El Vaticano informó que el Sumo Pontífice visitaría Cuba y México en una fecha no precisada, pero probablemente sería en la primavera boreal.
La visita coincide con un momento crucial para la isla, inmersa en la implementación de más de 300 reformas económicas impulsadas por el presidente Raúl Castro para modernizar el socialismo instalado hace medio siglo.
"Es un motivo de gran alegría, ya de esperanza más cierta de que el Papa pueda visitarnos el próximo año", dijo Ortega, en medio de la peregrinación por primera vez en décadas de la Virgen de La Caridad del Cobre, la patrona de Cuba, por La Habana.
Es "un gran bien, un gran bien para la Iglesia, pero no sólo para la Iglesia, para Cuba en "general" siempre es positivo, incluso para el desarrollo de Cuba, para todos estos cambios que queremos que vayan adelante en Cuba", agregó, aludiendo a las reformas que incluyen la expansión del sector privado.
Ortega comparó los efectos de la posible visita con la que realizó su antecesor Juan Pablo II en 1998, que sirvió para acercar posiciones entre la Iglesia Católica local y las autoridades del pais, después de décadas de desconfianza mutua tras la revolución de 1959.
La Iglesia Católica cubana vive un momento inédito en sus relaciones con el Estado, que se materializó en un diálogo iniciado el pasado año y que llevó a la excarcelación de medio centenar de presos políticos y decenas de otros condenados por razones relacionadas con la política. La mayoría viajó a España.
La inédita peregrinación de la Virgen, que comenzó en agosto por toda la isla después de más de medio siglo sin celebrarse, es otra señal de cómo la Iglesia "ha ganado" espacio dentro de Cuba.
Las autoridades católicas han seguido de cerca y alentado las reformas en marcha. Semanas atrás, por ejemplo, una revista católica instó a las autoridades a flexibilizar las leyes migratorias, un pedido a gritos que el Gobierno ha dicho estar analizando.
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