Rusia equipará a la planta 'Ernesto Che Guevara' con sus cartuchos

Rusia y Cuba están a punto de firmar un contracto para la compra de una cadena integral de producción de municiones para fusiles automáticos Kaláshnikov y otros similares de fabricación rusa.

Se trata de la compra de maquinaria para producir cartuchos de 7,62 milímetros (que se fabrican desde 1943 para los fusiles de asalto Kaláshnikov) y otros del mismo calibre que se destinadará a la planta militar industrial ‘Comandante Ernesto Che Guevara’, según informa el diario ruso Kommersant.

La fuente no proporcionó información sobre el costo de la maquinaria, aunque precisó que el contrato incluye la transferencia de licencias y de tecnología para el reciclaje de cartuchos.

Según el director del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías ruso, Ruslán Pújov, los motivos por los que Cuba ha buscado la colaboración de Rusia en la producción de armamento son bien claros: “Después de la operación de la OTAN en Libia y tras el activo papel que desempeñó EE. UU., los soldados cubanos sin duda alguna deben tener un 'plan B' por si los estadounidenses deciden 'corregir' su régimen político empleando la fuerza”.

El directivo destaca también que el estímulo para la decisión de Cuba de colaborar con Rusia en este asunto fue la visita de una delegación cubana a la fábrica de cartuchos militares en Venezuela que Rusia instaló en el año 2006. Tras esta, Cuba hizo la solicitud a Rosoboronexport, exportadora rusa de armas, que preparó el contrato. “Está claro que los venezolanos colaboran de manera activa con los cubanos, por eso los consejeros de la isla pudieron valorar la calidad de nuestras armas”, afirma Pújov.

Gracias al contrato, la parte rusa confía en modernizar la fábrica instalada en Cuba desde finales de la década de 1970 e inicios de la de 1980 con la participación de especialistas soviéticos.

Cabe mencionar que en julio de este año el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prorrogó nuevamente por seis meses la suspensión del capítulo de la Ley Helms-Burton que permite entablar demandas contra las empresas extranjeras que negocien con el Gobierno cubano.

Poco después, la Casa Blanca confirmó el embargo contra Cuba, prolongando las sanciones económicas impuestas hace 50 años. Así renovó la llamada Ley contra el Comercio con el Enemigo, vigente desde 1917, que prohíbe que las empresas norteamericanas hagan negocios con cualquier país hostil. La Ley es la más antigua que permanece en vigor en Estados Unidos en lo que a sanciones comerciales se refiere, y desde 2008 afecta exclusivamente a Cuba.

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