden que se acerquen plenamente al socialdemocratismo los revolucionarios que, en la teoría, se han apartado completamente de “Naródnaia Volia” y que, en la práctica, o pasan, por la fuerza misma de las cosas, a la propaganda y a la agitación entre los obreros, y aun más, llegan a basar su actuación entre los obreros en la lucha de clases, o tratan de hacer de las tareas democráticas la base de todo el programa y la actividad revolucionaria. Si no nos equivocamos, esta última característica corresponde a los dos grupos revolucionarios que actúan en el momento presente en Rusia al lado de los socialdemócratas, esto es, a los partidarios de “Naródnaia Volia” y a los de “Naródnoie Pravo”.

    Por esto nos parece particularmente oportuno el intento de aclarar las tareas prácticas de los socialdemócratas, exponer las razones que nos hace considerar su programa como el más racional de los tres que tenemos a la vista y creer que las objeciones que se le han opuesto se fundan, en gran parte, en malentendidos.

    La actividad práctica de los socialdemócratas se propone, como se sabe, dirigir la lucha de clase del proletariado y organizar esa lucha en sus dos manifestaciones: socialista (lucha contra la clase de los capitalistas, que trata de destruir el régimen de clases y organizar la sociedad socialista [1]) y democrática (lucha contra el absolutismo, para conquistar la libertad política y democratizar el régimen político y social de Rusia). Decimos como se sabe, porque en efecto, desde el momento en que aparecieron como tendencia socialrevolucionaria particular, los socialdemócratas rusos formularon siempre, con toda precisión, este aspecto de su actividad, subrayaron siempre la doble manifestación y el doble contenido de la lucha de clase del proletariado, insistieron siempre en la indisoluble unión de sus tareas socialistas y democráticas, unión expresada claramente en el nombre por ellos adoptados. A pesar de esto, se encuentra aún hoy, a menudo, socialistas que tienen las ideas más equivocadas sobre los socialdemócratas, que los acusan de desconocer la lucha, política, etc. Detengámonos, pues, un momento, para caracterizar ambos aspectos de la actividad práctica de la socialdemocracia rusa.

    Comencemos por la actividad socialista. Desde el momento en que la organización socialdemócrata “Unión de lucha por la emancipación de la ríase obrera” de San Petersburgo, comenzó su actividad entre los obreros de esa ciudad parecería que el carácter de la misma debía ser, en este aspecto, bien clara. La labor socialista de los socialdemócratas rusos consiste en hacer propaganda de las doctrinas del socialismo científico, difundir entre los obreros un concepto justo sobre el actual régimen económico-social, sobre sus fundamentos y su desarrollo, sobre las diferentes clases de la sociedad rusa, sobre sus relaciones mutuas, sobre la lucha de estas clases entre sí, sobre el papel de la clase obrera en esta lucha, su actitud ante las clases que están en declinación y ante las que están en desarrollo, su actitud ante el pasado y el futuro del capitalismo, sobre la tarea histórica de la socialdemocracia internacional y de la clase obrera rusa. Tiene indisoluble ligazón con la propaganda la agitación entre los obreros, que pasa naturalmente, a primer plano, dadas las condiciones políticas actuales de Rusia y el nivel de desarrollo de las masas obreras. La agitación entre los obreros consiste en que los socialdemócratas participan en todas las manifestaciones espontáneas de la lucha de la clase obrera, en todos los conflictos entre los obreros y los capitalistas motivados por la jornada de trabajo, el salario, las condiciones de trabajo, etc., etc. Nuestra tarea consiste en fusionar nuestra actividad con los problemas prácticos, cotidianos de la vida obrera, en ayudar a los obreros a orientarse en estos problemas, en dirigir su atención hacia los abusos más importantes de que son objeto, en ayudarlos a formular más exacta, y prácticamente sus reivindicaciones, en desarrollar en ellos la conciencia de su solidaridad, la conciencia de la comunidad de intereses y de causa de todos los obreros rusos como clase obrera única, que constituye una parte del ejército mundial del proletariado. La organización de círculos entre los obreros, el establecimiento de vínculos regulares y conspirativos entre los mismos y el grupo central de los socialdemócratas, la edición y difusión de literatura obrera, la organización del envío de correspondencia desde todos los centros del movimiento obrero, la publicación de volantes v proclamas de agitación, v su difusión; la preparación de un contingente de agitadores experimentados: tales son, en rasgos generales, las manifestaciones de la actividad socialista de la socialdemocracia rusa.

    Nuestra labor, ante todo y sobre todo, está dirigida hacia los obreros de las fábricas urbanas. La socialdemocracia rusa no debe desperdigar sus fuerzas, debe concentrar su actividad entre el proletariado industrial, el más susceptible de asimilar las ideas socialdemócratas, el más desarrollada intelectual y políticamente, el más importante por su número y por su concentración en los grandes centros políticos del país. Por eso, la creación de una sólida organización revolucionaria entre los obreros fabriles, de la ciudad, constituye la tarea primera y esencial de la socialdemocracia, y sería el colmo de la insensatez desviarse ahora del cumplimiento de este objetivo. Pero aunque reconocemos la necesidad de concentrar nuestras fuerzas entre los obreros fabriles, aunque condenamos la dispersión de fuerzas, no queremos decir con ello, ni mucho menos, que la socialdemocracia rusa haga caso omiso de las demás capas del proletariado y de la clase obrera rusa. Nada de eso. El obrero fabril ruso, por las condiciones mismas de su vida, tiene que establecer continuamente las más estrechas relaciones con kustares, con ese proletariado industrial diseminado fuera de las fábricas, en las ciudades y aldeas, y cuyas condiciones de vida son mucho peores. También mantiene contacto directo con la población rural (muchas veces el obrero fabril tiene familia en el campo ) y, por consiguiente, no puede dejar de acercarse al proletariado agrícola, a la, masa! de millones de peones y jornaleros profesionales, así como a los campesinos arruinados, que, aferrados a su miserable parcela de tierra, recurren corrientemente al sistema de “pago en trabajo”, o tratan de ganar algún “jornal” cuando se presenta una oportunidad, esto es, realizan también trabajo asalariado. Los socialdemócratas rusos consideran inoportuno orientar su labor hacia los kustares y obreros agrícolas, pero en modo alguno se proponen dejarlos de lado, tratarán asimismo de poner a los obreros de vanguardia al corriente de los problemas que atañen a ambos, para que éstos, al ponerse en contacto con capas más atrasadas del proletariado, les inculquen también las ideas de la lucha de clases, del socialismo y de los objetivos políticos de la democracia rusa en general y del proletariado ruso en particular. No es práctico enviar agitadores a los kustares y obreros agrícolas, mientras quede por realizar tal cantidad de trabajo entre los obreros fabriles de la ciudad, pero en numerosos casos, independientemente de su voluntad, el obrero socialista se pone en contacto con esos medios y debe saber utilizar esa oportunidad y comprender las tareas generales de la socialdemocracia en Rusia. Por eso se equivocan profundamente quienes acusan a la socialdemocracia rusa de estrechez, de subestimar a la masa de la población trabajadora por atender sólo a los obreros fabriles. Por el contrario, la agitación entre las capas avanzadas del proletariado es el camino más seguro, el único para conseguir también el despertar (a medida que “se vaya extendiendo el movimiento) de todo el proletariado ruso. La difusión del socialismo y de las ideas de la lucha de clases entre los obreros de la ciudad, hará desbordar indefectiblemente estas ideas por canales más pequeños, más diversos; para ello es necesario que estas ideas echen raíces más profundas en el medio más preparado e impregnen a esta vanguardia del movimiento obrero ruso y de la revolución rusa. Al dirigir todas sus fuerzas a la actuación entre los obreros fabriles, la socialdemocracia rusa está dispuesta a apoyar a los revolucionarios rusos que, a través de la práctica, llegan a organizar una labor socialista basada en la lucha de clases del proletariado, sin ocultar por ello, en lo más mínimo, que no son las alianzas prácticas con los otros grupos de revolucionarios que pueden o deben conducirla a contraer compromisos o hacer concesiones con respecto a la teoría, al programa, a la bandera. Persuadidos de que sólo la doctrina del socialismo científico y de la lucha de clases puede ser, en el presente, la teoría revolucionaria que sirva de bandera al movimiento revolucionario, los socialdemócratas rusos la propagarán con toda energía, la defenderán de las falsas interpretaciones, se alzarán contra cualquier intento de atar el movimiento obrero de Rusia, todavía joven, a doctrinas menos definidas. Las consideraciones teóricas demuestran, y la actividad práctica de los socialdemócratas lo confirma, que todos los socialistas en Rusia deben convertirse en socialdemócratas.

    Pasemos a las tareas democráticas y a la labor democrática de los socialdemócratas. Repetimos una vez más que esta labor está indisolublemente ligada con la socialista. Al hacer propaganda entre los obreros, los socialdemócratas no pueden dejar a un lado los aspectos políticos, y considerarían un profundo error y una desviación de los principios fundamentales del socialdemocratismo mundial cualquier intento de dejar a un lado o aplazar los problemas políticos. Al lado de la propaganda del socialismo científico, los socialdemócratas rusos se plantean como tarea propia propagar entre las masas obreras las ideas democráticas, tratan de difundir el concepto de absolutismo en todas las manifestaciones de su actividad, su contenido de clase, la necesidad de su derrocamiento, la imposibilidad de luchar con éxito por la causa obrera si no se conquista la libertad política y no se democratiza el régimen político y social de Rusia. Al hacer agitación entre los obreros basada en las reivindicaciones económicas inmediatas, los socialdemócratas relacionan también estrechamente con éstas la agitación basada en las necesidades políticas inmediatas, la miseria y las reivindicaciones de la clase obrera: agitación contra el yugo policíaco que se manifiesta en cada huelga, en cada conflicto de los obreros con los capitalistas; agitación contra la restricción de derechos de los obreros como ciudadanos rusos, en general, y como la clase más oprimida y falta de derechos, en particular; agitación contra cada representante destacado y cada lacayo del absolutismo que se ponga en contacto directo con los obreros y muestre palpablemente a la clase obrera la esclavitud política a que está sujeta. Si no hay problema de la vida obrera, en el terreno económico, que no pueda ser utilizado con fines de agitación económica, tampoco hay en el campo político problema que no deba ser objeto de agitación política. Estas dos formas de agitación se encuentran tan indisolublemente ligadas en la actividad de los socialdemócratas como lo están entre sí las dos caras de una medalla. Tanto la agitación política como la económica son igualmente indispensables para el desarrollo de la conciencia de clase del proletariado; tanto la agitación política como la económica son igualmente indispensables como orientación de la lucha de clase de los obreros rusos, pues toda lucha de clase es lucha política. Uno y otro tipo de agitación, al despertar la conciencia de los obreros, al organizarlos, disciplinarlos y educarlos para la actividad solidaria y para la lucha por los ideales socialdemócratas, les permitirán probar sus fuerzas en los problemas y necesidades inmediatos, lograr concesiones parciales del enemigo, mejorar su situación económica, obligarán a los capitalistas a tener en cuenta la fuerza de los obreros organizados y al gobierno a ampliar los derechos de los obreros, a atender sus reivindicaciones, manteniendo a ambos en constante temor anta la hostilidad de las masas obreras dirigidas por una sólida organización socialdemócrata.

    Ya hemos señalado la indivisible afinidad de la propaganda y la agitación socialista y democrática, el completo paralelismo del trabajo revolucionario en una y otra esfera. Pero hay también una gran diferencia entre ambos aspectos de la actividad y de la lucha. Esta diferencia consiste en que, en la lucha económica, el proletariado se encuentra completamente solo, y tiene en su contra tanto a la nobleza terrateniente como a la burguesía, cuenta (y eso no siempre, ni mucho menos) cuando mucho con la ayuda de los elementos de la pequeña burguesía que se sienten impulsados hacia el proletariado. En cambio, en la lucha democrática, política, la clase obrera rusa no está sola; a su lado se colocan todas las capas de la población y clases pertenecientes a la oposición política, por cuanto son hostiles al absolutismo y luchan contra él en tales o cuales formas. Al lado del proletariado se encuentran en esta lucha; elementos opositores de la burguesía, de las clases instruidas, de la pequeña burguesía o de las nacionalidades, religiones y sectas, etc., etc., perseguidos por el absolutismo. Cabe, naturalmente, la pregunta: ¿qué relaciones debe mantener la clase obrera con estos elementos?, y además, ¿no tiene que unirse a los mismos para la lucha común contra el absolutismo? Dado que todos los socialdemócratas reconocen que la revolución política en Rusia debe preceder a la revolución socialista, ¿no correspondería unir a todos los elementos políticos opositores para la lucha contra el absolutismo y aplazar por ahora el socialismo, y no será esto imprescindible para intensificar la lucha contra el absolutismo?

    Analicemos estos dos interrogantes.

    Por lo que se refiere a las relaciones de la clase obrera, como combatiente contra el absolutismo, con las demás clases y grupos sociales políticamente opositores, estas relaciones han sido definidas con toda precisión por los principios fundamentales del socialdemocratismo, expuestos en el célebre Manifiesto Comunista [2]. Los socialdemócratas apoyan a las clases sociales progresistas contra las reaccionarias, a la burguesía contra los representantes del estamento privilegiado de los grandes terratenientes y contra la burocracia, a la gran burguesía contra la codicia reaccionaria de la pequeña burguesía. Este apoyo no presupone ni exige compromiso alguno con programas y principios no socialdemócratas: es un apoyo a un aliado contra un enemigo determinado. Además, los socialdemócratas prestan este apoyo para acelerar la caída del enemigo común, pero no esperan nada para sí de estos aliados temporales ni les hacen concesión alguna. Los socialdemócratas apoyan todo movimiento revolucionario contra el régimen social actual, apoyan a toda nacionalidad oprimida, a toda religión perseguida, a cualquier estamento humillado, etc., en su lucha por la igualdad de derechos.

    El apoyo a todos los elementos políticos opositores se expresará en la propaganda de los socialdemócratas en que, al demostrar la hostilidad del absolutismo hacia la causa obrera, los socialdemócratas han de señalar también esa hostilidad hacia estos u otros grupos sociales, han de señalar la solidaridad de la clase obrera con otros grupos en tales o cuales problemas, en éstas o las otras tareas, etc. En la agitación, este apoyo se expresará en que los socialdemócratas utilizarán toda manifestación del yugo policíaco del absolutismo y señalarán a los obreros cómo pesa ese yugo sobre todos los ciudadanos en general, y en particular sobre los representantes de los estamentos, nacionalidades, religiones, sectas, etc., más oprimidas, y cómo repercute sobre todo en la clase obrera. Por último, en la práctica, este apoyo se expresa en que los socialdemócratas rusos están dispuestos a establecer alianzas con revolucionarios de otras tendencias para lograr unos u otros objetivos parciales, y esta disposición ya ha sido probada más de una vez en los hechos.

    Aquí abordamos ya el segundo problema. Al referirse a la solidaridad de unos y otros grupos opositores con los obreros, los socialdemócratas siempre señalarán en especial a estos últimos, les explicarán siempre el carácter temporal y condicional de esa solidaridad, subrayarán siempre la independencia de clase del proletariado, que mañana: puede ir contra sus aliados de hoy. Se nos dirá: “Esta indicación debilitará a todos los que luchan por la libertad política en el momento actual”. Nosotros respondemos: esta indicación fortalecerá a todos los que luchan por la libertad política. Sólo son fuertes quienes se apoyan en intereses reales claramente comprendidos de determinadas clases, y todo factor que oculte estos intereses de clase, que desempeñan ya un papel dominante en la sociedad actual, no puede sino debilitar la lucha. Esto en primer lugar. En segundo término, en la lucha contra el absolutismo la clase obrera debe destacarse, en primer término, porque sólo ella es consecuente hasta el fin y enemiga incondicional del absolutismo, sólo entre la misma y el absolutismo son imposibles los compromisos, sólo en la clase obrera la democracia puede encontrar un partidario sin reservas, sin indecisiones, que no mire para atrás. En todas las demás clases, grupos, capas de la población, la hostilidad al absolutismo no es incondicional, su democracia mira siempre hacia atrás. La burguesía no puede dejar de reconocer que el absolutismo retarda el desarrollo industrial y social, pero teme la democratización completa del régimen político y social, y siempre puede concertar una alianza con el absolutismo, contra el proletariado. La pequeña burguesía tiene, por su propia naturaleza, una doble posición: por un lado se siente atraída hacia el proletariado y la democracia, y por el otro hacia las clases reaccionarias; trata de detener la historia, es capaz de dejarse arrastrar por los experimentos y coqueteos del absolutismo (como en el caso de la “política popular” de Alejandro III), es capaz de concertar una alianza con las clases dominantes contra el proletariado, en aras del fortalecimiento de su posición de pequeños propietarios. La gente instruida, “la intelectualidad” en general, tiene que rebelarse contra el salvaje yugo policíaco del absolutismo, que persigue el pensamiento y el saber, pero sus intereses materiales la ligan al absolutismo, a la burguesía, la obligan a ser inconsecuente, a transigir, a vender su apasionamiento opositor y revolucionario por los sueldos estatales o por la participación en ganancias o dividendos. En cuanto a los elementos democráticos de las nacionalidades oprimidas y de confesiones religiosas perseguidas, todo el mundo sabe y ve que en el seno de estas capas de la población las contradicciones de clase son mucho más profundas y fuertes que la solidaridad de todas las clases de semejante capa contra el absolutismo y en favor de las instituciones democráticas. Sólo el proletariado puede ser —y, por su posición de clase no puede dejar de serlo- demócrata consecuente hasta el fin, enemigo decidido del absolutismo, incapaz de hacer concesión alguna, de contraer compromiso alguno. Sólo el proletariado puede ser el luchador de vanguardia por la libertad política y por las instituciones democráticas, porque, en primer lugar, la opresión política cae sobre él con la máxima dureza, y en la situación de esta clase nada hay que la atenúe, pues no tiene acceso al poder supremo, ni aun a la burocracia, ni ejerce influencia sobre la opinión pública. Y en segundo término, sólo el proletariado es capaz de llevar hasta el fin la democratización del régimen político y social, pues tal democratización pondría este régimen en manos de los obreros. He aquí por qué la fusión de la actividad democrática de la clase obrera con el democratismo de las demás clases y grupos debilitaría la fuerza del movimiento democrático, debilitaría la lucha política, la haría menos decidida, menos consecuente, más capaz de aceptar compromisos. Por el contrario, destacar a la clase obrera como luchador de vanguardia por las instituciones democráticas fortalecerá el movimiento democrático e intensificará la lucha por la libertad política, pues la clase obrera empujará a todos los demás sectores democráticos y de oposición política, empujará a los liberales hacia los políticos radicales, empujará a los radicales a la ruptura irrevocable con todo el régimen político v social de nuestros días. Hemos dicho antes que en Rusia todos los socialistas deben convertirse en socialdemócratas. Ahora agregamos: todos los demócratas auténticos y consecuentes de Rusia deben convertirse en socialdemócratas.

    Aclaremos nuestro pensamiento con un ejemplo: tomemos esa institución que es el cuerpo de los funcionarios, la burocracia, categoría particular de personas especializadas en la administración y colocada en una situación, privilegiada con respecto al pueblo. Comenzando por la Rusia absolutista, semiasiática, y terminando por la culta, libre y civilizada Inglaterra, vemos dondequiera esta institución, que constituye un organismo imprescindible de la sociedad burguesa. Al atraso de Rusia y a su absolutismo corresponde la ausencia completa de derechos del pueblo frente a la burocracia, la total ausencia de control sobre esa burocracia privilegiada. En Inglaterra el pueblo ejerce un eficaz control sobre la administración, pero aun allí está lejos de ser completo; aun allí la burocracia conserva no pocos privilegios y es a menudo la dueña y no la servidora del pueblo. También en Inglaterra podemos ver que fuertes grupos sociales mantienen todavía la situación privilegiada de la burocracia, entorpecen su completa democratización. ¿Por qué sucede esto? Porque su completa democratización coincide solamente con los intereses del proletariado: las capas más avanzadas de la burguesía defienden ciertas prerrogativas de la burocracia, se rebelan contra la elegibilidad de todos los empleados públicos, contra la completa anulación del censo, contra la responsabilidad directa de los empleados públicos a”te el pueblo, etc., pues presienten que semejante democratización definitiva sería empleada por el proletariado contra la burguesía. Lo mismo sucede en Rusia. Contra la todopoderosa, irresponsable, venal, bárbara, ignorante y parasitaria burocracia rusa, se han rebelado las capas más diversas y numerosas del pueblo ruso. Pero, a excepción del proletariado, ninguna de esas capas aceptaría la plena democratización de la burocracia, porque todos ellos (burguesía, pequeña burguesía, “intelectualidad” en general) tienen lazos que los ligan a la burocracia, porque todos ellos tienen un parentesco con la burocracia rusa. ¿Quién ignora la facilidad con que, en la Santa Rusia, el intelectual radical, el intelectual socialista se convierte en funcionario del gobierno imperial, en un funcionario que se consuela con el “bien” que hace dentro del marco de la rutina oficinesca, que justifica con ese “bien” su indiferencia política, su servilismo ante el gobierno del látigo v el garrote? Sólo el proletariado es incondicionalmente hostil al absolutismo y a la burocracia rusos, sólo el proletariado está libre de hilos que lo aten a esos organismos de la sociedad de la nobleza y la burguesía, sólo él es capaz de una hostilidad irreconciliable y de una lucha decidida contra los mismos.

    Cuando demostramos que el proletariado, dirigido por la socialdemocracia en sus luchas de clase, es el luchador de vanguardia de la democracia rusa, nos encontramos con una opinión muy extendida y en extremo peregrina, de que la socialdemocracia rusa relega a segundo plano las tareas políticas y la lucha política. Como vemos, esta opinión es diametralmente opuesta a la verdad. ¿Pero cómo explicar tan asombrosa incomprensión de los principios de la socialdemocracia, expuestos repetidas veces, inclusive en las primeras publicaciones de la socialdemocracia rusa, en los folletos y libros del grupo “Emancipación del Trabajo”, publicados en el extranjero? Nos parece que la explicación de este sorprendente hecho reside en las tres circunstancias siguientes:

    En primer lugar, en una incomprensión general de los principios del socialdemocratismo por los representantes de las viejas teorías revolucionarias, acostumbrados a hacer programas y planes de acción basándose en ideas abstractas y sin tener en cuenta las clases reales que actúan en el país, ubicadas por la historia en relaciones recíprocas determinadas. Sólo por no considerar de este modo realista los intereses que sostienen a la democracia rusa, pudo surgir la opinión de que la socialdemocracia rusa deja en segundo plano las tareas democráticas de los revolucionarios rusos.

    En segundo lugar, en la incomprensión de qua la combinación en un todo de los problemas políticos y económicos de la actividad socialista y democrática, en una misma lucha de clase del proletariado, lejos de debilitar, fortalece el movimiento democrático y la lucha política, aproximándose a los intereses reales de las masas populares, saca los problemas políticos de los “estrechos gabinetes de los intelectuales” para ponerlos en la calle, entre los obreros y las clases trabajadoras, sustituyendo las ideas abstractas de la opresión política por las manifestaciones reales, que las sufre más que nadie el proletariado, y sobre cuya base realiza su trabajo de agitación la socialdemocracia. El radical ruso tiene a menudo la impresión de que afirmando la necesidad de desarrollar el movimiento obrero, de organizar la lucha de clase del proletariado, en vez de apelar abierta y directamente a los obreros de vanguardia para la lucha política, el socialdemócrata retrocede en su convicción democrática, relega a segundo plano la lucha política. Pero si aquí hay retroceso sólo puede ser aquél del que habla el proverbio francés: II faut reculer pour mieux sauter! (¡Hay que retroceder para saltar mejor!).

    En tercer lugar, la confusión se debe a que el mismo concepto de “lucha política” tiene distinto significado para un partidario de “Naródnaia Volia” y un miembro de “Naródnoie Pravo”, por un lado, y para un socialdemócrata, por el otro. Los socialdemócratas entienden la lucha política de otro modo, la entienden de modo mucho más amplio que los representantes de las viejas teorías revolucionarias. Una ilustración palmaria de esta tesis, que puede parecer paradójica, nos la ofrece el Volante (del grupo “Naródnaia Volia”), núm. 4, del 9 de diciembre de 1895. Saludamos de todo corazón a esta publicación, que evidencia el profundo y fructífero proceso intelectual que se desarrolla entre los partidos contemporáneos de “Naródnaia Volia”, y no podemos dejar de señalar el artículo de P. Lavrov Sobre cuestiones programáticas (págs. 19- 22), que demuestra bien claramente que los partidarios de “ Naródnaia Volia” de la vieja usanza comprenden de modo distinto la lucha política [3]. “...Aquí—escribe Lavrov hablando de la relación entre el programa de “Naródnaia Volia” y el socialdemócrata—, es esencial una sola cosa y sólo una: ¿es posible organizar bajo el absolutismo, un fuerte partido obrero sin crear, además, un partido revolucionario dirigido contra el absolutismo?” (pág. 21, col. 2); y lo mismo un poco más arriba (col. 1): “...organizar un partido obrero ruso bajo la dominación del absolutismo sin organizar, al mismo tiempo, uní partido revolucionario contra este absolutismo...” Para nosotros es completamente incomprensible esta diferencia, tan cardinal para Lavrov. ¿Cómo es esto? ¿¿”Un partido obrero además de un partido revolucionario dirigido contra el absolutismo”?? ¿Pero acaso el mismo partido obrero no es un partido revolucionario? ¿Acaso no está dirigido contra el absolutismo? La explicación de esta extravagancia la da el siguiente párrafo del artículo de Lavrov: “Forzoso es proceder a la organización del partido obrero ruso aunque exista el absolutismo con todas sus delicias. Si los socialdemócratas lograran hacerlo, sin organizar al mismo tiempo una conspiración [4] política contra el absolutismo, con todas las condiciones de semejante conspiración, entonces, naturalmente, su programa político sería adecuado para los socialistas rusos, ya que la emancipación de los obreros se realizaría con las fuerzas de los obreros mismos. Pero esto es bastante dudoso, si no imposible” (pág. 21, col. 1). ¡He aquí el quid de la cuestión! ¡Para un partidario de “Naródnaia Volia” el concepto de lucha política equivale al de conspiración política! Es necesario confesar que con estas palabras Lavrov ha logrado expresar con plena claridad la diferencia fundamental que existe en la táctica de la lucha política entre los partidarios de “Naródnaia Volia” y los socialdemócratas. Las tradiciones del blanquismo, de la conspiración, están tan arraigadas entre los partidarios de “Naródnaia Volia”, que no pueden concebir la lucha política sino como conspiración política. En cambio, los socialdemócratas no pecan de semejante estrechez de criterio; no creen en la conspiración, piensan que la época de las conspiraciones ha quedado atrás ’hace tiempo, que reducir la lucha política a la conspiración significa, por un lado, hacerla muy estrecha, y por el otro, elegir los métodos de lucha menos acertados. Cualquiera puede comprender que cuando Lavrov dice que “la acción de Occidente sirve de modelo indiscutible para los socialdemócratas rusos” (pág. 21, col. 1) no es más que un recurso polémico; que en realidad los socialdemócratas rusos nunca perdieron de vista nuestras condiciones políticas, jamás soñaron en la posibilidad de crear en Rusia un partido obrero legal; que nunca han separado la lucha, por el socialismo de la lucha por la libertad política. Por el contrario, siempre creyeron y continúan creyendo, que esta lucha debe ser realizada no por conspiradores, sino por un partido revolucionario que se apoye en el movimiento obrero. Opinan que la lucha contra el absolutismo no debe consistir en organizar conspiraciones, sino en educar, disciplinar y organizar al proletariado, en ’hacer entre los obreros una agitación política que estigmatice al absolutismo, que ponga en la picota a todos esos caballeros andantes del gobierno policíaco y obligar a este gobierno a hacer concesiones. ¿Acaso no es ésta precisamente la actividad de la “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera” de San Petersburgo? ¿Acaso esta organización no constituye el germen de un partido revolucionario, que se apoya en el movimiento obrero y dirige la lucha de clase del proletariado, la lucha contra el capital y contra el gobierno absolutista, sin organizar conjuras de ninguna clase y sacando sus fuerzas precisamente de la fusión de la lucha socialista y democrática en una indivisible lucha de clases del proletariado-de Petersburgo? ¿Acaso la actividad de la “Unión”, a pesar de ser tan reciente, no ha demostrado ya que el proletariado, dirigido por la socialdemocracia, representa una gran fuerza política, que el gobierno se ve obligado a tener en cuenta, y a la cual se apresura a hacer concesiones? La ley del 2 de junio de 1897 [5], por el apuro en promulgarla y por su contenido, demuestra claramente la importancia que tiene como concesión arrancada por el proletariado, como posición conquistada al enemigo del pueblo ruso. La concesión es harto pequeña, la posición muy insignificante, pero la organización de la clase obrera que ha logrado arrancar esta concesión, tampoco se distingue por su amplitud, ni por la solidez, ni por la antigüedad, ni por la riqueza de experiencia o de medios: la “Unión de lucha” no se fundó, como es sabido, hasta el año 1895–1896, y sus llamamientos a los obreros se han reducido a volantes impresos en hectógrafo o litografiados. ¿Es posible negar que una organización análoga, que abarcara por lo menos los principales centros del movimiento obrero de Rusia (la región de Petersburgo, de Moscú-Vladímir, del Sur y las más importantes ciudades, como Odesa, Kíev, Sarátov, etc.), que dispusiera de un órgano revolucionario y gozase entre los obreros rusos de la autoridad de que goza la “Unión de lucha” entre los obreros de Petersburgo, que una organización análoga sería un factor político importantísimo en la Rusia actual, un factor al cual el gobierno no podría dejar de tener en cuenta en toda su política, tanto interna como exterior? Al dirigir la lucha de clase del proletariado, desarrollar la organización y la disciplina entre los obreros, ayudarlos a luchar por sus necesidades económicas inmediatas y a arrebatar al capital una posición tras otra, educar políticamente a los obreros y acosar de modo sistemático y consecuente al absolutismo, hostigando a cada uno de los Bashibuzuks zaristas, que hacen sentir al obrero la pesada garra del gobierno policíaco, semejante organización sería, al mismo tiempo, una organización del partido obrero adaptada a nuestras condiciones y un poderoso partido revolucionario dirigido contra el absolutismo. Pero discurrir de antemano sobre el medio a eme recurrirá esta organización para asestar un golpe decisivo al absolutismo, sobre si preferirá, por ejemplo, la insurrección o la huelga política de masas u otra forma de ataque, y decidir en el momento actual este problema, sería vano doctrinarismo. Se parecería al caso de generales que se reunieran en consejo militar antes de reclutar las tropas, de movilizarlas y de ponerlas en marcha contra el adversario. Y cuando el ejército del proletariado luche inflexiblemente y bajo la dirección de una fuerte organización socialdemócrata, por su emancipación económica y política, entonces, ese mismo ejército señalará a los generales los métodos y medios de acción. Entonces, sólo entonces, se podrá resolver el problema de asestar el golpe definitivo al absolutismo, pues ello depende precisamente del estado del movimiento obrero, de su amplitud, de los métodos de lucha por él elaborados, de las cualidades de la organización revolucionaria que dirija el movimiento, de la actitud de otros elementos sociales respecto del proletariado y el absolutismo, de las condiciones de la política exterior e interna. En una palabra, de mil condiciones que es imposible e inútil tratar de adivinar.

    Por eso, es también muy injusto el siguiente juicio de Lavrov:

    “Pero si ellos [los socialdemócratas] no sólo tienen que agrupar, de uno u otro modo, a las fuerzas obreras para la lucha contra el capital, sino que tienen que reunir a personas y grupos revolucionarios para la lucha contra el absolutismo, entonces los socialdemócratas rusos, o como quiera que se llamen, adoptarán en la práctica el programa de sus adversarios, los partidarios de ’Naródnaia Volia’, o como quiera que se llamen. Las diferencias de opinión sobre la comunidad campesina, sobre los destinos del capitalismo en Rusia, sobre el materialismo económico, son aspectos particulares, de muy poca importancia para el problema en sí, y que facilitan o entorpecen la solución de tareas parciales, la adopción de métodos apropiados para la preparación de los puntos fundamentales; pero nada más” (pág. 21, col. 1).

    ¡Hasta resulta extraño discutir esta última afirmación según la cual la diferencia de opiniones sobre la manera de concebir los problemas fundamentales de la realidad rusa y del desarrollo de la sociedad rusa, sobre los problemas fundamentales de la interpretación de la historia, pudieran considerarse sólo “aspectos particulares”! Hace mucho que se ha dicho que sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario, y no creo que en el momento actual sea necesario probar semejante verdad. Calificar de “particulares” a estos grandes problemas revolucionarios —teoría de la lucha de clase, concepción materialista de la historia rusa, y apreciación materialista de la actual situación económica y política de Rusia, reconocimiento de la necesidad de reducir la lucha revolucionaria a determinados intereses de una clase determinada, analizando sus relaciones con las otras clases— es hasta tal punto colosalmente falso e inesperado en un veterano de la teoría revolucionaria, que casi nos inclinamos a considerar este pasaje sencillamente como un lapsus. Y con respecto a la primera mitad del párrafo que hemos citado, su sinrazón es aun más asombrosa. Declarar en letras de molde que los socialdemócratas rusos sólo agrupan a las fuerzas obreras para la lucha contra el capital (¡es decir, sólo para la lucha económica!), sin reunir a personas y grupos revolucionarios para la lucha contra el absolutismo, significa ignorar o querer ignorar hechos de todos conocidos acerca de la actividad de los socialdemócratas rusos. ¿O tal vez Lavrov no considera a quienes realizan una actividad práctica en las filas socialdemócratas como “personas revolucionarias” o “grupos revolucionarios’?! ¿O es que él entiende (y esto quizá sea lo más acertado) como “lucha” contra el absolutismo solamente las conjuraciones contra el absolutismo? (En la página 21, col. 2, dice: “...se trata de...organizar una conspiración revolucionaria”. La cursiva es nuestra). ¿Tal vez, según P. L. Lavrov, quien no organice conspiraciones políticas tampoco desarrolla una lucha política? Repetimos una vez más que tal punto de vista corresponde por entero a las tradiciones de los viejos partidarios de “Naródnaia Volia”, pero que no corresponde en absoluto a las concepciones actuales de la lucha política, ni a la realidad de hoy.

    Tenemos que decir aun algunas palabras sobre los partidarios de “Naródnoie Pravo”. Lavrov tiene completa razón, a nuestro entender, cuando dice que los socialdemócratas “recomiendan a los partidarios de ‘Naródnoie Pravo’ como más sinceros, y están dispuestos a apoyarlos, pero sin llegar a la fusión con ellos” (pág. 19, col. 2). Sólo sería necesario agregar: como más sinceros demócratas, y siempre que los partidarios de “Naródnoie Pravo” actúen como demócratas consecuentes. Es de lamentar que esta condición sea más un futuro deseable que un presente real. Los partidarios de “Naródnoie Pravo” expresaron el deseo de emancipar del populismo a los objetivos demócratas y de emanciparlos en general, de todo lazo con las formas envejecidas del “socialismo ruso”, pero ellos mismos están muy lejos de haberse liberado de los viejos prejuicios, muy lejos de ser consecuentes, cuando dan a su partido, que sólo es de trasformaciones políticas, el nombre de partido “social (??!) -revolucionario” (véase su Manifiesto, fechado el 19 de febrero de 1894) y declaran en ese “manifiesto” que “en el concepto de derecho del pueblo contra la organización de la producción popular” (nos vemos precisados a citar de memoria), con lo cual introducen de contrabando los mismos prejuicios del populismo. Por eso, Lavrov tal vez no carece de razón, cuando los llama “políticos de mascarada” (pág. 20, col. 2). Pero quizá sería más justo considerar la corriente de “Naródnoie Pravo” como una doctrina, de transición, a la que no se puede dejar de reconocer el mérito de haberse avergonzado de la peculiaridad de las doctrinas populistas y de haber entrado en franca controversia con los más detestables reaccionarios del populismo, que se permiten decir, ante la faz, del absolutismo policíaco de clase, que son de desear transformaciones económicas y no políticas (véase Un problema candente, publicación del partido “Naródnoie Pravo”). Si en este partido no hay realmente más que ex socialistas, que ocultan su bandera socialista con fines tácticos, que sólo se colocan la máscara de políticos no socialistas (como supone Lavrov, pág. 20, col. 2), entonces, por cierto, ese partido no tiene, porvenir alguno. Pero si en ese partido hay políticos no socialistas, demócratas no socialistas, verdaderos, y no de mascarada, entonces puede aportar no poco beneficio si trata de acercarse a los elementos políticos opositores de nuestra burguesía, de despertar la conciencia política de clase de nuestra pequeña burguesía, de los pequeños comerciantes, pequeños artesanos, etc., de esta clase que en toda Europa occidental ha desempeñado su papel en el movimiento democrático y que en Rusia ha ’hecho progresos particularmente rápidos en el sentido cultural y en otros sentidos, durante la época posterior a la reforma, y que no puede dejar de sentir la opresión del gobierno policíaco, que presta un cínico apoyo a los grandes fabricantes, a los magnates monopolistas financieros e industriales. Para ello sólo es necesario que los partidarios de “Naródnoie Pravo” se planteen como tarea el acercamiento a las diferentes capas de la población y que no se limiten sólo a esos mismos “intelectuales”, cuya impotencia, dado su divorcio de los intereses reales de las masas, reconoce inclusive Un problema candente. Para esto es necesario que los partidarios de “Naródnoie Pravo” abandonen toda pretensión de fusionar a los más heterogéneos elementos sociales y de apartar al socialismo de las tareas políticas, que abandonen la falsa vergüenza que les impide acercarse a las capas burguesas del pueblo, es decir, que no solamente hablen de un programa de políticos no socialistas, sino que actúen de acuerdo con semejante programa, despertando y desarrollando la conciencia de clase de los grupos y clases sociales para los cuales el socialismo no es necesario en absoluto, pero que, cuanto más avanza el tiempo, sienten con mayor intensidad la opresión del absolutismo y la necesidad de la libertad política.

    ***

    La socialdemocracia rusa es aún muy joven. Apenas empieza a salir del estado embrionario en donde los problemas teóricos ocupan el lugar predominante; apenas comienza a desarrollar su actividad práctica. En lugar de criticar las teorías y los programas socialdemócratas, los revolucionarios de otras fracciones necesariamente se ven obligados a criticar la actividad práctica de los socialdemócratas rusos. Y hay que reconocer que esta última crítica se distingue en forma tajante de la crítica teórica, se distingue hasta el punto de que ha sido posible lanzar rumores tan cómicos como el de que la “Unión de lucha” de Petersburgo no es una organización socialdemócrata. La posibilidad misma de semejante rumor demuestra cuan injusta es la acusación que se ha divulgado contra los socialdemócratas en cuanto a que se desentienden de la lucha política. La posibilidad misma de tal rumor es ya una prueba de que muchos revolucionarios, a los que no ha podido convencer la teoría de los socialdemócratas, comienzan a convencerse por la actividad práctica de éstos.

    La socialdemocracia tiene aun ante sí un enorme campo de acción apenas abordado. El despertar de la clase obrera rusa, su aspiración espontánea ’hacia el saber, hacia la unidad, hacia el socialismo, hacia la lucha contra sus explotadores y opresores, adquiere día a, día formas más claras y amplias. Los avances prodigiosos realizados por el capitalismo ruso en los últimos tiempos constituyen la garantía de que el movimiento obrero no cesará de crecer en número y en fuerza. En el momento actual atravesamos evidentemente un período del ciclo capitalista en el que la industria “prospera” y el comercio es muy activo, las fábricas trabajan a pleno rendimiento y aparecen, como hongos después de la lluvia, en número incontable, nuevas fábricas, nuevas empresas, sociedades anónimas, la construcción de ferrocarriles, etc., etc. No hay que ser profeta para predecir la bancarrota inevitable (más o menos violenta) que debe seguir a esta “prosperidad” de la industria. Tal bancarrota arruinará a gran cantidad de pequeños patronos, convertirá en desocupados a gran número de obreros y planteará de este modo, agudamente, a toda la masa obrera los problemas del socialismo y de la democracia, que hace ya mucho están planteados para cada obrero conciente, para todo obrero que piensa. Los socialdemócratas rusos deben cuidar de que esta bancarrota encuentre al proletariado de Rusia más conciente, más unido, con una comprensión de las tareas de la clase obrera rusa, con capacidad de oponerse a la clase capitalista —que amasa hoy ganancias fabulosas y trata siempre de cargar las pérdidas sobre los hombros de los obreros—, con capacidad para ponerse al frente de la democracia rusa, en una decidida lucha contra el absolutismo policíaco, que ata de pies y manos a los obreros rusos, a todo el pueblo ruso.

    ¡Por lo tanto camaradas, manos a la obra! ¡No perdamos un tiempo tan precioso! ¡Los socialdemócratas rusos tienen ante sí un trabajo inmensa para atender las necesidades del proletariado que despierta, organizar el movimiento obrero, fortalecer a los grupos revolucionarios y su unión recíproca, procurar a los obreros literatura de propaganda y agitación, unir los círculos obreros y los grupos socialdemócratas diseminados por todos los confines de Rusia en un partido obrero socialdemócrata único!

    Notas:

    [1] En el manuscrito en lugar de las palabras “de la sociedad” había una abreviatura que podía leerse como “de la producción” o “del gobierno”, y así con esta segunda interpretación, se publicó en la primera edición. En la segunda (1905) publicada por Lenin, este error evidente fue corregido, tal como se da en esta edición y en la recopilación En doce años (1907). (Ed.)

    [2] Véase C. Marx y F. Engels, ob. cit., págs. 9-35. (Ed.)

    [3] El artículo de P. Lavrov, publicado en el núm. 4, es sólo un “fragmento” de una larga carta de Lavrov destinada a Materiales. Hemos oído decir que este verano (1897), apareció también en el extranjero el texto completo de esta carta y la contestación de Plejánov; pero no pudimos ver una ni otra. Tampoco sabemos si salió el núm. 5, en el que la Redacción había prometido publicar un artículo editorial a propósito de la carta de Lavrov, Véase núm. 4, pág. 22, col. 1, nota.

    [4] La cursiva es nuestra.

    [5] La ley del 2 de junio de 1897 reducía la jornada de trabaja a 11 horas y media y establecía un día obligatorio de descanso, el domingo. (Ed.)
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    Las tareas de los socialdemocratas rusos Empty Re: Las tareas de los socialdemocratas rusos

    Mensaje por sorge Jue Ene 07, 2016 6:44 pm

    PROLOGO A LA SEGUNDA EDICION DEL FOLLETO
    LAS TAREAS DE LOS SOCIALDEMOCRATAS RUSOS
    Han transcurrido exactamente cinco años desde el momento en que fué escrito el presente folleto, cuya segunda edición aparece ahora motivada por las necesidades de la propaganda. En este breve plazo, nuestro joven movimiento obrero ha adelantado tanto, en la situación de la socialdemocracia rusa y en el estado de sus fuerzas se han producido cambios tan profundos, que parecerá tal vez extraño que baya podido surgir la necesidad de una simple reedición del antiguo folleto.
    ¿'Acaso Las tareas de los socialdemocratas rusos no han variado nada en 1902 en comparación con el año 1897? ¿Acaso no han adelantado
    ni un paso, en lo que a esto se refiere, los conceptos del autor mismo, que, entonces, resumía nada más que "la primera experiencia" de su actuación en el Partido?
    Preguntas como estas (o por el estilo) las formulará seguramente más de un lector, y para responder a ellas debemos remitirnos al libro
    Qué hacer? y completar algo de lo que en él se ha expuesto. Remitirnos a él, con el fin de señalar los conceptos expuestos por el autor sobre las tareas actuales de la socialdemocracia; completar lo dicho:en la citada obra (págs. 65, 66, 168, ,188) sobre las condiciones, en las que fué escrito el folleto que ahora sejreedita, y sobre su manera de abordar el "período" especia en el desarrollo de la socialdemocracia rusa.
    En la obra mencionada (¿Qué hacer?) he hablado, en general, de cuatro periodos, de los cuales el último concernía "al presente y, en parte, al futuro"; el tercer período fué el del dominio (o, en todo caso, de la amplia difusión) de la tendencia "economista", a partir de 1897-98;el segundo se extiende desde 1894 hasta 1898, y el primero abarca los años 1884-1894. En el segundo período, a diferencia del tercero, no
    advertimos divergencias entre los socialdemócratas mismos. La socialdemocracia estaba en aquella época ideológicamente unida y fué entonces cuando se intentó lograr también la unidad práctica, orgánica (la formación del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia). Los socialdemócratas dedicaron en aquel entonces la máxima atención no al esclarecimiento y a la solución de tales o cuales problemas internos
    del Partido (como en el tercer período), sino a la lucha ideológica contra los enemigos de la socialdemocracia, por un lado, y , por otro, al desenvolvimiento de la labor práctica del Partido.
    Entre la teoría y la práctica de los socialdemócratas no existía el antagonismo que hubo en la época del "economismo."
    El presente 'folleto refleja precisamente las particularidades de aquella situación y 'de aquellas "tareas" \de la socialdemocracia. El folleto invita a profundizar y ampliar la labor prálctica, no viendo ningún "obstáculo" para ello en la falta de esclarecimiento de algunos puntos de vista, principios y teorías generales, no viendo (por no existir entonces) dificultad alguna en la coilibinación de la lucha política y económica. El folleto va dirigido, con sus aclaraciones de principio, a los adversarios de la socialdemocracia, a los narodovoltsi [partidarios de Narodncria Volia ("Voluntad del Pueblo")], y a los narodopravtsi [partidarios de Naroidnoie Pravo ("Derecho'del Pueblo")], tratando de disipar,'las confusiones y las prevenciones, que les hacen mantenerse alejados del nuevo movimiento.
    Y ahora, cuando, según se ve, el período-del "economismo" se va acercanido a su fin, la posición 'de los .socialdemócratas semeja nuevamente
    a la que existía cinco años atrás. Naturalmente, las tareas que ahora tenemos planteadas son inconmparablemente más complejas, de acuerdo con e1 auge enorme que ha adlquirido el movimiento durante este tiempo; pero las particularidades fundamentales del momento reproducen, sobre una base más amplia y en mayor escala, las particularidades del "segundo" período. La falta de correspondencia entre nuestra teoría, el programa, las tareas tácticas y la práctica, desaparece a medida que desaparece el economismo. De nuevo podemos y debemos llamar decididamente a profundizar y ampliar la labor práctica, pues el desbrozo de las premisas teóricas de esta labor ya está hecho en su mayor parte. Debemos prestar nuevamente una atención especial a las corrientes ilegales no-socialdemócratas de Rusia, toda vez que volvemos a tener ante nosotros, en realidad, las mismas corrientes que en la primera mitad de la década del 90 del siglo pasado, pero mucho más desarrolladas, cristalizadas, "maduras".
    Los narodovoltsie, en el proceso de despojarse de sus vieja sotanas, han llegado hasta convertirse en "socialrevolucionarios", demostrando, aunque no sea más que con el nombre, que se han quedado a mitad del camino. Se han distanciado de lo viejo (el socialismo "ruso"), pero no han llegado a lo nuevo (la socialdemocracia). La única teoría del socialismo revolucionario que la humanidad contemporánea conoce,
    es decir, el marxismo, ellos la guardan en el archivo, basándose en la crítica burguesa (¡socialista!) ~y" oportunista (¡revolucionario!!).
    La ausencia ,de ideas y de principios les conduce, en la práctica, al aventurerismo revolucionario", que se traduce tanto en su aspiración de colocar sobre un mismo nivel capas de clases sociales tales como la intelectualidad, el prole'tariado y los campesinos, como en su prédica bulliciosa del terror "sistemático" y en su excelentísirno programa mínimo agrario (socialización de la tierra-cooperación-sujeción a la parcela-ver Iskra núm. 23 y 24-) y en su actitud hacia los liberales (ver Revoliutsionnaia Rossícr ["Rusia Revolucionaria"], núm.
    9, y la crítica del señor Zhitlovski contra Osvobozdnhzie ["Emancipación"] en elnúm. 9 de Sozialistische Monatshefte ["Revista socialista mensual"]), y en muchas otras cosas a las que tendremos que volver todavía más de una vez. En Rusia, existen aún tantos elementos sociales y condiciones que alimentan la inestabilidad de los intelectuales, que despiertan entre los individuos de espíritu radical el deseo
    de combinar lo viejo y caduco con lo inánime que está de moda, lo cual les impide fusionar su causa con la lucha de clases del proletariado, que la socialdemocracia se tendrá que ver todavía con la orientación u orientaciones como la "socialrevolucionaria", hasta que la evolución del capitalismo y la agudización de las contradicciones de clase les priven de toda base.
    Los narodopravtsi, que en 1897 se distinguían por su vaguedad, no inferior a la de los actuales socialrevolucionarios, desaparecieron rápidamente de la escena debido a eso. Pero la idea "razonable" de separar totalmente del socialismo la reivindicación 'de 'la libertad política no
    murió y no ha podido morir, pues, en Rusia, son muy fuertes y se están robusteciendo las corrientes liberales democráticas entre los sectores más heterogéneos de la grande y de la pequeña burguesía. Por eso, el liberal Osvobozhdenie resul'tó el heredero legítimo de los narodpravtsi, el continuador definido, consecuente y maduro, que quiere agrupar en torno suyo a los representantes de la burguesía
    oposicionista lde Rusia. Y así como son inevitables el agostamiento y la caducidad de la Rusia vieja, anterior a la reforma, de los campesinos patriarcales, de la intelectualidad de tipo antiguo, capaz de entusiasmarse por igual con la comunidad, con la cooperación agrícola y con el 'terror "incapturable", son también inevitables el crecimiento y la maduración de las clases poseedoras de la Rusia capitalista, de la
    burguesía y de la pequeña burguesía, con su liberalismo razonable, que comienza a comprender que no conviene mantener un gobierno absolutista torpe, salvaje y caro, que no les 'defiende en absoluto 'del socialismo; con sus reivindicaciones de formas europeas de lucha y de dominación 'de clase; con sus aspiraciones innatas (en la época del despertar y crecimiento del proletariado) de encubrir sus intereses burgueses de clase con la negación de la lucha de clases en (general.
    Tenemos, por tanto, motivos de gratitud hacia los señores terratenientes liberales, que tratan de formar un "partido" constitucional agrario". En primer término-empezando por lo de menor importancia-, les expresamos nuestro agradecimiento por haber librado del señor Struva a la smialdemooracia rusa, convirtiéndole definitivamente de casi-marxista en .liberal, ayudandonos, a base [de un ejemplo vivo, a demostrar a todo el mundo el verdadero significado 'del bernsteinianismo en general y del ruso en particular. En segundo lugar, tratando d e convertir en liberales conscientes los d iversos sectores 'de la burguesía rusa, Osvobozddenie nos ayudará así a acelerar la conversión en socialistas conscientes 'de masas cad'a vez más grandes de obreros. Existía y existe entre nosotros tanta vaguedad, tanto casi socialismo liberal-populista, que, comparada con él, la nueva orientación liberal constituye un avance evidente. A los obreros les será ahora mas fácil demostrar ,palpablemente lo que es la burguesía rusa liberal
    y democrática, explicar la necesidad de un parbido político obrero independiente que forme un todo con la socialdemocracia internacional; será más fácil llamar a los intelectuales a que definan resueltamente su posición: liberalismo o socialdemocracia; las teorías y orientaciones ambiguas se irán destruyendo en las ruedas del molino de estos dos "antípodas" que crecen y se fortalecen. En tercer lugar-y esto es, naturalmente, lo más importante-, expresamos nuestra gratitud hacia los liberales, si es que con su oposición quiebran la unión que existe entre la autocracia y ciertas capas de la burguesía y de la intelectualidad.
    Decimos: "si es que", porque con sus coqueteos con el absolutismo, con su ponderación del trabajo cultural pacífico, con su guerra contra los revolucionarios"tendenciosos", etc. los liberales no dañan tanto a la autocracia como a la lucha contra la misma. Desenmascarando enérgica e implacablemente toda indecisión de los liberales, todo intento de coquetear con el gobierno, nosotros, al mismo tiempo, iremos
    debilitando este aspecto traidor de la actividad política de los señores burgueses liberales, paralizando así su siniestra para asegurar mejores resultidos a la labor de su diestra.
    De este modo, tanto los narodovoltsi como los narodopravtsi han dado pasos muy grandes en el sentido del desarrollo, de la definición y cristalización de sus verdaderas aspiraciones y de su verdadera naturaleza. La lucha que en la primera mitad de la década del 90 tenia el carácter de lucha entre pequeños círculos de la iuventud revolucionaria, se reanuda ahora como una lucha decidida, de orientaciones políticas maduras y de verdaderos partidos políticos.
    En vista de ello, la reedición de Las tareas no será tal vez inútil, teniendo también en cuenta que recordará a los jóvenes militantes del Partido el pasado próximo del mismo, mostrará el origen de la situación de los socialdemócratas entre las otras tendencias que acaban de definirse de una manera completa, ayudará a concebir de un modo más claro y potente las "tareas" del momento actual, similares; en el fondo, pero mucho más complejas.
    Con excepcional vigor se plantea ahora ante la socialdemocracia la tarea de poner término a toda dispersión y vacilación en su seno; de estrechar más sus filas y agruparse, desde el punto (de vista de la organización, bajo la bandera idel marxismo revolucionario e encauzar todos sus esfuerzos a la unificación de todos los socialdemócratas que realizan una labor práctica, a profundizar y ampliar su actividad y, al mismo tiempo, prestar seria atención al esclarecimiento ante las masas, lo más extensas posibles, de intelectuales y obreros, de la verdadera significación de las dos tendencias arriba mencionadas, que desde hace ya tiempo deben ser tenidas en cuenta por la socialdemocracia.
    Agosto, 1902. Publicado por vez primera ea diciembre de 1902, en el folleto editado por la Liga.
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    Mensaje por sorge Jue Ene 07, 2016 6:50 pm

    PROLOGO LA TERCERA EDICION DE FOLLETO LAS TAREAS DE LOS SOCIALDEMOCRATAS RUSOS
    La 'tercera edición del presente folleto aparece en un momento del desarrollo de la revolución en Rusia que se diferencia esencialmente del año 1897, que es cuando el folleto fué escrito, y de 1902, año en al que apareció la segunda edición del mismo. Huelga decir que el folleto no es más que un esbozo somero de las tareas de la socialdemocracia en general y no una indicación concreta sobre tareas actuales, que corresponden al estado del movimiento obrero y revolucionario actual, así como al estado del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. A las tareas actuales de nuestro Partido está dedicado mi folleto
    Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática (Ginebra, 1905). De la comparación de ambos folletos, los lectores podrán deducir si los conceptos del autor respecto a las tareas generales de la socialdemocracia y las tareas especiales del momento actual, se han ido desarrollando de un modo consecuente. Que tal comparación no está de más lo demuestra, entre otras cosas, la reciente ocurrencia del líder de nuestra burguesía liberal-monárquica, señor Struve, el cual en Osvobozhdenie ha acusado a la socialdemocracia revolucionaria (en la persona del 111 Congreso del P.O.S.D.R.) del planteamiento de un modo sedicioso y revolucionario abstracto del problema de la insurrección armada. Ya hemos señalado en Proletari ["El Proletario"] (núm. 9, "La revolución enseña") que la simple comparación de Las tareas de los socialdemócratas rusos (1897), de ¿Que hacer? (1902) y de Proletari (1905), desmiente la acusación de los osvobozhdentsi [partidarios de Osvobozhdenie] y demuestra la relación entre el desarrollo de los conceptos socialdemócratas sobre la insurrección y el desarrollo del movimiento revolucionario en Rusia. La acusación de los osvobozhdentsi no es sino una patraña oportunista de los partidarios de la monarquía liberal, que aspiran a encubrir su traición a la revolución, su traición a los intereses del pueblo, sus aspiraciones de llegar a un compromiso con el poder zarista.
    Agosto, 1905
    Publicado por vez primera en 1905, en el folleto editado por el C.C. del P.O.S.D.R.
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    Mensaje por sorge Jue Ene 07, 2016 9:16 pm

    LAS TAREAS DE LOS SOCIALDEMOCRATAS RUSOS* TERCERA EDICIÓN
    La segunda mitad de la década del 90 se caracteriza por una notable reanimación en el planteamiento y solución de los problemas revolucionarios rusos. La aparición de un nuevo partido revolucionario, el de Narodnoie Pravo, la creciente influencia y los exitos de los socialdemócratas, la evolución interna de Narodnaia Volia fueron factores que trajeron consigo una viva discusión de las cuestiones programátícas,
    tanto en los círculos socialistas intelectuales y obreros como en las publicaciones ilegales. Son de mencionar, en lo que a esto último se refiere, el Problema vital y el Manifesto (1894) del partido Nardnoie Pravo, Letuchi listok gruppi Narodnoi Voli ["Hoja volante del ,mpo "Narodnaia Volia"], Rabotnik ["El militante"], editado en el extranjero por la Unión de los socialdemócratas rusos, la creciente ac'tividad en la edición de folletos revolucionarios en Rusia, dedicados principalmente a los obreros, la labor de agitación, realizada por la Union de lucha por la emancipación de la clase obrera, agrupaci6n socialdemócrata de Petersburgo, con motivo de las memorables huelgas petersburguesas de 1896, etc.
    En el momento actual (a fines de 1897), la cuestión más palpitante es, a nuestro juicio, la de la actividad práctica de los socialdemócratas.
    Subrayamos el aspecto práctico del socialdemocratismo, puesto que en el aspecto teórico ya hemos dejado atrás, por lo visto, el período más grave de la testaruda incomprensi6n de los enemigos, las marcadas intenciones de aplastar la nueva dirección en cuanto apareció, de un lado, y del otro, la vehemente autodefensa de los fundamentos del socialdemocratismo. Ahora, las concepcianas teóricas de los socialdemócratas
    están suficientemente puestas en claro en sus rasgos principales y fundamentales. Pero no puede decirse lo mismo del aspecto práctico del socialdemocratismo, de su programa político, (de sus mé-
    * Escrito a fines de 1897, este folleto fué publicado en Ginebra en 1899. (N. de
    la Red.)
    10
    todos de actividad, de su táctica. Precisamente en este terreno dominan más que nada, a nuestro parecer, las confusiones y la incomprensión mutua, por las que no se acercan plenamente socialdemocratismo
    los revolucionarios que, en el aspecto teórico, se han apartado completamente de Narodnaia Volia, y que, en la práctica, o pasan, por la fuerza misma de las cosas, a la propaganda y a la agitación entre los obreros, y aún más, llegan a basar su actuación entre ellos en la lucha de clases; o tratan de hacer de los objetivos democráticos base de todo el programa y de toda la actividad revolucionaria. Si no nos
    equivocamos, esta característica corresponde a los dos grupos revolucionarios que actúan en el momento presente en Rusia al lado de los socialdemócratas, esto es, a Narodnuia Volia y Narodnoie Pravo.
    Por esto nos parece particularmente oportuno el intedto de aclarar las tareas prácticas de la socialdemocracia y exponer las razones que nos hacen considerar su programa como el más racional de los tres que tenemos a la vista y creer que las consideraciones que se le han opuesto se fundan, en gran parte, en equívocos.
    La actividad práctica de los socialdemócratas se propone, como es sabido, dirigir la lucha de clase del proletariado y organizarla en sus dos manifestaciones: socialista (lucha contra la clase capitalista por derribar el régimen de clases y organizar la producción socialista) y democrático .(lucha contra el absolutismo, por la conquista (de la libertad política para Rusia y por la democratización de su régimen
    social y político). Hemos dicho como es sabido. Y, en efecto, desde el momento en que aparecieron como tendencia social revolucionaria especial, los socialdemócratas rusos han formulado siempre con absoluta claridad estas tareas de su actuación, han subrayado siempre la doble manifestación y contenido de la lucha de clases del proletariado, han insistido siempre en la indisoluble unión de sus tareas socialistas y democráticas, como lo expresa claramente el nombre por ellos adoptado. A pesar de esto, se encuentran aún hoy a menudo socialistas que tienen las ideas más equivocadas sobre los socialdemócratas, que los acusan de desconocer la lucha política, etc. Detengámonos, pues, un momento para examinar ambos aspectos(de la actividad práctica de la socialdemocracia rusa.
    Comencemos por la adividad socialista. Desde el momento en que comenzó a actuar entre los obreros la organización socialdemócrata
    Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera, en Petersburgo, parece que el carácter de la actividad socialdemócrata debió quedar, en este aspecto, completamente claro. La labor socialista de los socialdemócratas rusos consiste en hacer propaganda de las doctrinas del socialismo científico, en difundir entre la clase obrera un concepto
    Justo sobre el actual régimen económico-social, sobre sus fundamentos y su desarrollo, sobre las idiferentes clases de la sociedad rusa, sobre sus relaciones mutuas, sobre la lucha de estas clase entre sí, sobre el papel de la clase obrera en esta lucha, su actitud ante las clases en descomposición y en desarrollo, ante el pasado y el futuro del capitalismo, sobre las tareas histtóricas de la socialdemocracia internacional
    y de la clase obrera rusa. Estrechamente ligada a la propaganda atá la agitación entre los obreros, que pasa, naturalmente, a primer plano por ias condiciones políticas actuales de Rusia y por el nivel de desarrollo de las masas obreras. La agitación entre los obreros consiste en que los socialdemócratas participan en todas las manifestaciones espontáneais de la lucha de la clalse obrera, en todas las colisiones entre obreros y capitalistas motiva'das por la jornada de trabajo, por el salario, las con'diciones de trabajo, etc., etc. Nuestra tarea consiste en fundir nuestra actividad con los problemias prácticos que afectan a la vida del obrero, en ayudar a los obrerm a orientarse en estos problemas, en dirigir su atención hacia los abusos más importantes de que son objeto, en ayudarle a formular más exacta y prácticamente sus reivindicaciones a los patronos, en desarrollar en dos la conciencia de su solidaridad, la conciencia'de la comunidad de causa de intereses de todos los obreros rusos como clase obrera única, parte del ejército mundial del proletariado; consiste en organizar círculos obreros, establecer relaciones acertadas y secretas entre ellos y el grupo central de los socialdemócratas, editar y difundir literatura obrera, organizar colaboraciones ,de todos los centros del movimiento obrero, editar octavillas y proclamas de agitación y distribuirlas, preparar un contingente de agitadores experimentados: tales son, en rasgos generales, las manifestaciones de la actividad socialista de la socialdemocracia rusa.

    Nuestra labor, ante todo y sobre todo, se dirige hacia los obreros de la fábrica, de ila ciudad. La socialdemocracia rusa no debe desperdigar sus fuerzas, sino concentrarlas para actuar entre el proletariado industrial, que es el más indinado a aceptar las ideas socialdemócratas, el más desarrollado política e intelectualmente, el más importante por su número y por su concentración en los principales centros políticos
    del país. Por eso, lo primero y esencial que debe hacer la socialdemocracia es crear una organización sólida entre los obreros fabriles de la ciudad; sería de lo menos razonable distraerse ahora del cumplimiento de esta tarea. Pero, reconociendo la necesidad de concentrar nuestras fuerzas en la actuación entre los obreros fabriles, condenando la dispersión de fuerzas, no queremos decir con ello, ni mucho menos,
    que la socialdemocracia rusa se desentienda de las demás capas del y de la clase obrera rusa. ¡Nada de eso! El obrero fabril ruso, por las mismas condiciones de su vida, tiene que entablar continuamente estrechas relaciones con los ariesanos, con ese proletariado industrial diseminado fuera de las fábricas, en las ciudades y aldeas, y cuyas condiciones de vida son muc,ho peores. El obrero fabril ruso mantiene también contacto directo con la población rural (muchas veces tiene familia en el campo) y, por consiguiente, o puede dejar de acercarse al proletariado agrícola, a los millones y millones de braceros y jornaleros profesionales, así corno a los campesinos depauperados,que, manteniéndose en su miserable parcela de tierra, recurren al sistema de "pago. en trabajo", o tratan de ganar algún "jornal" cuando se presenta una oportunidad, esto as, realizan también trabajo asalariado.
    Los socialdemócratas rusos consideran inoportuno dirigir sus fuerzas hacia 10 artesanos y obreros agrícolas, pero en modo alguno se proponen dejarlos desatendidos y tratarán de poner a los obreros avanzados al corriente de los problemas que atañen a los artesanos
    y obreros agrícolas, para que estos obreros, al ponerse en contacto con capas más atrasa'das del proletariado, les inculquen la idea de la lucha de clases, la idea del socialismo y de las tareas políticas de la democracia rusa en general y del proletariado ruso en particular.
    NO es práctico enviar agitadores a los artesanos y obreros agrícolas, mientras quede por realizar tal cantidad de trabajo entre los obreros fabriles de la ciudad, pero, en numerosos casos, involuntariamente, el obrero socialista se pone en contacto con artesanos y obreros agrícolas, debiendo saber utilizar estos casos y comprender las tareas generales de la socialdemocracia en Rusia. Por eso, están profundamente equivocados
    los que acusan a la scucialdemocracia rusa de tener un criterio estrecho, de tender a desconocer la masa de la población trabajadora, por atender sólo a los obreros fabriles. Por el contrario, la agitación en las capas avanzadas del proletariado es el camino más seguro, el único camino para conseguir tambien el despertar (a medida que se vaya extendiendo el movimiento) de todo d proletariado ruso. Con la difusión
    del socialismo y de la idea de la lucha de clases entre los obreros de la ciudad, inevitablemente desbordará esta idea por canales más pequeños, más fragmentados. Para ello es necesario que las ideas citadas arraiguen profundamente en la capa más preparada e impregnen esta vanguardia del movimiento obrero ruso y de la revolucion rusa. Concentrando todas sus fuerzas en la actuación entre los obreros fabriles, la socialdemocracia rusa está dispuesta a apoyar a los revolucionarios rusos que se avengan en la práctica a organizar una labor socialista, basada en la lucha de clases del proletariado. La socialdemocracia rusa no oculta en modo alguno que ninguna alianza práctica con otras fracciones revolucionarias no debe ni puede conducirla a compromisos o concesiones, en lo que toca a la teoría, programa o bandera. Convencidos de que sólo la doctrina del socialismo científico y de la lucha de clases puede ser, en el presente, la teoría revolucionaria que sirva de bandera al movimiento revolucionario,
    los socialdemócratas rusos la propagarán con todas sus fuerzas, defendiéndola de falsas interpretaciones y oponiéndose a cualquier intento de atar el joven movimiento obrero de Rusia a otras doctrinas menos definidas. Consideraciones teóricas demuestran que todos los socialistas en Rusia deben ser socialdemócratas, y lo confirma la actividad práctica de los socialdemócratas.
    Pasemos a examinar las tareas y actividad democráticas de los socialdemócratas. Repetimos una vez más que esta actividad está indisolublemente ligada a la actividad socialista. Haciendo propaganda entre los obreros, los socialdemócratas no pueden dejar a un lado las cuestiones políticas, y considerafián un profundo error y una desviación de los principios fundamentales del socialdemocratismo mundial cualquier intento de dejar a un lado o apartar las cuestiones políticas. Al lado de la propaganda del socialismo científico, los socialdemócratas rusos se proponen difundir entne las masas obreras las ideas democráticas, es decir, difundir un concepto del absolutismo en toda.s las manifestaciones de su actividad, de su contenido de clase, de la necesidad de su derrocamiento, de la imposibilidad de luchar con éxito por la causa obrera si no se conquista la libertad política y se democratiza el régimen político y social de Rusia. Al hacer agitación entre las masas obreras, tomando como base para ella las reivindicaciones económicas inmediatas, los socialdemócratas la relacionan intimamente con la agitación basada en las calamidades que sufre la clase obrera, en sus necesidades y reivindioaciones políticas inmediatas: agitación contra la arbitrariedad policiaca que se manifiesta en cada huelga, en cada colisión de los obreros con los capitalistas, agitación contra la limitación de derechos de los obreros como ciudadanos rusos en genleral y como la clase más oprimida y falta de derechos en particular, agitación contra cada representante destacado, contra cada lacayo del absolutismo, que
    se ponga en contacto estrecho con los obreros y demuestre palpablementie a la clase obrera la esclavitud política a que está sujeta.

    Si no hay ,en el campo económico problema de la vida obrera que no sea utilizable para la agitación económica, tampoco hay en el campo político problema que no sirva de objeto de agitación política. Estos dos géneros de agitación estáran íntimamente ligados en la actividad de los socialdemocrata~ como lo están entre las dos caras de una medalla, Tanto la agitación política como la económica son igualmente indispensable, para desarrollo de la conciencia de clase del proletariado, son igualmente indispensables como dirección de la lucha de clase de los obreros rusos, ya que toda lucha de clase es lucha política. Y una y otra agitación, despertando la conciencia del obrero, organizándolo, disciplinándole, educándolo para la actividad solidaria y para la lucha por los ideales socialdemócrata, le permite probar sus fuerzas en los problemas y necesidades inmediatas, lograr concesiones parciales de su enemigo, mejorando de este modo su situación económica, obligando
    a los capitalistas a tener en cuenta las fuerzas de los obreros organizados, obligando al gobierno a ampliar sus derechos, a atender sus reivindicaciones, manteniéndolo continuamente en jaque ante la hostillidad de las masas obreras dirigidas por una sólida organización socialdemócrata.
    Ya hemos señalado la indivisible afinidad de la propaganda y agitación socialista y democrática, el completo paralelismo del trabajo revolucionario en una y otra esfera.
    Pero hay una gran diferencia entre ambos aspectos de la actividad y de la lucha. Esta diferencia consiste en que, en la lucha económica, el proletariado se encuentra completamente solo, ya que tiene en contra suya a,los terratenientes de ,la nobleza y a la burguesía, contando cuando más (y no siemlpre) con la ayuda de elementos de la pequeña burguesía que se sienten atraídos hacia él.
    En cambio, en la lucha democrática, política, la clase obrera rusa no está sola, a su lado van todos los elementos políticos oposicionistas, sectores de la población y clases, en la medida en que son hostiles al abolutismo y luchan contra él en una u otra forma. Al lado del proletariado se encuentran en esta lucha elementos oposicionistas de la burguesía, o de las clases instruidas, o de la pequeña burguesía, o de
    las nacionalidades, religiones y sectas perseguidas por el absolutismo, etc., etc. Y surge, naturalmente, una pregunta: 1) ¿Qué relaciones debe mantener la clase obrera con estos elementos? 2) ¿No debe unirse con ellos para la lucha común contra al absolutismo? Si todos los socialdemócratas reconocen que la revolución política debe preceder en Rusia a la revolución socialista, ¿no deberán unirse con todos
    los elementos podíticos oposicionistas para la lucha contra el absolutismo, aplazando por ahora el socialismo? ¿No es esto imprescindible para intensificar la lucha contra el absolutismo?
    Analicemos estas dos cuestiones.
    En lo que se refiere a las relaciones de la clase obrera, como campeón de lucha contra el absolutismo, con las demás clases y grupos
    sociales oposicionistas, estas relaciones han sido exactamente definidas por los principios fundamentales 'del socialdemocratismo, expuestos en el célebre Manifiesto Comunistla. Los socialdemócratas apoyan a las clases sociales progresivas contra las reaccionarias, a la burguesía contra los representantes de las castas de privilegiados y terratenientes y contra la burocracia estatal, a la gran burguesía contra los apetitos
    reaccionarios de la pequeña burguesía. Esste apoyo no presupone ,ningun exige compromiso alguno con programas y principios no-socialdemócratas es un apoyo a un aliado contra un enemigo determinado.
    Además, los socialdemócratas lo prestan para acelerar la caída del enemigo común, pero no esperan nada para si de estos aliados temporales ni les hacen ninguna clase de concesiones. Los socialdemócratas apoyan cualquier movimiento revolucionario contra el régimen social actual, apoyan a cualquier nacionalidad o religión perseguida, a los sectores oprimidos, etc., en su lucha por la igualdad jurídica.
    La propaganda de los socialdemócratas expresará este apoyo a todos los elementos políticos oposicionistas indicando, al mismo tiempo que demuestra la hostilidad del absolutismo hacia la clase obrera, la hostilidad del mismo hacia estos u otros grupos sociales, señalando la solidaridad de la clase obrera con estos grupos en tales o cuales cuestiones, en estas o las otras tareas, etc. En la agitación, este apoyo
    consistirá en que los socialdemócratas utilizarán cada manifestación de la arbitrariedad policiaca del absolutismo, señalando a los obreros cómo lesiona esta arbitrariedad a todos los ciudadanos rusos en general, a representantes de sectores oprimidos, ,nacionalidades, religiones, etc., etc., en particular, y cómo se refleja esta arbitrariedad sobre todo en la clase obrera. Por último, este apoyo se expresa en la práctica en que los socialdemócratas están dispuestos a concluir alianzas con revolucionarios de otras tendencias para lograr unos u otros objetivos parciales, y esta disposición ya ha sido probada más de una vez por los hechos.
    Aquí abordamos la segunda cuestión. Señalando la solidaridad de "unos u otros grupos oposicionistas con los obreros, 10s socialdemócralas destacarán siempre a los obreros, explicarán siempre el carácter condicional y temporal de esta solidaridad, subrayarán siempre el aislamiento de clase del proletariado, que mañana puede resultar un adversario de sus aliados de hoy. Se nos dirá: "Esta indicación debilitará a todos los que luchan por la libertad política en el momento actual"
    Nosotros respondemos: esta indicación fortalece a todos los que luchan por la libertad política. Sólo son fuertes quienes luchan apoyándose en interesas reales, reconocidos de determinadas clases; todo factor que vele estos intereses lde clases, que ya desempeñan un papel dominante en la sociedad actual, no puede sino debilitar a los que luchan. Esto en primer lugar. En segundo lugar, en la lucha contra el absolutismo
    la clase obrera debe ,destacarse a sí misma, pues sólo ella es consecuente e incondicionalmente enemiga del absolutismo, sólo entre ella y el absolutismo son imposibles los compromisos, sólo en la clase obrera puede encontrar el democratismo un partidario sin reservas, sin indecisiones ni recelos. Todas las demás clases, grupos, sectores de la población, no son incondicionalmente hostiles al absolutismo, su
    democratismo mira siempre hacia atrás. La burguesía no puede dejar de reconocer que el absolutismo entorpece el desarrollo industrial y social, pero teme la democratización completa del régimen político social y siempre puede aliarse al absolutismo contra d proletariado.
    La pequeña burguesía tiene, por su propia naturaleza, una actitud doble: de un lado, se siente atraída hacia el proletariado, hacia el democratismo, y de otro, hacia las clases reaccionarias. Trata de detener la historia, es capaz de dejarse arrastrar por los experimentos y lazos tendidos or el absolutismo (aunque éstos sean sino la "politica popular" de Alejandro), aliarse con las clases dominantes, contra el proletariado, en aras del fortalecimiento de su posición de pequeño propietario. La gente instruída, los "intelectuales" en general, no pueden menos de rebelarse contra la salvaje opresión policiaca del absolutismo, que persigue el pensamiento y el saber, pero los intereses materiales de esta intelectualidad la ligan al absolutismo, a la burguesía, la obligan a ser inconsecuente, a 'contraer compromisos,a vender su ardor oposicionista y revolucionario por los sueldos estatales o por la participación en ganancias o dividendos. En cuanto a los elementos democráticos en las nacionalidades o (confesiones
    religiosas perseguidas, todo el mundo sabe y ve que, en estas categorías de población, las contradicciones interiores de clase son mucho más profundas y' fuertes que la solidaridad de todas las clases, en su seno, contra el absolutismo y por instituciones democráticas.
    El proletariado es el único que puede ser-y por su posición de clase no puede dejar de serlo demócrata consecuente hasta el fin, enemigo decidido del absolutismo, incapaz de hacer cualquier concesión o de contraer compromisos de clase alguna. El proletariado es el única que puede ser el campeón de vanguardia por la libertad política y por las instituciones democráticas, porque, primeramente,la opresión política cae sobre él con la máxima dureza, no habiendo nada que atenúe la situación de esta clase, que no tiene acceso al poder supremo, ni aun a la butocracia estatal, ni influencia sobre la opinión públíca. Y segundo: solamente el proletariado es capaz de realizar hasta el fin la democratización del regimen político y social, ya que tal democratización haría pasar este régimen a manos de los obreros.
    He aquí por qué la fusión de la actividad democrática de la clase obrera con el democratismo de las demás clases o grupos debilitaría la fuerza del movimiento democrático, debilitaría la lucha política, la haría menos decidida, menos consecuente, más capaz de aceptar compromisos; y viceversa, el destacar a la clase obrera como campeón de vanguardia en la lucha por las instituciones democráticas fortalece
    el movimiento democrático, fortalece la lucha por la libertad política, porque la clase obrera empujará a todos los demás elementos democráticos políticos oposicionistas, empujará a los liberales hacia las políticas radicales, irá empujando a los radicales a la ruptura absoluta con todo el régimen social y político de la sociedad actual.
    Ya hemos dicho anteriormente que en Rusia todos los socialistas deben ser socialdemócratas, ahora agregamos: todos los demócratas auténticos y consecuentes deben ser en Rusia socialdemócratas.
    Aclaremos nuestro pensamiento con un ejemplo:
    Tomemos la institución de la burocracia que, como un sector especial de personas, se ha especializado en la administración y se ha colocado en una situación privilegiada con respecto al pueblo. Comenzando por la Rusia absolutista semiasiática y terminando por la culta, libre y civilizada Inglaterra, vemos donde quiera esta institución, que forma un Órgano imprescindible de la sociedad burguesa. Al atraso de
    Rusia y a su absolutismo corresponde la completa ausencia de derechos del pueblo ante la burocracia, la completa ausencia de control sobre esa burocracia privilegiada. /En Inglaterra hay un potente control de la administración por parte del pueblo y aun allí está lejos de ser completo el control; aun alllí la burocracia conserva bastantes privilegios, y a menudo es señor y no servidor publico. Y vemos que,
    en Inglaterra, fuertes grupos sociales mantienen la situación privilegiada de la burocracia estatal, entorpecen la completa democratizacion de esta institución. ¿Por qué sucede esto? Porque su completa democratización coincide solamente con los intereses del proletariado. Los
    sectores más avanzados de la burguesía defienden ciertas prerrogativas de la burocracia, se rebelan contra la elección de todos los empleados públicos, contra la completa anulación del censo, contra la responsabilidad
    directa de los empleados públicos ante el pueblo, porque presienten que semejante democratización definitiva seria empleada por el proletariado contra la burguesía; lo mismo sucede en Rusia.
    Contra la todopoderosa, irresponsable, venal, bárbara ignorante y parasitaria burocracia rusa, se han rebelado sectores bastante numerosos del pueblo ruso, los sectores más diversos. Pero, a excepción del proletariado, ni uno de estos sectores consentiría la plena democratización de la burocracia, porque todos dos demás sectores (burguesía,pequeña burguesía, "intelectuales" en general) tienen lazos que los ligan a la burocracia estatal, porque Plodos tienen un parentesco con ella. ¿Quién ignora la facilidad con que en la santa Rusia, el intelectual-radical, el intelectual-socialista se convierte en un empleado del gobierno imperial, consolándose con el "bien" que hace dentro del marco de la rutina oficinesca, en un burócrata que justifica con ese "bien" su indiferencia politica, su servilismo ante el gobierno del knut y de los baquetazos? Sólo el proletariado es incondicionalmente hostil al absolutismo, a la burocracia rusa, sólo el proletariado está libre de hilos que le liguen a estos órganos de la sociedad de la nobleza
    y de la bunguesía, sóloeel proletariado es capaz de una hostilidad irreconciliable y de una lucha decidida contra ellos.
    Demostranda que 'el proletariado, dirigido por la socialdemocracia en su lucha de clase, es el campeón de vanguardia de la democracia rusa, nos encontramos con la muy extendida y peregrina opinión de que la socialdemocracia rusa desplaza a segundo plano las cuestiones y la lucha política. Como vemos, esta opinión es diametralmente opuesta a la realidad. ¿Cómo explicar tan desconcertante incomprensión
    de los principios de la socialdemocracia, expuestos repetidas veces, incluso ya en las primeras ediciones de la socialdemocracia rusa, y en los folletos y libros del grupo Emancipación del trabajo publicados en el extranjero? Nos parece que la explicación de este hecho desconcertante reside en las tres circunstancias siguientes:
    Primera: en una incomprensión general de los principios del socialdemocratismo por los representantes de.las viejas teorías revolucionarias, acostumbrados a hacer programas y planes de actuacion tomando como base ideas abstractas, sin fundarlos en las clases que realmente actúan en el país, colocadas por la historia en relaciones determinadas. Precisamente por no considerar de este modo realista
    los intereses que sostienen a la democracia rusa ha podido surgir la idea (de que la socialdemocracia rusa deja en la sombra los objetivos democráticos de los revolucionarios rusos.
    Segunda: en la incomprensión de que la fusión de los problemas políticos y económicos, de la actividad socialista y democrática, en un todo, en una sala lucha de clases del proletariado, lejos de debilitar, fortalece el movimiento democrátioo y la lucha política, acercándonos a los intereses reales de las masas populares, sacando las cuestiones políticas de los "estrechos gabinetes de los intelectuales' a la calle, al
    medio de los obreros y de las clases trabajadoras, sustituyendo la idea abstracta de la opresión política por sus manifestaciones reales, que recaen ante todo sobre el proletariado y a base de las cuales realiza su agitación la sooialdamocracia. Al radical ruso le parece a menudo que el socialdemócrata, cuando, en lugar de llamar a los obreros avanzados de un modo directo e inmediato a la lucha política, dirige la atención
    hacia el desarrollo del movimiento obrero, hacia la organización de la lucha de clases del proletariado, retrocede de su democratismo deja en segundo plano la lucha política. Pero si aquí hay retroceso, sólo puede ser el retroceso de que habla el proverbio francés: "i5.l faut reculer pour mieux sauter!" (es necesario retroceder para dar mejor el salto).
    Tercera: la confusión debida a que el mismo concepto de "lucha política" tiene distinto significado para Narodnaia Volia y Narodnoie Pravo, de un lado, y para la socialdemocracia, de otro. Los socialdemócratas entienden la lucha política de otro modo, de un modo mucho más amplio que los representantes de las viejas teorías revolucionarias. Ilustración palpable de esta tesis, que puede parecer paradójica, no ofrece el Letuchi listok gruppi flarodnoi Voli, núm. 4, del 9 de diciembre de 1895. Congratulándonos de todo corazón esta edición, que evidencia el profundo y fructífero proceso intelectual que se desarrolla entre los narodovoltsi contemporáneos, no podemos dejar de mencionar el artículo de P. L. Lavrov Sobre cuestiones programáticas(págs. 19-22), que demuestra bien claramente que los narodovoltsi que conservan la vieja forma de entender, interpretan de un modo distinto la lucha política*. " . . . Aquí-escribe P. V. Lavrov, hablando de las relaciones del programa de Narodnaia Volia con el sociaIdemócrata-,es esencial una cosa y solamente una: ¿es posible organizar un fuerte partido obrero existiendo el absolutismo y aparte de la organización de un partido revolucionario dirigido contra el absolutismo?"(pág. 21, col. 2), y lo mismo un poco más arriba (col. 1) : " . . . organizar
    un partido obrero ruso existiendo la dominación del absolutismo, sin organizar, al mismo tiempo, un partido revolucionario contra el absolutismo..
    ." Para nosotros es completamente incomprensible esta diferencia que para P. L. Lavrov es cardinalmente esencial. ¿Cómo es esto? "¿Un partido obrero al margen de un partido revolucionario dirigido contra el absolutismo?" ¿Pero acaso el mismo partido obrero
    * El artículo de P. L. Lavrov, impreso en el núm. 4, es solamente un "fragmento" de una amplia carta destinada a Materiales. Hemos oído decir que este verano (1897) ha visto la luz en el extranjero el texto completo de esta carta y la contestación de 'Plejánov; pero no hemos podido ver ni uno ni otra. Tampoco sabemos si ha salido el número 5 de Letuchi listok gruppi Narodnoi Voli, en el que debía publicarse, según había prometido la redacción, un articulo sobre Ia carta de F. L. Lavrov (núm. 4, p"g. 22, cd. 1, nota). no es un partido revolucionario? ¿Acaso no está dirigido contra, el la explicación de este pasaje extraño la da el artículo de P. L. Lavrov en el siguiente párrafo: "La organización del partid@ obrero ruso hay que formarla bajo el absolutismo con todos sus encantos,Son los socialdemócratas lograran hacerlo sin organizar al mismo tiempo una conspiración* política contra el absolutismo, con todas las condiciones de semejante conspiración, entonces, ciertamente,
    Su programa político cuadraría a los socialistas rusos, ya que la liberacion de los obreros se realizaría por sus propias fuerzas. Pero lo es bastante dudoso, si no imposible". (pág. 21, col. 1). he aquí el quid de la cuestión!
    iPara un narodovolets el concepto de lucha política equivale al de conspiración politica! Es necesario confesar que con estas palabras P. L. Lavrov ha logrado, realmente, expresar con absoluta claridad la diferencia fundamental que existe en la táctica de la lucha política entre los narodovoltsi y los socialdemócratas. La tradición blanquista, de espíritu conspirativo, está fuertemente desarrollada entre los
    narodovoltsi, hasta tal punto, que no pueden conoebir la lucha política sino como conspiración política. En cambio, los socialdemócratas no pecan de semejante estrechez de criterio; no creen en la conspiración; piensan que la época de las conspiraciones ha quedado atrás hace tiempo, que reducir la lucha política a la conspiración significa, de un lado, estrecharla inmensamente, y de otro, elegir los métodos de lucha menos acertados.
    Cualquiera puede comprender que, cuando ,P. L. Lavrov dice que "la acción de Occidente es.ejemplo absoluto para los socialdemócratas rusos" (pág. 21, col. l), estas palabras no son más que una salida, polémica, porque en realidad los socialdemócratas rusos nunca han olvidado nuestras condiciones políticas, no han soñado en crear en rusia un partido obrero legal, ni han separado la lucha por el socialismo de la lucha por la libertad política. Pero siempre han creído, y continúan creyendo, que esta lucha no debe ser llevada por conspiradores,sino por un partido revolucionariaque se apoye en el movimiento obrero. 'Opinan que la lucha contra el absolutismo no debe consistir en organizar conspiraciones, sino en educar, disciplinar. y organizar al proletariado, en hacer agitación política entre los obreros que condene toda 'manifestación del absolutismo, que ponga en la picota a todos los caballeros andantes del gobierno policiaco y que obligue a este gobierno a hacer concesiones. ¿Acaso no es ésta la actividad de la Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera de
    * Subrayado por nosotros.
    petersburgo? ¿'No representa esta organización precisamente el germen de un partido revolucionario, basado en el movimiento obrero, de un partido que ,dirija la lucha de clases del proletariado, la lucha contra el capital y contra el gobierno absolutista, sin organizar conspiraciones de ninguna clase y sacando sus fuerzas precisamente )de la fusión de la lucha socialista y democrática en una indivisible lucha de clases del proletariado petersburgués? ¿Acaso la actividad de la Unión de lucha, a pesar de su carácter reciente, no ha demostrado y a que el proletariado, dirigildo por la socialdemocracia, representa por sí mismo una gran fuerza política que el gobierno se ve obligado a tener en cuenta y a la que se: appesura a hacer concusiones? La ley del 2 de junio de 1897*, la prisa por aplicarla y su mismo contenido demuestran palpablemente que es una concesión obligada al proletariado, una posición conquistada al enemigo del pueblo ruso.
    La concesión es bastante diminuta, la posición muy insignificante, pero la organización del movimiento obrero que ha 'logrado arrancar esta concesión, tampoco se distingue por su amplitud, solidez, antigüedad, riqueza de experiencia ni de medios. La Unión de Lucha se fundó, como es sabido, en el año 1895-96 y sus llamamientos a Ia clase obrera se han reducido a octavillas y manifiestos impresos
    en multicopista y litografías. CGmo puede negarse que una organización semejante, que abarcara aunque solo fueran los principales centros del movimiento obrero en Rusia (región de Petersburgo, de Vladimir, del Sur y las más importantes ciudaldes: Odesa, Xiev, Sarátov,etc.), disponien,do )de un órgano revolucionario y gozando mire los obreros de estas regiones de la autoridad de que goza la Unión.de lucha entre los de Petersburgo, sería un gran factor político en la Rusia actual, un factor al cual el gobierno no podría dejar de tener a cuenta tanto en su política interior, como en la exterior? Dirigiendo la lucha .de clases del proletariado, desamllanido la organización y la disciplina entre los obreros, ayudándoles en la lucha por sus reivindicaciones económicas inmediatas y conquistar del capital una posición tras otra, dando una educación política a los obreros y acosando sistemática e invariablemente al absolutismo, hostigando a cada uno de los bachibusuks zaristas, que hacen sentir al obrero la pesada
    garra del gobierno policiaco, semejante organización sería, al mismo tiempo, un partido obrero adaptado a nuestras condiciones y un partido revolucionario dirigido contra el absolutismo. Discurrir de ante-
    * La ley del 2 de junio de 1897 reducía la jornada de trabajo a 11 horas y media, estableciendo un día obligatorio de descanso, el domingo. Un analisis detallado y una crítica minuciosa de esta ley fueron hechos por Lenin, en su folleto
    La nueva ley industrial. (Obras completas, 4. 11, págs. 125-165) (N. de la Red.) mano los medios a que recurrirá esta organización para dar el golpe definitivo al absolutismo, sobre si preferirá, por ejemplo, la insurrección,
    la huelga política de masas U otra forma de ataque, pensar de antemano y decidir en el momento actual esta cuestión, sería huero doctrinarismo. Se parecería al caso de unos generales que se reunieran en consejo militar antes de reclutar las tropas, movilizarlas y ponerlas en marcha contra el enemigo.
    Y cuando el ejército del proletariado luche inflexiblemente por su emancipación política y económica bajo la dirección de una fuerte organización socialdemócrata, este ejército mismo señalará a los generales los métodos y los medios de acción. Entonces, y solamente entonces,
    se podrá resolver la cuestión del golpe .definitivo al absolutismo, pues la solución de esta cuestión depende precisamente del estado del movimiento obrero, de su amplitud, de los métodos de lucha por él elaborados, de las cualidades de la organización revolucionaria que dirija el movimiento obrero, de las relaciones de otros grupos sociales con el proletarialdo y con el absolutismo, de la situación política exterior,
    en una palabra, de mil condiciones que es imposible e inútil adivinar de antemano.
    Por eso, es también injusto en alto grado P. L. Lavrov en el siguiente juicio:
    "Pero si ellos (los socialdemócratas) tienen que agrupar, de uno u otro modo, para la lucha contra el capitallismo, no solamente fuerzas obreras, sino personas y grupos revolucionarios para la lucha contra el absolutismo, entonces los socialdemócratas rusos, como quiera que se llamen, de hecho (subrayado por el autor del artículo) adoptarán el programa de sus adversarios, de los narodovoltsi. Las diferencias de opinión sobre la comunidad, sobre los destinos del capitalismo en Rusia, sobre el materialismo económico, son particularidades bastante poco importantes para la verdadera causa, que entorpecen o facillitan la solución de tareas particulares, de métodos particulares de la preparación de los puntos fundamentales; pero nada más". (pág. 21, col. 1)
    ;Resulta extraño poner siquiera en duda este último principio como si la diferencia de opiniones sobre las cuestiones fundamentales de la vida y del desarrollo de la sociedad rusa, sobre la interpretación de los problemas fundamentales de la historia (pudieran referirse tan sólo a "particularidades"!
    Hace mucho que se ha dicho que sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario, y no creo que en el momento actual sea necesario probar semejante verdad. Teoría de la lucha de clases, concepción materialista de la historia rusa y la apreciación materialista de la situación política y económica de Rusia en la actualidad, reconocimiento de la necesidad de concebir la lucha revolucionaria
    en función 'de determinados intereses de una clase determinada, analizando sus relaciones con las otras clases; calificar estos grandes problemas revolucionarios de "particularidades" es hasta tal punto colosalmente injusto e inesperado en un veterano de la teoría revolucionaria, que casi estamos sencillamente inclinados a considerar este pasaje como un simple lapsus.
    Y por lo que se refiere a la primera mitad del párrafo citado, su inexactitud es aún más desconcertante. Declarar por escrito que los socialdemócratas sólo agrupan a las fuerzas obreras para la lucha contra el capitalismo (es decir, sólo para la lucha económica!), sin reunir personas y grupos revolucionarios para la lucha contra el absolutismo, significhignorar o querer ignorar hechos de todos conocidos en la actividad de los socialdemócratas rusos. ¿O es que P. L.Lavrov no considera a los socialdemócratas que prácticamente trabajan en Rusia como "personas revolucionarias" y "grupos revolucionarios"?
    210 es que solo entiende (y esto será más cierto) como "lucha" contra el absolutismo solamente las conspiraciones contra éste? [(En la página 21, col. 2, (dice. . . "se trata de . . . organizar una conspiración revolucionaria" (subrayado por nosotros) ]. Es que, segú~n P. L. Lavrov, quien no organice conspiraciones políticas no desarrolla una lucha política? Repetimos una vez más que tal punto de vista corresponde a las viejas tradiciones de los viejos narotlouoltsi, pero que es absolutamente inadecuado a las concepciones actuales de la lucha política y de la realidad de hoy día.
    Tenemos que decir aún algunas palabras sobre los narodoprautsi. 'P. L. Lavrov tiene completa razón, a nuestro entender, cuando dice que los socialdemócratas "recomiendan a los narodopravtsi como los más sinceros y están dispuestos a apoyarlos sin llegar a la fusión con ellos" (pág. 19, col. 2). Sólo sería necesario agregar: como los más sincero, demócratkrs y siempre que los narodoprautsi actúen como
    demócratas consecuentes. Es de lamentar que estas condiciones sean más un futuro apetecible que una realidad actual. Los narodopravtsi expresaron el deseo de emancipar las tareas democraticade populismo y en general de todo lazo con las formas envejecidas del "socialismo ruso", pero ellos mismos están muy lejos de haberse emancipado de los viejos prejuicios, muy lejos de ser consecuentes, cuando han dado a su partido, exclusivamente de transformaciones políticas, el nombre de "social-revolucionario" (del manifiesto fechado el 19 de febrero de 1894). En este manifiesto han declarado que "en el concepto de derechos del pueblo entra la organización de la producción (nos vemos precisados a citar de memoria), introduciendo de tal modo bajo sordina los mismos prejuicios del populisino. Por eso, p. L. Lavrov tal vez no está ,desprovisto del todo de razón cualido les llama políticos de ,mascaradam (pág. 20, col. 2). Pero quizá sería más justo ver en la corriente de Narodnoie Pravo una doctrina de transición, a la cual hay que reconocer el mérito de haberse avergonzado de la originalidad de las doctrinas populistas y de haber iniciado francamente una polémica con los más detestables reaccionarios del populismo, que se permiten decir, ante la faz policiaca del absolutismo de clase, que son de desear transformaciones económicas, y no políticas. (Problema vital, edición del Narodnoie Pravo). Si en el partido de los narodoprautsi no hay realmente mas que ex-socialistas que ocultan su bandera socialista con fines tácticos, que se colocan la máscara de políticos no-socialistas (coino supone P. L. Lavrov, pág. 20, col. 2), entonces, ciertamente, este partido no tiene porvenir alguno.
    Pero si hay en él políticos no-socialistas, demócratas no-socialistas, verdaderos, y no de mascarada, entonces este partido puede aportar bastante beneficio, tratando de acercarse a los elementos políticos oposicionistas de nuestra burguesía, tratando de despertar la conciencia política de clase de nuestra pequeña burguesía, de pequeños comerciantes, pequeños artesanos, etc., etc., de esta clase que en toda Europa
    occidental ha desempeñado su papel en el movimiento democrático y que en Rusia ha hecho progresos culturales particularmente rápidos y en otros sentidos, durante la época transcurrida después de la reforma, y que no puede dejar (de selritir la opresión del gobierno policiaco,que cuenta con el cínico apoyo de los grandes fabricantes, de los magnates monopolios industriales y financieros. Para esto sólo es
    necesario que los narodoprautsi, como uno de sus objetivos, precisamente el acercamiento a diferentes sectores de la población y que no se limiten únicamente a lo "intelectuales", cuya impotencia, cuando se aparta de los intereses reales (de las masas, reconoce incluso Problema vital. Para esto es necesario que los narodopravtsi abandonen toda pretensión de fundir los más diversas elementos sociales y de separar el socialismo de los objetivos políticos, que abandonen la falisa vergüenza que les impide acercarse a las capas burguesas del pueblo, es decir, que no solamente hablen de un programa político de no sociailistas, sino que actúen de acuerdo con semejante programa, despertando y desarrollando la conciencia de clase de aquellos grupos y clases sociales para los que el socialismo en general no es necesario, pero que mientras más avanza el tiempo, más sentirán la opresión del absolutismo y la necesidad de libertades políticas.
    * * *
    La socialdemocracia rusa es aún muy joven. Apenas empieza a salir del estado embrionario en que el lugar predominante lo ocupaban los problemas teóricos. Apenas comienza a desarrollar su actividad práctica. En lugar de criticar las teorías y programas socialdemócratas, los revolucionarios de otras fracciones, obligados por la fuerza de las circunstancias, tienen que criticar la actividad práctica de los socialdemócratas rusos.
    Y hay que reconocer que esta última crítica se distingue marcadamente de la crítica teórica, se distingue hasta el punto de que ha sido posible lanzar rumores tan cómicos como el de que la Unión de lucha petersburguesa es una organización no-socialdemócrata. La misma existencia de este rumor demuestra cuán injusta es la acusación de ignorar la lucha política que circula contra los socialdemócratas.
    La misma existencia de tal rumor evidencia que muchos revolucionarios, a los que no ha podido convencer la teoría de los socialdemócratas, comienzan a convencerse por su práctica.
    la socialdemocracia rusa tiene ante sí un enorme campo de trabajo apenas iniciado. El despertar 'de la clase obrera rusa, su tendencia espontánea hacia el saber, hacia la unificación, hacia el socialismo, hacia la lucha contra sus explotadores y opresores se revela cada día en formas más claras y amplias.
    Los gigantescos progresos realizados por el capitalismo ruso en los últimos tiempos constituyen una garantía de que el movimiento obrero crecera constantemente en extensión y profundidad. En el momento actual estamos, por lo visto, en el período del ciclo capitalista en que la industria "florece", el comercio se desarrolla audazmente,las fábricas trabajan a toda presión y aparecen como setas después de la lluvia nuevas fábricas, nuevas empresas, sociedades anónimas, consstrucciones ferroviarias &c., etc. No hay que ser profeta para predecir la bancarrota inevitable que (más o menos violentamente) 'debe seguir a este "florecimiento" de la industria. Tal bancarrota arruinará a gran número de pequeños propietarios, lanzará a la calle a las masas obreras y planteará de este modo agudamente a toda la masa obrera los problemas del socialismo y del democratismo,
    que ya hace mucho están planteados para cada obrero consciente,para todo obrero que piensa. Los socialdemócratas rusos deben
    cuidar de que la bancarrota encuentre al proletariado más consciente, más unido, con una comprensión de los objetivos de la clase obrera rusa, con capacidad de oponerse a la clase capitalista, Que obtiene hoy ganancias gigantescas y trata siempre de cargar las pérdidas sobre los hombros de los obreros, con capacidad de ponerse al frente de la democracia rusa en una decidida lucha contra el absolutísmo
    politico, que ata de pies y manos al obrero y a todo el pueblo ruso.
    ¡por tanto, camaradas, manos a la obra! NO perdamos un tiempo tan precioso! los socialdemócratas rusos tienen ante sí un trabajo inmenso si quieren atender a las necesidades del proletariado que despierta, organizar el movimiento obrero, fortalecer los grupos revolucionarios y los lazos que los unen, procurar a los obreros literatura de propaganda y agitación, unir los círculos obreros y los grupos socialdemócratas diseminados por todos los confines de Rusia en un partido obrero socialdemócrata únicos.
    En composición: 27.1V.1940. En impresión: 16. VI.1940. Tamaño de papel: 62~94~/io.
    Núm,ero de pliegos de imprenta: 1%. Número de pliegos del autor: 1,6. Tirada: 4360.
    Index: 1. Número $e la e'ditorial: 114. Número de imprenta: 358. Glavlit: A-28090.
    Imprenta "Iskra Revolutsii", Moscú, Filippovski per., 13.
    B. M. nEHblH
    3AAAriM PYCCHRX C04HAJl-AEMOKPATOB
    Ha UCilaHCHOM RablKe
    E D I C I O N E S EN L E N G U A S E X T R A N J E R A S
    MOSCU, ULITSA GORKOVO 81
    Precio 40 kop.

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