Cmrd Argento PCCE escribió:Bueno, a eso me refiero...
YA NI SIQUIERA TE PIDO UN ANÁLISIS MATERIALISTA DIALÉCTICO DE LA SITUACIÓN, SINO POR LO MENOS UN ANÁLISIS CUALQUIERA.
Decir eso es ser un animal político, no como Aristóteles definía al humano, sino UN ANIMAL EN POLÍTICA.
Con esa profundidad de análisis "marxista" cagamos...
LA NUEVA ESTRATEGIA DE EXPLOTACIÓN Y DOMINACIÓN EN ARGENTINA Y LOS NUEVOS DESAFIOS PARA LAS ORGANIZACIONES OBRERAS Y POPULARES“Si nosotros sostenemos a los trabajadores en su empleo y con su poder adquisitivo, estamos sosteniendo la demanda agregada y la rueda se vuelve a retroalimentar."Cristina Fernández en el cierre del Seminario de la OIT, martes, 21 de abril de 2009
“Quiero decir algo -y esta sí, permítanme, porque es una licencia del peronismo-: el peronismo nunca planteó la lucha de clases, el peronismo nunca planteó la guerra entre los pobres y los ricos, para qué, no. Al contrario, somos los creadores de la articulación entre el capital y el trabajo” Cristina Fernández durante el encuentro en Parque Norte Jueves, 27 de marzo de 2008
Con respecto a lo grave de la situación ante las consecuencias del neoliberalismo en la región, es decir, la amenaza que significaban las insurrecciones populares, el movimiento de desempleados y el de recuperación de empresas, C. Fernández dice:
“en la reunión del G-20, donde debo confesarles además, que tuvimos que dar una dura batalla junto al presidente Lula para que las palabras "flexibilización laboral" fueran borradas del documento, cosa que nos costó mucho pero lo logramos. Les puedo decir que costó todo el día de deliberaciones y algunos tonos elevados de voz, pero creo que valió la pena porque cuando explicamos lo que significaban las palabras "flexibilización laboral" en la región, en América latina a partir del Consenso de Washington, cuando explicamos que en realidad ninguno podía volver a nuestros países si se firmaba esto de "flexibilización laboral", luego de insistir, fue entendido.” (1)
Mientras desde los organismos internacionales como el G20, el FMI, y el BM se insistía en mayor liberalización y flexibilización para lograr la supuesta “estabilización de los mercados”. A los socios locales de los monopolos, es decir: los empresarios nacionales que tienen la tarea de lidiar con los trabajadores, los desempleados y todos los sectores populares, se les hacia cada vez más difícil mantener la gobernabilidad.
Pero no se trataba solo de las insurrecciones populares, al fin y al cabo el problema social es para muchos un problema de la policía, ó en el peor de los casos, de la gendarmería y el ejército, así había sido desde la dictadura y durante toda la década de 1990. La cuestión implicaba, además, que la misma tasa de ganancia de los empresarios estaba siendo afectada. Esto, por la quizás mayor deflación que haya padecido el mercado argentino. Al mismo tiempo que los titulares de los diarios publicaban continuamente la caída de las ventas, los niveles de indigencia y pobreza alcanzaban límites nunca vistos.
Este problema propio de la economía capitalista que pretende que los asalariados generen riqueza por 100, pagarles 10 y que consuman por 100, y que es la verdadera causa de las crisis periódicas, no es ajeno a nuestros políticos y empresarios.
En reiteradas ocasiones C. Fernández se ha referido a esta situación, reconociendo, no solo quien es el que genera la riqueza, sino cual es el principio rector de la economía capitalista, por ejemplo ante la OIT:
“Planteábamos y seguimos planteando que el verdadero crecimiento económico es aquel que se genera con el empleo, porque sostenemos, sostuvimos y sostendremos que no es la riqueza la que genera trabajo, sino el trabajo el que genera riqueza. Y fíjense que no estoy hablando de plusvalía (…)” (2)
Y auque no quiere hablar de plusvalía, de explotación, en su discurso ante los socios de la Bolsa de Comercio de Bs. As. reconoce:
“Ustedes sabe mejor que nadie que la economía, además de generación de riqueza, también implica transferencias de un sector hacia el otro.” (3)
Y va más allá, advirtiendo que no es un problema que se solucione con “tarjetas de crédito”, ya que toda ampliación del consumo inmediato, gracias al crédito, no es otra cosa que la reducción del consumo futuro a la hora de que los bancos se cobren los intereses y usa como ejemplo ni más ni menos que a las economías donde los trabajadores tienen los mayores ingresos y el mejor acceso al crédito:
“El nivel de endeudamiento que tienen hoy las grandes sociedades de los países desarrollados, supera más del 100 por ciento. No es solamente que hayan tenido un problema de consumismo, no. Cuando uno observa la variación del poder adquisitivo de los salarios y la variación de los costos de los servicios que demanda cualquier trabajador o cualquier familia, advierte el por qué del endeudamiento.” (4)
Volviendo ni más ni menos que al abc de la economía política Cristina Fernández sermonea a los burgueses y les advierte del problema:
"(...) quiero contarles una anécdota que me pasó en la primera reunión del G-20, la que se hizo en Washington, cuando todavía Bush era presidente de los Estados Unidos. Uno escuchaba las discusiones y los planteos y era como que parecía que todo seguía igual y se proponían las mismas formas como si nada hubiera sucedido. Y entonces, cuando me tocó a mí la intervención empecé recordando a Albert Einstein que decía que es un signo de locura pensar que haciendo las mismas cosas se pueden llegar a resultados diferentes. Y yo lo que estaba viendo en esas discusiones era que precisamente no había cambiado la lógica de pensamiento en cuanto a cuál había sido el verdadero problema. No era solamente un problema de falta de control o de desregulación, era además de la falta de control y la desregulación, haber creído que el dinero se reproducía a sí mismo sin pasar por el circuito de la producción de bienes y servicios. (5)
“En realidad eran malos capitalistas los que estaban planteando eso, porque se desconocían científicamente las bases de qué es lo que realmente genera riqueza y acumulación y que es precisamente el trabajo. Cuando nosotros decimos esto no lo decimos desde un lugar discursivo o retórico; lo hacemos desde un lugar absolutamente serio y científico, planteando que es precisamente el trabajo lo que genera riqueza” (6)
Se imponía entonces la necesidad de implementar una nueva estrategia de acumulación de capital que recuperara la tasa de ganancia de las empresas y por sobre todo, que sea compatible con una forma de dominación que restableciera la gobernabilidad.
¿Cómo conseguir esto?
No hay mucho que pensar, si la caída de la demanda es la causa principal de la crisis, si por un lado faltan consumidores y por el otro hay casi un 30% de desempleados, un 20% de indigentes y mas de un 60% de pobres, -lo que esta tornando ingobernable el país- está claro que la generación de empleo y el aumento de los ingresos de los trabajadores es la clave. En fin, si los empresarios no quieren eliminar la pobreza por piedad, lo tiene que hacer porque les conviene para recuperar la demanda ó simplemente por miedo.
Sin embargo, ante la caída de las ventas y las perspectivas de crisis, los empresarios actúan penando solo en sus beneficios individuales y el árbol no les deja ver el bosque.
Ante la disminución de los precios, los empresarios buscaban bajar los costos para ser más competitivos y disputar el mercado. Para esto, intensificaban la explotación de los trabajadores: “flexibilizan”, reducen salarios, aumentaban la jornada de trabajo, contratan trabajadores sin registrar pagando salarios muy por debajo del salario mínimo vital y móvil, “terciarizan”, forman pseudo cooperativas para evadir cargas patronales, niegan vacaciones, no retribuyen horas extras y todas las practicas que se convirtieron en masivas y habituales en los años 90. Esta táctica individual de cada empresa no hace más que profundizar la caída de la demanda y con ella la de los precios y en consecuencia la producción, para no crear stocks imposibles de colocar en el mercado. En fin apagan en incendio con nafta. En esta situación las perspectivas a futuro empeoran, todos los indicadores que estiman la “confianza de los inversionistas” se desploman, con esto, las acciones de las empresas y lo que comenzó por una crisis de incapacidad de la demanda -producto de la miseria y la explotación- lo terminamos llamando “crisis financiera” o “crisis de las hipotecas” cuando tendríamos que preguntarnos ¿por que las familias norteamericanas no pudieron pagar sus casas?
Así que la tarea de disciplinar a los empresarios detrás de una estrategia más adecuada para salvar la situación, que priorice el funcionamiento mismo del sistema capitalista, antes que los beneficios individuales de tal o cual sector empresario, se convierte en un trabajo difícil.
A esto se ha dedicado brillantemente la presidenta C. Fernández.
Por ejemplo, en su discurso a los socios de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires:
“Combatir hoy la pobreza para lograr más y mejores usuarios y consumidores, es la mejor inversión que se pueda hacer (…)” (7)
Ante los representantes de la UIA:
"yo pregunto a algunos, no son muchos pero con mucho poder de despliegue económico, que nos criticaban desde los intereses de los importadores, si los argentinos no tienen trabajo de qué les va a servir importar, quién les va a comprar las cosas que importan. Ya nos pasó durante la convertibilidad, donde se importaba todo y hubo un momento que el 25 por ciento de los argentinos no tenía trabajo y ni siquiera ellos podían hacer buenos negocios." (8 )
y más claro imposible:
“Yo no quiero Empresarios buenos y sensibles, quiero Empresarios inteligentes y que sepan contar (que sea en ese orden), primero inteligentes porque algunos solamente saben contar y entonces se aferran a proyectos o economías casino y burbujas, que tienen poca sustentabilidad en el tiempo y que finalmente hacen que el conjunto se desplome.” (9)
y también en el exterior, en el G20:
"Esto se lo expliqué claramente al principio de la crisis fundamentalmente a los empresarios. Ustedes no tienen que ver a ese trabajador que tienen en la empresa únicamente como un sueldo a pagar a fin de mes, lo tienen que ver como un consumidor, porque ese trabajador a lo mejor no consume el producto de esa empresa, pero sí consume el de otra empresa que al mismo tiempo se nutre del insumo o de lo que yo produzco. Por lo tanto, la lógica del ajuste y de las economías de ajuste, que fue típico del Consenso de Washington y que en nuestro país se aplicó a rajatabla era profundamente anticapitalista en el fondo, porque en definitiva era abruptamente incomprensible lo que se planteaba como una política permanente del Consenso de Washington que era el ajuste. Lo que sucedía que en realidad los períodos de ajuste, por lo menos los que se vivió en la Argentina, se daba a partir de que la Argentina fue durante los años de la convertibilidad, una excelente plaza financiera donde uno podía colocar un dólar y llevarse tres en un año con tasas impensables en ninguna parte del mundo. Para hacer eso había que ajustar a la sociedad que era la que finalmente terminaba financiando esa renta extraordinaria que devino en una deuda externa absolutamente inmanejable." (10)
Los Kirchner y todos su funcionarios que en su mayoría lo eran también en los años 90, son la facción más lucida del gran capital extranjero asociado a los empresarios locales, que supieron darse cuenta que después de las insurrecciones del año 2001 y sobre todo luego de las protestas por la muerte del Puente Pueyrredón no se podía seguir gobernando con represión masiva y que había que recuperar el empleo para recuperar la gobernabilidad. Eso lo lograron con un modelo devaluatorio de la moneda, que mejoro las ventajas competitivas de Argentina, reactivó las exportaciones y resucito con esto el mercado interno. Como varias veces se ha hecho en Argentina. Es decir, devaluando los salarios, y como se venía de una deflación record, los precios no se modificaron automáticamente, sino que como de costumbre, la inflación empezó a acumularse de apoco. Permitiendo que las empresas que exportadoras que operan en argentina tuvieran costos de producción en pesos pero facturaran en dólares y euros. Y que las que solo operan en el merado interno recuperaran sus ventas.
Pero la inevitable inflación llevó a ajustes salariales que se han otorgado en “cuotas” y en gran medida como no remunetarivos, al tiempo que los primeros ajustes al ser sumas fijas, y no proporcionales, empobrecieron a los trabajadores de mayores ingresos. Sumado a esto, se reedito la salida de utilizar la riqueza de unos trabajadores para asistir a los otros que están en peores condiciones. Es decir, se apeló al sistema de seguridad social, solo que no hizo falta crearlo, como en el pasado, sino simplemente re estatizarlo. De esta forma con los ingresos del ANSES, no solo se han otorgado las pensiones no contributivas y las asignaciones por hijo, sino que se ha subvencionado a las empresas para que “no despidan trabajadores”. Se trata entonces de redistribuir la riqueza sí, peor la riqueza de los trabajadores, que es lo mismo que decir que se redistribuye la pobreza.
En palabras de la presidenta:
“(…) una de las medidas más importantes, tal vez, la más importante en los 6 años en cuanto a su carácter estructural al modelo, fue retomar por parte del Estado la administración de los recursos de los trabajadores que estaban en manos del sector privado. (…) De esta manera, los recursos de los trabajadores hoy son uno de los instrumentos precisamente tendientes a sostener el nivel de actividad y el nivel de empleo, clave para tener la capitalización que estos sistemas exigen.” (11)
Estas medidas, al aumentar los ingresos de los más necesitados aseguran que todo ese dinero se convierta en consumo inmediato y no en ahorro, el temible miedo de los liberales, que están convencidos de que los únicos que pueden ahorrar son ellos. Así la demanda empieza a recuperarse y con esta, el ciclo de explotación capitalista.
Si entregamos la independencia de las organizaciones, si bajamos la guardia y estos nuevos y astutos gerentes de la gran burguesía Argentina asociada al capital extranjero se sienten seguros de haber recuperado la gobernabilidad, hasta el mínimo ciclo de concesiones que se ha abierto en argentina se cerrará, y las concesiones logradas desaparecerán, junto con el discurso democrático y de no represión. El pueblo argentino y en particular los trabajadores han tenido muchas nefastas experiencias por confiar en populistas que rápidamente huyen o directamente se convierten en cómplices de la represión.
Defender la libertades democráticas y la envestidura presidencial no implica ser ganado por el posibilismo y el quietismo para no “hacerle el juego a la derecha” Para no hacerle el juego a ninguna facción hay que demostrar la vitalidad y la independencia de las organizaciones obreras y sociales. Mantener en la duda y temerosos a todos los grupos empresarios y a sus políticos y sindicalistas a sueldo, es la mejor garantía de que se preservarán y lograran mas concesiones y no se animaran a jugar con las libertades democráticas en sus luchas facciosas, como hicieron cuando el gobierno les quiso cobrar la cuota para la gobernabilidad con las retenciones móviles a los agroexportadoras y estos respondieron con un lock out y barricadas en las rutas.
Entender la necesidad de preservar la independencia y mantener la guardia ante la nueva estrategia de acumulación y gobernabilidad, no es consecuencia del izuierdismo, principista, por el contrario, es la actitud más prudente y segura que se puede tener ante un gobierno que dice con todas las letras que sus medidas son “transitorias”:
“(…) una de las claves centrales es que el mercado, tal cual se lo conoció, hoy tiene severos problemas y entonces creo que el Estado se tiene que dar un rol de intervención como el que nosotros, por ejemplo, lo estamos dando en la República Argentina, en donde precisamente en muchas actividades va a sustituir el rol que podrían tener el mercado o el sector empresario para sustituirlo en el mantenimiento de la empresa, de la supervivencia y de los puestos de trabajo, que eso, obviamente, es de carácter temporal, porque se tiene que volver a restablecer esa lógica, pero en el mientras tanto, nosotros tenemos que acudir de esa manera.” (12)
Medidas que, según la misma presidenta, no son más que una forma de administrar la crisis:
“En fin, se suma una gama de instrumentos y medidas proactivas, absolutamente contracíclicas, para hacer frente a la densidad de esta crisis internacional que, como bien decía hace unos instantes el señor Delegado Regional, aún no se conoce su piso.” (13)
Y que asume, son medidas de “locura” obligadas por la situación:
“Si alguien me hubiera dicho a mí hace unos años que como Presidenta de los argentinos, yo iba a dar un préstamo a una multinacional norteamericana que, además, casi en la misma semana, era estatizada por el primer presidente afroamericano de los Estados Unidos, uno realmente diría que estábamos en un delirio total. Pero esta anécdota refleja en toda su exacta dimensión, el cambio que ha tenido el mundo en los días que corren.”
Entender que esta nueva estrategia de acumulación y dominación de la burguesía es preferible, ya que la recuperación del empleo y la obligada lucha por aumentos de salarios ante la inflación, pone nuevamente en primer lugar a la clase obrera; no implica confiar en que el modelo “se puede profundizar”. No forzar las luchas y caer en el aventurerismo no implica aceptar el quietismo.
La burguesía maniobró para recuperar la iniciativa perdida. Por lo que las organizaciones no podemos insistir en las mismas tácticas y debemos maniobrar también. Si en los años 90 los cortes de ruta y la toma de edificios públicos fueron los métodos más efectivos, y el sector más activo era el de los desempleados, hoy debemos foguear a los trabajadores en los escarceos más cotidianos y específicos. Llevar las luchas al interior de las empresas, allí donde la opinión publica cooptada por la demagogia no tiene excusas para difamar las luchas. Acompañando a los trabajadores en sus reclamos sin pretender hacer de eso una cuestión de vida o muerte y sin poner en primera línea a todas las reservas, queriendo sostener las acciones a fuerza de “solidaridad” más que con los propios trabajadores en conflicto, permite no ser utilizado por las campañas desestabilizadoras de las facciones burguesas anti kircheneristas y al mismo tiempo mantiene en guardia a los trabajadores, para que al momento del cierre del ciclo de concesiones, no se encuentren confiando ingenuamente en los populistas. No se trata de salir en televisión, sino de que nuestros compañeros de trabajo acumulen experiencia en cada una de las empresas del país, que se fogueen y mantengan la desconfianza imprescindible que garantiza la independencia del movimiento obrero.
Los quietistas y posibilistas serán arrastrados cuando los límites de este modelo se hagan evidentes, pero los aventureros y principistas serán eliminados antes, si se lanzan a ataques frontales contra un régimen que logro recuperar la gobernabilidad y mantiene todavía la confianza de muchos. Somos la única clase cuyos intereses pueden poner fin a las contradicciones y crisis del sistema. Somos la única clase de la que depende el funcionamiento mismo de la sociedad. No importa cuanto se esfuercen y que tan astutos sean los burgueses, el tiempo trabaja para la revolución.
(1) Cristina Fernández en el cierre del Seminario de la OIT. Martes, 21 de abril de 2009
(2) Cristina Fernández en el cierre del Seminario de la OIT. Martes, 21 de abril de 2009
(3) Cristina Fernández en el 155° aniversarios de la Bolsa de Comercio. Jueves, 27 de agosto de 2009
(4) Cristina Fernández en el cierre del Seminario de la OIT. Martes, 21 de abril de 2009
(5) Cristina Fernández en el Encuentro Mundial de Sindicalistas en Ginebra-Suiza. Lunes, 15 de junio de 2009
(6) Intervención de la Presidenta en el Encuentro Mundial de Sindicalistas en Ginebra-Suiza, lunes 15 de junio de 2009
(7) Cristina Fernández en el 155° aniversarios de la Bolsa de Comercio. Jueves, 27 de agosto de 2009
(8 ) Cristina Fernández en el Acto Día de la Industria. Martes, 01 de septiembre de 2009
(9) Discurso de Cristina Fernández en el Teatro Argentino de La Plata 19 de julio de 2007
(10) Cristina Fernández en el Encuentro Mundial de Sindicalistas en Ginebra-Suiza, lunes, 15 de junio de 2009
(11) Cristina Fernández en la Asamblea de OIT, Ginebra, Suiza, lunes 15 de junio de 2009
(12) Intervención de la Presidenta Cristina Fernández en el Encuentro Mundial de Sindicalistas en Ginebra-Suiza, lunes 15 de junio de 2009
(13) Cristina Fernández en el cierre del Seminario de la OIT martes, 21 de abril de 2009.
(14) Cristina Fernández en la Asamblea de OIT, Ginebra, Suiza. Lunes, 15 de junio de 2009.
Grupo Katiusha
Argentina
Octubre 2009