El diversionismo ideológico
El gran dirigente comunista búlgaro, G. Dimitrov, dijo que a la
traición en ideología era inevitable que le sucediera la traición en
política. En la historia del movimiento proletario revolucionario esta
verdad se ha comprobado repetidas veces, pero en forma dolorosa y
trágica con la desaparición del Campo socialista y la restauración
del capitalismo en la URSS y su posterior desaparición como Estado.
Sin la derrota ideológica de los marxistas
leninistas en el XX Congreso del PCUS, hubiera sido imposible que el
grupo contrarrevolucionario encabezado por Nikita Jruschov, iniciara la
gran marcha de la restauración del capitalismo en la otrora gloriosa
Unión Soviética. Ese desventurado suceso político soviético marcó el
comienzo de un viraje de 180 grados en la línea general revolucionaria
del Partido de Lenin y Stalin.
La victoria del socialismo en la
URSS fue posible porque el Partido de los bolcheviques derrotó en
polémica abierta y frontal a todas las teorías, doctrinas e ideas
contrarias al marxismo leninismo. Fue la teoría revolucionaria del
proletariado, por su papel de organizador, movilizador y transformador,
la que permitió la construcción victoriosa del socialismo, la derrota
del nazifascismo en la Segunda Guerra mundial, y el surgimiento del
Campo socialista.
El marxismo leninismo, al dotar al
Partido de la clase obrera del conocimiento de las leyes que rigen el
desarrollo social, le permite tener un conocimiento cabal de los
procesos que se producen en las mismas bases de la sociedad, y, por
tanto la posibilidad de prever la marcha de los acontecimientos y de
elaborar una correcta línea general de acción política revolucionaria.
Esto enseña que, cuando un Partido del proletariado se aparta del
marxismo leninismo, por cualquier motivo, pierde la capacidad de
dirigir las luchas revolucionarias de las masas trabajadoras, tanto de
la ciudad como del campo. Si un Partido, sin la brújula del marxismo
leninismo, se encuentra en el poder no podrá cumplir la difícil
tarea de construir el socialismo, y si este sistema ya existe aunque
sea en una fase inicial, degenerarà y será destruido. Esto es lo que
enseña la experiencia histórica de los últimos decenios.
I
Con el surgimiento del revisionismo
contemporáneo y su triunfo en la Unión Soviética, el marxismo leninismo
sufrió un serio revés en la dirección del Partido y el Estado
soviéticos, con graves repercusiones en todo el mundo. No es casual que
las revoluciones triunfantes después de este nefasto acontecimiento, no
hayan podido desarrollar hasta culminar victoriosamente, construyendo
una sociedad socialista auténtica. Es el caso de Cuba en la América
Latina, país que sufrió las presiones del revisionismo soviético, caldo
de cultivo de una serie de teorías pequeño burguesas extrañas al
marxismo leninismo, que no han permitido la construcción cabal de la
sociedad socialista, pese al medio siglo transcurrido desde el triunfo
de su revolución.
El año de 1959, el revisionismo
contemporáneo se encontraba sólidamente instaurado en el poder del
Estado y del Partido en la URSS, y su influencia era inevitable en el
proceso revolucionario de Cuba. A esto hay que agregar los estragos que
hizo el browderismo en el viejo Partido Comunista cubano. No es casual
por eso que fuera el Movimiento 26 de Julio dirigido por Fidel Castro
el que encabezara una lucha armada que llevó al triunfo a una
revolución de liberación nacional y social. Al viejo Partido Comunista
no le quedaba otra alternativa que plegarse a esta revolución que
rápidamente conquistó el apoyo masivo del pueblo cubano, arrojando por
la borda la “vía pacifica” que divulgaba e imponía a todo el
movimiento comunista internacional, el Partido encabezado por Nikita
Jruschov en la URSS, desde su XX Congreso.
La revolución cubana fue dirigida
por un movimiento político democrático revolucionario, cuya
organización inicial y su ideología, no eran las que corresponden al
proletariado revolucionario; pero durante el proceso de su desarrollo,
por las mismas exigencias político sociales internas e internacionales,
se convirtió en Partido comunista y se declaró marxista leninista. Sin
embargo, el transcurso del tiempo, demostró que no pudo superar
totalmente su carácter democrático revolucionario; no pudo convertirse
en la vanguardia política de la clase obrera, con el marxismo
leninismo como instrumento teórico y guía para la acción, pese a que su
Primer Congreso aprobó Resoluciones y Tesis que tienen ese carácter.La
práctica, sin embargo, ha probado que fueron documentos meramente
declarativos. El PCC nunca pudo liberarse de la perniciosa influencia
del revisionismo soviético, especialmente de las falsificaciones y
mentiras inventadas por la banda de Jruschov con relación a la
edificación del socialismo en la URSS y el rol de Stalin. Esto hizo
posible que el trotskismo haya asaltado el Ministerio de Cultura de
Cuba y se dedique a propalar todas sus desvergozadas falacias
antisovièticas y sus tesis contrarrevolucionarias, puestas en
circulación aprovechando la denominada “batalla de ideas”, que los
revisionistas y seudo socialistas de toda laya han convertido en un
brillante motivo para difundir su divorsionismo ideológico, imitando al
“glasnot” de Gorvachov.
II
Toda “batalla de ideas” , bien
entendida, es una forma de la lucha de clases , una lucha ideológica
en la cual los conceptos, los ideales, los principios , las teorías e
intereses de las clases antagónicas de un mismos país se oponen y
enfrentan, en una etapa histórica determinada. Esas clases, antes y
después de una revolución socialista, son la burguesía y el
proletariado, cada una con su ideología propia, incompatibles por
corresponder a clases contrapuestas. Esas ideologías se excluyen
mutuamente, no son compatibles; domina una o la otra. Aun después de
su derrota, la clase que representa los viejos intereses, persiste en
la defensa fiera de su ideología en las diversas formas que esta se
manifiesta: el arte, la literatura, la política, la economía, la
filosofía, etc.
Las revoluciones burguesas tuvieron
que preparar la opinión pública antes de derrocar el poder de las
monarquías feudales. Este es el caso típico de la gran revolución
francesa, la cual no hubiera podido triunfar si previamente los
enciclopedistas no realizan su intenso trabajo ideológico.
En el largo y complejo camino
seguido por la construcción del socialismo en la Unión Soviética la
lucha ideológica, llamada por algunos “batalla de ideas”, fue
permanente hasta el punto de haberse hecho presente en el seno mismo
del Partido Comunista bolchevique. Esto enseña que la lucha ideológica
en una sociedad socialista continúa y se hace más aguda en periodos
determinados. La derrota del trotskismo, el bujarinismo, el
nacionalismo y otras corrientes de la ideología burguesa en la URSS,
constituyó un triunfo del marxismo leninismo, es decir un triunfo de
la ideología del proletariado, que permitió la derrota política de la
Oposición contrarrevolucionaria. El triunfo de la clase obrera en la
lucha ideológica o “batalla de ideas” contra sus adversarios, fue base
y sustento de la nueva sociedad, la sociedad socialista.
Esa enseñanza de la historia, ha
sido confirmada después, con la trágica desaparición de la Unión
Soviética, como consecuencia de la derrota del marxismo leninismo por
el revisionismo, que los restos de la vieja Oposición impuso en la
dirección del PCUS desde 1956 en su XX Congreso, y el sucio libelo
contrarrevolucionario titulado “Discurso Secreto” leído por el
infiltrado Nikita Jruschov, el aventurero de los mísiles en Cuba y
payaso del golpe de zapato en la ONU. Fue este sujeto el que encabezó
la contraofensiva ideológica y política contra el Poder soviético y dio
inicio a la destrucción de la URSS, dejando como herencia el
oportunismo y la degeneración ideológica del PCUS y la inmensa
mayoría de los Partidos Comunistas del mundo.
Toda la historia de las ideas
político sociales avanzadas, enseña que estas han sido elaboradas
antes de las revoluciones, y han servido para su preparación, su
victoria y consolidación. Las ideas políticas, sociales y filosóficas
de los pensadores franceses del siglo XVIII, fueron elaboradas por la
burguesía con varias décadas de anticipación. Tales ideas se
presentaron para acabar con la superstición y el oscurantismo del
medioevo, al mismo tiempo que con la opresión. De aquí provino su
implacable crítica a la monarquía feudal y todas sus instituciones,
incluida la Iglesia. Esta es la gran”batalla de ideas” que la burguesía
revolucionaria tuvo que librar antes de su revolución y como condición
indispensable para el triunfo de la misma.
La Gran Revolución de Octubre de
1917, hubiera sido imposible sin que previamente el marxismo
desarrollado por Lenin, no se divulgaba y derrotaba a una serie de
corrientes e ideas oportunistas, tanto de “izquierda” como de derecha.
Desde entonces ha quedado claramente establecido que no puede haber
revolución socialista triunfantes si el Partido de la única clase
revolucionaria hasta el fìn, la clase obrera, no está armado
teóricamente con el marxismo leninismo. “Sin teoría revolucionaria no
hay movimiento revolucionario”, ha dicho Lenin.
III
Las ideas político sociales deben
ser enfocadas y valoradas históricamente. Las ideas que tienen un
valor progresista y avanzado ,pierden ese carácter con el transcurso
del tiempo debido al continuo cambio de la sociedad.La ley del
desarrollo determina que a lo viejo suceda lo nuevo y, por eso, hay que
rechazar las teorías que pretenden eternizar determinadas normas y
principios que tuvieron vigencia en el pasado. Es sabido que durante
la desintegración del feudalismo las ideas de los enciclopedistas
tuvieron un carácter revolucionario, pero estas mismas ideas, cuando
surgió el proletariado y comenzó sus luchas contra la burguesía, se
convirtieron en conservadoras.La clase obrera, nueva clase
revolucionaria, necesita otra doctrina y otras ideas.Es imposible que
pueda cumplir su misión histórica con la ideología de la burguesía,
aunque sea la que tuvo y utilizó en su etapa de ascenso.
“No hay que olvidar – dijo Lenin-
que en los tiempos en que escribían los pensadores del siglo XVIII (a
quienes la opinión general establecida considera caudillos de la
burguesía) ... las cuestiones sociales se reducían a la lucha contra
el régimen de la servidumbre y sus restos. Las nuevas relaciones
social-económicas y sus contradicciones se hallaban aun entonces en
estado de embrión. Por eso no se manifestaba ningún interés bastardo
en los ideólogos de la burguesía; por el contrario tanto en el
Occidente como en Rusia, creían con absoluta sinceridad en la
prosperidad común y la deseaban de buena fe, no veían con sinceridad
(en parte no podían ver aún) las contradicciones en el régimen que iba
emergiendo del derecho de servidumbre”.
No es casual que los próceres de la
Independencia de los países que se encontraban bajo la dominación
española, hicieran suya las teorías y doctrinas de los enciclopedistas,
ideólogos de una burguesía europea revolucionaria. El caso de Simón
Bolívar es bien conocido; tuvo especial preferencia por la obras de
Rousseau y Voltaire, pensadores que, para su tiempo, eran los más
avanzados junto con Diderot, D’alambert y otros. Sin embargo,
resultaría absurdo que alguien pretenda utilizar las obras de estos
pensadores para dar una auténtica “batalla de ideas” contra la
ideología burguesa contemporánea y orientar con ellas las luchas de la
clase obrera por la revolución socialista y la construcción de la
nueva sociedad.Lo mismo hay que decir de las ideas de todos los demás
próceres de la independencia americana, excepto San Martín cuyas ideas
monárquicas son bien conocidas.
La independencia de Cuba culminó a
fines del siglo XIX y tuvo como su máximo dirigente y prócer a José
Martì. Su amigo, el olvidado escritor colombiano, Josè María Vargas
Vila, lo llamó Apóstol, conductor de hombres porque “unía un gran
talento a un carácter inflexible”. El Apóstol cubano fue un gran
demócrata revolucionario, producto de un contexto histórico concreto.
Por eso mismo, resulta absurdo pretender utilizar sus ideas para
edificar el socialismo. Gran revolucionario para su tiempo, no puede
ser arbitrariamente manejado para justificar una revisión del marxismo.
Nadie puede negar que creó una organización política de vanguardia
para su tiempo y para los objetivos políticos que perseguía: la
liberación de su patria de la opresión española y la instauración de
una democracia auténtica para su tiempo, unificando a todas las fuerzas
susceptibles de marchar juntas en un solo movimiento político
liberador, en momentos en que el imperialismo ya comenzaba a
manifestarse. Se ha dicho, con mucha razón que, en tal contexto
político social, el ideario del Apóstol cubano se expresó en tres
cuestiones fundamentales: conquistar la independencia de su patria,
crear las condiciones objetivas para el surgimiento de la futura
república cubana, y evitar la dominación del imperialismo yanqui. No
se puede, por eso, exigir que viera las contradicciones de clase de un
sistema que recién emergía: el sistema capitalista.
IV
Refiriéndose al marxismo, Lenin ha
dicho que “no se puede arrancar ninguna premisa fundamental, ninguna
parte esencial a esta filosofía, fundida en una sola pieza de acero,
sin apartarse de la verdad objetiva, sin caer en la reaccionaria
mentira burguesa”.
Lo mismo se debe decir cuando se
pretende hacerle agregados y crear un injerto teórico , como el que
proponen y defiende los trotskistas cubanos cuando hablan y defiende
un “marxismo martiano”, que resulta de una “síntesis de las ideas de
Marti y del marxismo-leninismo”. Esta “síntesis” teórica sería la
doctrina de la construcción “con amor” de una verdadera sociedad
socialista “humanista”, “con todos” y “para el bien de todos”,
correspondiéndoles a los jóvenes cubanos jugar un papel protagónico en
esta tarea, dirigidos por “la Unión de Jóvenes Comunistas”. En su
labor. Estos jóvenes deberán tener en cuenta los “dos grandes
peligros que atentan contra el socialismo: “la maldad y la incultura”,
y deberán luchar por “el humanismo, la solidaridad entre los hombres,
la justicia, la igualdad ...”. También deberán tener en cuenta, “que
la cultura constituye el factor y el motor más importante en el
desarrollo de la economía y de la sociedad”. Según el trotskista Hart,
precisamente este es uno de los principales problemas no resueltos,
causantes del derrumbe del “modelo de socialismo euro-soviético”.
Nadie que conozca el abc del
marxismo leninismo, podrá dudar que tales planteamientos y
formulaciones de los trotskistas cubanos, que tenemos anotados, son
ajenos al marxismo leninismo y si continúan sin respuesta, la misma
construcción del socialismo en Cuba se encontrará seriamente amenazada
y no tendrá porvenir. La historia enseña que solo el Partido de la
clase obrera, libre de oportunismo, poseedor de la doctrina del
marxismo leninismo, puede cumplir la difícil y compleja tarea de
construir el socialismo. Solo esta teoría le permite a la clase obrera
cumplir su rol histórico, orientándose correctamente en las situaciones
más complejas y difíciles. No hay que olvidar que “la ciencia marxista
leninista es la ciencia del desarrollo de la sociedad, la ciencia del
movimiento obrero, la ciencia de la revolución proletaria, la ciencia
de la edificación de la sociedad comunista”.
El oportunismo no solo se manifiesta
revisando o negando las tesis fundamentales del marxismo leninismo.
También se presenta tras la máscara de un “desarrollo creador” que es
una simple falsificación. Todos los intentos de “enriquecerlo”,
haciéndole agregados de otras doctrinas o teorías, son burdas
mistificaciones que desarman ideológicamente a la clase obrera.Este es
el caso del denominado “marxismo martiano” inventado por los
trotskistas, convertidos en expertos diversionistas ideológicos,
aprovechando las posiciones que han ganado en el aparato estatal
cubano, desde el cual vienen haciendo su agosto.
No se puede concebir el triunfo de
la construcción socialista sin la derrota político ideológica de las
corrientes revisionistas, seudo socialistas, anarquistas, trotskistas
etc. Esta es la gran enseñanza del triunfo histórico de la
construcción socialista en la Unión Soviética de Lenin y Stalin, que
hoy los reaccionarios, renegados y oportunistas de todo género ocultan,
falsean y calumnian, de acuerdo a directivas del imperialismo, que
acatan dócilmente. Hoy se conoce que a mediados de la década del 60
del siglo pasado, el imperialismo norteamericano aprobó un programa o
plan de destrucción de la Unión Soviéticas, cuyos dos primeros puntos
son los siguientes:
“1.-Presentar a la URSS como el último imperio voraz y procurar destruirlo por todos los medios.
2.- Probar que la URSS no fue el vencedor del fascismo sino una tiranía
cruel igual que el fascismo y que no debe ser respetada”
Todos los que, en una u otra forma,
cuestionan la edificación del socialismo en la Unión Soviética,
especialmente los que parlotean sobre un “socialismo autoritario”
atribuido al “despotismo de Stalin”, a quien presentan como
un”criminal”, son seguidores y ejecutores de este “programa”
imperialista, peones de los grandes monopolios que planearon la
desaparición del primer país socialista, con mucho tiempo de
anticipación. La “teoría” utilizada para poner en práctica ese programa
siniestro en el interior de la URSS, fue el revisionismo desde los
tiempos de Nikita Jruschov, apoyado por todas las pandillas
trotskistas que existen en el mundo. Por eso, no es extraño que estas
gentes sigan su labor siniestra en un país como Cuba, que no ha
culminado la construcción del socialismo, a pesar de que ha
transcurrido medio siglo desde el triunfo de su revolución.
En la lucha contra el comunismo y el
movimiento comunista internacional, casi destruido por el revisionismo
contemporáneo, el imperialismo internacional utiliza el
diversioniosnismo ideológico y lo pone en práctica, contratando a toda
una legión de plumíferos expertos en falsificar la historia de la URSS
y denigrar a Stalin.
V
El diversionismo ideológico es
practicado por el imperialismo en todos los campos de la ideología, y
por eso debe considerársele como una forma de la lucha contra el
marxismo leninismo y el socialismo. Lo particular de esta lucha, sin
embargo, es que utiliza la burda distorsión de los hechos, la falsedad,
la mentira y la calumnia. Así comenzó su labor nefasta el revisionismo
que destruyó a la Unión, y este carácter tiene la lucha ideológica
actual de la burguesía y el imperialismo internacional contra el
socialismo, el comunismo y el marxismo leninismo.Refiriéndose a estos
pérfidos procedimientos , Lenin dijo:
“Cuando su influencia sobre los
obreros declina, se quebranta o debilita, la burguesía, en todas partes
y siempre, recurre al embuste y a la calumnia más injuriosos” Estos
son los métodos de la intelectualidad burguesa en su lucha contra la
clase obrera y su ideología.
El diversionismo ideológico, que
el imperialismo practica, utiliza toda una legión de filósofos,
sociólogos, economistas, periodistas, literatos, artistas y otros
intelectuales; los organiza y financia. Estos sirvientes de la
burguesía, luchan por apartar a la clase obrera del socialismo
científico, del marxismo leninismo y, con este fin, cumplen dócilmente
las tareas que les señalan sus amos. El peligro del diversionismo
ideológico lo demuestra el estado actual del movimiento comunista
internacional, consecuencia directa de la desaparición del campo
socialista que, en su etapa final, dejó de ser socialista, después de
un largo proceso de degeneración.
En su actividad ideológica
diversionista, el imperialismo ha convertido en sus peones a toda una
tropa de falsos comunistas, elementos vacilantes y oportunistas,
responsables de la degeneración de los partidos comunistas.Estos son
los que han inventado una serie de “modelos de socialismo” y tienen la
osadía de teorizar sobre un “falso socialismo “en la Unión Soviética,
antes de la restauración del capitalismo por el revisionismo
jruschovista. Falso -según dicen- porque no hubo “democracia”,
“libertad”, “libre juego de partidos”, repitiendo lo que dicen los
ideólogos de la burguesía, pero presentándose como renovadores del
marxismo. Nadie puede dudar que, en la práctica, no son otra cosa que
instrumentos del diversionismo ideológico contrarrevolucionario.
El imperialismo estimula en toda
forma el surgimiento de diversas corrientes oportunistas de “izquierda”
y “derecha” en el movimiento revolucionario proletario, porque sabe
que son los más eficaces agentes de diversión ideológica y política.
Estas dos formas de oportunismo desintegran la organización del
partido de la clase obrera y, en la práctica, paralizan toda su acción
consecuentemente revolucionaria. De aquí se desprende la necesidad de
que el Partido de la clase obrera realice su labor sobre la base
inquebrantable del marxismo leninismo. Solo asì se puede evitar que el
diversionismo ideológico penetre en sus filas. Si en una “batalla de
ideas” , un Partido del proletariado , esté o no en el Poder, permite
que surjan y se divulguen libremente y sin respuesta teorías que
tergiversan, revisan, y hasta cuestionan la validez del marxismo
leninismo y el socialismo científico, la derrota de los
revolucionarios es segura y nadie podrá evitarla.
Los actuales diversionistas
ideológicos, en los Partidos de la clase obrera que aún se encuentran
en el Poder, muchas veces se ocultan tras la máscara de una supuesta
“renovación del marxismo”.Han inventado una serie de “socialismos” y
“marxismos”. Son los que propugnan una “marxismo pluralista” y”
abierto”. Rechazan el marxismo leninismo como doctrina científica
única, comprobada por la práctica histórica. Entre estos hay que
señalar a los trotskistas cubanos, inventores de un “marxismo martiano”
del que desprenden un “modelo” propio de socialismo “de todos y para
todos”, construìdo “con amor”, en base a la “cultura”.
Es necesario y oportuno señalar que
la burguesía y el imperialismo internacional, siempre han utilizado el
trotskismo como su instrumento preferido de diversionismo ideológico.
Es difícil encontrar una corriente política que màs falsifique la
historia de la Unión Soviética de Lenin y Stalin. El trotskimo es arma
ideológica de la reacción, la burguesía y el imperialismo. Toda su
infame teorizaciòn está dirigida a demostrar que es imposible la
construcción del socialismo en uno o varios países; calumnia en forma
ignominiosa la edificación del socialismo en la URSS y denigra a Stalin
y su rol histórico. Por eso, resulta extraño que se le haya acogido en
el seno del actual Estado cubano, permitiéndole que realice su labor
siniestra desde un Ministerio tan importante para la formación de la
clase obrera y de todo el pueblo, en un espíritu de firme lealtad a
los ideales del socialismo y el comunismo.
La experiencia de la construcción
del socialismo en la URSS tiene enorme importancia para todos los
Partidos comunistas del mundo. Por eso, el imperialismo utiliza el
trotskismo para desvirtuar esa experiencia, atribuyendo causas
disparatadas a la desaparición de la URSS, con el claro propósito de
ocultar que fueron sus aliados, los revisionista jruschovistas,
manipulados por el imperialismo, los autores de crimen tan monstruoso.
Nadie puede dudar que en la
actualidad, el antistalinismo es la principal arma de diversionismo
ideológico del imperialismo. Y esta es una las razones principales por
las cuales, utiliza el troskismo para “representar a la Unión
Soviética, como el último imperio voraz”, un “tirano igual al
fascismo” y a Stalin como un asesino. Por eso, una “batalla de ideas”
que no salga al frente de este diversionismo ideológico y no lo
desenmascare, se convierte en cómplice del imperialismo.
La posición que se tome frente a la
etapa histórica de la difícil construcción del socialismo en la URSS
tiene una enorme importancia para los Partidos del proletariado, y esto
lo ha comprendido muy bien la burguesía internacional. De aquí surge
su falsificación sistemática de la historia del primer país socialista
y su Estado de dictadura del proletariado que durante treinta años
dirigió Stalin. Para presentar a la Unión Soviética como un “imperio
voraz”, “tirano igual al fascismo”, ha inventado un Stalin “asesino
peor que Hitler” y ha ordenado a su ejército de paniaguados que
divulguen esta farsa por todos los medios y en forma permanente. No
pueden, sin embargo desmentir una verdad reconocida por un conservador
y anticomunista como Churchill, quien conoció de cerca a Stalin y nos
dejò bien definida su opinión sobre el líder soviético en un discurso
pronunciado el 21 de diciembre de 1959, con motivo de 80 aniversario
de su muerte:
“La suerte para Rusia fue que
durante los años de las grandes pruebas fue dirigida por ese estratega
inflexible que fue José Stalin. Fue una personalidad importante,
señalada e incuestionable. Stalin estaba dotado de una energía
extraordinaria, era un erudito con una personalidad fuerte, inflexible,
implacable tanto en el trabajo como en las discusiones, y yo mismo a
pesar de toda mi ciencia del Parlamento inglés, no hubiera podido
contradecirle en nada.La fuerza activa de su trabajo era tan grande en
él que constituía un caso único entre todos los jefes de Estado de
todos los tiempos y de todos los pueblos.Stalin producía impresiones
muy fuertes sobre cada uno de nosotros. Su influencia sobre el pueblo
era incuestionable. Cuando entraba en la sala de Conferencias de Yalta,
cada uno de nosotros, como si nos lo hubiera pedido se levantaba y, de
manera sorprendente, ponía las manos en las costuras de los pantalones
permaneciendo inmóvil. Poseía una inteligencia profunda.Era un maestro
inigualable para descubrir soluciones a los problemas más arduos,
incluso en los casos en que parecía que no había solución posible.
Había creado y mandaba un país colosal. Era una persona que habría
podido eliminar a sus enemigos con las manos de sus enemigos y logró
incluso hacernos combatir contra los imperialistas, a nosotros que
también nos consideraba abiertamente como tales. STALIN ERA TAN GRANDE
QUE ERA INCOMPARABLE EN EL MUNDO. HABIA SALIDO DE LA NADA Y DEJO TRAS
DE SI UNA RUSIA EQUIPADA DE ARMAS NUCLEARES...NO, NO IMPORTA LO QUE SE
DIGA DE EL, NI LA HISTORIA NI LOS PUEBLOS LO OLVIDARAN”.
El diversionismo ideológico,
reaccionario y anticomunista ha centrado sus ataques contra Stalin,
insultándolo, calumniándolo y denigrándolo, valiéndose de la pluma de
paniguados en todo el mundo. No es casual que ellos oculten esta
opinión autorizada de una personalidad que ha tenido la entereza e
hidalguía de presentarnos al Stalin que conoció de cerca; opinión que
vale mucho más que todas las que nos entregan a diario los plumarios
anticomunistas y bandidos de la pluma de toda laya.
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El gran dirigente comunista búlgaro, G. Dimitrov, dijo que a la
traición en ideología era inevitable que le sucediera la traición en
política. En la historia del movimiento proletario revolucionario esta
verdad se ha comprobado repetidas veces, pero en forma dolorosa y
trágica con la desaparición del Campo socialista y la restauración
del capitalismo en la URSS y su posterior desaparición como Estado.
Sin la derrota ideológica de los marxistas
leninistas en el XX Congreso del PCUS, hubiera sido imposible que el
grupo contrarrevolucionario encabezado por Nikita Jruschov, iniciara la
gran marcha de la restauración del capitalismo en la otrora gloriosa
Unión Soviética. Ese desventurado suceso político soviético marcó el
comienzo de un viraje de 180 grados en la línea general revolucionaria
del Partido de Lenin y Stalin.
La victoria del socialismo en la
URSS fue posible porque el Partido de los bolcheviques derrotó en
polémica abierta y frontal a todas las teorías, doctrinas e ideas
contrarias al marxismo leninismo. Fue la teoría revolucionaria del
proletariado, por su papel de organizador, movilizador y transformador,
la que permitió la construcción victoriosa del socialismo, la derrota
del nazifascismo en la Segunda Guerra mundial, y el surgimiento del
Campo socialista.
El marxismo leninismo, al dotar al
Partido de la clase obrera del conocimiento de las leyes que rigen el
desarrollo social, le permite tener un conocimiento cabal de los
procesos que se producen en las mismas bases de la sociedad, y, por
tanto la posibilidad de prever la marcha de los acontecimientos y de
elaborar una correcta línea general de acción política revolucionaria.
Esto enseña que, cuando un Partido del proletariado se aparta del
marxismo leninismo, por cualquier motivo, pierde la capacidad de
dirigir las luchas revolucionarias de las masas trabajadoras, tanto de
la ciudad como del campo. Si un Partido, sin la brújula del marxismo
leninismo, se encuentra en el poder no podrá cumplir la difícil
tarea de construir el socialismo, y si este sistema ya existe aunque
sea en una fase inicial, degenerarà y será destruido. Esto es lo que
enseña la experiencia histórica de los últimos decenios.
I
Con el surgimiento del revisionismo
contemporáneo y su triunfo en la Unión Soviética, el marxismo leninismo
sufrió un serio revés en la dirección del Partido y el Estado
soviéticos, con graves repercusiones en todo el mundo. No es casual que
las revoluciones triunfantes después de este nefasto acontecimiento, no
hayan podido desarrollar hasta culminar victoriosamente, construyendo
una sociedad socialista auténtica. Es el caso de Cuba en la América
Latina, país que sufrió las presiones del revisionismo soviético, caldo
de cultivo de una serie de teorías pequeño burguesas extrañas al
marxismo leninismo, que no han permitido la construcción cabal de la
sociedad socialista, pese al medio siglo transcurrido desde el triunfo
de su revolución.
El año de 1959, el revisionismo
contemporáneo se encontraba sólidamente instaurado en el poder del
Estado y del Partido en la URSS, y su influencia era inevitable en el
proceso revolucionario de Cuba. A esto hay que agregar los estragos que
hizo el browderismo en el viejo Partido Comunista cubano. No es casual
por eso que fuera el Movimiento 26 de Julio dirigido por Fidel Castro
el que encabezara una lucha armada que llevó al triunfo a una
revolución de liberación nacional y social. Al viejo Partido Comunista
no le quedaba otra alternativa que plegarse a esta revolución que
rápidamente conquistó el apoyo masivo del pueblo cubano, arrojando por
la borda la “vía pacifica” que divulgaba e imponía a todo el
movimiento comunista internacional, el Partido encabezado por Nikita
Jruschov en la URSS, desde su XX Congreso.
La revolución cubana fue dirigida
por un movimiento político democrático revolucionario, cuya
organización inicial y su ideología, no eran las que corresponden al
proletariado revolucionario; pero durante el proceso de su desarrollo,
por las mismas exigencias político sociales internas e internacionales,
se convirtió en Partido comunista y se declaró marxista leninista. Sin
embargo, el transcurso del tiempo, demostró que no pudo superar
totalmente su carácter democrático revolucionario; no pudo convertirse
en la vanguardia política de la clase obrera, con el marxismo
leninismo como instrumento teórico y guía para la acción, pese a que su
Primer Congreso aprobó Resoluciones y Tesis que tienen ese carácter.La
práctica, sin embargo, ha probado que fueron documentos meramente
declarativos. El PCC nunca pudo liberarse de la perniciosa influencia
del revisionismo soviético, especialmente de las falsificaciones y
mentiras inventadas por la banda de Jruschov con relación a la
edificación del socialismo en la URSS y el rol de Stalin. Esto hizo
posible que el trotskismo haya asaltado el Ministerio de Cultura de
Cuba y se dedique a propalar todas sus desvergozadas falacias
antisovièticas y sus tesis contrarrevolucionarias, puestas en
circulación aprovechando la denominada “batalla de ideas”, que los
revisionistas y seudo socialistas de toda laya han convertido en un
brillante motivo para difundir su divorsionismo ideológico, imitando al
“glasnot” de Gorvachov.
II
Toda “batalla de ideas” , bien
entendida, es una forma de la lucha de clases , una lucha ideológica
en la cual los conceptos, los ideales, los principios , las teorías e
intereses de las clases antagónicas de un mismos país se oponen y
enfrentan, en una etapa histórica determinada. Esas clases, antes y
después de una revolución socialista, son la burguesía y el
proletariado, cada una con su ideología propia, incompatibles por
corresponder a clases contrapuestas. Esas ideologías se excluyen
mutuamente, no son compatibles; domina una o la otra. Aun después de
su derrota, la clase que representa los viejos intereses, persiste en
la defensa fiera de su ideología en las diversas formas que esta se
manifiesta: el arte, la literatura, la política, la economía, la
filosofía, etc.
Las revoluciones burguesas tuvieron
que preparar la opinión pública antes de derrocar el poder de las
monarquías feudales. Este es el caso típico de la gran revolución
francesa, la cual no hubiera podido triunfar si previamente los
enciclopedistas no realizan su intenso trabajo ideológico.
En el largo y complejo camino
seguido por la construcción del socialismo en la Unión Soviética la
lucha ideológica, llamada por algunos “batalla de ideas”, fue
permanente hasta el punto de haberse hecho presente en el seno mismo
del Partido Comunista bolchevique. Esto enseña que la lucha ideológica
en una sociedad socialista continúa y se hace más aguda en periodos
determinados. La derrota del trotskismo, el bujarinismo, el
nacionalismo y otras corrientes de la ideología burguesa en la URSS,
constituyó un triunfo del marxismo leninismo, es decir un triunfo de
la ideología del proletariado, que permitió la derrota política de la
Oposición contrarrevolucionaria. El triunfo de la clase obrera en la
lucha ideológica o “batalla de ideas” contra sus adversarios, fue base
y sustento de la nueva sociedad, la sociedad socialista.
Esa enseñanza de la historia, ha
sido confirmada después, con la trágica desaparición de la Unión
Soviética, como consecuencia de la derrota del marxismo leninismo por
el revisionismo, que los restos de la vieja Oposición impuso en la
dirección del PCUS desde 1956 en su XX Congreso, y el sucio libelo
contrarrevolucionario titulado “Discurso Secreto” leído por el
infiltrado Nikita Jruschov, el aventurero de los mísiles en Cuba y
payaso del golpe de zapato en la ONU. Fue este sujeto el que encabezó
la contraofensiva ideológica y política contra el Poder soviético y dio
inicio a la destrucción de la URSS, dejando como herencia el
oportunismo y la degeneración ideológica del PCUS y la inmensa
mayoría de los Partidos Comunistas del mundo.
Toda la historia de las ideas
político sociales avanzadas, enseña que estas han sido elaboradas
antes de las revoluciones, y han servido para su preparación, su
victoria y consolidación. Las ideas políticas, sociales y filosóficas
de los pensadores franceses del siglo XVIII, fueron elaboradas por la
burguesía con varias décadas de anticipación. Tales ideas se
presentaron para acabar con la superstición y el oscurantismo del
medioevo, al mismo tiempo que con la opresión. De aquí provino su
implacable crítica a la monarquía feudal y todas sus instituciones,
incluida la Iglesia. Esta es la gran”batalla de ideas” que la burguesía
revolucionaria tuvo que librar antes de su revolución y como condición
indispensable para el triunfo de la misma.
La Gran Revolución de Octubre de
1917, hubiera sido imposible sin que previamente el marxismo
desarrollado por Lenin, no se divulgaba y derrotaba a una serie de
corrientes e ideas oportunistas, tanto de “izquierda” como de derecha.
Desde entonces ha quedado claramente establecido que no puede haber
revolución socialista triunfantes si el Partido de la única clase
revolucionaria hasta el fìn, la clase obrera, no está armado
teóricamente con el marxismo leninismo. “Sin teoría revolucionaria no
hay movimiento revolucionario”, ha dicho Lenin.
III
Las ideas político sociales deben
ser enfocadas y valoradas históricamente. Las ideas que tienen un
valor progresista y avanzado ,pierden ese carácter con el transcurso
del tiempo debido al continuo cambio de la sociedad.La ley del
desarrollo determina que a lo viejo suceda lo nuevo y, por eso, hay que
rechazar las teorías que pretenden eternizar determinadas normas y
principios que tuvieron vigencia en el pasado. Es sabido que durante
la desintegración del feudalismo las ideas de los enciclopedistas
tuvieron un carácter revolucionario, pero estas mismas ideas, cuando
surgió el proletariado y comenzó sus luchas contra la burguesía, se
convirtieron en conservadoras.La clase obrera, nueva clase
revolucionaria, necesita otra doctrina y otras ideas.Es imposible que
pueda cumplir su misión histórica con la ideología de la burguesía,
aunque sea la que tuvo y utilizó en su etapa de ascenso.
“No hay que olvidar – dijo Lenin-
que en los tiempos en que escribían los pensadores del siglo XVIII (a
quienes la opinión general establecida considera caudillos de la
burguesía) ... las cuestiones sociales se reducían a la lucha contra
el régimen de la servidumbre y sus restos. Las nuevas relaciones
social-económicas y sus contradicciones se hallaban aun entonces en
estado de embrión. Por eso no se manifestaba ningún interés bastardo
en los ideólogos de la burguesía; por el contrario tanto en el
Occidente como en Rusia, creían con absoluta sinceridad en la
prosperidad común y la deseaban de buena fe, no veían con sinceridad
(en parte no podían ver aún) las contradicciones en el régimen que iba
emergiendo del derecho de servidumbre”.
No es casual que los próceres de la
Independencia de los países que se encontraban bajo la dominación
española, hicieran suya las teorías y doctrinas de los enciclopedistas,
ideólogos de una burguesía europea revolucionaria. El caso de Simón
Bolívar es bien conocido; tuvo especial preferencia por la obras de
Rousseau y Voltaire, pensadores que, para su tiempo, eran los más
avanzados junto con Diderot, D’alambert y otros. Sin embargo,
resultaría absurdo que alguien pretenda utilizar las obras de estos
pensadores para dar una auténtica “batalla de ideas” contra la
ideología burguesa contemporánea y orientar con ellas las luchas de la
clase obrera por la revolución socialista y la construcción de la
nueva sociedad.Lo mismo hay que decir de las ideas de todos los demás
próceres de la independencia americana, excepto San Martín cuyas ideas
monárquicas son bien conocidas.
La independencia de Cuba culminó a
fines del siglo XIX y tuvo como su máximo dirigente y prócer a José
Martì. Su amigo, el olvidado escritor colombiano, Josè María Vargas
Vila, lo llamó Apóstol, conductor de hombres porque “unía un gran
talento a un carácter inflexible”. El Apóstol cubano fue un gran
demócrata revolucionario, producto de un contexto histórico concreto.
Por eso mismo, resulta absurdo pretender utilizar sus ideas para
edificar el socialismo. Gran revolucionario para su tiempo, no puede
ser arbitrariamente manejado para justificar una revisión del marxismo.
Nadie puede negar que creó una organización política de vanguardia
para su tiempo y para los objetivos políticos que perseguía: la
liberación de su patria de la opresión española y la instauración de
una democracia auténtica para su tiempo, unificando a todas las fuerzas
susceptibles de marchar juntas en un solo movimiento político
liberador, en momentos en que el imperialismo ya comenzaba a
manifestarse. Se ha dicho, con mucha razón que, en tal contexto
político social, el ideario del Apóstol cubano se expresó en tres
cuestiones fundamentales: conquistar la independencia de su patria,
crear las condiciones objetivas para el surgimiento de la futura
república cubana, y evitar la dominación del imperialismo yanqui. No
se puede, por eso, exigir que viera las contradicciones de clase de un
sistema que recién emergía: el sistema capitalista.
IV
Refiriéndose al marxismo, Lenin ha
dicho que “no se puede arrancar ninguna premisa fundamental, ninguna
parte esencial a esta filosofía, fundida en una sola pieza de acero,
sin apartarse de la verdad objetiva, sin caer en la reaccionaria
mentira burguesa”.
Lo mismo se debe decir cuando se
pretende hacerle agregados y crear un injerto teórico , como el que
proponen y defiende los trotskistas cubanos cuando hablan y defiende
un “marxismo martiano”, que resulta de una “síntesis de las ideas de
Marti y del marxismo-leninismo”. Esta “síntesis” teórica sería la
doctrina de la construcción “con amor” de una verdadera sociedad
socialista “humanista”, “con todos” y “para el bien de todos”,
correspondiéndoles a los jóvenes cubanos jugar un papel protagónico en
esta tarea, dirigidos por “la Unión de Jóvenes Comunistas”. En su
labor. Estos jóvenes deberán tener en cuenta los “dos grandes
peligros que atentan contra el socialismo: “la maldad y la incultura”,
y deberán luchar por “el humanismo, la solidaridad entre los hombres,
la justicia, la igualdad ...”. También deberán tener en cuenta, “que
la cultura constituye el factor y el motor más importante en el
desarrollo de la economía y de la sociedad”. Según el trotskista Hart,
precisamente este es uno de los principales problemas no resueltos,
causantes del derrumbe del “modelo de socialismo euro-soviético”.
Nadie que conozca el abc del
marxismo leninismo, podrá dudar que tales planteamientos y
formulaciones de los trotskistas cubanos, que tenemos anotados, son
ajenos al marxismo leninismo y si continúan sin respuesta, la misma
construcción del socialismo en Cuba se encontrará seriamente amenazada
y no tendrá porvenir. La historia enseña que solo el Partido de la
clase obrera, libre de oportunismo, poseedor de la doctrina del
marxismo leninismo, puede cumplir la difícil y compleja tarea de
construir el socialismo. Solo esta teoría le permite a la clase obrera
cumplir su rol histórico, orientándose correctamente en las situaciones
más complejas y difíciles. No hay que olvidar que “la ciencia marxista
leninista es la ciencia del desarrollo de la sociedad, la ciencia del
movimiento obrero, la ciencia de la revolución proletaria, la ciencia
de la edificación de la sociedad comunista”.
El oportunismo no solo se manifiesta
revisando o negando las tesis fundamentales del marxismo leninismo.
También se presenta tras la máscara de un “desarrollo creador” que es
una simple falsificación. Todos los intentos de “enriquecerlo”,
haciéndole agregados de otras doctrinas o teorías, son burdas
mistificaciones que desarman ideológicamente a la clase obrera.Este es
el caso del denominado “marxismo martiano” inventado por los
trotskistas, convertidos en expertos diversionistas ideológicos,
aprovechando las posiciones que han ganado en el aparato estatal
cubano, desde el cual vienen haciendo su agosto.
No se puede concebir el triunfo de
la construcción socialista sin la derrota político ideológica de las
corrientes revisionistas, seudo socialistas, anarquistas, trotskistas
etc. Esta es la gran enseñanza del triunfo histórico de la
construcción socialista en la Unión Soviética de Lenin y Stalin, que
hoy los reaccionarios, renegados y oportunistas de todo género ocultan,
falsean y calumnian, de acuerdo a directivas del imperialismo, que
acatan dócilmente. Hoy se conoce que a mediados de la década del 60
del siglo pasado, el imperialismo norteamericano aprobó un programa o
plan de destrucción de la Unión Soviéticas, cuyos dos primeros puntos
son los siguientes:
“1.-Presentar a la URSS como el último imperio voraz y procurar destruirlo por todos los medios.
2.- Probar que la URSS no fue el vencedor del fascismo sino una tiranía
cruel igual que el fascismo y que no debe ser respetada”
Todos los que, en una u otra forma,
cuestionan la edificación del socialismo en la Unión Soviética,
especialmente los que parlotean sobre un “socialismo autoritario”
atribuido al “despotismo de Stalin”, a quien presentan como
un”criminal”, son seguidores y ejecutores de este “programa”
imperialista, peones de los grandes monopolios que planearon la
desaparición del primer país socialista, con mucho tiempo de
anticipación. La “teoría” utilizada para poner en práctica ese programa
siniestro en el interior de la URSS, fue el revisionismo desde los
tiempos de Nikita Jruschov, apoyado por todas las pandillas
trotskistas que existen en el mundo. Por eso, no es extraño que estas
gentes sigan su labor siniestra en un país como Cuba, que no ha
culminado la construcción del socialismo, a pesar de que ha
transcurrido medio siglo desde el triunfo de su revolución.
En la lucha contra el comunismo y el
movimiento comunista internacional, casi destruido por el revisionismo
contemporáneo, el imperialismo internacional utiliza el
diversioniosnismo ideológico y lo pone en práctica, contratando a toda
una legión de plumíferos expertos en falsificar la historia de la URSS
y denigrar a Stalin.
V
El diversionismo ideológico es
practicado por el imperialismo en todos los campos de la ideología, y
por eso debe considerársele como una forma de la lucha contra el
marxismo leninismo y el socialismo. Lo particular de esta lucha, sin
embargo, es que utiliza la burda distorsión de los hechos, la falsedad,
la mentira y la calumnia. Así comenzó su labor nefasta el revisionismo
que destruyó a la Unión, y este carácter tiene la lucha ideológica
actual de la burguesía y el imperialismo internacional contra el
socialismo, el comunismo y el marxismo leninismo.Refiriéndose a estos
pérfidos procedimientos , Lenin dijo:
“Cuando su influencia sobre los
obreros declina, se quebranta o debilita, la burguesía, en todas partes
y siempre, recurre al embuste y a la calumnia más injuriosos” Estos
son los métodos de la intelectualidad burguesa en su lucha contra la
clase obrera y su ideología.
El diversionismo ideológico, que
el imperialismo practica, utiliza toda una legión de filósofos,
sociólogos, economistas, periodistas, literatos, artistas y otros
intelectuales; los organiza y financia. Estos sirvientes de la
burguesía, luchan por apartar a la clase obrera del socialismo
científico, del marxismo leninismo y, con este fin, cumplen dócilmente
las tareas que les señalan sus amos. El peligro del diversionismo
ideológico lo demuestra el estado actual del movimiento comunista
internacional, consecuencia directa de la desaparición del campo
socialista que, en su etapa final, dejó de ser socialista, después de
un largo proceso de degeneración.
En su actividad ideológica
diversionista, el imperialismo ha convertido en sus peones a toda una
tropa de falsos comunistas, elementos vacilantes y oportunistas,
responsables de la degeneración de los partidos comunistas.Estos son
los que han inventado una serie de “modelos de socialismo” y tienen la
osadía de teorizar sobre un “falso socialismo “en la Unión Soviética,
antes de la restauración del capitalismo por el revisionismo
jruschovista. Falso -según dicen- porque no hubo “democracia”,
“libertad”, “libre juego de partidos”, repitiendo lo que dicen los
ideólogos de la burguesía, pero presentándose como renovadores del
marxismo. Nadie puede dudar que, en la práctica, no son otra cosa que
instrumentos del diversionismo ideológico contrarrevolucionario.
El imperialismo estimula en toda
forma el surgimiento de diversas corrientes oportunistas de “izquierda”
y “derecha” en el movimiento revolucionario proletario, porque sabe
que son los más eficaces agentes de diversión ideológica y política.
Estas dos formas de oportunismo desintegran la organización del
partido de la clase obrera y, en la práctica, paralizan toda su acción
consecuentemente revolucionaria. De aquí se desprende la necesidad de
que el Partido de la clase obrera realice su labor sobre la base
inquebrantable del marxismo leninismo. Solo asì se puede evitar que el
diversionismo ideológico penetre en sus filas. Si en una “batalla de
ideas” , un Partido del proletariado , esté o no en el Poder, permite
que surjan y se divulguen libremente y sin respuesta teorías que
tergiversan, revisan, y hasta cuestionan la validez del marxismo
leninismo y el socialismo científico, la derrota de los
revolucionarios es segura y nadie podrá evitarla.
Los actuales diversionistas
ideológicos, en los Partidos de la clase obrera que aún se encuentran
en el Poder, muchas veces se ocultan tras la máscara de una supuesta
“renovación del marxismo”.Han inventado una serie de “socialismos” y
“marxismos”. Son los que propugnan una “marxismo pluralista” y”
abierto”. Rechazan el marxismo leninismo como doctrina científica
única, comprobada por la práctica histórica. Entre estos hay que
señalar a los trotskistas cubanos, inventores de un “marxismo martiano”
del que desprenden un “modelo” propio de socialismo “de todos y para
todos”, construìdo “con amor”, en base a la “cultura”.
Es necesario y oportuno señalar que
la burguesía y el imperialismo internacional, siempre han utilizado el
trotskismo como su instrumento preferido de diversionismo ideológico.
Es difícil encontrar una corriente política que màs falsifique la
historia de la Unión Soviética de Lenin y Stalin. El trotskimo es arma
ideológica de la reacción, la burguesía y el imperialismo. Toda su
infame teorizaciòn está dirigida a demostrar que es imposible la
construcción del socialismo en uno o varios países; calumnia en forma
ignominiosa la edificación del socialismo en la URSS y denigra a Stalin
y su rol histórico. Por eso, resulta extraño que se le haya acogido en
el seno del actual Estado cubano, permitiéndole que realice su labor
siniestra desde un Ministerio tan importante para la formación de la
clase obrera y de todo el pueblo, en un espíritu de firme lealtad a
los ideales del socialismo y el comunismo.
La experiencia de la construcción
del socialismo en la URSS tiene enorme importancia para todos los
Partidos comunistas del mundo. Por eso, el imperialismo utiliza el
trotskismo para desvirtuar esa experiencia, atribuyendo causas
disparatadas a la desaparición de la URSS, con el claro propósito de
ocultar que fueron sus aliados, los revisionista jruschovistas,
manipulados por el imperialismo, los autores de crimen tan monstruoso.
Nadie puede dudar que en la
actualidad, el antistalinismo es la principal arma de diversionismo
ideológico del imperialismo. Y esta es una las razones principales por
las cuales, utiliza el troskismo para “representar a la Unión
Soviética, como el último imperio voraz”, un “tirano igual al
fascismo” y a Stalin como un asesino. Por eso, una “batalla de ideas”
que no salga al frente de este diversionismo ideológico y no lo
desenmascare, se convierte en cómplice del imperialismo.
La posición que se tome frente a la
etapa histórica de la difícil construcción del socialismo en la URSS
tiene una enorme importancia para los Partidos del proletariado, y esto
lo ha comprendido muy bien la burguesía internacional. De aquí surge
su falsificación sistemática de la historia del primer país socialista
y su Estado de dictadura del proletariado que durante treinta años
dirigió Stalin. Para presentar a la Unión Soviética como un “imperio
voraz”, “tirano igual al fascismo”, ha inventado un Stalin “asesino
peor que Hitler” y ha ordenado a su ejército de paniaguados que
divulguen esta farsa por todos los medios y en forma permanente. No
pueden, sin embargo desmentir una verdad reconocida por un conservador
y anticomunista como Churchill, quien conoció de cerca a Stalin y nos
dejò bien definida su opinión sobre el líder soviético en un discurso
pronunciado el 21 de diciembre de 1959, con motivo de 80 aniversario
de su muerte:
“La suerte para Rusia fue que
durante los años de las grandes pruebas fue dirigida por ese estratega
inflexible que fue José Stalin. Fue una personalidad importante,
señalada e incuestionable. Stalin estaba dotado de una energía
extraordinaria, era un erudito con una personalidad fuerte, inflexible,
implacable tanto en el trabajo como en las discusiones, y yo mismo a
pesar de toda mi ciencia del Parlamento inglés, no hubiera podido
contradecirle en nada.La fuerza activa de su trabajo era tan grande en
él que constituía un caso único entre todos los jefes de Estado de
todos los tiempos y de todos los pueblos.Stalin producía impresiones
muy fuertes sobre cada uno de nosotros. Su influencia sobre el pueblo
era incuestionable. Cuando entraba en la sala de Conferencias de Yalta,
cada uno de nosotros, como si nos lo hubiera pedido se levantaba y, de
manera sorprendente, ponía las manos en las costuras de los pantalones
permaneciendo inmóvil. Poseía una inteligencia profunda.Era un maestro
inigualable para descubrir soluciones a los problemas más arduos,
incluso en los casos en que parecía que no había solución posible.
Había creado y mandaba un país colosal. Era una persona que habría
podido eliminar a sus enemigos con las manos de sus enemigos y logró
incluso hacernos combatir contra los imperialistas, a nosotros que
también nos consideraba abiertamente como tales. STALIN ERA TAN GRANDE
QUE ERA INCOMPARABLE EN EL MUNDO. HABIA SALIDO DE LA NADA Y DEJO TRAS
DE SI UNA RUSIA EQUIPADA DE ARMAS NUCLEARES...NO, NO IMPORTA LO QUE SE
DIGA DE EL, NI LA HISTORIA NI LOS PUEBLOS LO OLVIDARAN”.
El diversionismo ideológico,
reaccionario y anticomunista ha centrado sus ataques contra Stalin,
insultándolo, calumniándolo y denigrándolo, valiéndose de la pluma de
paniguados en todo el mundo. No es casual que ellos oculten esta
opinión autorizada de una personalidad que ha tenido la entereza e
hidalguía de presentarnos al Stalin que conoció de cerca; opinión que
vale mucho más que todas las que nos entregan a diario los plumarios
anticomunistas y bandidos de la pluma de toda laya.
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