Personajes ligados al Partido Republicano, el Pentágono y las altas finanzas confluyen en el mismo punto: The Carlyle Group. Una enorme compañía, valorada en unos 14 mil millones de dólares, que tomó importancia mediática luego del ataque terrorista a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.
¿Por qué?. Entre las empresas que forman el poderoso holding se encuentran: The Bin Laden Group con sede en Riyadh, Arabia Saudita, y las compañías norteamericanas United Defense Industries (Virginia), Raytheon (Massachusetts) y Arbusto Energy Oil Co (Texas). Es decir, la huella de la conexión entre la familia Bush y Bin Laden queda registrada en cada uno de los movimientos realizados por estas compañías.
The Bin Laden Group, fue el principal contratista civil para la reconstrucción de Kuwait tras la Guerra del Golfo. En tanto, desde 1989 existe una conexión entre el hermano mayor de Osama bin Laden, Salem bin Laden y George Bush padre, quienes crearon una compañía petrolera en Texas en 1989, la Arbusto Energy Oil Co. Ambos fueron socios hasta la muerte del empresario árabe quien estrelló su jet privado en las afueras de Houston en 1993. Desde entonces, George Bush padre es accionista mayoritario de esa compañía, con multimillonarias inversiones e intereses dentro del gigante petrolero Chevron-Texaco.
En tanto, en Raytheon la relación de negocios entre ambas familias estuvo orientada a la fabrica de armamento. Específicamente de la creación del sistema de guía para los misiles Tomahawk. Los mismos que fueron lanzados desde plataformas fabricadas por United Defense instalados en cada Barco y submarino de la marina de EEUU y en la mayoría de los bombarderos de la fuerza aérea.
Ambas familias (Bush y Bin Laden) sabían que de estallar la guerra: Arbusto Energy obtendrían ganancias multimillonarias al dispararse el precio del petróleo y de las acciones de estas compañías. Por su parte, Raytheon elevarían el valor de sus acciones en NASDAQ y sus ventas podrían quintuplicarse.
¿Complot?
Distintos reportes periodísticos y en especial el documental realizado por el cineasta estadounidense Michael Moore, llamado Fahrenheit 9/11 apuntan a que George W. Bush estaba reunido con el hermano mayor de Osama, Shafig Bin Laden, en la mañana del 9/11 en una oficina del Carlyle Group.
Para Moore las causas y consecuencias de los atentados tienen directa relación con los mencionados vínculos entre las familias del ex presidente de los Estados Unidos en el momento de los atentados, George W. Bush, y los Bin Laden, acaudalada familia de Osama bin Laden.
Otros investigadores ven más allá. Se dice que la firma Morgan, Stanley, Dean, Witter & Co ganó 1.2 millones de dólares y la firma Merril Lynch ganó 5.5 millones de dólares mediante la ejecución de una herramienta bursátil llamada Put Option con acciones de American Airlines dos semanas después de los atentados del 9/11.
Según este análisis, el Put Option es una opción que cubre riesgos: si compras una acción a 1 dólar y una semana después se la regresas al emisor y la acción vale 0.8, el emisor está obligado a pagarte los 0.2 de diferencia más el dólar que te costó la acción. Mirando debajo del agua, aseguran que ambas compraron acciones de American Airlines entre el 6 y el 10 de septiembre mediante esta herramienta. Luego, las volvieron a vender a American Airlines mediante la ejecución del contrato entre el 29 de Septiembre y el 10 de Octubre, cuando el valor de la acción había caído casi un 40%.
Ninguno de los altos ejecutivos de ambas compañías se encontraban en sus oficinas a la hora de los atentados, concluyen.
Más sospechas
De igual forma, existen sospechas en la designación del ex secretario de Estado, James Baker, como honorario para Irak. En ese minuto: Baker era consejero y socio accionista con una inversión de 180 millones de dólares en el Grupo Carlyle.
Un mes después de la designación, el holding envió al Ministerio del Exterior de Kuwait un documento confidencial de 65 páginas titulado “Propuesta para ayudar al gobierno de Kuwait a proteger y hacer efectivas demandas contra Irak”, informó diario La Nación.
En la carta, el poderoso grupo informa que las deudas vencidas de Irak “están en peligro inminente” y advierte que la opinión mundial está a favor de la condonación de la deuda iraquí, lo cual se evidencia con “la designación del ex secretario de Estado, James Baker, como enviado personal de Bush para negociar las deudas”.
En otras palabras, “no sólo es improbable que Kuwait vuelva a ver uno solo de sus 30 mil millones de dólares de deuda iraquí, sino que además los 27 mil millones en reparaciones de guerra que Irak debe a Kuwait por la invasión de Saddam Hussein, en 1990, “podrían ser una baja en este esfuerzo estadounidense (de liberación de la deuda)”.
Esto significa que el enviado especial se encuentra en “un clásico conflicto de intereses. Baker está en los dos lados de esta transacción: se supone que representa los intereses de Washington, pero también es asesor principal de Carlyle, y éste quiere que le paguen por ayudar a Kuwait a recuperar sus créditos a Irak”, señaló entonces Kathleen Clark, profesora de derecho en la Universidad de Washington y experta en ética y normas de gobierno.
“Carlyle y las otras compañías-añade- explotan la actual posición de Baker para tratar de lograr un acuerdo con Kuwait, que socavaría los intereses del gobierno estadounidense”, agregó.