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    El “socialismo democrático” no es socialismo - escrito de José Sotomayor Pérez publicado en la web del Partido Comunista Peruano reconstituido

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    pedrocasca
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    Mensaje por pedrocasca Jue Nov 17, 2011 12:30 pm

    El “socialismo democrático” no es socialismo

    texto de José Sotomayor Pérez publicado en la web del Partido Comunista Peruano reconstituido

    Con motivo del derrumbe del campo socialista, se puso de moda el denominado “socialismo democrático”, con el pueril argumento de que “la dictadura del proletariado no ha tenido éxito”. Se hace necesario, por esta razón, ver con detenimiento de qué socialismo se trata y quiénes lo propugnan.
    Recuérdese que Lenin señaló que el oportunismo y el revisionismo no aparecen por casualidad, ni son simples errores de personas o partidos. Existen causas profundas, con raíces en la propia estructura de la sociedad capitalista, que generan dudas, vacilaciones, inconsecuencias y deslealtades en el movimiento obrero. Estos son los gérmenes sociales del oportunismo y el revisionismo.

    No debe olvidarse que la clase obrera vive rodeada de nutridas capas medias a las cuales está unida por infinidad de hilos. Es de esta pequeña burguesía que recluta muchos de sus miembros. Por eso no debe extrañar que su ideología se filtre en las filas del proletariado y sus organizaciones políticas.
    La historia enseña que las capas de la clase obrera y de la pequeña burguesía, que disfrutan de un nivel de vida relativamente alto, son portadores de diversas formas de oportunismo. Aquí hay que subrayar el papel de la “aristocracia obrera” como sostén directo de la burguesía en el movimiento obrero.

    Ha dicho, Lenin, que el revisionismo sacrifica los intereses cardinales del proletariado y castra el contenido revolucionario del marxismo, para acomodarse a las necesidades de la burguesía. Esta es precisamente la esencia del revisionismo contemporáneo, cuya expresión concentrada se encuentra en la teoría y práctica del “socialismo democrático”, también llamado “socialismo con rostro humano” por sus mentores.

    Es necesario recordar que este “socialismo” ya fue formulado o “modelado” por Berstein y Kautsky, hace más de un siglo, como “alternativas” al socialismo científico. En efecto, estos capitostes del revisionismo propugnaban y defendían un socialismo con las siguientes características:

    - Rechazo de la revolución socialista y la dictadura del proletariado;
    - Renuncia y repudio al análisis de clase de los problemas político sociales;
    - Defensa de la posibilidad de que el capitalismo se transforme en socialismo pacíficamente, utilizando una mayoría parlamentaria.
    - Repudio de la experiencia soviética de Lenin y Stalin, tanto en lo que se refiere a la toma del Poder como la práctica de la construcción del socialismo.

    A la luz de estas particularidades del “socialismo democrático”, salta a la vista que los actuales propugnadores de un “socialismo democrático”, no son otra cosa que simples repetidores de las tesis del renegado Kautsky, padre de la socialdemocracia, que, como se sabe, se puso al servicio de Hitler.

    El “socialismo democrático” criollo
    En el Perú, los partidarios del “socialismo democrático”, tal como lo tenemos caracterizado, no son de ahora. Sus antecesores aparecieron durante los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando el browderismo hizo estragos en el seno de los Partidos Comunistas de la América Latina, pero en forma especial en la dirección del Partido Comunista Peruano.

    Según Browder, el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de las potencias del Eje, marcaría el comienzo de una nueva época histórica, en la cual los sistemas capitalista y socialista se integrarían en “un mundo único e idéntico”. Browder no solo preconizaba una coexistencia pacífica entre la Unión Soviética y los Estados capitalistas, sino también entre la clase obrera y la burguesía, en el interior de todos los países capitalistas. “Las diferencias de clase y los grupos políticos no tienen ya ninguna importancia”, decía E. Browder, en ese entonces secretario general del Partido Comunista de los Estados Unidos de Norteamérica .

    Para este fiel sucesor de Kautsky, los comunistas debían luchar por una amplia “unidad nacional”, en un ambiente de paz de clases. Con tal fin, todos debían sacrificar sus propias convicciones, su ideología y sus propios intereses. Abogaba por una sociedad en que todas las clases sociales colaboraran pacíficamente, sin conflictos ni enfrentamientos. Los cambios debían realizarse a través de reformas, siguiendo un curso evolucionista.

    El browderismo tuvo una influencia perniciosa en la dirección del Partido Comunista Peruano, preparando el terreno para recibir con aplausos primero el jruschovismo y después la Perestroika, que marcó el fin del Poder Soviético.
    En los documentos de la Primera Conferencia Nacional del PCP se hace una defensa franca de la colaboración de clases, en tesis como la siguiente: “El incremento de la producción beneficiará tanto a la burguesía como al proletariado y depende del acuerdo y la colaboración entre ambas clases”. “La política de unidad nacional consiste en la unión de todas las fuerzas democráticas y progresistas sin exclusión alguna, desde comunistas hasta conservadores”.

    Fue precisamente en ese momento de lastimosa degeneración ideológica que el XIV Congreso Departamental de Lima del PCP, realizado en junio de 1948, denunció que el browderismo había servido a “los hombres de la Dirección de justificación teórica de su oportunismo”.
    No es casual que los actuales dirigentes del PCP, siguiendo la vieja trayectoria de sus antecesores, se hayan sumado al coro infame de todos los que denigran el pasado glorioso de la Unión Soviética de Lenin y Stalin, propugnando en su lugar un “socialismo democrático”.

    El oportunismo, desde que nació, ha tenido un carácter reaccionario, antisocialista, disfrazado de “socialista democrático”. A partir de los años 50 y 60 del siglo pasado, los “socialistas democráticos” arrojaron por la borda su disfraz seudo marxista. Los Partidos socialistas y los partidos revisionistas ya no diferencian capitalismo de socialismo; consideran anticuada la socialización de los instrumentos y medios de producción y defienden abiertamente la propiedad privada de los mismos. Algunos de estos partidos han llegado a renegar hasta de su nombre y símbolos, apoyándose en los viejos cuentos del mal llamado “Socialismo Democrático”.

    El eurocomunismo
    La reconstrucción relativamente breve de la economía europea occidental, después de la Segunda Guerra Mundial, proporcionó a la burguesía colosales superganancias. Tal bonanza económica le permitió suavizar los conflictos sociales, adoptando medidas de mejoras en salarios, educación, sanidad, seguro social, etc. Al mismo tiempo se elevó considerablemente el nivel de vida del pueblo con relación al periodo de anteguerra. Hay que agregar a esto la reestructuración de la industria y la agricultura, la revolución científica-técnica y la ocupación casi total de la mano de obra. Fue esta situación la que abonó el terreno para la aparición de corrientes oportunistas en el seno del movimiento obrero y en los mismos partidos comunistas, confirmando la conocida enseñanza de Lenin de que: en los periodos de desarrollo pacífico del capitalismo se produce necesariamente la aparición del oportunismo y el revisionismo en las filas del proletariado políticamente organizado.

    En el periodo histórico que siguió a la Segunda Guerra Mundial, los partidos de la clase obrera, con pocas excepciones, abandonaron sus programas revolucionarios y su ideología marxista leninistas, convirtiéndose gradualmente en partidos reformistas burgueses, ésta es una dolorosa verdad. Este en el caso de los Partidos Comunistas de los países de la Europa Occidental. Esa degeneración se agudizó y agravó con motivo de la aparición del revisionismo soviético encabezado por el tristemente célebre Nikita Jruschov, émulo de Trosky. Este nefasto revisionista comenzó su labor contrarrevolucionaria cubriendo de lodo la vida y obra de Stalin y renegando del bolchevismo. Tan siniestra conjura fue bautizada por la burguesía internacional con el nombre de “desestalinización”, que resultó una verdadera castración de comunistas. Todos los comunistas, que desde los tiempos del browderismo en el Perú habían degenerado, se frotaron las manos y saltaron de alegría. ¡Ellos ya estaban “desestalinizados”!

    Los Partidos Comunistas de Italia, España y Francia no se contentaron con el revisionismo de Jruschov. Comenzaron a sistematizar y divulgar una serie de tesis antimarxistas que después recibieron el nombre de “eurocomunismo”. Este “comunismo” constituye un abandono franco y desvergonzado del marxismo leninismo. Se opone sin recato a la teoría de Marx, Engels, Lenin y Stalin, y no permite que los partidos de la clase obrera la adopten, como su ideología en la lucha por la instauración de la dictadura del proletariado y la construcción del socialismo.

    Cuando se analiza detenidamente todos los objetivos de cambio económico, social y político que los “eurocomunistas” se proponen, se llega a la conclusión de que el socialismo de estos “revolucionarios con rostro humano”, no es otro que el mismo capitalismo, un poco maquillado. Como el “socialismo democrático”, el “socialismo” del “eurocomunismo” es una sociedad en la que coexisten pacíficamente el capitalismo con el socialismo, tanto en la estructura económica como en la superestructura político-jurídica. Sus representantes y defensores afirman que en tal sociedad habrá cabida para la propiedad socialista y para la propiedad privada capitalista. En otras palabras habrá clases explotadoras y clases explotadas y continuará reinando la explotación del hombre por el hombre. Además, junto al Partido de la clase obrera, existirán partidos de la burguesía, y la ideología del proletariado convivirá con otras ideologías. El Estado no será una dictadura del proletariado sino un “Estado de Derecho”, es decir, un Estado igual al actual Estado burgués.

    “Para realizar una sociedad socialista, -dicen los eurocomunistas italianos-, no es necesaria una estatización integral de los medios de producción. Junto a un sector público actuará la iniciativa privada”. En igual forma, los “eurocomunistas” franceses postulan un socialismo en el cual “un conjunto suficiente de nacionalizaciones democráticas se agregará a otras formas de propiedad social y un sector económico basado en la propiedad privada”.
    Surge entonces la interrogante: ¿Cuál es la diferencia entre este socialismo y el sistema capitalista actual? Si los medios de producción siguen siendo de propiedad privada, la explotación del hombre por el hombre continuará y en consecuencia no podrá evitarse que una minoría de individuos de la sociedad se enriquezca, a costa de los demás y que la gran mayoría del pueblo trabajador siga sumida en la pobreza y explotación.

    El “eurocomunismo” ha inventado un “socialismo” que solo puede existir como proyecto de gabinete. En última instancia es el mismo capitalismo con retoques. Tratándose del “sector público”, por ejemplo, el intento de hacerlo pasar por socialista es una burla, porque en la actualidad este sector existe en todos los Estados burgueses. De otro lado, la situación de los obreros, tanto en las empresas públicas como en las privadas es la misma frente a los medios de producción, en la gestión de la empresa y los salarios. A esto hay que agregar, que los dirigentes de las empresas públicas son al mismo tiempo representantes del gran capital.

    En lo que se refiere al Estado, los “eurocomunistas” llegan al extremo de negar su carácter de clase, de dictadura de una clase determinada, de órgano de represión al servicio de la clase dominante. Son partidarios de un Estado de “todo el pueblo”, olvidándose que tal Estado no ha existido nunca ni existirá jamás. Las teorizaciones fatuas del “eurocomunismo” sobre el Estado, es fruto de su antimarxismo y no debe engañar a nadie.

    Los modelos de socialismo
    En la historia ninguna formación económica social se ha consolidado en igual forma. El capitalismo, por ejemplo, se ha formado siguiendo vías y medios diferentes en Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, Rusia, etc. Marx indicó que el capitalismo desde su nacimiento “presenta una modalidad diversa en cada país, y en cada uno de ellos recorre las diferentes fases en distinta gradación y en épocas históricas diversas” (EL Capital. La Habana 1965.- T. 1 Pág. 656.)

    Con la sociedad socialista ocurre lo mismo, pese a que no nace espontáneamente, sino sobre la base de la acción consciente de una organización política que tiene conocimiento de las leyes objetivas del desarrollo social. Cada pueblo hace su revolución y pasa al socialismo desde realidades económicas, sociales, políticas y culturales diferentes, distintas.
    Le correspondió a Lenin descubrir la ley del desarrollo desigual de los países capitalistas en la época del imperialismo, demostrando que el paso al socialismo no podía producirse simultáneamente ni en la misma forma en todos los estados.
    “Todas las naciones –dice Lenin- llegarán al socialismo, esto es inevitable, pero todos llegarán de un modo diferente, cada una aportará cierta originalidad en tal o cual forma de la democracia, en tal o cual variedad de la dictadura del proletariado, en tal o cual ritmo de las transformaciones socialistas de los diversos aspectos de la vida social”. Hechas estas advertencias y observaciones, a Lenin jamás se le ocurrió hablar de la posibilidad del surgimiento de diferentes “modelos de socialismo”.

    La variedad de formas de construcción del socialismo, en concordancia con realidades propias de cada país, no contradice ni niega la existencia de leyes generales del desarrollo de la sociedad socialista. Estas leyes generales que ninguna sociedad socialista puede eludir, son las siguientes:

    - El establecimiento del Poder Político de la Clase Obrera, la Dictadura del Proletariado, cualquiera que sea la forma que adopte esta dictadura.
    - La abolición de la propiedad privada capitalista de los instrumentos y medios de producción;
    - La transformación socialista de la agricultura;
    - El desarrollo planificado de la economía;
    - La revolución cultural socialista y la supresión de todo yugo nacional.

    Si un Partido de la clase obrera se encuentra en el Poder y olvida o arroja al canasto estas leyes generales, debe ser considerado como un Partido obrero de la burguesía, aunque haga esfuerzos por justificar su traición con el cuento de que tiene bien diseñado su propio “modelo de socialismo”.

    Poniéndose al margen de un análisis marxista-leninista de lo que, en esencia, es la construcción del socialismo, los revisionistas contemporáneos se han convertido en los ideólogos de la denominada “pluralidad de modelos de socialismo”. Según dicen, habría tantos modelos como el número de los países en que se instauró este sistema. Así, tendríamos un “modelo soviético”, “modelo chino”, “modelo yugoslavo”, “modelo coreano”, etc, etc. Y cuando se refieren a la gestión económica, los modelos son el “socialismo estatal”, “Socialismo de autogestión”, “Socialismo burocrático y autoritario”, “socialismo de mercado”. Del “socialismo democrático” ya nos hemos ocupado.

    Las características fundamentales de una sociedad socialista están dadas por los principios o leyes generales que hemos señalado y de ningún modo por los rasgos particulares de cada país. Por eso, hacer de estos rasgos un «modelo», resulta un verdadero disparate.

    Las leyes generales de una sociedad socialista tienen un carácter rector y determinante, tanto en la teoría como en la práctica de la edificación del socialismo. Todos los modeladores de socialismos han renegado del marxismo leninismo o nunca han sido marxistas. Esta es la verdad. Este es el caso de Roger Garaudy, filósofo del eurocomunismo, Palmiro Togliati y su «vía italiana» de «reformas estructurales», Broz Tito y su «autogestión yugoeslava», Marchais, Berlinger, Santiago Carrillo y tantas otros “destalinizados” convertidos en furibundos anticomunistas. Tenemos que concluir que al Marxismo Leninismo le son profundamente extrañas las concepciones de los que, subrayando las peculiariadades nacionales de cada país que marcha hacia el Socialismo, echan al olvido los principios generales esenciales y fundamentales de la revolución socialista.

    Todas las teorías que han tratado de revisar y rectificar la gran doctrina de Marx, Engels, Lenin y Stalin han terminado en el basurero de la historia. Solo los que se atienen con firmeza a la verdad universal del marxismo leninismo, conscientes del gran daño causado por el revisionismo en todas sus formas, pueden guiar al proletariado en sus grandes batallas de clase. Estamos frente a una gran ofensiva ideológica del imperialismo y sus agentes revisionistas, socialdemócratas, etc. y es tarea histórica de todo auténtico revolucionario proletario defender la pureza del marxismo leninismo rechazando las teorías putrefactas de “socialistas democráticos”, “eurocomunistas”, “marxistas chinizados”, y “otros demonios”, engendrados por la propia burguesía.
    Los años transcurridos desde la gran Revolución de Octubre de 1917 no han hecho sino confirmar el carácter científico del marxismo leninismo. El socialismo en la Unión Soviética no fue ninguna “creación heroica”, sino el producto inevitable y obligado de la aplicación creadora de una doctrina rigurosamente científica.

    La experiencia histórica enseña que el partido de la clase obrera no puede cumplir su rol de dirigente de su clase y de las grandes masas trabajadoras si no tiene la posesión y dominio del marxismo leninismo. Sin embargo, no se debe olvidar que esta teoría científica “no es un dogma sino una guía para la acción”, y como ciencia necesariamente debe desarrollarse aplicándose creadoramente de acuerdo a la realidad de cada país.
    Hay que tener presente que es el viejo y tradicional revisionismo de Berstein y Jruschov el que ha engendrado el actual “socialismo democrático” y el “eurocomunismo”.

    Se ha dicho con verdadera razón que todo este “aluvión de corrientes antimarxistas” constituyen una verdadera quinta columna metida en el seno de los movimientos revolucionarios anticapitalistas y antiimperialistas. De aqui la necesidad de salirles al paso con firmeza.

    Hoy en día la tarea de los marxistas leninistas, en el campo teórico, es difícil pero de enorme transcendencia histórica. El revisionismo ya no se cubre con el ropaje de la doctrina de Marx y Lenin. Tampoco se contenta con falsear esta doctrina científica, presentando como “marxismo creador” sus perniciosas teorizaciones, como en tiempos del Jruschovismo. Ahora el revisionismo se ha pasado abiertamente a las filas de los enemigos de clase y se permite declarar que el marxismo leninismo ha caducado y pretende sustituirlo con especulaciones pueriles, para desarmar ideológicamente a la clase obrera y a su partido.
    En la difusión de sus trivialidades teóricas, los esquiroles del movimiento obrero y los “comunistas” degenerados, cuentan con el entusiasta apoyo de la burguesía. Esta les asegura la más amplia cobertura a sus pretendidas poses “antidogmáticas”, llenando sus bolsillos de dinero de modo directo o a través de las llamadas ONG, actualmente en boga, para que influyan en la conciencia de las masas trabajadoras.

    La debacle del campo socialista es aprovechada a fondo, para falsificar y denigrar el socialismo científico, identificándolo con el denominado “socialismo real” del revisionismo jruschoviano, funesto y criminal destructor de la Gran Unión Soviética de Lenin y Stalin.

    Los Partidos Comunistas revisionistas jruscho-gorbachistas, se han convertido en renegados de marca mayor. Se oponen frenéticamente al marxismo leninismo, con el burdo pretexto de que son “antidogmáticos”. El vil comportamiento de sus cabecillas los ha convertido en verdaderos “caballos de troya” del gran capital nacional y extranjero, infiltrados en el seno del movimiento obrero y su Partido. Tarea de los comunistas honrados, en la presente etapa, es desenmascarar sin piedad y arrojar al tacho a todos estos enemigos de la clase obrera. Resulta a todas luces claro que sin poner al desnudo y rechazar con energía todas las corrientes oportunistas que se han puesto de moda, es imposible construir un auténtico partido revolucionario del proletariado, ni es posible unificar sólidamente el movimiento obrero.

    Uno de los argumentos más perniciosos de los comunistas “desestalinizados” es decir castrados, es negar que el análisis de Lenin sobre el imperialismo como última etapa del capitalismo, no ha sido confirmado por la vida, porque la “globalización” ha cambiado de naturaleza al actual capitalismo monopolista de Estado. Pero los hechos diarios desmienten categóricamente esta falacia. La ocupación militar de Afganistán por el imperialismo yanqui, demuestra una vez más, su verdadera naturaleza de gendarme internacional, enemigo mortal de los pueblos del mundo.

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    Mensaje por pedrocasca Miér Feb 22, 2012 2:48 pm

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