Estoy leyendo el libro "Historia de la Revolución Rusa" de Trostky (ojo, aún no he formado una opinión en cuanto al conflicto, al parecer insalvable Trostky/Stalin, estoy muy verde en todo esto) Y llegando al siguiente fragmento no puedo evitar encontrar ciertas similitudes. Obviamente hay grandes diferencias y muy obvias, pero también sensibles parecidos, según mi opinión.
Puede, debido a que soy novato en todo esto, que vea solo la superficie y no lo más importante. Pero en cuanto a los sujetos políticos y la visión del pueblo de ellos creo que las situaciones son prácticamente calcadas...
¿Hay esperanzas?
¿Qué opinais?
...Los socialrevolucionarios se imaginaban que la futura revolución no
sería ni burguesa ni socialista, sino “democrática”: ellos reemplazaban el contenido social
por una fórmula política. Por consiguiente, este partido se trazaba una senda, que pasaba
entre la burguesía y el proletariado, y se asignaba el papel de árbitro entre las dos clases.
Después de febrero, parecía a primera vista que los socialrevolucionarios se habían
acercado mucho a la posición a que aspiraban.
Ya desde la época de la primera revolución tenía este partido raíces entre la clase
campesina. En los primeros meses de 1917, toda la intelectualidad rural se asimiló la
fórmula tradicional de los narodniki: “Tierra y libertad.” A diferencia de los mencheviques,
que habían sido siempre un partido puramente urbano, los socialrevolucionarios habían
hallado, al parecer, un punto de apoyo de una potencia extraordinaria en el campo. Es más,
dominaban incluso en las ciudades: en los soviets, a través de las secciones de soldados, y
en los primeros municipios democráticos, en los cuales tenían mayoría absoluta de votos.
La fuerza del partido parecía ilimitada. En realidad, no era más que una aberración política.
El partido por el cual vota todo el mundo, excepto la minoría que sabe por quién vota, no
es un partido, del mismo modo que el lenguaje en que hablan los niños en todos los países
no es el idioma nacional. El partido de los socialrevolucionarios aparecía como la solemne
denominación de todo lo que había de incipiente, de informe y de confuso en la revolución
de febrero. Todo aquel que no hubiese heredado de su pasado prerrevolucionario motivos
suficientes para votar por los kadetes o los bolcheviques, votaba por los
socialrevolucionarios. Los kadetes se movían en el círculo cerrado de los grandes
industriales y terratenientes. Los bolcheviques eran aún poco numerosos, incomprensibles,
suscitaban incluso miedo. Votar por los socialrevolucionarios era votar por la revolución en
general, y no obligaba a nada. En las ciudades, la adhesión a este partido significaba la
tendencia de los soldados a acercarse a un partido que defendía a los campesinos, la
tendencia de la parte atrasada de los obreros a estar al lado de los soldados, la aspiración de
las gentes humildes de la ciudad a no separarse de los soldados y campesinos. En este
período, el carnet de socialrevolucionario era un certificado provisional que daba derecho a
entrar en las instituciones de la revolución y que conservó su fuerza hasta que fue
sustituido por otro carnet un poco más serio. No en vano se decía, hablando de este gran
partido, que lo englobaba todo, que no era más que un inmenso cero.
Ya desde la primera revolución los mencheviques sostenían la necesidad de aliarse con los liberales, como consecuencia del carácter burgués de la revolución, y colocaban esta
alianza por encima de la colaboración con los campesinos, a los cuales consideraban como
a aliados poco seguros. Los bolcheviques, por el contrario, basaban toda la perspectiva de
la revolución en la alianza del proletariado con los campesinos contra la burguesía liberal.
Como quiera que los socialrevolucionarios se consideraban, ante todo y sobre todo, como
el partido de los campesinos, parece a primera vista que había esperanzas que de la
revolución saliese la alianza de los bolcheviques con los narodniki por contraposición al
bloque de los mencheviques con la burguesía liberal. En realidad, la revolución de Febrero
estructura las fuerzas a la inversa. Los mencheviques y los socialistas revolucionarios actúan
estrechamente unidos, y completan esta alianza mediante el bloque pactado con la
burguesía liberal. Los bolcheviques se encuentran completamente aislados, en el campo
oficial de la política. Este hecho, inexplicable a primera vista, es completamente lógico. Los socialistas revolucionarios no eran un partido campesino, a pesar de la simpatía que en el campo despertaban sus consignas. El núcleo del partido, el que determinaba su política efectiva y daba al gobierno ministros y funcionarios, se hallaba mucho más ligado a los círculos
liberales y radicales de la ciudad, que a las masas de campesinos insurreccionados. Este
núcleo dirigente, que se había dilatado enormemente, gracias a la afluencia de arribistas,
estaba mortalmente asustado ante las proporciones tomadas por el movimiento campesino,
que avanzaba tremolando las consignas de los socialrevolucionarios. Los narodniki de nuevo
cuño sentían, naturalmente, gran simpatía por los campesinos; lo que no veían con buenos
ojos eran el “gallo rojo” (Se daba el nombre de “gallo rojo” a los incendios de las casas señoriales por los campesinos)...
… De lo dicho se deduce con toda claridad hasta qué punto era ficticio el socialismo de
esos dos partidos democráticos; lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que su
democratismo fuese real y efectivo. Todo lo contrario, precisamente, porque era el suyo un
democratismo caquéxico, necesitaba cubrirse con la máscara socialista. El proletariado ruso
luchaba por la democracia, en un antagonismo irreconciliable con la burguesía liberal. Los
partidos democráticos, coaligados con la burguesía liberal, tenían que entrar
inevitablemente en pugna con el proletariado. He aquí la raíz social de la encarnizada lucha
que más tarde había de librarse entre los colaboracionistas y los bolcheviques.
Reduciendo los procesos que dejamos esbozados a su mecánica externa de clase, de
la cual, naturalmente, no se daban perfecta cuenta los afiliados ni aun los dirigentes de los
dos partidos colaboracionistas, obtenemos sobre poco más o menos, el siguiente deslinde
de funciones históricas. La burguesía liberal no era necesaria para el desarrollo burgués. De
la gran burguesía se separan dos destacamentos, formados por sus hermanos menores y sus
hijos. Uno de estos destacamentos fue enderazado hacia los obreros, el otro hacia los
campesinos, a quienes intentaban atraerse, respectivamente, pugnando por demostrarles de un modo sincero y caluroso que eran socialistas enemigos de la burguesía. De este modo
adquirieron un ascendiente efectivo sobre el pueblo. Pero pronto los efectos de sus ideas
llegaron más allá de donde a ellos les convenía. La burguesía vio que se acercaba un peligro
mortal y dio la señal de alarma. Las dos filiales que se habían separado de ella, los
mencheviques y los socialrevolucionarios, respondieron unánimemente al llamamiento de
sus mayores. Saltando por encima de las viejas desavenencias, se pusieron en estrecho
contacto y, volviéndose de espaldas a las masas, corrieron en auxilio de la sociedad
burguesa amenazada...
Puede, debido a que soy novato en todo esto, que vea solo la superficie y no lo más importante. Pero en cuanto a los sujetos políticos y la visión del pueblo de ellos creo que las situaciones son prácticamente calcadas...
¿Hay esperanzas?
¿Qué opinais?