Yo escribí un texto respecto a la conciencia de clase hace un tiempo:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Conciencia de clase, medios de comunicación y realidad social.
“La conciencia de clase es la capacidad de los trabajadores de ser conscientes de las relaciones sociales antagónicas que se producen en la sociedad capitalista en la que viven.”
Hemos de desmitificar el argumento de que los medios de comunicación capitalistas son los únicos responsables de la falta de conciencia social de las masas trabajadoras.
La conciencia de clase responde a razones objetivas, a las condiciones en las que vive el trabajador y que determinan su forma de pensar.
Los medios de comunicación, la propaganda burguesa, no para de bombardearnos con anuncios y consignas capitalistas que tienen principalmente dos objetivos: por un lado, ridiculizar la realidad social de la clase trabajadora, y por otro, incentivar el consumo.
Para el capitalismo, el ciclo de intercambio productivo es bien simple. Los individuos deben ser productores y consumidores. El resto de condiciones sociales son secundarias. Absolutamente todas están dirigidas a controlar tanto la producción como el consumo, en base a los intereses del mercado capitalista y, por ende, de la burguesía.
Este gráfico representa la realidad del mercado industrial en general, no sólo la del mercado capitalista. En un sistema socialista este intercambio también se produciría. Claro está, el mercado estaría controlado totalmente por el Estado, que se encargaría de regularlo. Además, cambiaría la premisa determinante del mercado, puesto que el objetivo no sería beneficiar a los empresarios, a la burguesía, sino beneficiar a los trabajadores, a las masas trabajadoras; esto es así porque el Estado estaría en manos de la clase trabajadora.
El capitalismo, por el contrario, sirve a los intereses de la burguesía y diseña el mercado con el objetivo de obtener el mayor beneficio para sí. Su objetivo es aumentar su riqueza y su poder consiguiendo el máximo de beneficios posibles.
El único interés que tiene la burguesía respecto a los trabajadores es que estos trabajen sin rechistar y consuman de manera masiva los bienes y servicios que fabrican.
Lo normal sería que los bienes y servicios producidos por los trabajadores les correspondieran a sí mismos ya que ellos son los que los han fabricado, pero en el capitalismo no es así. Los bienes y servicios producidos por los trabajadores les corresponden a los empresarios burgueses, que especulan lucrativamente con ellos en el mercado.
Consecuencias de ello es, por ejemplo, que los productos agrícolas se vendan al consumo por un precio muchísimo mayor al coste de producción. En diciembre del 2009, el IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino) de los alimentos era de un 4,41 en el sector agrícola (1).
Cabría analizar muy profundamente el sector laboral de la agricultura en la actualidad, pero una diferencia porcentual de un 1225% entre el precio de venta del agricultor y el precio de compra por parte del consumidor, en el caso de la zanahoria, es espectacular. Por 8 céntimos vende el agricultor el kilo de zanahoria y por 98 céntimos lo compramos en el mercado.
Así es el capitalismo. En una economía planificada socialista esto no pasaría. El agricultor recibiría una renta adecuada a su producción y los consumidores comprarían los productos agrícolas a un precio muchísimo menor. Estaríamos hablando incluso de menos de 50 céntimos (2). Existiría un comercio justo y ambas partes estarían satisfechas.
Este ejemplo ilustra perfectamente las injusticias del mercado capitalista, la especulación que se realiza en él y quién sufre las consecuencias.
En el capitalismo, el burgués adapta el mercado a sus intereses. No piensa más que en rentabilizar al máximo los costes de producción y obtener así mayor beneficio.
Si a los trabajadores les paga un salario considerable que les permita vivir por encima del mínimo de subsistencia, estos poseerán un flujo económico que les permitirá consumir. Así, consumirán los mismos productos que ellos han fabricado; así, aumentará el consumo y será necesaria más producción y por tanto el empresario obtendrá mayores beneficios.
Además, al vivir mejor, no será tan fácil que se genere un conflicto patrón-trabajador ya que las condiciones laborales no serán tan precarias. Bien lo supo Henry Ford y bien que lo aplican los capitalistas en el mundo actual.
La virtual clase media no es más que una creación artificial del capitalismo a la cual creen pertenecer los trabajadores con un salario por encima del básico. ¡Pero no dejan de ser trabajadores! La clase media no existe; la clase media la forman en su mayor parte trabajadores, y una minoría formada por pequeña-burguesía en retroceso.
Si los trabajadores no reaccionan frente al capitalismo es porque la burguesía les ha permitido a muchos de ellos tener un nivel de vida más elevado que el precario, propio de la clase obrera tradicional. Es, simple y únicamente, una estrategia de la clase capitalista para evitar la conciencia de clase del trabajador.
El “Estado del Bienestar” es la forma de Estado capitalista adaptada a esta estrategia burguesa. Si vivimos mejor es porque le beneficia a la burguesía, por nada más. La burguesía pretende que la clase obrera no se conciencie de su realidad, pretende enterrar el conflicto de clases, ¡pero es imposible enterrar la constante lucha de clases!
Mientras haya capitalismo siempre habrá conflicto; y del conflicto surgirá la nueva sociedad obrera y comunista. Bien lo entendieron Marx y Engels en el s. XIX, y bien lo debemos entender ahora; si no, es francamente imposible entender el desarrollo histórico de la sociedad para cambiarla. De hecho, durante el socialismo también existirá este conflicto social, pero dominado por la clase trabajadora en su particular dictadura. Hasta que no se eliminen las clases, en la fase comunista, el conflicto de clases no desaparecerá.
La base del capitalismo no ha cambiado desde la época de Marx y Engels. Han cambiado sus formas, pero si lo han hecho es porque la burguesía ha llevado a cabo un desarrollo de su sistema con el objetivo de camuflar sus contradicciones para que éste no desaparezca.
La propaganda capitalista no es la responsable de la falta de conciencia de clase entre la clase trabajadora. La falta de conciencia de clase entre los trabajadores se debe al "glorioso” Estado del Bienestar que ha mejorado las condiciones de vida de los trabajadores con el único objetivo de camuflar así su explotación.
Pero la imagen "idílica" del Estado del Bienestar está cayendo por su propio peso. El sistema capitalista puede mantener esa imagen ideal en tiempo de prosperidad económica, incluso en estabilidad, pero no puede mantenerla en época de crisis. Todos los avances del “Estado del Bienestar” son insuficientes para evitar las consecuencias de una crisis basada en la sobreproducción y el despilfarro.
El trabajo (3) desaparece, los subsidios por desempleo se agotan. Incluso el subempleo, al que tantos trabajadores se han visto obligados a recurrir, está bajo mínimos.
A su vez, la sanidad se colapsa porque el Estado no tiene dinero. Las ayudas sociales son insuficientes, las pensiones están amenazadas y en peligro de extinción. La calidad de la educación es pésima, la Universidad se privatiza y se restringe a las élites con el Plan Bolonia. Los jóvenes retrasan su emancipación porque no hay dinero.
Perdón, dinero sí que hay, el dinero no desaparece. La pregunta es, ¿dónde está el dinero?
Que yo sepa, las empresas no han perdido dinero; es más, incluso han aumentado sus beneficios. Los bancos y las cajas igual. La riqueza y la opulencia sigue entre la clase burguesa. No hace falta tener tres ojos para verlo.
Mientras la burguesía se enriquece, los trabajadores se quedan sin absolutamente nada. En algunos casos ni siquiera poseen su casa ni su coche puesto que los tienen hipotecados o mantenidos mediante préstamos. Cuando no tengan dinero porque se les haya acabado el empleo o el subsidio, ¿qué van a hacer?, ¿cómo van a pagar sus préstamos e hipotecas a las entidades financieras?, ¿dónde vivirán si el banco se queda con su casa?
Por desgracia, sólo ahora podrá surgir una conciencia de clase general entre todo el Pueblo Trabajador. "Cuanto peor, mejor", decía Lenin. Lamentablemente, así es.
Hemos de tener claro que si el capitalismo sale de ésta, aunque consiga regenerarse, volverá a caer antes o después en otra crisis. Las crisis del capitalismo son cíclicas: 1900, 1927, 1960-1970, 2008... Éste no es un sistema de economía planificada y los desbarajustes no siempre pueden solucionarse con la adaptación del mercado. El capitalismo está abocado a caer tarde o temprano.
Será ahora, en tiempos de crisis, cuando las contradicciones del capitalismo afecten directamente a los trabajadores y estos se den cuenta de ellas. Será ahora cuando las condiciones objetivas conformarán la conciencia de clase de los trabajadores.
Por eso, nuestra presencia no debe disminuir, ¡debe aumentar! La burguesía sabe bien que es ahora cuando podemos darle golpes mortales. Desde el comienzo de la crisis, el capitalismo se ha afanado en criminalizar el comunismo a través de su propaganda, de sus medios de comunicación. Nuestro deber es actuar contra esa propaganda fraudulenta y mentirosa.
Para actuar eficazmente, para desmontar las falacias del capitalismo, debemos demostrar a las masas trabajadoras que el marxismo-leninismo es la única solución a sus problemas.
Debemos difundir nuestra propaganda para edificar la vanguardia obrera, para formar a los cuadros. Y debemos actuar de manera concienzuda para convencer a las masas, basándonos en la continua autocrítica hacia nuestras propias acciones.
La propaganda capitalista más nociva a nuestros intereses, más dañina a nuestro discurso, es aquella que nos criminaliza y extiende sobre nosotros una falsa imagen totalitarista. Para combatirla únicamente debemos mostrarnos tal cual somos. En cuanto las masas observen la certeza de nuestras propuestas, olvidarán la reaccionaria imagen que el capitalismo les había infundido sobre nosotros.
Pero hemos de ser realistas, esa mala imagen nuestra que el capitalismo ha trasladado sobre nosotros es quizás la primera barrera que debemos sobrepasar para llegar a las masas trabajadoras. Una vez la superemos, y suponiendo la cientificidad marxista-leninista de nuestro discurso, el camino hacia la edificación socialista no será excesivamente complicado.
El resto de propaganda capitalista cuyo único objeto es aborregar al Pueblo Trabajador, es inútil política y socialmente. La realidad objetiva, tarde o temprano, impedirá a los trabajadores que sigan consumiendo por encima de sus posibilidades como venían haciendo hasta ahora.
Los medios de comunicación entretienen a los trabajadores, pero no cambian en absoluto la nefasta vida que sufren bajo el dominio capitalista: no son capaces de cambiar la realidad.
Precisamente esa vida que los trabajadores viven, las relaciones sociales que mantienen, será el origen de la conciencia de clase que los rebelará contra el capitalismo; en lucha por un mundo nuevo, por una vida socialista que les permitirá vivir libres, felices y en paz.
(1) Estadística sobre el IPOD de diciembre de 2009, publicadas por COAG.
(2) Estimación basada en una disminución elevada del porcentaje obtenido por los intermediarios y en un precio justo tanto para los agricultores como para los vendedores.
(3) Mejor dicho: el empleo.