El que muchos países estén desconcertados por el problema del dólar recuerda a la gente la famosa declaración “el dólar es nuestra divisa, pero es vuestro problema”, que hizo el ex secretario de Tesoro estadounidense John Connally, ante los decepcionados europeos.
Por su parte, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, dijo la semana pasada que la economía del país enfrenta perspectivas “inusualmente inciertas”, y que el Banco Central está preparado para tomar medidas adicionales para estimular el crecimiento de ser necesario. Según comenta The Wall Street Rournal, Bernanke ha tocado la misma tonada que Connally, pero con diferentes instrumentos.
Como el principal país emisor de la moneda de reserva, EEUU es capaz de tomar múltiples medidas para resolver el problema del tipo cambiario, tal como reducir el tipo básico para influir la oferta de moneda y la tasa cambiaria del dólar. A partir de 2008, la Reserva Federal de EEUU ha aplicado políticas de expansión monetaria para recuperar su economía y estimular la exportación. La moneda estadounidense ha sido devaluada a excepción del periodo en que Europa se enfrentaba a la crisis de la deuda soberana.
Recientemente han aparecido cada vez más notables indicios de que la Reserva Federal estadounidense vuelve a aplicar la política de expansión monetaria para devaluar su moneda. Esto ha obligado a muchos países a tomar medidas de defensa propia para neutralizar la presión de revalorizar sus monedas y mantener la competitividad de sus productos destinados a la exportación.
Sin embargo, continúan aumentando los déficits comerciales de EEUU, lo que muestra que la devaluación del dólar no ha logrado promover la exportación del país y ha agravado el riesgo del estallido de una “guerra de monedas”.
Como afirma el economista Joseph Stiglitz, EEUU intenta salvar su economía con la política de expansión monetaria pero su acción ha provocado graves disturbios en la tasa de cambio del mercado internacional.
Ante la agitada situación del mercado internacional de divisas, EEUU no ha hecho ninguna reflexión de su propio error sino que ha echado la culpa a otros países, e incluso ha atribuido el desequilibrio económico global y la reducción de empleos en EEUU a la subestimación de la tasa de cambio de la moneda china.
Fred Bergsten, director del Instituto Peterson de la Economía Internacional y miembro de la Comisión de Asesoría en la Política Comercial y los Asuntos de Negociaciones de EEUU y también partidario de este absurdo punto de vista, ha hecho declaraciones infundadas en el sentido de que la seria subestimación de Renminbi ha motivado trastornos en el mercado internacional de divisas.
Sin embargo, Bergsten se ve obligado a admitir que el ajuste de la tasa de cambio es un instrumento adicional para resolver el desequilibrio comercial entre EEUU y China y que lo más importante consiste en que EEUU toma medidas para reducir sus déficits comerciales.
China está promoviendo el consumo de su población con la aplicación de una serie de políticas financieras y monetarias. Propuso que no se preocupara por la influencia causada por la revalorización en gran margen de la moneda china sobre la economía.
El ex presidente del Consejo de Comercio Internacional de EEUU, Thomas Neels no está de acuerdo con Bergston, afirmando que el principal problema es de EEUU en vez de China. Los déficits de comercio de EEUU con China constituye la principal causa de la disputa entre ambos países. Sin embargo, los déficits se deben a la propia economía de EEUU y a su extremadamente baja tasa de ahorros. Aún cuando se eleve en otro 20 por ciento la revaloración de la moneda china, esto ejercerá una influencia muy insignificante, y no volverá a aumentar el empleo.
El Washington Post propone que EEUU debe “hacer primero la limpieza de su propia casa”, resolviendo el problema de los enormes déficits que ha existido durante largo tiempo para recuperar su influencia sobre la resolución de los problemas globales. Como dice el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, no se debe dejar a los gobiernos de algunos países tomar el revalúo del valor de la moneda china como hoja de parra para encubrir sus propios problemas, y siempre es fácil buscar chivo expiatorio.
No pocos personajes de renombre están preocupados por el que no se logre frenar la tendencia de la devaluación de las monedas de carácter competitivo, lo que podría convertir la “guerra de monedas” en una “guerra de comercio”, tal como ocurrió en la recesión de la década 1930, e impulsar a los gobiernos de diversos países a aplicar medidas de restringir la importación. Como consecuencia, esto agravaría la crisis económica global.
El director del Centro Chino del Instituto Brookings, James Lindsay, dijo que la “guerra de monedas” es una carrera para tocar el fondo y ninguno de los competentes se beneficiará y todos perderán. Se trata de una guerra estúpida.
El experto en la economía Albert keidel afirmó que no va a ocurrir la guerra de monedas. La presión sobre la moneda china es periodica y la situación actual ha aparecido en medio del ambiente de las elecciones en EEUU. El de la tasa de cambio de la moneda china es en realidad un problema política. Cuando la importación aumente a una velocidad superior a la de la exportación y se aplique una política de equilibrar el comercio, se disminuirá gradualmente la presión sobre la moneda china.
Merece la atención el hecho de que los líderes del FMI y Banco Mundial eviten usar el término de “guerra de monedas” y subrayen la importancia de mancomunar los esfuerzos para la recuperación económica mundial. Muchos expertos han espresado su deseo de llegar un concenso entre los diversos países para evitar la “guerra de tasas de cambio” y la “guerra de comercio”. (Pueblo en Línea)
Por su parte, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, dijo la semana pasada que la economía del país enfrenta perspectivas “inusualmente inciertas”, y que el Banco Central está preparado para tomar medidas adicionales para estimular el crecimiento de ser necesario. Según comenta The Wall Street Rournal, Bernanke ha tocado la misma tonada que Connally, pero con diferentes instrumentos.
Como el principal país emisor de la moneda de reserva, EEUU es capaz de tomar múltiples medidas para resolver el problema del tipo cambiario, tal como reducir el tipo básico para influir la oferta de moneda y la tasa cambiaria del dólar. A partir de 2008, la Reserva Federal de EEUU ha aplicado políticas de expansión monetaria para recuperar su economía y estimular la exportación. La moneda estadounidense ha sido devaluada a excepción del periodo en que Europa se enfrentaba a la crisis de la deuda soberana.
Recientemente han aparecido cada vez más notables indicios de que la Reserva Federal estadounidense vuelve a aplicar la política de expansión monetaria para devaluar su moneda. Esto ha obligado a muchos países a tomar medidas de defensa propia para neutralizar la presión de revalorizar sus monedas y mantener la competitividad de sus productos destinados a la exportación.
Sin embargo, continúan aumentando los déficits comerciales de EEUU, lo que muestra que la devaluación del dólar no ha logrado promover la exportación del país y ha agravado el riesgo del estallido de una “guerra de monedas”.
Como afirma el economista Joseph Stiglitz, EEUU intenta salvar su economía con la política de expansión monetaria pero su acción ha provocado graves disturbios en la tasa de cambio del mercado internacional.
Ante la agitada situación del mercado internacional de divisas, EEUU no ha hecho ninguna reflexión de su propio error sino que ha echado la culpa a otros países, e incluso ha atribuido el desequilibrio económico global y la reducción de empleos en EEUU a la subestimación de la tasa de cambio de la moneda china.
Fred Bergsten, director del Instituto Peterson de la Economía Internacional y miembro de la Comisión de Asesoría en la Política Comercial y los Asuntos de Negociaciones de EEUU y también partidario de este absurdo punto de vista, ha hecho declaraciones infundadas en el sentido de que la seria subestimación de Renminbi ha motivado trastornos en el mercado internacional de divisas.
Sin embargo, Bergsten se ve obligado a admitir que el ajuste de la tasa de cambio es un instrumento adicional para resolver el desequilibrio comercial entre EEUU y China y que lo más importante consiste en que EEUU toma medidas para reducir sus déficits comerciales.
China está promoviendo el consumo de su población con la aplicación de una serie de políticas financieras y monetarias. Propuso que no se preocupara por la influencia causada por la revalorización en gran margen de la moneda china sobre la economía.
El ex presidente del Consejo de Comercio Internacional de EEUU, Thomas Neels no está de acuerdo con Bergston, afirmando que el principal problema es de EEUU en vez de China. Los déficits de comercio de EEUU con China constituye la principal causa de la disputa entre ambos países. Sin embargo, los déficits se deben a la propia economía de EEUU y a su extremadamente baja tasa de ahorros. Aún cuando se eleve en otro 20 por ciento la revaloración de la moneda china, esto ejercerá una influencia muy insignificante, y no volverá a aumentar el empleo.
El Washington Post propone que EEUU debe “hacer primero la limpieza de su propia casa”, resolviendo el problema de los enormes déficits que ha existido durante largo tiempo para recuperar su influencia sobre la resolución de los problemas globales. Como dice el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, no se debe dejar a los gobiernos de algunos países tomar el revalúo del valor de la moneda china como hoja de parra para encubrir sus propios problemas, y siempre es fácil buscar chivo expiatorio.
No pocos personajes de renombre están preocupados por el que no se logre frenar la tendencia de la devaluación de las monedas de carácter competitivo, lo que podría convertir la “guerra de monedas” en una “guerra de comercio”, tal como ocurrió en la recesión de la década 1930, e impulsar a los gobiernos de diversos países a aplicar medidas de restringir la importación. Como consecuencia, esto agravaría la crisis económica global.
El director del Centro Chino del Instituto Brookings, James Lindsay, dijo que la “guerra de monedas” es una carrera para tocar el fondo y ninguno de los competentes se beneficiará y todos perderán. Se trata de una guerra estúpida.
El experto en la economía Albert keidel afirmó que no va a ocurrir la guerra de monedas. La presión sobre la moneda china es periodica y la situación actual ha aparecido en medio del ambiente de las elecciones en EEUU. El de la tasa de cambio de la moneda china es en realidad un problema política. Cuando la importación aumente a una velocidad superior a la de la exportación y se aplique una política de equilibrar el comercio, se disminuirá gradualmente la presión sobre la moneda china.
Merece la atención el hecho de que los líderes del FMI y Banco Mundial eviten usar el término de “guerra de monedas” y subrayen la importancia de mancomunar los esfuerzos para la recuperación económica mundial. Muchos expertos han espresado su deseo de llegar un concenso entre los diversos países para evitar la “guerra de tasas de cambio” y la “guerra de comercio”. (Pueblo en Línea)