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    21 de Enero de 1921: Nace el Partido Comunista de Italia

    Gorky
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    Mensaje por Gorky Lun Ene 25, 2010 10:48 pm

    21 de Enero de 1921: Nace el Partido Comunista de Italia

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    Han transcurrido 89 años desde aquel 21 de enero de 1921 cuando en
    Livorno los comunistas y elementos de vanguardia de la clase obrera
    italiana fundaron el Partido Comunista de Italia, Sección de la
    Internacional Comunista.
    La fundación del Partido Comunista tiene lugar en una situación
    revolucionaria creada en Europa durante la Primera Guerra Mundial y la
    revolución proletaria en Rusia que en Italia fue el origen, durante el
    bienio 1919-20 de una serie de tenaces luchas obreras y populares que
    culminaron en la ocupación de fábricas: una situación que todavía hoy
    tienen la mejor descripción en páginas escritas cinco años después por
    Antonio Gramsci en el diario del Partido «l’Unità»

    « La ocupación de las fábricas no ha sido olvidada por las masas.
    […]Ello fue la prueba general de la clase revolucionaria.[…] Si el
    movimiento fracasó, no se puede echar la culpa a la clase obrera en
    tanto que tal, sino al partido socialista que no cumplió con sus
    deberes, que era incapaz, inepto, que iba a la cola de la clase obrera
    en vez de ir a la cabeza.[…] Los obreros que ocuparon las fábricas
    estuvieron, en tanto que clase, a la altura de sus tareas y funciones.
    […] NO se ocuparon los ferrocarriles ni la flota. […] No fueron
    ocupados los bancos ni los centros comerciales. No pudieron resolver
    los grandes problemas nacionales e internacionales, porque no
    conquistaron el Poder de Estado. Esos problemas deberían haber sido
    afrontados por el Partido socialista y los sindicatos, que en vez de
    ello capitularon vergonzosamente so pretexto de la inmadurez de las
    masas; la realidad es que eran los dirigentes los inmaduros e
    incapaces, no la clase. Eso llevó a la ruptura de Livorno y a la
    creación de un nuevo partido, el Partido Comunista.» («l’Unità», 1 de
    Octubre de 1926)

    «El proletariado era lo bastante fuerte en 1910-1920, como para
    someterse pasivamente a la opresión capitalista. Mas su fuerza
    organizada era titubeante, debilitada interiormente porque el Partido
    socialista era una amalgama de al menos tres partidos»
    (l’Unità, 26 de septiembre de 1926)

    Esto no es una reflexión de ayer. Es algo que atañe directamente a
    la clase obrera italiana de hoy, de la que una parte continúa a
    identificarse política y organizativamente con los partidos de
    Rifondazione Comunista y del P de CI, la proyectada Federación no es
    más que una confusa amalgama de posiciones ideológicas y políticas que
    no tiene nada que ver con el marxismo revolucionario, con el leninismo,
    va del más clásico reformismo de la socialdemocracia de derecha al
    maximalismo centrista típico de la socialdemocracia de «izquierda»
    europea. Este último siembra hoy las peores ilusiones: lucha de clases,
    sí, incluso dura si es necesario, pero ninguna perspectiva de ruptura
    revolucionaria con el sistema institucional del Estado burgués y con su
    falsa democracia parlamentaria que según el centralismo maximalista es
    el terreno en el que se logrará la emancipación de la clase obrera.

    El Gramsci de ayer es más actual que nunca:

    «¿Qué quiere hacer el maximalismo con este incómodo viraje? O
    aquí o allá; o con la socialdemocracia o con el comunismo. […] Desde
    que existe la socialdemocracia es natural e inevitable que a través de
    sus variopintos agentes introduzca continuamente en la clase obrera su
    propia ideología y contamine y desvíe la ideología proletaria.. La
    escisión clara y resuelta de esa ideología es inevitable y
    absolutamente necesaria. Primero dividirse, es decir, separar la
    ideología revolucionaria de la ideología burguesa (la socialdemocracia
    de cualquier tipo); luego unirse, o sea, unificar a la clase obrera en
    torno a la ideología revolucionaria»
    («l’Unitá», 9 de enero de 1926)

    En los años 20 del pasado siglo, los partidos comunistas nacieron en
    clara ruptura con el revisionismo de aquel período histórico; Antonio
    Gramsci sintetizó eficazmente la lucha del marxismo revolucionario:
    «Primera fase. Socialismo utópico, con la impronta nacional de cada
    país, que manifiesta la revuelta instintiva de las primeras
    organizaciones proletarias. […]Segunda fase. Socialismo proletario de
    Marx y Engels o comunismo. Actuar contra los distintos socialismos
    nacionales y utópicos y hacerse con la victoria. En la II
    Internacional, esta tendencia renace bajo la bandera del marxismo como
    revisionismo de la doctrina marxista. […] Tercera fase. Por una parte
    el leninismo. Que renueva en una situación histórica cambiante, más
    compleja y más rica, la lucha de Marx y Engels, y restaura y desarrolla
    la doctrina marxista. Y por otra parte, un ulterior desarrollo de los
    revisionismos nacionales.» («l’Unità», 22 octubre de 1926)

    Esa misma dialéctica se ha reproducido en los años 50, del pasado
    siglo, con el desarrollo del revisionismo moderno, con nuevas formas de
    los revisionismos nacionales, los cuales –con sus ataques a Stalin-
    renegaban de la esencia revolucionaria e internacionalista del
    leninismo enmascarado con una formal y mistificadora adhesión a Lenin.
    Si en Italia el revisionismo moderno tiene su forma principal en el
    «togliatismo», no ha desaparecido con la autoliquidación del PCI
    togliatiano, y ha asumido –en otros partidos y formaciones políticas-
    múltiples formas caracterizadas por la combinación ecléctica de inocuos
    «residuos» del marxismo con ideologías ajenas a él, como el viejo
    obrerismo, el anarquismo, las tendencias pequeñoburguesas de los
    movimientos ecologistas, feministas y pacifistas, hasta la última
    aparición oportunista, el llamado «socialismo y comunismo del siglo XXI»
    En 1921, cuando nació el Partido Comunista de Italia, la
    homogeneidad ideológica de sus dirigentes y militantes no era total.
    Pero bajo la dirección de la Tercera Internacional y mediante el
    llamado proceso de «bolchevización» la asimilación del leninismo fue
    esencialmente asumida entre 1924 y 1927, y el Partido – mediante las
    tesis de su Tercer Congreso- pudo dotarse finalmente de una plataforma
    consecuentemente internacionalista y revolucionaria.
    Hoy en Italia, los auténticos comunistas, mediante la confrontación,
    el debate abierto, la crítica y la autocrítica, debemos luchar por
    lograr la unidad ideológica y política sobre la base del
    marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario. Estrechar los
    lazos con los elementos más conscientes y avanzados de la clase obrera
    y con su lucha, esto es, de un punto de vista estratégico, la tarea
    fundamental para la reconstrucción del Partido Comunista en nuestro,
    país.

    21 de Enero de 2010 Piattaforma Comunista.
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    Mensaje por Admin Lun Ene 25, 2010 10:58 pm

    El artículo esta creado por ti?
    Muy interesante !! :urss:

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