La izquierda abertzale insta a ETA y al Gobierno español a responder de forma constructiva a la Declaración de Bruselas
«El proceso democrático necesita de una presión popular que complique la situación de quienes quieran instaurar situaciones de bloqueo y haga inviables las imposiciones y las injerencias».«El cambio de ciclo que se abre ahora concierne también a las formas y métodos de lucha. El proceso de liberación nacional y social debe basarse en la actividad exclusivamente política».
Integrantes de la izquierda abertzale de distintas generaciones aplauden al final de la comparecencia.
Cinco meses después de la Declaración de Altsasu, otra representación muy amplia de la izquierda abertzale dio ayer en Iruñea un nuevo empujón al proceso democrático en marcha. Cerca de 200 personas referenciales y de distintas generaciones presentaron un docu- mento que, además de recalcar el «camino marcado» -cambio de ciclo, apuesta por la actividad exclusivamente política...-, fija «los primeros pasos» que deben darse para desarrollar «la travesía que supone el proceso democrático».
Entre ellos destaca una apelación con un doble destinatario: ETA y el Gobierno español. La izquierda abertzale «considera que los emplazamientos hechos públicos por las personalidades que firman la Declaración de Bruselas deberían ser atendidos ambos de forma constructiva». En la citada declaración, presentada el pasado 30 de marzo, líderes mundiales en resolución de conflictos hicieron un llamamiento a ETA para «un alto el fuego permanente y completamente verificable» y añadieron que el Gobierno español debería «responder debidamente» a esa situación «para que las diferencias sean resueltas y se alcance una paz duradera». El texto presentado ayer en la capital navarra, leído por Txelui Moreno y Karmele Aierbe, califica de «ingrediente de primer orden» esa Declaración de Bruselas.
En paralelo, el documento sitúa el diálogo y la negociación como otro paso a dar, tanto entre las fuerzas políticas vascas como entre el Gobierno español y ETA. Sobre esto último, recuerda que la negociación deberá versar «sobre la desmilitarización del país, liberación de presos y presas políticas vascas, vuelta de exiliados y exiliadas, y un tratamiento equitativo al conjunto de víctimas del conflicto». Y añade una enseñanza del pasado: «La experiencia demuestra que el esquema ante los desacuerdos que ha pivotado, por parte del Estado, sobre la activación represiva y, por parte de ETA, sobre la reanudación de las acciones armadas, lejos de solucionar los bloqueos en el diálogo, no ha hecho sino producir un bloqueo superior», y ha llevado a «un escenario de colapso». Por eso, considera que «este esquema debe ser superado» y reivindica los «principios Mitchell» como marco de referencia válido.
Por lo que respecta al diálogo entre partidos vascos, la izquierda abertzale muestra su «total disposición a iniciar una dinámica que permita habilitarlo en igualdad de condiciones», todo ello para «lograr un acuerdo político para la constitución de un marco democrático por el cual la ciudadanía pueda decidir libre y democráticamente su futuro, sin otro límite que la voluntad popular».
El otro paso que «ya se está dando» y que la declaración saluda es el de la activación popular. La izquierda abertzale subraya que «el proceso democrático necesita de un amplio respaldo social» que sea «una ola creciente» frente a cualquier bloqueo.
Una fotografía muy amplia
El documento estuvo reforzado por una escenografía muy potente: unas 200 personas referenciales de la izquierda abertzale, de diferentes épocas y es- pacios de lucha. Había ex presos con muchos años de cárcel, como Gloria Rekarte, Mitxel Sarasketa, Itziar Galardi, Joxean Agirre, Mertxe Galdos, Fernando Etxegarai, Kiko Martínez Apestegia, Juan Karlos Arriaga, Carlos Pérez Ojuel, Tomas Karrera... También abogados como Iñigo Iruin, Jone Goirizelaia, Kepa Landa, Adolfo Araiz... La secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, participó junto a sindicalistas veteranos como Periko Solabarria. Y hubo otros muchos que no necesitan presentación alguna: Rufi Etxeberria, Koldo Gorostiaga, Patxi Urrutia, Amparo Lasheras, Floren Aoiz, Esther Agirre, Koldo Lakasta, Joxe Austin Arrieta, Jon Gorrotxategi, Iñigo Balda, Loren Arkotxa, Endika Guarrotxena... Así hasta casi dos centenares de independentistas.
Antes de hablar de pasos, el texto -titulado "La izquierda abertzale, en marcha"- define «el camino marcado». Recuerda, antes que nada, que «abrir el proceso democrático ha sido una decisión unilateral de la izquierda abertzale, sin estar sujeta ni depender de acuerdos o compromisos previos». Explica que con ello «se podrá ir articulando de forma eficaz la respuesta a los numerosos obstáculos que hoy existen y a los que, sin duda, también aparecerán en el futuro».
Así las cosas, se pone el acento en que «la acumulación y la activación de fuerzas son la única garantía para el desarrollo real del proceso democrático», y se añade que esta suma de fuerzas «sólo puede alcanzarse con la suficiencia necesaria para lograr nuestros objetivos políticos si se plantea en el contexto de una estrategia política popular que se desarrolle en exclusividad por las vías políticas y democráticas». En consecuencia, se precisa que «el cambio de ciclo» hace necesario «basarse en la actividad exclusivamente política».
El documento no pasa por alto los últimos acontecimientos represivos. «Buscan ahogarnos en un escenario de inmovilismo y bloqueo permanente», concluye la izquierda abertzale. Y añade que, por tanto, «es nuestra responsabilidad no caer en la trampa y hacer irreversible el cambio político».
Expectación y eco
Siguieron el acto ocho cámaras de televisión y decenas de periodistas. No hubo turno de preguntas, pero esto no fue excusa para restar impacto a la declaración. Como dato, "El País" situó el acto como primer tema en su página web y difundió íntegramente lo que bautizó como «documento de Pamplona».
Antonio Basagoiti (PP) corrió a descalificarlo porque «no piden perdón ni aceptan la legitimidad de la Constitución». Por contra, el partido Alternatiba y Lokarri afirmaron en sus primeras valoraciones que es un paso positivo y abre expectativas.
GARA
«El proceso democrático necesita de una presión popular que complique la situación de quienes quieran instaurar situaciones de bloqueo y haga inviables las imposiciones y las injerencias».«El cambio de ciclo que se abre ahora concierne también a las formas y métodos de lucha. El proceso de liberación nacional y social debe basarse en la actividad exclusivamente política».
Integrantes de la izquierda abertzale de distintas generaciones aplauden al final de la comparecencia.
Cinco meses después de la Declaración de Altsasu, otra representación muy amplia de la izquierda abertzale dio ayer en Iruñea un nuevo empujón al proceso democrático en marcha. Cerca de 200 personas referenciales y de distintas generaciones presentaron un docu- mento que, además de recalcar el «camino marcado» -cambio de ciclo, apuesta por la actividad exclusivamente política...-, fija «los primeros pasos» que deben darse para desarrollar «la travesía que supone el proceso democrático».
Entre ellos destaca una apelación con un doble destinatario: ETA y el Gobierno español. La izquierda abertzale «considera que los emplazamientos hechos públicos por las personalidades que firman la Declaración de Bruselas deberían ser atendidos ambos de forma constructiva». En la citada declaración, presentada el pasado 30 de marzo, líderes mundiales en resolución de conflictos hicieron un llamamiento a ETA para «un alto el fuego permanente y completamente verificable» y añadieron que el Gobierno español debería «responder debidamente» a esa situación «para que las diferencias sean resueltas y se alcance una paz duradera». El texto presentado ayer en la capital navarra, leído por Txelui Moreno y Karmele Aierbe, califica de «ingrediente de primer orden» esa Declaración de Bruselas.
En paralelo, el documento sitúa el diálogo y la negociación como otro paso a dar, tanto entre las fuerzas políticas vascas como entre el Gobierno español y ETA. Sobre esto último, recuerda que la negociación deberá versar «sobre la desmilitarización del país, liberación de presos y presas políticas vascas, vuelta de exiliados y exiliadas, y un tratamiento equitativo al conjunto de víctimas del conflicto». Y añade una enseñanza del pasado: «La experiencia demuestra que el esquema ante los desacuerdos que ha pivotado, por parte del Estado, sobre la activación represiva y, por parte de ETA, sobre la reanudación de las acciones armadas, lejos de solucionar los bloqueos en el diálogo, no ha hecho sino producir un bloqueo superior», y ha llevado a «un escenario de colapso». Por eso, considera que «este esquema debe ser superado» y reivindica los «principios Mitchell» como marco de referencia válido.
Por lo que respecta al diálogo entre partidos vascos, la izquierda abertzale muestra su «total disposición a iniciar una dinámica que permita habilitarlo en igualdad de condiciones», todo ello para «lograr un acuerdo político para la constitución de un marco democrático por el cual la ciudadanía pueda decidir libre y democráticamente su futuro, sin otro límite que la voluntad popular».
El otro paso que «ya se está dando» y que la declaración saluda es el de la activación popular. La izquierda abertzale subraya que «el proceso democrático necesita de un amplio respaldo social» que sea «una ola creciente» frente a cualquier bloqueo.
Una fotografía muy amplia
El documento estuvo reforzado por una escenografía muy potente: unas 200 personas referenciales de la izquierda abertzale, de diferentes épocas y es- pacios de lucha. Había ex presos con muchos años de cárcel, como Gloria Rekarte, Mitxel Sarasketa, Itziar Galardi, Joxean Agirre, Mertxe Galdos, Fernando Etxegarai, Kiko Martínez Apestegia, Juan Karlos Arriaga, Carlos Pérez Ojuel, Tomas Karrera... También abogados como Iñigo Iruin, Jone Goirizelaia, Kepa Landa, Adolfo Araiz... La secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide, participó junto a sindicalistas veteranos como Periko Solabarria. Y hubo otros muchos que no necesitan presentación alguna: Rufi Etxeberria, Koldo Gorostiaga, Patxi Urrutia, Amparo Lasheras, Floren Aoiz, Esther Agirre, Koldo Lakasta, Joxe Austin Arrieta, Jon Gorrotxategi, Iñigo Balda, Loren Arkotxa, Endika Guarrotxena... Así hasta casi dos centenares de independentistas.
Antes de hablar de pasos, el texto -titulado "La izquierda abertzale, en marcha"- define «el camino marcado». Recuerda, antes que nada, que «abrir el proceso democrático ha sido una decisión unilateral de la izquierda abertzale, sin estar sujeta ni depender de acuerdos o compromisos previos». Explica que con ello «se podrá ir articulando de forma eficaz la respuesta a los numerosos obstáculos que hoy existen y a los que, sin duda, también aparecerán en el futuro».
Así las cosas, se pone el acento en que «la acumulación y la activación de fuerzas son la única garantía para el desarrollo real del proceso democrático», y se añade que esta suma de fuerzas «sólo puede alcanzarse con la suficiencia necesaria para lograr nuestros objetivos políticos si se plantea en el contexto de una estrategia política popular que se desarrolle en exclusividad por las vías políticas y democráticas». En consecuencia, se precisa que «el cambio de ciclo» hace necesario «basarse en la actividad exclusivamente política».
El documento no pasa por alto los últimos acontecimientos represivos. «Buscan ahogarnos en un escenario de inmovilismo y bloqueo permanente», concluye la izquierda abertzale. Y añade que, por tanto, «es nuestra responsabilidad no caer en la trampa y hacer irreversible el cambio político».
Expectación y eco
Siguieron el acto ocho cámaras de televisión y decenas de periodistas. No hubo turno de preguntas, pero esto no fue excusa para restar impacto a la declaración. Como dato, "El País" situó el acto como primer tema en su página web y difundió íntegramente lo que bautizó como «documento de Pamplona».
Antonio Basagoiti (PP) corrió a descalificarlo porque «no piden perdón ni aceptan la legitimidad de la Constitución». Por contra, el partido Alternatiba y Lokarri afirmaron en sus primeras valoraciones que es un paso positivo y abre expectativas.
GARA