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Preparémonos para la intensificación de la lucha de clases
junio 14, 2011 por PCE (m-l)
Reunión de los Partidos y Organizaciones marxista-leninistas de Europa
Preparémonos para la intensificación de la lucha de clases
En el mundo capitalista, que continúa en crisis profunda, el viento de las revueltas populares y de la revolución sopla desde el Magreb y de países del Próximo Oriente. Los pueblos de esos países se han levantado, uno tras otro, contra regímenes tiránicos, generalmente vendidos al imperialismo. Luchan por la democracia, quieren vivir dignamente, poder trabajar, estudiar, contribuir al desarrollo de su país y liberarse de regímenes corruptos que se enriquecen a costa de ellos y venden el país y sus riquezas a potencias imperialistas.
La revolución se ha iniciado en Túnez. La resistencia de la clase obrera, de los jóvenes, de los campesinos, los demócratas, las capas populares, se ha organizado a pesar de la represión feroz del régimen de Ben Alí, apoyado hasta el último momento por sus padrinos imperialistas.
En ese combate, el Partido Comunista de los Obreros de Túnez ha desempeñado un papel esencial de dirección. Junto a otras fuerzas, lucha hoy para llevar hasta el fin el proceso revolucionario en marcha. La revolución tunecina ha expulsado a Ben Alí, y ha llevado a otros pueblos del Magreb y del Próximo Oriente a levantarse. Desde Egipto al Yemen, desde Marruecos a Siria, los movimientos se desarrollan, y han despertado una corriente de simpatía entre los trabajadores, los jóvenes y los pueblos del mundo.
Las potencias imperialistas, que consideran esa región como su coto privado, han sido pilladas por sorpresa. Fingen apoyar esos movimientos populares para tratar de manipularlos. En Libia han encontrado fuerzas dispuestas a colaborar, y Sarkozy, Cameron y Obama han lanzado una guerra que ha hundido al país en el caos. Por vez primera en su historia, la OTAN ha intervenido militarmente en esa región, para dejar clara la voluntad de las potencias imperialistas de paralizar los movimientos populares y hacerse con el control total de todos los recursos de Libia, concretamente el petróleo, el gas y el agua. Están interesadas también por la posición geoestratégica de Libia en el continente africano y en el Mediterráneo.
Como acaba de demostrar el G-8, las grandes potencias imperialistas hablan de «ayudar» a esos pueblos, al mismo tiempo que los encadenan mediante el endeudamiento. El mecanismo de endeudamiento constituye hoy un instrumento esencial de la política neocolonial del imperialismo. Denunciamos esta política de sometimiento y afirmamos que los pueblos no necesitan más deudas, sino todo lo contrario.
Nada está resuelto; mas, con esos movimientos, la lucha de clases toma una nueva dimensión a escala internacional. Esos pueblos se han levantado y llevado nuevos aires a la revolución, al combate por la emancipación nacional y social. Demuestran que son los pueblos los que hacen la historia, y que un pueblo unido es capaz de desquiciar el orden imperialista, de liberarse de las dictaduras.
De nuevo está a la orden del día la idea de revolución
La clase obrera, los trabajadores, la juventud y los pueblos del mundo se solidarizan con esos combates, que les inspiran y estimulan a reforzar la lucha contra el sistema capitalista imperialista que les hace pagar su crisis. La crisis está lejos de terminar; al contrario, una nueva crisis amenaza: la de la deuda de los Estados, concretamente en el seno de la UE.
La oligarquía financiera, los monopolios, han endeudado a los Estados para salvar el sistema financiero, los bancos y las macroempresas. Con ese motivo, miles de millones de dinero público, sustraídos de los presupuestos sociales, han sido movilizados.
Al mismo tiempo, han bajado los salarios, el desempleo se ha incrementado enormemente, la miseria y la precariedad golpean a sectores cada vez mayores de las masas. Los mercados financieros especulan con la bancarrota de los Estados, exigen más austeridad, efectuar nuevas privatizaciones, nuevos recortes a los derechos sociales. Para salvar el euro, los dirigentes de las grandes potencias de la UE, el FMI y el BCE, quieren imponer un plan de mega austeridad, el «plan de estabilidad» que, en realidad, arroja más aún a los trabajadores de la ciudad y del campo, a los jóvenes, a las mujeres trabajadoras, a la miseria y la inseguridad laboral, y acrecienta la superexplotación en las empresas. Para imponer esta política de represión social, los gobiernos de derecha, socialdemócratas y socioliberales, refuerzan las leyes liberticidas, criminalizan la protesta social creciente. No vacilan en retomar los temas racistas de la extrema derecha, la cual, a la vez, desarrolla un populismo falaz. Denunciamos el reforzamiento de la «Europa fortaleza», y gritamos que «no es a los inmigrantes a los que hay que expulsar, sino a Sarkozy, Berlusconi y cía.».
La clase obrera, las masas populares y los pueblos resisten, rechazan pagar la crisis del sistema capitalista
En varios países, la juventud, como primera víctima del paro y de la precariedad, se lanza a la calle, ocupa las plazas de las ciudades y grita su cólera contra una sociedad que la deja sin futuro.
En todos los países, de Grecia a Gran Bretaña, de Portugal a Italia, de Irlanda a España, la clase obrera y las masas populares se manifiestan, resisten, claman su rechazo a pagar la crisis del sistema.
Trabajamos para desarrollar esta resistencia, para ampliar la solidaridad internacional y hacer converger esos frentes de lucha en un rechazo al sistema capitalista, responsable de la crisis, de las guerras, de los accidentes como el de la central nuclear de Fukushima.
La búsqueda del máximo beneficio sacrifica la seguridad de los trabajadores y de las poblaciones. Apoyamos el combate de los trabajadores y pueblos de Europa, que se niegan a pagar las deudas de los capitalistas, y proclamamos que los que tienen que pagar son los ricos, los especuladores, los grandes accionistas.
Apoyamos los combates para oponerse a la privatización y la liquidación de los servicios públicos, de la sanidad, la educación, la protección social. Apoyamos las huelgas y luchas de los trabajadores por el aumento de salarios, las movilizaciones contra los despidos, contra el dumping salarial y social. Llamamos a reforzar la lucha en cada país e internacionalmente, contra el «pacto de estabilidad».
Denunciamos y combatimos el racismo y luchamos por la igualdad de derechos entre todos los trabajadores, para luchar juntos contra nuestros enemigos comunes.
Denunciamos la política de guerra del imperialismo y llamamos a incrementar la solidaridad con las luchas de los pueblos de Magreb y del Próximo Oriente.
Llamamos a formar una gran corriente de apoyo a los procesos revolucionarios en Túnez y a la solidaridad con el partido hermano, el PCOT.
Trabajamos para unir a las fuerzas que se oponen a la política de la burguesía y de la reacción, a la política de guerra imperialista, por la creación de frentes, en la lucha, por la base y en la acción.
La lucha de clases se ha acelerado en poco tiempo
Nos dirigimos a la clase obrera, a la juventud, los trabajadores de la ciudad y del campo, las mujeres de los medios populares, para que intensifiquen la lucha en defensa de sus derechos y de los logros sociales y políticos.
Nos dirigimos a las organizaciones políticas y sociales que quieren romper con este sistema, por un cambio social, para prepararnos de cara a los nuevos desarrollos de la lucha de clases, nuevas batallas y confrontaciones de mayor amplitud.
Copenhague, mayo de 2011
Preparémonos para la intensificación de la lucha de clases
junio 14, 2011 por PCE (m-l)
Reunión de los Partidos y Organizaciones marxista-leninistas de Europa
Preparémonos para la intensificación de la lucha de clases
En el mundo capitalista, que continúa en crisis profunda, el viento de las revueltas populares y de la revolución sopla desde el Magreb y de países del Próximo Oriente. Los pueblos de esos países se han levantado, uno tras otro, contra regímenes tiránicos, generalmente vendidos al imperialismo. Luchan por la democracia, quieren vivir dignamente, poder trabajar, estudiar, contribuir al desarrollo de su país y liberarse de regímenes corruptos que se enriquecen a costa de ellos y venden el país y sus riquezas a potencias imperialistas.
La revolución se ha iniciado en Túnez. La resistencia de la clase obrera, de los jóvenes, de los campesinos, los demócratas, las capas populares, se ha organizado a pesar de la represión feroz del régimen de Ben Alí, apoyado hasta el último momento por sus padrinos imperialistas.
En ese combate, el Partido Comunista de los Obreros de Túnez ha desempeñado un papel esencial de dirección. Junto a otras fuerzas, lucha hoy para llevar hasta el fin el proceso revolucionario en marcha. La revolución tunecina ha expulsado a Ben Alí, y ha llevado a otros pueblos del Magreb y del Próximo Oriente a levantarse. Desde Egipto al Yemen, desde Marruecos a Siria, los movimientos se desarrollan, y han despertado una corriente de simpatía entre los trabajadores, los jóvenes y los pueblos del mundo.
Las potencias imperialistas, que consideran esa región como su coto privado, han sido pilladas por sorpresa. Fingen apoyar esos movimientos populares para tratar de manipularlos. En Libia han encontrado fuerzas dispuestas a colaborar, y Sarkozy, Cameron y Obama han lanzado una guerra que ha hundido al país en el caos. Por vez primera en su historia, la OTAN ha intervenido militarmente en esa región, para dejar clara la voluntad de las potencias imperialistas de paralizar los movimientos populares y hacerse con el control total de todos los recursos de Libia, concretamente el petróleo, el gas y el agua. Están interesadas también por la posición geoestratégica de Libia en el continente africano y en el Mediterráneo.
Como acaba de demostrar el G-8, las grandes potencias imperialistas hablan de «ayudar» a esos pueblos, al mismo tiempo que los encadenan mediante el endeudamiento. El mecanismo de endeudamiento constituye hoy un instrumento esencial de la política neocolonial del imperialismo. Denunciamos esta política de sometimiento y afirmamos que los pueblos no necesitan más deudas, sino todo lo contrario.
Nada está resuelto; mas, con esos movimientos, la lucha de clases toma una nueva dimensión a escala internacional. Esos pueblos se han levantado y llevado nuevos aires a la revolución, al combate por la emancipación nacional y social. Demuestran que son los pueblos los que hacen la historia, y que un pueblo unido es capaz de desquiciar el orden imperialista, de liberarse de las dictaduras.
De nuevo está a la orden del día la idea de revolución
La clase obrera, los trabajadores, la juventud y los pueblos del mundo se solidarizan con esos combates, que les inspiran y estimulan a reforzar la lucha contra el sistema capitalista imperialista que les hace pagar su crisis. La crisis está lejos de terminar; al contrario, una nueva crisis amenaza: la de la deuda de los Estados, concretamente en el seno de la UE.
La oligarquía financiera, los monopolios, han endeudado a los Estados para salvar el sistema financiero, los bancos y las macroempresas. Con ese motivo, miles de millones de dinero público, sustraídos de los presupuestos sociales, han sido movilizados.
Al mismo tiempo, han bajado los salarios, el desempleo se ha incrementado enormemente, la miseria y la precariedad golpean a sectores cada vez mayores de las masas. Los mercados financieros especulan con la bancarrota de los Estados, exigen más austeridad, efectuar nuevas privatizaciones, nuevos recortes a los derechos sociales. Para salvar el euro, los dirigentes de las grandes potencias de la UE, el FMI y el BCE, quieren imponer un plan de mega austeridad, el «plan de estabilidad» que, en realidad, arroja más aún a los trabajadores de la ciudad y del campo, a los jóvenes, a las mujeres trabajadoras, a la miseria y la inseguridad laboral, y acrecienta la superexplotación en las empresas. Para imponer esta política de represión social, los gobiernos de derecha, socialdemócratas y socioliberales, refuerzan las leyes liberticidas, criminalizan la protesta social creciente. No vacilan en retomar los temas racistas de la extrema derecha, la cual, a la vez, desarrolla un populismo falaz. Denunciamos el reforzamiento de la «Europa fortaleza», y gritamos que «no es a los inmigrantes a los que hay que expulsar, sino a Sarkozy, Berlusconi y cía.».
La clase obrera, las masas populares y los pueblos resisten, rechazan pagar la crisis del sistema capitalista
En varios países, la juventud, como primera víctima del paro y de la precariedad, se lanza a la calle, ocupa las plazas de las ciudades y grita su cólera contra una sociedad que la deja sin futuro.
En todos los países, de Grecia a Gran Bretaña, de Portugal a Italia, de Irlanda a España, la clase obrera y las masas populares se manifiestan, resisten, claman su rechazo a pagar la crisis del sistema.
Trabajamos para desarrollar esta resistencia, para ampliar la solidaridad internacional y hacer converger esos frentes de lucha en un rechazo al sistema capitalista, responsable de la crisis, de las guerras, de los accidentes como el de la central nuclear de Fukushima.
La búsqueda del máximo beneficio sacrifica la seguridad de los trabajadores y de las poblaciones. Apoyamos el combate de los trabajadores y pueblos de Europa, que se niegan a pagar las deudas de los capitalistas, y proclamamos que los que tienen que pagar son los ricos, los especuladores, los grandes accionistas.
Apoyamos los combates para oponerse a la privatización y la liquidación de los servicios públicos, de la sanidad, la educación, la protección social. Apoyamos las huelgas y luchas de los trabajadores por el aumento de salarios, las movilizaciones contra los despidos, contra el dumping salarial y social. Llamamos a reforzar la lucha en cada país e internacionalmente, contra el «pacto de estabilidad».
Denunciamos y combatimos el racismo y luchamos por la igualdad de derechos entre todos los trabajadores, para luchar juntos contra nuestros enemigos comunes.
Denunciamos la política de guerra del imperialismo y llamamos a incrementar la solidaridad con las luchas de los pueblos de Magreb y del Próximo Oriente.
Llamamos a formar una gran corriente de apoyo a los procesos revolucionarios en Túnez y a la solidaridad con el partido hermano, el PCOT.
Trabajamos para unir a las fuerzas que se oponen a la política de la burguesía y de la reacción, a la política de guerra imperialista, por la creación de frentes, en la lucha, por la base y en la acción.
La lucha de clases se ha acelerado en poco tiempo
Nos dirigimos a la clase obrera, a la juventud, los trabajadores de la ciudad y del campo, las mujeres de los medios populares, para que intensifiquen la lucha en defensa de sus derechos y de los logros sociales y políticos.
Nos dirigimos a las organizaciones políticas y sociales que quieren romper con este sistema, por un cambio social, para prepararnos de cara a los nuevos desarrollos de la lucha de clases, nuevas batallas y confrontaciones de mayor amplitud.
Copenhague, mayo de 2011
Última edición por Estadulho el Dom Jun 19, 2011 11:55 am, editado 1 vez