El escándalo de abusos sexuales a menores por parte de dos padres jesuitas en el Colegio Canisius de Berlín, destapado recientemente por la propia institución tras las denuncias de varias víctimas, es sólo la punta del iceberg. Según informó este sábado el semanario Der Spiegel, y publicado en el portal público.es, al menos 94 sacerdotes y seglares que enseñaban en colegios católicos han estado bajo sospecha de pederastia en los últimos quince años. A 30 de ellos les cayó algún tipo de condena.
La información de la revista, que dedica su portada a La Iglesia católica y el sexo, se basa en encuestas a las que respondieron voluntariamente 24 de las 27 diócesis alemanas. Las tres que no lo hicieron Limburg, Ratisbona y Dresden-Meissen justificaron su negativa con la voluntad de "no alimentar más el debate".
El caso del Colegio Canisius destapó abusos cometidos en otras escuelas jesuitas alemanas en las décadas de los setenta y ochenta. Uno de los ex sacerdotes sospechosos, Wolfgang Stadt, empezó a abusar de menores ya en 1966, cuando estudiaba en España con los jesuitas de Loiola (Guipúzcoa). Hasta ahora se han dirigido a la actual dirección del Canisius una treintena de ex alumnos que fueron víctimas.
"No generalizar"
El padre jesuita Hans Langendörfer, secretario de la Conferencia Episcopal Alemana, se confiesa "asustado" por las revelaciones de esta semana, que admite "muestran una cara oscura de la Iglesia". Mientras los críticos de la Iglesia creen que los casos destapados entre los jesuitas son sólo la punta del iceberg, Langendörfer advierte contra la tentación de generalizar. "La especial confianza de la que disfruta un sacerdote puede ser utilizada por un criminal para hacer más fáciles los abusos, pero me niego a situar a todos los sacerdotes bajo sospecha", señala.
Algunas de las víctimas del Canisius han contratado a los abogados berlineses Lukas Kawka y Manuella Groll, quienes anunciaron su intención de demandar al Vaticano y de preparar una querella conjunta contra la orden de los jesuitas en EEUU, en caso de que entre las víctimas hubiera algún ciudadano de ese país, donde conseguir indemnizaciones es más fácil que en Alemania.
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La información de la revista, que dedica su portada a La Iglesia católica y el sexo, se basa en encuestas a las que respondieron voluntariamente 24 de las 27 diócesis alemanas. Las tres que no lo hicieron Limburg, Ratisbona y Dresden-Meissen justificaron su negativa con la voluntad de "no alimentar más el debate".
El caso del Colegio Canisius destapó abusos cometidos en otras escuelas jesuitas alemanas en las décadas de los setenta y ochenta. Uno de los ex sacerdotes sospechosos, Wolfgang Stadt, empezó a abusar de menores ya en 1966, cuando estudiaba en España con los jesuitas de Loiola (Guipúzcoa). Hasta ahora se han dirigido a la actual dirección del Canisius una treintena de ex alumnos que fueron víctimas.
"No generalizar"
El padre jesuita Hans Langendörfer, secretario de la Conferencia Episcopal Alemana, se confiesa "asustado" por las revelaciones de esta semana, que admite "muestran una cara oscura de la Iglesia". Mientras los críticos de la Iglesia creen que los casos destapados entre los jesuitas son sólo la punta del iceberg, Langendörfer advierte contra la tentación de generalizar. "La especial confianza de la que disfruta un sacerdote puede ser utilizada por un criminal para hacer más fáciles los abusos, pero me niego a situar a todos los sacerdotes bajo sospecha", señala.
Algunas de las víctimas del Canisius han contratado a los abogados berlineses Lukas Kawka y Manuella Groll, quienes anunciaron su intención de demandar al Vaticano y de preparar una querella conjunta contra la orden de los jesuitas en EEUU, en caso de que entre las víctimas hubiera algún ciudadano de ese país, donde conseguir indemnizaciones es más fácil que en Alemania.
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