Stalin, el barbero de Lenin
Stalin cambió a Lenin de escondite cinco veces en tres días mientras Kerensky perseguía al “Viejo”. Trotsky y Kámenev fueron arrestados, pero Lenin, resguardado por Stalin, regresó a la clandestinidad. La policía irrumpió en la casa de la hermana de Lenin. Rápidamente, Krupskaya fue al domicilio de Stalin y Molotov en la calle Shirokaya para saber qué era de Lenin.
En la noche del 6 de julio, Stalin llevó a Lenin a su quinto escondite, el nuevo departamento de los Alliluyev [familia bolchevique que se convertiría poco después en la familia política de Stalin], en el 10 de la calle Rozhdestvenskaya, donde ellos tenían portero uniformado y una empleada de servicio.
“Muéstrenme todas las entradas y salidas”, dijo Lenin al llegar, chequeando incluso el ático. “Le dimos la habitación de Stalin”, cuenta Olga [Alliluyeva, suegra de Stalin]. Lenin estaba sorpresivamente alegre, quedándose durante cuatro tensos días. Anna Alliluyeva llegó a casa y la encontró llena de gente desconocida y nerviosa. “Inmediatamente reconocí a la persona que me presentaron en primer lugar”. Lenin estaba sentado en el sofá “en mangas de camisa, con chaleco y una camisa de color claro con corbata”. En la habitación “insoportablemente sofocante”, Lenin le preguntó qué había visto en las calles.
“Dicen que usted se ha escapado hacia Kronstadt y que está oculto en un dragaminas”.
“Ja, ja, ja”, se reía Lenin con “contagioso regocijo”. Le preguntó a Stalin y a los otros: "¿Qué opinan, camaradas?"
Lenin pasó sus días escribiendo. Stalin lo visitaba diariamente. Silenciosamente, él tomaba el pulso político en el Palacio Táurida, donde se encontraba con Sergo Ordzhonikidze. Ambos estaban preocupados porque “muchos prominentes bolcheviques adoptaron la posición de que Lenin no debería esconderse sino que debería presentarse [ante los tribunales]. Juntos, fuimos a ver a Lenin”, escribió Sergo. El gobierno exigía la rendición de Lenin. En la casa de los Allilluyev, Lenin, Stalin, Sergo, Krupskaya y María, la hermana de Lenin, debatían qué hacer.
Al principio, Lenin estaba de acuerdo con entregarse. Stalin discrepaba. Inicialmente, creía que Lenin y Zinoviev deberían esperar y entregarse solamente si su seguridad podía estar garantizada, pero una visita al Táurida lo convenció de que esto era imposible. “Los junkers [oficiales del ejército] quieren llevarte a prisión”, le advirtió, “pero te matarán en el camino”. Stasova [secretaria del Comité Central] llegó para informar que se estaba publicando más evidencias de la traición de Lenin. “Un fuerte estremecimiento recorrió su rostro y [Lenin] declaró con la máxima determinación que iría a prisión” para limpiar su nombre en un juicio.
“Despidámonos”, le dijo Lenin a Krupskaya. “Quizá no nos volvamos a ver”.
Stalin y Sergo fueron enviados de regreso al Palacio Táurida para lograr una “garantía de que Lenin no sería linchado por los junkers”. Al regresar, Stalin informó que los mencheviques “respondieron que no pueden decir qué pasará”.
Stalin y Sergo estaban ahora seguros de que Lenin sería asesinado si se rendía. “Stalin y los otros urgieron a Ilych que no compareciera”, dice Krupskaya. “Stalin lo convenció y ...salvó su vida”. Stalin tenía la razón: V.N. Polovtoev, un ex miembro de la Duma, encontró al oficial asignado para arrestar a Lenin. “¿Cómo debo entregar a este caballero, Lenin?", preguntó el oficial. “¿Entero o en pedacitos?”.
El debate iba de un lado a otro. De repente Sergo sacó una daga imaginaria y exclamó como un bandido georgiano: “¡Rebanaré al que quiera que Ilych sea arrestado!”
Eso pareció decidirlo. Lenin tenía que ser sacado de Petrogrado: Stalin “se encargó de organizar la partida de Lenin”. Un obrero llamadoEmelianov aceptó esconder a Lenin en su cabaña en Razliv, al norte de Petrogrado.
Olga y Anna Alliluyeva, estaban pendientes de sus invitados, asegurándose de que Lenin y Stalin comieran adecuadamente.
“¿Qué le están dando de comer a Stalin?”, preguntaba Lenin. “Por favor, Olga, usted debe cuidarlo, está perdiendo peso”.
Stalin por su parte chequeaba de Lenin estuviera comiendo apropiadamente. “Bien, ¿cómo está la situación con las provisiones? ¿Ilych está
comiendo? Haz lo mejor que puedas por él”. A veces, Stalin traía alimentos adicionales.
Lenin y Stalin estudiaron cuidadosamente los planes de escape. El 11 de julio, “Stalin llegó antes de la partida y todos se reunieron en la habitación de Lenin para ver la mejor forma de disfrazarlo”. Olga intentó vendar la cabeza de Lenin pero no dio resultado. Nadie sugirió disfrazarlo de mujer.
“¿No sería mejor si me afeito?”, sugirió Lenin. “Un rato después, Lenin se sentó con su cara cubierta de jabón” frente a un espejo redondo junto a un retrato de Tolstoy en la habitación de Stalin. Soso personalmente “hizo de barbero”, afeitando la barba y el bigote de Lenin.
“Está muy bien ahora”. Lenin se vio en el espejo. “Luzco como un campesino finlandés y es difícil que alguien me reconozca”.
El 12 de julio, Stalin y Alliluyev escoltaron a Lenin hacia la estación Primorsky para su acto de desaparición: se ocultó en Razliv antes de mudarse a un granero en Finlandia. Viajando de un lado a otro, Stalin se convirtió en el principal contacto de Lenin con Petrogrado. “Uno de mis hijos solía traer, en bote, a Stalin a la cabaña [donde Lenin se ocultaba]”, recordaba Emelianov.
En una descarga de artículos, Stalin denunció “el nuevo Caso Dreyfus” de Kerensky, las “viles calumnias contra el líder de nuestro Partido” y los “piratas de la pluma de la prensa venal”. Especialmente se burlaba de los “tontos ciegos” mencheviques por actuar como marionetas...
Stalin hizo de líder interino de los bolcheviques...
Extraído de “Young Stalin” de Simon Sebag Montefiore, Vintage Books, 2008, pp. 323-325. Traducción propia.
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Stalin cambió a Lenin de escondite cinco veces en tres días mientras Kerensky perseguía al “Viejo”. Trotsky y Kámenev fueron arrestados, pero Lenin, resguardado por Stalin, regresó a la clandestinidad. La policía irrumpió en la casa de la hermana de Lenin. Rápidamente, Krupskaya fue al domicilio de Stalin y Molotov en la calle Shirokaya para saber qué era de Lenin.
En la noche del 6 de julio, Stalin llevó a Lenin a su quinto escondite, el nuevo departamento de los Alliluyev [familia bolchevique que se convertiría poco después en la familia política de Stalin], en el 10 de la calle Rozhdestvenskaya, donde ellos tenían portero uniformado y una empleada de servicio.
“Muéstrenme todas las entradas y salidas”, dijo Lenin al llegar, chequeando incluso el ático. “Le dimos la habitación de Stalin”, cuenta Olga [Alliluyeva, suegra de Stalin]. Lenin estaba sorpresivamente alegre, quedándose durante cuatro tensos días. Anna Alliluyeva llegó a casa y la encontró llena de gente desconocida y nerviosa. “Inmediatamente reconocí a la persona que me presentaron en primer lugar”. Lenin estaba sentado en el sofá “en mangas de camisa, con chaleco y una camisa de color claro con corbata”. En la habitación “insoportablemente sofocante”, Lenin le preguntó qué había visto en las calles.
“Dicen que usted se ha escapado hacia Kronstadt y que está oculto en un dragaminas”.
“Ja, ja, ja”, se reía Lenin con “contagioso regocijo”. Le preguntó a Stalin y a los otros: "¿Qué opinan, camaradas?"
Lenin pasó sus días escribiendo. Stalin lo visitaba diariamente. Silenciosamente, él tomaba el pulso político en el Palacio Táurida, donde se encontraba con Sergo Ordzhonikidze. Ambos estaban preocupados porque “muchos prominentes bolcheviques adoptaron la posición de que Lenin no debería esconderse sino que debería presentarse [ante los tribunales]. Juntos, fuimos a ver a Lenin”, escribió Sergo. El gobierno exigía la rendición de Lenin. En la casa de los Allilluyev, Lenin, Stalin, Sergo, Krupskaya y María, la hermana de Lenin, debatían qué hacer.
Al principio, Lenin estaba de acuerdo con entregarse. Stalin discrepaba. Inicialmente, creía que Lenin y Zinoviev deberían esperar y entregarse solamente si su seguridad podía estar garantizada, pero una visita al Táurida lo convenció de que esto era imposible. “Los junkers [oficiales del ejército] quieren llevarte a prisión”, le advirtió, “pero te matarán en el camino”. Stasova [secretaria del Comité Central] llegó para informar que se estaba publicando más evidencias de la traición de Lenin. “Un fuerte estremecimiento recorrió su rostro y [Lenin] declaró con la máxima determinación que iría a prisión” para limpiar su nombre en un juicio.
“Despidámonos”, le dijo Lenin a Krupskaya. “Quizá no nos volvamos a ver”.
Stalin y Sergo fueron enviados de regreso al Palacio Táurida para lograr una “garantía de que Lenin no sería linchado por los junkers”. Al regresar, Stalin informó que los mencheviques “respondieron que no pueden decir qué pasará”.
Stalin y Sergo estaban ahora seguros de que Lenin sería asesinado si se rendía. “Stalin y los otros urgieron a Ilych que no compareciera”, dice Krupskaya. “Stalin lo convenció y ...salvó su vida”. Stalin tenía la razón: V.N. Polovtoev, un ex miembro de la Duma, encontró al oficial asignado para arrestar a Lenin. “¿Cómo debo entregar a este caballero, Lenin?", preguntó el oficial. “¿Entero o en pedacitos?”.
El debate iba de un lado a otro. De repente Sergo sacó una daga imaginaria y exclamó como un bandido georgiano: “¡Rebanaré al que quiera que Ilych sea arrestado!”
Eso pareció decidirlo. Lenin tenía que ser sacado de Petrogrado: Stalin “se encargó de organizar la partida de Lenin”. Un obrero llamadoEmelianov aceptó esconder a Lenin en su cabaña en Razliv, al norte de Petrogrado.
Olga y Anna Alliluyeva, estaban pendientes de sus invitados, asegurándose de que Lenin y Stalin comieran adecuadamente.
“¿Qué le están dando de comer a Stalin?”, preguntaba Lenin. “Por favor, Olga, usted debe cuidarlo, está perdiendo peso”.
Stalin por su parte chequeaba de Lenin estuviera comiendo apropiadamente. “Bien, ¿cómo está la situación con las provisiones? ¿Ilych está
comiendo? Haz lo mejor que puedas por él”. A veces, Stalin traía alimentos adicionales.
Lenin y Stalin estudiaron cuidadosamente los planes de escape. El 11 de julio, “Stalin llegó antes de la partida y todos se reunieron en la habitación de Lenin para ver la mejor forma de disfrazarlo”. Olga intentó vendar la cabeza de Lenin pero no dio resultado. Nadie sugirió disfrazarlo de mujer.
“¿No sería mejor si me afeito?”, sugirió Lenin. “Un rato después, Lenin se sentó con su cara cubierta de jabón” frente a un espejo redondo junto a un retrato de Tolstoy en la habitación de Stalin. Soso personalmente “hizo de barbero”, afeitando la barba y el bigote de Lenin.
“Está muy bien ahora”. Lenin se vio en el espejo. “Luzco como un campesino finlandés y es difícil que alguien me reconozca”.
El 12 de julio, Stalin y Alliluyev escoltaron a Lenin hacia la estación Primorsky para su acto de desaparición: se ocultó en Razliv antes de mudarse a un granero en Finlandia. Viajando de un lado a otro, Stalin se convirtió en el principal contacto de Lenin con Petrogrado. “Uno de mis hijos solía traer, en bote, a Stalin a la cabaña [donde Lenin se ocultaba]”, recordaba Emelianov.
En una descarga de artículos, Stalin denunció “el nuevo Caso Dreyfus” de Kerensky, las “viles calumnias contra el líder de nuestro Partido” y los “piratas de la pluma de la prensa venal”. Especialmente se burlaba de los “tontos ciegos” mencheviques por actuar como marionetas...
Stalin hizo de líder interino de los bolcheviques...
Extraído de “Young Stalin” de Simon Sebag Montefiore, Vintage Books, 2008, pp. 323-325. Traducción propia.
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