Obrerismo
texto de François Metheron
«Operaïsme»[1], en Bensussan – Labica, Dictionnaire critique du marxisme, Paris, Quadrigue – Presses Universitaires de France, 1999
tomado de la web SpaiMarx - año 2002
Movimiento teórico y político italiano, el operaísmo es fundamentalmente activo durante los años sesenta y el comienzo de los setenta. En una época donde el movimiento obrero en crisis está dominado por los debates excesivamente “ideológicos”, el operaísmo se caracteriza esencialmente por proponer un “retorno a la clase obrera”. Se caracteriza por:
1) Un método. – “También nosotros hemos considerado en primer lugar el desarrollo capitalista, y sólo después las luchas obreras. Esto es un error. Es necesario invertir el problema, cambiar el signo, y recomenzar: y el comienzo es la lucha de la clase obrera” (M. Tronti, p. 105). Por lo tanto, no sólo la lucha de clases es el motor de la historia, sino que, sobretodo, la relación es asimétrica. Son los movimientos, siempre visibles, de la clase obrera los que explican los del Capital y de la sociedad capitalista, y no a la inversa.
Esta idea abstracta adquiere su sentido con la introducción del concepto composición de clase. La clase obrera no es una noción mitológica, sino un conjunto construido históricamente. Composición técnica: análisis del proceso de trabajo, de la tecnología, no en términos sociológicos, sino como sanción de las relaciones de fuerza entre las clases. Ejemplo: fordismo y taylorismo existen desde el principio para aplastar la resistencia de los obreros de oficio y de sus sindicatos imponiendo un nuevo tipo de proceso de trabajo. Conviene, pues, analizar en detalle el proceso de trabajo, sus modificaciones, para comprender lo que significa “lucha de clases”: “evidencia” marxista que no lo ha sido más. Composición política: en el seno de la clase obrera ciertas fracciones juegan un papel político menor. La clase obrera no se contenta con reaccionar frente al dominio del Capital, está inmersa en proceso continuo de recomposición política, y el Capital se ve obligado a responder con una continua reestructuración del proceso de trabajo. Conviene, por lo tanto, analizar esta recomposición política, la circulación de las luchas.
2) Un punto de vista global. – Desde los primeros textos de Raniero Panzeri la atención se centra sobre la planificación. El Capital adquiere más relevancia como poder social que procura controlar los movimientos de clase que como propiedad privada. De ahí surge una nueva visión del Estado: ya no es el simple garante, sino el organizador de la explotación, interviniendo directamente en la producción. La forma de Estado es una consecuencia de la composición de clase. Antonio Negri puede así mostrar que el Estado “keynesiano” y, en general, lo que el denomina “Estado-plan” no es otra cosa que la inserción de la Revolución de Octubre en el seno del desarrollo capitalista: el poder obrero es considerado como variable independiente.
3) Un movimiento político. – Si la clase obrera es el motor del desarrollo capitalista, puede igualmente ser, y es, una fuerza de ruptura. En un período de reflujo aparente, en el que se habla de voluntad de integración de la clase obrera, los obreristas predicen, e intentan organizar nuevas luchas impulsadas por una nueva figura: el “obrero masa”, el trabajador no cualificado de las grandes fábricas. Luchas por la igualdad del salario, no como reivindicaciones corporativas, sino como fuerza de ruptura política susceptible de bloquear el sistema y aumentar el poder obrero. El movimiento del 68 será percibido como una confirmación de estas tesis. Existe la posibilidad de ruptura, y por lo tanto de construcción del comunismo (contra el socialismo, forma nueva de desarrollo); pero el Estado puede igualmente imponer su reestructuración, transformando una vez más a las luchas obreras en simples motores del desarrollo.
4)Un movimiento en la Historia. – La voluntad de organizar los movimientos en conflicto abierto con el movimiento obrero tradicional provoca una ruptura en el seno de Quaderni Rossi (la revista originaria de esta tendencia), dirigida por Panzeri: en 1964 nace el periódico Classe operaia, animada entre otros por Mario Tronti, Romano Alquati y Antonio Negri, del que se separará en 1966 una parte del grupo, encabezada por Mario Tronti, que acabará ingresando en el PCI. Después de 1968, el grupo Potere Operaio será de algún modo el heredero de la anterior tendencia; su autodisolución en 1973 señalará la aparición de la “autonomía obrera”. Negri elaborará la teoría del “obrero social” como nueva figura de una clase obrera que ha dejado de estar concentrada en las grandes fábricas para pasar a estar distribuida de forma más difusa por la totalidad del territorio, con el concepto de trabajo productivo adoptando una extensión mayor, y el Estado convirtiéndose en el principal enemigo directo. Pero esto ya es otra historia.
Bibliografía.- Revistas: Quaderni Rossi, 1961-1965, reedición, Roma, Nuove edizioni operaie, 1976-1978; Classe operaia, 1964-1967, reedición, Milan, Machina Libri, 1979; Contropiano, Firenze, La Nuova Italia.- Libros (en general colecciones de artículos, reunidos mucho más tarde): Romano Alquati, Sulla Fiat, Milan, Feltrinelli, 1975; Antonio Negri, La Forma-Stato, Milan, Feltrinelli, 1977; Id., Crisi dello Stato-piano, Milan, Feltrinelli, 1974; Id., Proletari e Stato, Milan, Feltrinelli, 1976, Raniero Panzeri, La crisi del movimento operaio, Milan, Lampugnani Nigri, 1973; Id., La ripresa del marxismo-leninismo in Italia, Milan, Sapere Edizioni, 1973; Mario Tronti, Operai e Capitale, Turín, Einaudi, 1966.- Colecciones colectivas: Operai e Stato, Milan, Feltrinelli, 1972; Crisi e organizzazione operaia, Milan, Feltrinelli, 1974; L’operaio multinazionale in Europa, Milan, Feltrinelli, 1974; Imperialismo e classe operaia multinazionale, Milan, Feltrinelli, 1976.
[1] N. del t.: creo que el término correcto correspondiente en castellano es el de obrerismo, ya que así figura en la traducción a esta lengua del libro de Mario Tronti, Obreros y Capital, Madrid, Akal, 2001, p. 8.
texto de François Metheron
«Operaïsme»[1], en Bensussan – Labica, Dictionnaire critique du marxisme, Paris, Quadrigue – Presses Universitaires de France, 1999
tomado de la web SpaiMarx - año 2002
Movimiento teórico y político italiano, el operaísmo es fundamentalmente activo durante los años sesenta y el comienzo de los setenta. En una época donde el movimiento obrero en crisis está dominado por los debates excesivamente “ideológicos”, el operaísmo se caracteriza esencialmente por proponer un “retorno a la clase obrera”. Se caracteriza por:
1) Un método. – “También nosotros hemos considerado en primer lugar el desarrollo capitalista, y sólo después las luchas obreras. Esto es un error. Es necesario invertir el problema, cambiar el signo, y recomenzar: y el comienzo es la lucha de la clase obrera” (M. Tronti, p. 105). Por lo tanto, no sólo la lucha de clases es el motor de la historia, sino que, sobretodo, la relación es asimétrica. Son los movimientos, siempre visibles, de la clase obrera los que explican los del Capital y de la sociedad capitalista, y no a la inversa.
Esta idea abstracta adquiere su sentido con la introducción del concepto composición de clase. La clase obrera no es una noción mitológica, sino un conjunto construido históricamente. Composición técnica: análisis del proceso de trabajo, de la tecnología, no en términos sociológicos, sino como sanción de las relaciones de fuerza entre las clases. Ejemplo: fordismo y taylorismo existen desde el principio para aplastar la resistencia de los obreros de oficio y de sus sindicatos imponiendo un nuevo tipo de proceso de trabajo. Conviene, pues, analizar en detalle el proceso de trabajo, sus modificaciones, para comprender lo que significa “lucha de clases”: “evidencia” marxista que no lo ha sido más. Composición política: en el seno de la clase obrera ciertas fracciones juegan un papel político menor. La clase obrera no se contenta con reaccionar frente al dominio del Capital, está inmersa en proceso continuo de recomposición política, y el Capital se ve obligado a responder con una continua reestructuración del proceso de trabajo. Conviene, por lo tanto, analizar esta recomposición política, la circulación de las luchas.
2) Un punto de vista global. – Desde los primeros textos de Raniero Panzeri la atención se centra sobre la planificación. El Capital adquiere más relevancia como poder social que procura controlar los movimientos de clase que como propiedad privada. De ahí surge una nueva visión del Estado: ya no es el simple garante, sino el organizador de la explotación, interviniendo directamente en la producción. La forma de Estado es una consecuencia de la composición de clase. Antonio Negri puede así mostrar que el Estado “keynesiano” y, en general, lo que el denomina “Estado-plan” no es otra cosa que la inserción de la Revolución de Octubre en el seno del desarrollo capitalista: el poder obrero es considerado como variable independiente.
3) Un movimiento político. – Si la clase obrera es el motor del desarrollo capitalista, puede igualmente ser, y es, una fuerza de ruptura. En un período de reflujo aparente, en el que se habla de voluntad de integración de la clase obrera, los obreristas predicen, e intentan organizar nuevas luchas impulsadas por una nueva figura: el “obrero masa”, el trabajador no cualificado de las grandes fábricas. Luchas por la igualdad del salario, no como reivindicaciones corporativas, sino como fuerza de ruptura política susceptible de bloquear el sistema y aumentar el poder obrero. El movimiento del 68 será percibido como una confirmación de estas tesis. Existe la posibilidad de ruptura, y por lo tanto de construcción del comunismo (contra el socialismo, forma nueva de desarrollo); pero el Estado puede igualmente imponer su reestructuración, transformando una vez más a las luchas obreras en simples motores del desarrollo.
4)Un movimiento en la Historia. – La voluntad de organizar los movimientos en conflicto abierto con el movimiento obrero tradicional provoca una ruptura en el seno de Quaderni Rossi (la revista originaria de esta tendencia), dirigida por Panzeri: en 1964 nace el periódico Classe operaia, animada entre otros por Mario Tronti, Romano Alquati y Antonio Negri, del que se separará en 1966 una parte del grupo, encabezada por Mario Tronti, que acabará ingresando en el PCI. Después de 1968, el grupo Potere Operaio será de algún modo el heredero de la anterior tendencia; su autodisolución en 1973 señalará la aparición de la “autonomía obrera”. Negri elaborará la teoría del “obrero social” como nueva figura de una clase obrera que ha dejado de estar concentrada en las grandes fábricas para pasar a estar distribuida de forma más difusa por la totalidad del territorio, con el concepto de trabajo productivo adoptando una extensión mayor, y el Estado convirtiéndose en el principal enemigo directo. Pero esto ya es otra historia.
Bibliografía.- Revistas: Quaderni Rossi, 1961-1965, reedición, Roma, Nuove edizioni operaie, 1976-1978; Classe operaia, 1964-1967, reedición, Milan, Machina Libri, 1979; Contropiano, Firenze, La Nuova Italia.- Libros (en general colecciones de artículos, reunidos mucho más tarde): Romano Alquati, Sulla Fiat, Milan, Feltrinelli, 1975; Antonio Negri, La Forma-Stato, Milan, Feltrinelli, 1977; Id., Crisi dello Stato-piano, Milan, Feltrinelli, 1974; Id., Proletari e Stato, Milan, Feltrinelli, 1976, Raniero Panzeri, La crisi del movimento operaio, Milan, Lampugnani Nigri, 1973; Id., La ripresa del marxismo-leninismo in Italia, Milan, Sapere Edizioni, 1973; Mario Tronti, Operai e Capitale, Turín, Einaudi, 1966.- Colecciones colectivas: Operai e Stato, Milan, Feltrinelli, 1972; Crisi e organizzazione operaia, Milan, Feltrinelli, 1974; L’operaio multinazionale in Europa, Milan, Feltrinelli, 1974; Imperialismo e classe operaia multinazionale, Milan, Feltrinelli, 1976.
[1] N. del t.: creo que el término correcto correspondiente en castellano es el de obrerismo, ya que así figura en la traducción a esta lengua del libro de Mario Tronti, Obreros y Capital, Madrid, Akal, 2001, p. 8.